Teresa Domínguez: “Los vientres de alquiler son contratos de esclavitud”

Foto: Miguel Ángel González.

Entrevistamos a Teresa Domínguez, integrante de @stopsubrogacion. Con ella tratamos los pormenores de la maternidad subrogada y los desafíos que esta amenaza más presente que nunca puede suponer para la sociedad en su conjunto y especialmente para las mujeres.

Por Dani Seixo

¿Qué es la maternidad subrogada?

Me quedo con la definición del Comité de Bioética Español que afirma que: “La gestación subrogada se da cuando una mujer se presta a gestar un niño para, una vez nacido, entregárselo a la persona o personas que se lo han encargado y que van a asumir su paternidad/maternidad. Existen muchas modalidades para llevarla a cabo, en función de todas las variables que entran en juego. Lo que tienen en común todas las modalidades de gestación subrogada es la voluntad de privar de la condición de madre a quien ha dado a luz a un niño y atribuirla a otra u otras personas”.

¿Por qué se muestran contrarias al término gestación subrogada?

Porque no deja de ser un eufemismo. Y en qué consiste, pues en sustituir un término o frase que tiene connotaciones desagradables, para disimular la crudeza de su realidad. De cualquier forma, a mí me gusta llamarlo explotación reproductiva de mujeres y tráfico de bebés. Incluso vientre de alquiler se queda corto. Por eso es importante saber llamar a las cosas por su nombre.

¿Existe ya a día de hoy un turismo reproductivo?

Por supuesto que existe, solo hay que mirar nuestro país. Que aunque lo tiene legalmente prohibido, acude a terceros países en fraude de ley. Las clínicas de fertilidad, los intermediarios, que también operan en España, fomentan el turismo reproductivo, algo por otra parte bastante irónico e hipócrita.

Un negocio que gira en torno a satisfacer los deseos reproductivos de personas con nivel adquisitivo a costa de personas vulnerables. Sólo en La India, que fue considerado el “útero del mundo” hasta 2017, el 70% de su clientes provienen de países llamados desarrollados.

¿Son por los países occidentales los principales emisores de este tipo de turismo?

Efectivamente, compradores que provienen incluso de países que tienen regulados los vientres de alquiler en su versión “altruista”. (Lo entrecomillo porque todos los países estipulan compensaciones). Curiosamente, el 90% de los clientes de países como Canadá, Reino Unido, Australia… acuden al mercado exterior porque no hay voluntarias. Lo que crea la paradoja de tener que aceptar lo que por otro lado su ley prohíbe, es decir, al tener que inscribir a esos bebés cuando la ley canadiense por ejemplo considera que no es ética por razones de explotación y ha legislado prohibiendo la versión comercial.

También hay turismo reproductivo desde países como EEUU. Donde hay compradores buscan abaratar costes a costa de mujeres más vulnerables como las mujeres de militares. Por no mencionar el cross-border de mujeres, que son trasladadas a terceros países en su última fase de embarazo.

¿Qué países son los principales receptores de ese tipo de turismo?

La industria se mueve desde países que lo tienen legalizado, o no. Empezó en EEUU, pero las estimaciones son que en 2015, no llegan a 3.000 los bebés que nacen al año por esta práctica, si eso lo comparamos con las cifras a la baja de India, 25.000 anuales. La razón, el precio. En India se legalizó en 2002, aunque operaba con anterioridad. Cuando países como India, Tailandia, etc empezaron a cerrar sus puertas, se abrieron otros mercados, como Laos, Nepal, Ucrania, Georgia, Kazajistán, Grecia, etc… y como no, en África: Nigeria, Kenia, sud-África o Latino América.

Uno de los países que cerraron sus puertas a extranjeros por abusos fue México, aunque eso no impide que la industria opere al libre albedrío. Primero el negocio, después la ley. Todo ello en incluso en contextos que penalizan el aborto, y se aprueban leyes ad-hoc favoreciendo la “reducción fetal” en casos de tratamiento de fertilidad. Algunos de los destinos de los españoles son Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, India, Nepal, México, Tailandia, Ucrania, Rusia, Grecia, Georgia y Sudáfrica.

