Con los suministros de alimentos y medicinas en la región bloqueada agotándose, la UE, Turquía, Rusia e Irán están estancados sobre qué hacer a continuación.
Por Gabriel Gavin | Politico.eu
NAGORNO-KARABAJ — Un grupo de soldados armenios con pesadas chaquetas de invierno se encuentran de brazos cruzados alrededor del primer puesto de control en el camino hacia Nagorno-Karabaj, algunos fumando, otros mirando las montañas detrás de ellos donde dicen que las tropas azerbaiyanas han establecido posiciones de fuego.
Durante tres décadas, esta carretera ha sido la única ruta de entrada o salida de la región disidente, dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas de Azerbaiyán, pero mantenida desde la caída de la Unión Soviética por su mayoría étnica armenia.
Pero ahora, el tráfico regular de camiones de suministro de carga, autobuses y viejos Lada golpeados cargados con equipaje se ha detenido, y los guardias de servicio observan mientras convoy tras convoy de fuerzas de paz rusas y la misión ocasional de la Cruz Roja pasan retumbando.
Durante el mes pasado, el llamado corredor Lachin que une Nagorno-Karabaj con Armenia estuvo cerrado , dejando a unas 100.000 personas viviendo allí bajo un bloqueo efectivo, con suministros de alimentos, medicinas y otros artículos esenciales escaseando.
“Durante los últimos dos días, apenas he podido encontrar algo para comer en las tiendas”, dijo Marut Vanyan, un bloguero de 39 años que vive en la capital de facto de la región, Stepanakert.
“Primero fueron las verduras y la fruta fresca las que desaparecieron. Ahora, solo queda alcohol en los estantes y no mucho más. Por las mañanas llega algo de leche y yogur de las granjas locales, pero se va muy rápido”, dijo a POLITICO.
“En línea, todo el mundo habla de dónde comprar medicamentos o un saco de papas. En el campo, la gente tiene vacas y gallinas, pero la mitad de la población vive en la capital y las cosas son muy difíciles aquí”.
Enfrentamiento postsoviético
Este no es el primer conflicto que se desarrolla en Nagorno-Karabaj, una región del sur del Cáucaso sumida en una disputa étnica y territorial entre Armenia y Azerbaiyán.
En la década de 1990, cuando la URSS colapsó , las fuerzas armenias tomaron el control de las áreas habitadas por personas de etnia armenia en la vecina República Soviética, librando sangrientas batallas con las tropas azerbaiyanas por tierras que ambos bandos consideran su suelo ancestral.
Cientos de miles de azeríes étnicos que vivían junto a ellos fueron desplazados o asesinados, y la región fue gobernada durante casi 30 años como la República no reconocida de Artsaj, aislada tras líneas defensivas y accesible a través de una sola carretera de montaña desde Armenia.
Todo eso cambió en 2020, cuando los tanques y soldados azerbaiyanos atravesaron la frontera sembrada de minas, recuperaron franjas de territorio y dejaron a los armenios de Karabaj en control solo de Stepanakert junto con algunas ciudades y pueblos de los alrededores.
Animadas por los ingresos masivos del petróleo y el gas y provistas de hardware avanzado de su aliado Turquía, las fuerzas en la capital de Azerbaiyán, Bakú, rápidamente abrumaron a los reclutas mal equipados de Armenia.
Un alto el fuego negociado por el Kremlin vio a 1.500 pacificadores rusos desplegados para actuar como un amortiguador y supervisar el corredor de Lachin, ahora un salvavidas vital para los armenios de Karabaj flanqueados en ambos lados por posiciones controladas por azerbaiyanos.
Pero ahora, parece que las fuerzas de paz rusas no pueden o no quieren mantener el corredor abierto. El 12 de diciembre, un grupo de autodenominados manifestantes ecologistas azerbaiyanos, la mayoría sin antecedentes aparentes de ecoactivismo , se abrieron paso a través de la cerca de alambre y acamparon en la carretera mientras el contingente militar de Moscú observaba.
