El mundo asiste atónito a revelaciones de exoficiales de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos respecto de la supuesta existencia de vida extraterrestre.
Por Gonzalo Fiore Viani / La tinta
Un exoficial de inteligencia de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos afirmó el pasado 26 de julio que el gobierno de su país se encuentra en posesión de restos biológicos “no humanos” extraídos de “vehículos alienígenas intactos y parcialmente intactos”, en una histórica audiencia ante un subcomité bipartidario del Congreso estadounidense conformada por representantes tanto demócratas como republicanos.
David Grusch aseguró que los avistamientos de OVNI (Objeto Volador no Identificado) o UAP (sigla en inglés de Fenómenos Anómalos No identificados, la actual denominación que usa el gobierno estadounidense para referirse a estos objetos) son “rutinarios” y que “una parte del gobierno sabe más de lo que revelan” sobre el fenómeno. Incluso contó que se le informó sobre un supuesto programa de recuperación al cual se le negó el acceso. Además, contradijo al Pentágono, cuya postura oficial es no tener conocimiento de nada que tenga que ver con vida extraterrestre. Grusch aseveró que “probablemente Estados Unidos esté al tanto de actividad no humana desde la década de 1930”, agregando que “existe un programa oficial que busca reproducir la supuesta tecnología extraterrestre a través de ingeniería inversa”.
“¿Usted cree que nuestro gobierno tiene UAP?”, le preguntó el representante demócrata Robert Garcia. “Absolutamente”, respondió Grusch, agregando que conoce “las ubicaciones exactas” de dónde están estas tecnologías que “fueron proporcionadas a los comités de inteligencia”. Más allá de lo que expresó en público, lo verdaderamente interesante es lo que Grusch dijo que diría en privado ante los representantes partidarios. Sin titubeos, manifestó que estaba dispuesto a proporcionar listas de gente que sabe lo ocultado en esos programas y direcciones de dónde se encontrarían, supuestamente, esos “restos”. Cuando a Grusch le preguntaron si se recuperaron cuerpos de pilotos de alguna nave estrellada, aseguró: “Los restos biológicos vinieron con algunas de estas recuperaciones”. Agregó que esos restos eran “no humanos”. Dijo que daría más información “en un ambiente cerrado”.
Entrando en el terreno teórico, y aunque efectivamente no estemos solos en el universo, hay un problema claro respecto de por qué no nos hemos contactado y no es tanto la distancia, sino el tiempo. Debido a probabilidad de encontrar (o no) civilizaciones tecnológicamente avanzadas con las que comunicarnos, dependería directamente de la longevidad de estas, es decir, de la cantidad de tiempo de existencia. Nuestra civilización tecnológica, por ejemplo, no tiene mucho más de 100 años. Desde apenas principios de siglo XX que los humanos emitimos ondas radiofónicas. La Vía Láctea tiene entre 100.000 y 160.000 años luz de diámetro (un año luz es la distancia que recorre la luz en un año, aprox. 10 billones de km), o sea que nuestras ondas tardarían hasta 200 años en llegar a “alguien”. Y esto es tan fascinante como trágico: imaginar lo difícil que es para una civilización tecnológica superar los, pongamos, 1.000 años de existencia. Los humanos, para lograrlo, deberíamos evitar que se produjeran guerras nucleares, revertir el cambio climático, buscar mecanismos eficientes de control poblacional, aumentar la longevidad y las fuerzas productivas sostenibles, etc.
En la misma audiencia, David Fravor, excomandante de la Marina estadounidense que dijo haber avistado un UAP durante una misión de entrenamiento en 2004, afirmó: “Estaba pasando de aproximadamente 50.000 pies a 100 pies (de aproximadamente 15.000 a 30 metros) en cuestión de segundos, lo cual no es posible”, explicó. Si su explicación es real, o se trata de un fenómeno alienígena o de una tecnología terrestre todavía no conocida por el público general. Esta audiencia se produjo en el marco de una histórica investigación que abrió el Capitolio en 2022. Ese año, las denuncias de soldados estadounidenses respecto de haber visto UAP se dispararon a más de 500. Si bien en 26 casos se determinó que eran drones y en 163, globos, el resto permanece sin resolver y aún sin una explicación plausible.
El día después de la audiencia, el jefe de la NASA, Bill Nelson, llegó a la Argentina para firmar una serie de convenios con funcionarios del Gobierno nacional. En una conferencia de prensa con el ministro de Educación, Daniel Filmus, le preguntaron respecto de los dichos de Grusch, a lo que respondió que la entidad gubernamental armará una comisión que dentro de un mes dará a conocer un informe al público respecto de esta cuestión: “Decidí, como jefe de la NASA, que como hay tantas sospechas sobre aliens, voy a designar un comité integrado por científicos muy distinguidos. Está debatiendo. Y harán público su informe el próximo mes. Esperen al mes que viene y tendrán una respuesta”.
No son sólo fuentes estadounidenses las que hablaron al respecto en el último tiempo, Haim Eshed, ex jefe de Seguridad de División Espacial del Ministerio de Defensa de Israel, afirmó en 2020 que “los extraterrestres existen” y que “la humanidad aún no está lista para saberlo”. Donald Trump dijo, con el particular estilo que lo caracteriza, haber visto cosas que “no creerían” durante sus años en la Casa Blanca. La ecuación de Drake dice que la única forma en que civilizaciones interplanetarias coexistan es que estas sean muy longevas. Si lo son, serían muy avanzadas, pacíficas y exploradoras. Y esa es la paradoja de Fermi, si es que existen: ¿por qué no vinieron? Quizás, sí lo hicieron…
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