¿Qué condiciones legislativas podemos encontrar en los países que se han lanzado a la carrera de esta industria reproductiva?

Variables. Principalmente dos, su versión comercial, también existe trata que utiliza las mismas vías de la explotación sexual o doméstica. La versión altruista, tiende a ser la puerta de la legislación libre y de pago. Aunque el altruismo no impide que alquilen mujeres en otros países. De hecho no hay un solo destino llamado “altruista” que no esté en estos instantes consultando (caso de Reino Unido a la ciudadanía) o Canadá, donde se presentó una ILP favorable a su versión comercial. Pero principalmente las leyes que regulan la explotación reproductiva lo que buscan es la renuncia a la filiación de la madre, incluso antes de nacer la criatura, la renuncia al bebé, y la renuncia a decidir sobre su propio cuerpo.

¿Se acude a estos países por la negativa de las mujeres occidentales a ser madres de alquiler?

La activista Kajsa Ekis Ekman, lo llama “el chantaje”, porque si las mujeres europeas no queremos ser madres de alquiler, ellos tienen que hacerlo en otro lugar.

¿Existe por tanto un claro componente de clase y explotación social en todo este proceso?

No se trata de un solo componente, los vientres de alquiler promueven la hegemonía de lo que la investigadora Sheela Saravanan llama los «pro-natalistas». La hegemonía patriarcal, racista, etnicista, de castas, el sexismo, la genetización, la alienación de la función gestacional, las violaciones de los derechos humanos, el tráfico y la injusticia reproductiva.

¿Cuánto puede costar aproximadamente completar todo el proceso relativo a la maternidad subrogada?

Depende, un proceso de vientre de alquiler puede oscilar entre 28.000 y 200.000$, incluso en La India o Tailandia se han vendido bebés al peso, entre 750 y 1500$. Cuanto más regulado y más caro, más garantías para los clientes. Repito, más garantías para los clientes.

¿Qué postura han mostrado los principales partidos políticos del estado español acerca de este debate?

Pues se supone que salvo Cs y UPyD, que fue el primero que lo propuso, el resto se mantiene en la negativa, sin embargo, no hay partido que no tenga entre sus filas algún defensor/a de esta práctica por razones de interés personal.

¿Existe para ustedes alguna alternativa posible a la total prohibición de esta práctica en nuestro estado?

Para nosotras, desde Stop Vientres de Alquiler, y por ende, desde la Coalición Internacional contra la maternidad subrogada, a la que pertenecemos, es una cuestión de dignidad, de ética y de derechos humanos, y solo puede haber una salida, la abolición. Deseamos que España, y todos los demás los países, se mantengan en el camino de la prohibición y que a nivel internacional se promulgue una Convención contra la Maternidad Subrogada, siguiendo la línea de las convenciones internacionales que prohíben la esclavitud, la trata de personas o el tráfico internacional de menores.

¿Podemos hablar del altruismo como un factor clave en la maternidad subrogada?

«Compensar gastos» es una fórmula que significa pagar. El argumento del altruismo da a la industria una apariencia de caridad, de voluntad, de reciprocidad, es un falso argumento, es una ilusión, porque en la mayoría de casos se compensa y se paga a la mujer, y si está prohibido pagar, se hace en negro. Es el caso de Irlanda. Reino Unido y Australia, también en Canadá.

El altruismo no impide que los británicos sean los europeos que más vientres alquilan en el extranjero. Pero partiendo de la falacia del altruismo: ¿Se explota menos «compensando gastos» y se explota más pagando un precio estipulado? Curiosamente solo se le pide altruismo a las madres. El resto fomenta y se forra con un negocio que mueve 6.000 millones de dólares al año. Los vientres de alquiler son en sí mismo explotación reproductiva, y mercado de vida humana.

Por otra parte, legalizar una versión altruista solo abriría las puertas al turismo reproductivo, no solo hacia países que exigen a los compradores, que en su país sea legal, para poder acceder a su mercado, sino que permitiría el llamado cross-border de gestantes.

