No se trata de un conflicto lejano al que podemos mostrar nuestra solidaridad, sino que incumbe de lleno a nuestro gobierno y es nuestra responsabilidad exigir que actúe correctamente.
Tania Lezcano
El pasado 17 de marzo, Marruecos hizo pública la carta en la que el presidente español, Pedro Sánchez, califica la propuesta marroquí de solución del conflicto del Sáhara Occidental como la «más seria, creíble y realista». El hecho de que fuera el país invasor el que la publicara y que en España nadie tuviera ni idea de las intenciones del Gobierno —ni siquiera sus socios—, dice mucho de la ilegalidad de la acción y del miedo del Ejecutivo a las reacciones. La más potente, sin duda, debería proceder del propio pueblo español.
El doble juego de la legalidad internacional
Hace mucho que el Gobierno español apoya en silencio los desvaríos del Majzén mientras de cara a la galería defiende una «neutralidad» rancia que también utiliza en otros conflictos internacionales mientras colabora con los agresores —como ha ocurrido en muchas ocasiones con la OTAN— o no los penaliza —como ocurre con Israel—. Un buen ejemplo es la actual guerra en Ucrania, en la que España se jacta de defender la legalidad internacional mientras la viola sistemáticamente en el caso del Sáhara.
Son muchas las resoluciones internacionales que amparan el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. Ya en la Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada el 24 de octubre de 1970, aún con el franquismo en España, se reconocía el Sáhara como Territorio No Autónomo, y esto solo podía cambiar cuando «el pueblo de la colonia o el territorio no autónomo haya ejercido su derecho de libre determinación de conformidad con la Carta y, en particular, con sus propósitos y principios».
Posteriormente, diferentes resoluciones, como la Res UNSC 377/1975 y la Res UNGA 34/37 de 1979, definen como ocupación la presencia de Marruecos allí y reconocen al Frente Polisario como el legítimo representante del pueblo saharaui, por lo que cualquier decisión debe consensuarse con él.
«El gobierno más progresista»
A pesar de llevar años alineado con la postura marroquí, el PSOE defendía en la página 286 de su programa electoral de 2019 la autodeterminación del pueblo saharaui. Con la actual decisión unilateral, no traiciona solo a ese pueblo, sino también a sus propios votantes, lo que seguramente le acabe pasando factura en las próximas elecciones.
De la misma manera, sus socios de coalición no han tardado en pronunciarse contra la actuación unilateral y por la espalda, sin comunicación en sede parlamentaria, y han salido en tromba a defender al pueblo saharaui. Sin embargo, como de costumbre, su pequeña rebelión quedará como una pataleta a ojos del PSOE —que, por otra parte, ya contaba con ella—, ya que no lleva aparejada ninguna respuesta potente, incluso estando en el propio Gobierno y teniendo capacidad de acción. Si bien es cierto que Unidas Podemos, ERC y Bildu han llevado esta semana al Congreso una proposición no de ley sobre la autodeterminación del Sáhara, como de costumbre, no es previsible que el gobierno de Pedro Sánchez cambie su postura tan a la ligera, entre otras cosas porque lleva meditada mucho tiempo.
De nuevo, Unidas Podemos, su socio mayoritario, tiene la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa e incluso llegar a romper la coalición, ya que se trata de una decisión que condena a todo un pueblo a una ocupación permanente y, de seguir adelante y ser aprobada —o solamente ignorada— por la comunidad internacional, pasaría a considerarse legal o, al menos, aceptable, como ocurre con la ocupación israelí en Palestina. De todas maneras, Unidas Podemos ya ha tenido muchas oportunidades para dar ese golpe y no lo ha hecho: la reforma de la ley mordaza, la reforma laboral, la entrada en una guerra o el envío de armas a Arabia Saudí para masacrar Yemen, entre otras cosas. Por lo tanto, no es de esperar que lo haga ahora, al igual que el resto de socios del «gobierno más progresista de la historia».
El pueblo debe protestar
Pero si existe algo realmente atroz y aberrante en todo esto es la constante acusación entre partidos de «alentar a Vox», cuando las propias medidas del gobierno y la aceptación final de sus socios —aunque existan declaraciones puntuales en contra que tienen más que ver con su reputación mediática que con sus acciones reales— son las que crean un vacío de izquierda en este país y las que acabarán, ahora sí, consiguiendo que gane la ultraderecha. Las medidas del Gobierno, con este apoyo oficial a Marruecos como colofón, están tendiendo una alfombra roja a la ultraderecha para las próximas elecciones.
Es por ello que el pueblo español debe llenar las calles y apoyar absolutamente al pueblo saharaui. No hay que olvidar que también nos han traicionado a nosotros al actuar a nuestras espaldas y sin informar a la ciudadanía. Afortunadamente, se han recogido firmas y se están llevando a cabo concentraciones por todo el país y deben mantenerse para ejercer presión. No se trata de un conflicto lejano al que podemos mostrar nuestra solidaridad, sino que incumbe de lleno a nuestro gobierno y es nuestra responsabilidad exigir que actúe correctamente y cumpliendo la legalidad internacional.
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