Según Tom de Waal, miembro sénior de Carnegie Europe y autor de varios libros sobre el conflicto, los manifestantes «evidentemente habían sido enviados allí por el gobierno de Bakú», comparándolos con los «hombrecitos verdes» que Rusia envió para ocupar Crimea. en 2014, negando todo el tiempo que hubiera invadido.
Atmósfera envenenada
Azerbaiyán sostiene que las protestas no están obstaculizando el uso de la carretera, y los funcionarios afirman que hablar de un bloqueo es una «noticia falsa». Los portavoces del gobierno y los medios estatales han afirmado de diversas formas que el corredor de Lachin está abierto al tráfico, que los rusos lo cerraron o que los propios armenios de Karabaj lo bloquearon.
Sin embargo, al mismo tiempo, acusan a la parte armenia de transportar oro de minas ilegales que contaminan el medio ambiente en Nagorno-Karabaj por la carretera para la exportación, así como de utilizarlo para traer material militar, como minas terrestres.
“Estaremos aquí todo el tiempo que sea necesario hasta que se cumplan nuestras demandas”, dijo Adnan Huseyn, uno de los participantes en la protesta ecológica que bloquea el corredor. Insistió en que su grupo se está apartando de las fuerzas de paz rusas y de la ayuda humanitaria proporcionada por la Cruz Roja.
Los funcionarios de Stepanakert, sin embargo, señalan que 400 toneladas de alimentos y medicinas solían llegar a Artsaj desde Armenia todos los días. “No es razonable pensar que uno o dos carros de medicamentos puedan resolver el problema de la crisis humanitaria”.
Lo que está claro sobre el terreno en el puesto de control de Tegh en Armenia es que la mayoría de los suministros simplemente no pasan, y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia advierte que el riesgo de hambruna en la región montañosa escasamente poblada ahora es «tangible».
Con la situación humanitaria deteriorándose rápidamente, un grupo de más de una docena de organizaciones no gubernamentales, incluida Genocide Watch, han emitido una advertencia de que todas las condiciones para la limpieza étnica ya están dadas.
“El presente bloqueo está diseñado para, en palabras de la Convención sobre el Genocidio, infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar el fin total o parcial de un grupo nacional, étnico, racial o religioso”, dijo el grupo en un comunicado.
Consecuencias globales
Con Rusia preocupada por su guerra, otros jugadores globales se encuentran con el vacío de poder.
Turquía ha ofrecido un apoyo total a su aliado, Azerbaiyán; mientras tanto, Irán ha respaldado a su socio cercano Armenia y teme cualquier cambio en su vecindad inmediata.
Según los informes , en los últimos días de 2022, el Consejo de Seguridad de la ONU estaba considerando una declaración conjunta sobre la crisis, con el miembro permanente Francia presionando por la condena de Azerbaiyán. Desde entonces, las declaraciones tanto de Armenia como de Azerbaiyán han dado a entender que Rusia, otro de los cinco miembros permanentes, bloqueó efectivamente la medida.
Los políticos en la capital armenia, Ereván , criticaron lo que ven como la inacción de Moscú, y el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, acusó a las tropas rusas estacionadas en el área de “convertirse en un testigo silencioso de la despoblación de la región de Nagorno-Karabaj”. Armenia está pidiendo una fuerza multinacional de mantenimiento de la paz o una misión de investigación en un aparente desaire al Kremlin, que también ve al sur del Cáucaso dentro de su esfera de influencia.
En una declaración a POLITICO, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia, Vahan Hunanyan, escribió que se necesita una “presión concreta” sobre Azerbaiyán por parte de los socios internacionales. “El mensaje de EE. UU. y la UE debe ser claro: la nueva agresión de Azerbaiyán es inequívocamente inaceptable y no será tolerada, y cualquier violación de los acuerdos vigentes tendrá consecuencias políticas y económicas”.