¿Qué tipo de cláusulas nos podemos encontrar en los contratos derivados de la maternidad subrogada?

Los contratos de vientres de alquiler son contratos de esclavitud, son repugnantes, exigen una renuncia absoluta a los derechos fundamentales. Firmar un contrato cancela completamente el derecho a decidir sobre tu propio cuerpo. Vulnera tu derecho a confidencialidad porque tienes que entregar tu información sobre de tu estado de salud, las enfermedades hereditarias, venéreas, mentales y familiares. Te piden certificado de antecedentes penales. Exactamente al revés que en la adopción, donde se valora la idoneidad de los futuros padres. Que en la gestación subrogada solo han de garantizar el pago.

Tienes que pasar el reconocimiento médico en el centro elegido por los clientes y seguir todos los tratamientos médicos indicados y las prescripciones de dieta, relaciones sexuales, actividad física e higiene.

Una vez embarazada, no puede consumir alcohol, ni medicinas (sólo las prescritas), ni fumar. Si los padres biológicos lo solicitan, tendrá que pasar una- prueba de alcohol y de drogas y “no salir del lugar de residencia permanente acordado con los padres biológicos”. Debes interrumpir el embarazo, incluso hacer el aborto selectivo en caso de que así lo aconseje el médico elegido o decidan los compradores.

Si la madre contratada está casada, “asegurar” que el marido vaya un notario y dé su “consentimiento” y “ausencia de objeciones” a la participación de la mujer. No reclamar los derechos al bebé “nacido por ella” ni “obstaculizar” la entrega a los clientes.

Además, si la madre entra en coma, los clientes tienen la decisión en su mano en cuanto a la duración del periodo en el que le mantendrán las funciones vitales antes del nacimiento del o de los bebés.

Por supuesto, se especifican las violaciones del contrato y sus consecuencias, la madre que firma el contrato entiende y acepta que renunciará a todos los gastos recibidos, a todos los gastos futuros, y puede ser responsable de los daños y perjuicios derivados del incumplimiento del acuerdo. Incluido las tarifas de FIV, honorarios de agencias, honorarios de abogados, medicamentos y gastos de viaje, y puede ser responsable de la atención y los gastos del bebé recién nacido, si decide no abortarlo, por ej. hasta que cumpla los 18 años, y multas.

¿Se lleva a cabo actualmente la venta de bebés por catálogo?

Naturalmente, es la compra de bebés por internet. Se fabrican bebés a la carta, con la propia herencia genética, o la seleccionada a gusto del cliente. No es condición sine qua non entregar material genético. Hay catálogos de donadoras de óvulos. Catálogo de madres sustitutas. Aplicaciones para elegir a la carta desde el color de ojos, piel, la etnia, religión… Eso sí, los clientes practican la selección genética, descarte embriones con anomalías o por sexo.

El filósofo Jürgen Habermas ha llegado a hablar de eugenesia liberal vinculada a la maternidad subrogada, ¿podemos decir que está en lo cierto?

Suelo apelar a Jurgen Habermas porque hay un hecho cierto, mientras que la sociedad rechaza la eugenesia de los regímenes totalitarios, como en el nazismo, acepta de buen grado la eugenesia liberal, porque quiere hijos o hijas, sanos, bonitos, sin anomalías… Pero además es bastante clasista, por lo general selecciona cuidadosamente los óvulos de mujeres universitarias del primer mundo, y después elige a las gestantes pobres y racializadas. Lo que no quita para que podamos ver en algunos foros preocupación por si la madre racializadas podría cambiar el color de la piel de sus bebés. Tampoco se ven ricas pariendo para pobres.

Hemos visto numerosos casos en los que parejas contratantes rechazaban a bebés por diversos motivos, ¿qué protección legal poseen las madres ante esta situación?

