El Gobierno Central y el Ministerio de Defensa de la señora Margarita Robles, no han actuado con la suficiente celeridad y movimiento de recursos humanos y materiales que se hacía esperar.
Por Pepe Aguza | 6/11/2024
No se recuerda en España, desde los años cincuenta, una tragedia por fenómenos naturales, como la acaecida la pasada semana en la Comunidad Valenciana y territorios limítrofes, extendiéndose a tierras andaluzas. Ello se debe a diversas causas, además de las atmosféricas, producida por la DANA, que ya estaba pronosticada, como podrían ser la tardanza en los avisos de alertas y emergencias, cuando ya se estaban produciendo las avalanchas de viento y agua en muchos lugares, impidiendo el tráfico y regreso de los trabajadores de sus empresas y puestos de trabajo, además de túneles, sótanos o viviendas inundadas, suponiendo una trampa mortal para miles de personas que se veían arrastradas por la violencia del agua.
El trágico error de interpretación de los avisos meteorológicos, la alerta tardía, a pesar de las advertencias previas de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), desde una semana antes incluso de la alerta emitida por el Centro de Coordinación de Emergencias, el propio martes 29 a las 12´20 h., serían ignoradas por el propio Presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, apenas cuarenta minutos más tarde, a las 13 horas, en un mensaje diciendo “lo peor ha pasado y la intensidad de la DANA disminuirá en las horas siguientes. El temporal se desplaza hacia la Serranía de Cuenca en estos momentos, por lo que se espera que hacia las 18 horas disminuya su intensidad”, algo totalmente falso cuando los peores efectos estaban por llegar, al desbordarse ríos y barrancos, arrastrándolo todo inicialmente a su paso en cuestión de minutos en Torrent, Picanya, Paiporta, Benetúser, Sedaví, Massanassa o Catarroja.
No es hasta las 20´12 horas, cuando miles de personas se encuentran atrapadas en carreteras, en sus empresas o sus hogares, con el agua al cuello, cuando la Generalitat lanza una alerta por SMS, para pedir a la población que no salga de sus casas, cuando ya es demasiado tarde y la tragedia ha comenzado.
De nada valen ahora las explicaciones, en su rápida visita del Sr. Feijóo y su amigo el socialista Emilio García-Paje, cuando fue el PP y VOX, quienes redujeron sustancialmente los Presupuestos de la Comunidad para 2024 en todo el sector público en más de 300 millones de euros, recortando un 38 % el gasto en Cambio Climático y un 9 % en Prevención de Incendios, pasando de 237 millones del gobierno anterior a solo 148 millones presupuestados por el nuevo gobierno del PP y VOX, que ellos consideraban “chiringuitos”, cerrando en su día la Unidad Valenciana de Emergencias, mientras potenciaban las fiestas taurinas, invirtiendo 17 millones en tan anacrónicas y salvajes actividades.
A todo esto, también hay que reconocer que ante la magnitud de la tragedia, el Gobierno Central y el Ministerio de Defensa de la señora Margarita Robles, no han actuado con la suficiente celeridad y movimiento de recursos humanos y materiales (soldados, camiones, grúas, maquinarias, escavadoras, etc) que se hacía esperar, pudiendo haber actuado inmediatamente ante la catastrófica emergencia por encima de la propia Comunidad, para la protección general, como ya ocurriera con la aplicación del Artículo 155 de la Constitución en Cataluña en el año 2017.
El Ejercito Español cuenta con 120.000 soldados en activo, sin contar cargos y jefaturas, dotado con un Presupuesto para el año 2024, de 15.768 millones de euros, de los que 581´2 millones, se destinan a atender gastos de fuerzas armadas desplegadas en el extranjero y armas en conflictos como el de Ucrania.
Nada más conocerse la dimensión de la tragedia, miles de valencianos, dotados de cepillos, escobas, rastrillos y otros aperos doméstico, sanitarios, médicos, enfermeros, bomberos, policías, estudiantes, jubilados, empresarios y todo tipo de ciudadanos se prestaron a colaborar de forma solidaria e inmediata, organizando una fuerza de más de quince mil personas cada día en su socorro, desplazándose a pié o autobuses, para dedicarse a labores de limpieza, retirada de vehículos y rehabilitación de viviendas y suministro de agua, alimentos y productos de primera necesidad a los afectados, así como localización de víctimas y desaparecidos, mientras el ejercito, que pagamos con dinero público todos los españoles, enviaría inicialmente solo 1.034 efectivos, aunque otros 4.000 más se vayan incorporando progresivamente, (sin contar con los más de 5.000 guardias civiles incorporados a la zona) lo que es una auténtica vergüenza, dado el número de soldados con que cuenta el Ejército para dedicarse a juegos de guerra, maniobras o realizar vistosos desfiles, en vez de acudir con urgencia a socorrer a los desgraciados ciudadanos, pudiendo limpiar y mejorar la situación de las carreteras, vías de acceso a sus pueblos y las viviendas, que no han sido destruidas, en poco tiempo.
A día de hoy, ya se han superado las 217 víctimas mortales, además de los centenares de personas aún desaparecidas, que con toda seguridad aumentarán esta cifra en próximas fechas.
Estas catástrofes deben hacernos pensar que es imprescindible mejorar los servicios públicos, sanitarios, educativos, sociales, de vivienda y todos aquellos considerados básicos de los ciudadanos y reducir los gastos militares, que en nada favorecen a la sociedad, salvo colaborar en el mantenimiento de conflictos bélicos.
A pesar de la tardía visita, con sus falsas palabras, de la Casa Real y del Presidente del Gobierno, no se puede olvidar la obligación de esclarecer responsabilidades penales, civiles y políticas del gobierno valenciano en esta tragedia, exigiendo transparencia para evitar que dicha situación vuelva a repetirse. Un dolor y sufrimiento que bien podía haberse evitado con mejores medidas de prevención y la adecuada gestión de riesgos, si los organismos correspondientes no hubieran sido desmantelados.
A las comunidades españolas afectadas por cualquier emergencia hay que enviar toda esa tropa militar que mantenemos con dinero público, asegurando un futuro digno y una calidad de vida segura y estable.
Pepe Aguza forma parte del Colectivo Prometeo.
Con la pandemia estados y ejércitos tuvieron que intervenir las empresas sanitarias y para poder controlar productos y precios, y pedir por favor a la población colaboración y que no saliesen a la calle. En China había un encuentro militar internacional, otro de textil y automovilístico, y cerró el transporte público aereo pero no el privado (jet) y por ahí se colo el virus, a Singapur, Zurich, Frankfurt, Londres, Milán,etc, a chorro extendiéndose a la velocidad del aliento.
En Valencia, de la población pasaba la Comunidad Autónoma y solo los intereses mercantiles en juego contaban, la ampliación del puerto, el fin de semana hostelero de Halloween, y luego Halloween y el puerto, (véase las declaraciones de Feijoo y Mazo’n desde Valencia, acusando a los meteorólogos por anunciar lluvia antes de convertise en tragico diluvio), luego acusando al gobierno nacional y al ejército, por morro que no quede.