Bakú, sin embargo, ha rechazado sistemáticamente la perspectiva de una intervención o influencia del extranjero. “Los territorios de Azerbaiyán han estado bajo la ocupación militar de Armenia durante casi 30 años”, dijo Aykhan Hajizade, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del país.
“A lo largo de este período, Azerbaiyán había pedido a las organizaciones internacionales que enviaran misiones de investigación a estos territorios. Armenia se opuso persistentemente a esto”. Agregó que cualquier organización internacional que opere dentro de Azerbaiyán necesitaría el consentimiento de Bakú y “respetar su soberanía e integridad territorial”.
Poniendo a la UE en acción
En el contexto de la inacción rusa, varias naciones occidentales se han movilizado para buscar el fin del bloqueo.
“Hacemos un llamado al gobierno de Azerbaiyán para que restablezca la libre circulación por el corredor”, dijo en diciembre el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos , Ned Price. “El camino a seguir es a través de negociaciones”.
Desde entonces, el Reino Unido y un puñado de otros países europeos se han hecho eco de esos comentarios, mientras que el portavoz del Servicio de Asuntos Exteriores de la UE, Peter Stano , dijo que Bruselas presionaría a Azerbaiyán para “garantizar la libertad y la seguridad de movimiento”.
Sin embargo, algunos creen que Bruselas no está haciendo lo suficiente por las preocupaciones humanitarias. Nathalie Loiseau, eurodiputada francesa y presidenta del Subcomité de Seguridad y Defensa del Parlamento Europeo, le dijo a POLITICO que el bloqueo es «ilegal, cruel y contradictorio con las afirmaciones de Bakú de que el territorio pertenece a Azerbaiyán».
“¿Qué país evitaría intencionalmente que su propia gente reciba alimentos o medicinas?”
“Ahora que se acerca un desastre humanitario, ¿qué hacen las ‘fuerzas de paz’ rusas en el corredor de Lachin? Nada”, dijo Loiseau. “La comunidad internacional debe darse cuenta de que Rusia no ha sido un pacificador, sino que ha prolongado el conflicto en el sur del Cáucaso y ya no es un actor confiable”.
También señaló que la UE es un importante comprador de energía procedente de Azerbaiyán. “Hace que nuestra voz sea importante. No debemos rehuir la defensa de los valores universales. Si no lo hacemos, ¿quién actuará?
Markéta Gregorová, eurodiputada del grupo Verdes/ALE y miembro de la delegación parlamentaria en Armenia y del Consejo de Cooperación UE-Azerbaiyán, fue más allá y le dijo a POLITICO: «Podríamos desempeñar un papel más importante cuando ayudamos a negociar».
“Dado que tenemos muchas relaciones económicas y de otro tipo con ambos países, hay formas en que podemos persuadirlos, pero no las estamos usando”.
Agregó que existe un entendimiento común en el Parlamento Europeo de que se necesita hacer más. “Pero dependemos un poco de lo que decidan hacer la Comisión y el Consejo”.
Según Gregorová, un acuerdo firmado entre Bruselas y Bakú el verano pasado para aumentar la importación de gas natural en un esfuerzo por reemplazar los suministros rusos sancionados ha socavado la capacidad de presión de la UE. “Dado el memorando de entendimiento sobre el gas de Azerbaiyán, está claro que tiene un impacto, y la reacción ha sido mucho más débil y lenta”.
Mientras los poderes regionales deciden qué hacer a continuación, para aquellos atrapados en la región separatista, crece el espectro de una amenaza existencial.
“Somos de carne y hueso. Queremos comer, queremos vivir una vida normal”, dijo Vanyan, el bloguero de Stepanakert. “Pero al mismo tiempo, todos saben que no tenemos adónde ir. No es una cuestión de comida, es una cuestión de Karabaj: ser o no ser”.
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