Depende del país, el reciente caso de la trata de madres en Camboya, 32 mujeres fueron encarceladas, y liberadas bajo la condición de hacerse cargo de los bebés. La enfermera a cargo del negocio fue liberada. Y todas ellas se sometieron a la explotación reproductiva porque necesitaban subsistir. En la mayoría de los casos, es una institución pública la que se hace cargo de los bebés abandonados o indeseados. Hace poco se hizo un crowdfunding para una niña abandonada por unos norteamericanos, el caso de Bridget, en Ucrania, se deshicieron de ella porque tenía un retraso en el desarrollo.

Protección, poca, la realidad es que la mayoría de madres después del parto ya no son nada, ni reciben atención. En países en desarrollo, ni siquiera se ocupan de ellas tras dar a luz, y no olvidemos las complicaciones post-parto, eso lo sabemos bien las mujeres que hemos tenido hijos. Vuelven a sus aldeas pobres, sin protección.

¿Cómo es el proceso de la maternidad subrogada?

Lo primero es contactar con la agencia intermediaria, propone un contrato que va en función de “paquetes”, ya sabes, económico, VIP, Premium… dónde se especifica qué incluye el pack y los honorarios del procedimiento. Después se inicia el proceso de búsqueda de madre gestante, y de donante de óvulo si lo necesita, incluso el donante de semen si fuera el caso. Por catálogo. La intermediaria te pone en contacto con un bufete de abogados, que representará a los compradores, y redactará el contrato que tienen que firmar clientes y la madre. Son además los encargados de tramitar la filiación. Y este establecerá un fondo de garantía, es decir, económico. El cliente viaja entonces al país donde se va a firmar el contrato con la madre gestante y deja una muestra de semen con el que se fecundará un óvulo sea de su mujer o donado. Se inicia el proceso médico en la madre subrogada y/o donante y si todo va bien, cosa que es probable porque las empresas ofrecen garantía de repetición indefinidas, si lo paga, o se les devuelve el dinero, el/los compradores viajan al país para cuando tenga lugar el parto, generalmente programado, para recoger al bebé y, tras inscribirlo en un registro consular, regresar con él a España.

¿Goza la mujer gestante de libertad a lo largo de todo este proceso?

Definitivamente no. También depende de dónde sea la madre. Las hay que son arrancadas de su familia y entorno desde el mismo momento de iniciar el tratamiento. En otros lugares como Ucrania, las separan de sus hijos y familias, en el último trimestre para alojarlas en una especie de casa común con otras mujeres en el mismo estado. Hay que pensar que es el periodo más complicado del embarazo, y donde se generan grandes cambios físicos y emocionales, y sobre todo el refuerzo del llamado apego, o vinculación emocional con el bebé.

De todas formas en esas casas, granjas, etc… no disfrutan de libertad de movimiento, se las penaliza económicamente si no cumplen con el toque de queda, con las condiciones pactadas, con una cantidad que a veces es el sueldo mensual que perciben (180/200€). Las mujeres en India, como las nigerianas, o keniata… tienen hasta guardias en la puerta. Por no poder, no pueden ni orinar “más de lo necesario”. Y han de permanecer los dos primeros meses en posición tumbada con las piernas cruzadas, para asegurar que “agarre”.

También podría hablarte de los campamentos canadienses donde incluso las clínicas, o empresas privadas, proporcionan a estas mujeres “grupos de apoyo” y “asistencia psicológica” en retiros comunitarios. En realidad las mujeres son adiestradas sobre qué sentimientos son adecuados y cuáles inaceptables en este negocio de la vida humana. El adiestramiento en la negación del vínculo materno: la desvinculación emocional.

¿Qué consecuencias físicas y psicológicas suelen sufrir las madres gestantes en este tipo de prácticas?

Detallemos qué sucede cuando te sometes a esta práctica. Porque se habla mucho sobre el embarazo desde la más pura ignorancia. En diciembre de 2017, un estudio en la prestigiosa revista Fertility and Sterility afirmaba que los vientres de alquiler han aumentado los resultados perinatales adversos, incluidos parto prematuro, bajo peso al nacer, diabetes gestacional materna, hipertensión y placenta previa, en comparación con los nacidos vivos concebidos espontáneamente. El informe también encontró que estos embarazos tienen más probabilidades de terminar en una cesárea en lugar de un parto vaginal, lo que conlleva más riesgos tanto para la madre como para el bebé.

Los resultados fueron perturbadores. Mayor riesgo de embarazos múltiples, hipertensión arterial, preeclampsia, diabetes gestacional y hemorragia postparto. Realización sistemática de pruebas invasivas de diagnóstico prenatal (amniocentesis, biopsia corial) para descartar la posibilidad de anomalías genéticas en el feto, aumentando por tanto las pérdidas fetales y complicaciones como dolor, infección o sangrado genital. En un altísimo porcentaje de casos el parto es inducido y por cesárea. Por no mencionar el riesgo de depresión posparto, estrés postraumático, psicosis puerperal y suicidio.

¿Quiénes son los principales demandantes de esta práctica? Muchas de las críticas relativas a la maternidad subrogada se han centrado en la comunidad LGTBI, ¿han recibido también apoyo a su lucha por parte de esta comunidad?

Se estima que en Estados Unidos un 57% de la demanda proviene de parejas heterosexuales, un tercio, de parejas homosexuales, y un 10% de hombres solteros o solos. Pero la media mundial, según algunas investigaciones, suele ser un 50% de parejas heteros, y 50% el resto. En Junio, desde Stop Vientres de Alquiler, la Red Estatal Contra el Alquiler de Vientres y No Somos Vasijas creamos una campaña internacional que se llamaba “Por un orgullo sin opresión, no en nuestro nombre” porque creíamos necesario lanzar este comunicado en favor de una diversidad familiar libre de explotación reproductiva y de violencia contra las mujeres. Y porque las parejas gais están siendo utilizadas por la industria reproductiva como reclamo comercial. Casi mil apoyos individuales y más de 100 asociaciones firmaron la campaña, entre ellas algunos colectivos LGTBI, a los que seguimos agradeciendo su compromiso, sin embargo esperábamos más apoyo por parte de muchas otras que no se pronunciaron.

En los últimos meses hemos visto como las autoridades nigerianas desmantelaban auténticas «granjas humanas» dedicadas a la explotación de mujeres para la industria de la maternidad subrogada, ¿consideran que las personas contratantes son conscientes de esta realidad? En caso de serlo, ¿a que se debe esa indiferencia o falta de humanidad?

 Me vas a permitir que afirme que sí, que son conscientes. Es un hecho que el 70% de los clientes de India por ejemplo, son compradores de países desarrollados, Australia, Europa, Canadá, Japón o Norte América. Y cuando un mercado cierra sus puertas, caso de Tailandia, India, México, etc… se abren otros en países limítrofes u otros continentes como África, a los que acuden de nuevo los clientes de países desarrollados.

Granjas se han desmantelado en varios países. El mercado negro opera allí donde no está prohibido, la industria se instala favorecida por el vacío legal, o precisamente por la regularización de la práctica. Apelar a «regular» para evitar el mercado negro, y es una hipocresía.  Muertes de madres gestantes hiper-medicalizadas, hacinamiento, multi- implantes ilegales, abortos selectivos, tráfico de órganos, enfermedades y depresión. Transferencia simultánea de embriones en dos madres para los mismos clientes para asegurar el “éxito” denuncian investigadoras como Sheela Saravanan o Rita Banerji, de un país como India.

Sólo en Ucrania se han descubierto más de 1.000 posibles casos irregulares de vientres de alquiler en la UE, que afectan a distintos clientes de países europeos, incluida España. Biotexcom, que fabrica 2 de cada 3 bebés en Ucrania, está siendo investigada por tráfico de menores, de órganos y delito fiscal. La clínica tenía como práctica habitual inseminar directamente a las gestantes con el semen del contratante, algo totalmente ilegal, también se les acusa de implantar embriones ‘adoptados’, es decir, de parejas diferentes a las contratantes que les habían sobrado de otras intervenciones. De modo que no puedo aceptar que no sean conscientes de esta realidad.

¿Son los vientres de alquiler un problema global?

Naturalmente que sí, porque mientras se permita la práctica y exista el turismo reproductivo con su correspondiente fraude de ley, el negocio seguirá operando. Es necesaria una resolución internacional. Decía Rita Banerji, que de qué sirve prohibir en un país si acto seguido el negocio se traslada a los países limítrofes. Incluso, las mujeres son transportadas a otros países para ser explotadas reproductivamente. De hecho, India prohíbe la práctica en 2013 a homosexuales y 2016 en general por casos reportados de muertes maternas, de donantes, bebés abandonados, granjas humanas, trata. En 2016 se inicia el proceso siguiendo el modelo altruista de Reino Unido, aún pendiente de firma del Presidente, y a día de hoy, siguen ocurriendo violaciones graves de derechos humanos y ética médica en dicho país. A día de hoy y a golpe de Google, hay clínicas que ofrecen llevar a mujeres Indias a Nueva York. O Mexicanas a California. Da lo mismo, si tu país no lo permite, se mueven a las mujeres por las mismas vías que la explotación sexual o doméstica, que es lo que ha sucedido en esos países. Por eso Banerji afirma que la única solución es la abolición.

¿Cómo terminar con el mercadeo transfronterizo vinculado a la maternidad subrogada?

Pues igual que se hacen tratados que ratifican los países, las altas instituciones deberían exigir se mantenga en el camino de la prohibición y que a nivel internacional se promulgue una convención contra la Maternidad Subrogada, siguiendo la línea de las convenciones internacionales que prohíben la esclavitud, la trata de personas o el tráfico internacional de menores.

¿Qué solución le darían a las personas que actualmente se encuentran «atrapados» en países como Ucrania ante la imposibilidad de inscribir legalmente en España a bebés fruto de la maternidad subrogada?

No se encuentran atrapados. La vía legal que tienen es solicitar el pasaporte ucraniano, y un posterior juicio en España para solicitar la ‘adopción intrafamiliar’, es decir, el reconocimiento de su vínculo con la madre española cuando no existe una sentencia judicial de filiación”. Yo propondría una moratoria, y después, derogaría la instrucción de 2010, por supuesto la ilegalización de las agencias intermediarias españolas. Además, el Ministerio de Asuntos Exteriores es claro en su página web desde hace varios años:

«En consecuencia, se desaconseja claramente iniciar un proceso de este tipo en Ucrania por no tener cabida en el ordenamiento jurídico español. Tampoco puede asegurarse que el tratamiento que se da a las madres gestantes en este país sea digno.”

¿Podemos hablar de estafa por parte de agencias privadas que han ofertado a estas familias una actividad no amparada por la legislación española?

Yo no me atrevería a tanto. Las empresas se inscriben como agencias inmobiliarias, es verdad, pero venden lo que venden y se les permite que operen como mediadores entre clientes españoles y terceros países. También estas agencias informan pormenorizadamente de las legalidades y dificultades de cada destino. Y es el cliente quien decide. Si acudieran a California, no tendrían el problema que tienen en Ucrania. Y lo saben, pero el coste en Ucrania se abarata dos tercios. Y si acuden la otros lugares, aún se abarata más la compra del bebé. Es una cuestión de cartera. De modo que pensar que son unos pobres estafados, vamos a dejarlo en cuarentena.

¿Deberían tomarse medidas desde el estado español contra estas agencias?

Yo creo que deberíamos seguir la normativa de países que lo prohíben como Alemania, Francia. Donde incluso la mediación está prohibida.

¿Supone la maternidad/paternidad un derecho?

La subrogación a los ojos del derecho internacional y de los derechos humanos, facilita la venta de mujeres, niñas y niños. El Derecho Internacional no prevé “un derecho” a tener un hijo. Un hijo, no es un bien o servicio que el estado pueda garantizar en su constitución. La OMS afirma que los derechos humanos son garantías jurídicas universales que protegen a individuos y grupos contra acciones que interfieran en sus libertades fundamentales y en la dignidad humana.

¿Se están violando los Derechos Humanos con esta práctica?

La posición del Parlamento Europeo es clara, “condena la práctica de la subrogación, que socava la dignidad humana de la mujer dado que su cuerpo y sus funciones reproductivas son usadas como una materia prima; considera que la práctica de la subrogación gestacional que involucra la explotación reproductiva y el uso del cuerpo humano para ganancias financieras o de otro orden, en particular en el caso de las mujeres vulnerables en los países en desarrollo, debe ser prohibida y tratada como un asunto de urgencia en los instrumentos internacionales de derechos humanos.“

El art. 7 de la Convención sobre los Derechos del Niño dice que cada niño tiene derecho a sus padres. La maternidad subrogada, sea pagada o altruista, viola este derecho fundamental. El Art. 2 del “Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía” establece que “por venta de niños se entiende todo acto o transacción en virtud del cual un niño es transferido por una persona o grupo de personas a otra a cambio de remuneración o de cualquier otra retribución”.

Y la división del papel de la madre entre las diferentes mujeres (donante de óvulos, compradora y madre gestante) y el papel de padre (donante de esperma y comprador) y la ocultación de este hecho, viola el derecho del bebé a conocer su origen e identidad garantizados en el Artículo 7 y 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño.

¿Qué consecuencias podría tener esto en un futuro?

En Europa hay casi 8 millones de europeas en edad de trabajar (de 20 a 64 años) y no lo hacen para cuidar de familiares. Por cada hombre que cuida hay 17 mujeres. Las mujeres somos la mano de obra gratuita del patriarcado. Además, apelar al altruismo de las mujeres es también peligroso, porque significa un retroceso en los ideales patriarcales, según los cuales, una mujer debe sacrificar su cuerpo y vida, para hacer un mundo mejor.

Y la mayoría de las mujeres lo hacen porque necesitan dinero para subsistir, para pagar la comida, el alquiler, la hipoteca, un seguro médico o hacer frente a deudas y proporcionar a sus hijos e hijas estudios, bienestar y cuidados. Y en esto también tenemos que pensar, cuando se analiza la mal llamada maternidad subrogada. Cómo nos afectará a las mujeres si de alguna manera de regulariza en nuestro país. Independientemente de que al permitirse, se abran las fronteras internacionales.

¿Podemos comprar esta realidad con los niños robados del franquismo?

Bueno, tiene mucho en común. Los bebés robados se han dado hasta prácticamente mediados y finales de los 80. Los propios médicos creían que estaban haciendo un bien, por la pareja a la que entregaban el bebé, y por salvar la reputación de la madre. Esos padres se creían –o se querían creer– que esas mujeres jóvenes en vulnerabilidad entregaban a sus hijos voluntariamente. Y aunque lo hiciera alguna, era siempre desde una situación precaria personal, no solo económica.

La realidad que ahora estamos conociendo es que a la mayoría de esas mujeres se les robaba a sus hijos directamente, se les informaba de que habían fallecido. Ni siquiera veían sus cuerpos. ¿Que tienen similitudes? Muchas.

¿Son los vientres de alquiler una nueva constatación de que en la sociedad capitalista el dinero lo es todo?

La filósofa Ana de Miguel lo define como los «nuevos nichos de trabajo»: la compraventa de leche, la prostitución, el porno, la venta de óvulos. No se trata de la explotación de la fuerza de trabajo, como nos quieren hacer creer, es la explotación de las meras funciones biológicas de las mujeres. Ya hay empresas en Estados Unidos que han comenzado a incentivar a sus empleados/as para los servicios de vientres de alquiler, como hacían con la congelación de óvulos y embriones. Y para mantener sus cuerpos “en forma”, o para no alterar sus carreras laborales, necesitan una subclase de mujeres que se dediquen precisamente a la economía reproductiva. Es lo último en el mundo de la explotación reproductiva, la subrogación social. La solución neoliberal de la desigualdad laboral pasa por la explotación de los cuerpos de las mujeres, y la mercantilización de sus hijos. Y no estamos dispuestas a permitirlo.


Entrevista publicada en NR el 27/11/2019

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