Entrevistamos a Lidia Falcón: «En España perdimos la Guerra Civil, la Transición y puede que perdamos la democracia»

La izquierda se ha dividido, se ha hundido o se ha despistado

Por Alejandro Varo

Lidia Falcón nos cuenta, antes de empezar la entrevista, que Simone de Beauvoir y toda la élite  intelectual francesa de la época defendieron la legalización de la pedofilia y a Althusser, que había  estrangulado a su mujer, superviviente de Auschwitz, durante el proceso judicial. Recuerda también las  dificultades que sufrió su tía Carlota O’Neill para poder convivir de nuevo con sus hijas, cuya custodia le habían arrebatado, antes de exiliarse con ellas a Venezuela. 

Creció con su madre, su tía y su abuela; ¿cómo fue vivir en un ambiente en el que existía un  importante activismo político? 

Yo me formé en una familia militante de izquierdas, no únicamente en ideología, convicciones o  pensamiento, sino que todas habían estado militando. Me crió mi abuela porque mi madre trabajaba  veinte horas cada día, pero muere cuando tengo 11 años. Ella había sido una anarquista muy activa,  sobre todo en el movimiento cooperativo, del que fue una de sus líderes, y en los veintitantos la  nombran presidenta de la primera cooperativa bancaria de España en Valencia.  

Algunas veces comento de una manera simbólica que me criaron en una trinchera, me pusieron el fusil y  me dijeron que la defendiera. Y en eso estoy. Solamente tengo que cumplir su mensaje. 

En esos años nació su compromiso con la clase obrera y los derechos de la mujer.

Claro, durante los años de dictadura. 

Además, fue encarcelada y torturada; ¿de dónde sacaba las fuerzas para continuar adelante? 

Pero no era sólo yo; no, no era solamente yo. En aquel momento toda la población española, menos los  que gobernaban, vivíamos en una situación de miseria. En el colegio, la mayoría de las niñas éramos  huérfanas; yo recuerdo que decían que mi padre, al que más valía no mencionar, había muerto. En esas  condiciones, todas las generaciones, las mayores, las menores y los niños, eran mucho más duras,  mucho más resistentes. Ahora, con la pandemia se comenta que esto es la guerra. Este país ha vivido  una guerra y fuimos espectadores de la otra y no nos han bombardeado todavía. 

Cuando estos partidos se autodenominan feministas, sin saber qué es el feminismo, buscan el voto de  las mujeres o, al menos, la complacencia de las feministas

Yo estoy triste de ver una generación joven que está educada en el hedonismo y que no tiene  resistencia. Puedo contar anécdotas, que me han dejado pasmada, de muchachas feministas que lloran  por cualquier cosa. A mí me ha estado escribiendo últimamente por lo de la Fiscalía del Odio mucha  gente, muy amable y muy solidaria, apoyándome y preguntándome cómo me encuentro. Pues normal,  cómo me voy a encontrar. Una es de cemento, porque así vivió o porque así luchó, porque así estuvo y  porque así vio a tantos camaradas nuestros, tantos muertos, tantos fusilados, tantos encarcelados y tanta pobreza como vivimos. Una se forja un espíritu y se forja la resistencia, que es lo normal. 

¿Se arrepintió alguna vez en aquellos momentos, por ejemplo, de encarcelamiento o en un momento  de tortura de haber abrazado el activismo político? 

No, nunca. Hubiera sido otra tortura. Si acaso, me puedo arrepentir de algunas de las torpezas que  cometimos y por las cuales nos detuvieron. Una vez vi a la policía en la puerta de mi casa y no le hice  caso, cogí el coche y me metí en el despacho, que fue una ratonera. Pero arrepentirme no, por favor,  sólo faltaría. Entonces ya estaría desesperada. 

Durante los años de la Transición fundó el Partido Feminista y varias revistas. Se encontrarían con  mucha oposición.

La oposición venía de todo el mundo. El feminismo estaba completamente solo, porque aunque había  partidos resistentes contra la dictadura, como el Partido Comunista, todos ellos eran hostiles al  feminismo. El feminismo lleva una carga terrible de oposición de sindicatos y de partidos de izquierda,  acusándolo de burgués y acusándolo de que dividía el movimiento obrero. Claro, hasta que las mujeres  no empezamos en el feminismo, el movimiento obrero nunca se había dividido. 

En todo caso, lo que hicieron varios partidos, como el Partido Comunista, el Partido del Trabajo o la ORT,  fue meterse dentro del feminismo para fastidiarnos y sacarnos de allí. Luego teníamos, naturalmente, al  enemigo fundamental, que era el fascismo, que luego se convirtió en la UCD de Adolfo Suárez, y a la  Iglesia, claro. 

Recibimos ayuda individual de algunos compañeros, empezando por el mío, Eliseo Bayo, pero era muy  minoritaria. A favor teníamos el clima europeo, que no podía permitir que España siguiese en el siglo  XIX, y nos apoyaba más, pero también porque le interesaba al capital que España entrara en el Mercado  Común y que estuviera en la OTAN. 

Usted ha presidido el Partido Feminista desde su fundación. 

Sí, sí. Yo estoy todo el tiempo ofreciendo la presidencia a uno u otro camarada, porque yo me quiero ir a  Bolonia a pintar, lo confieso, pero no hay manera. 

Al Partido Feminista se lo ha acusado de ser un partido personalista en torno a usted. 

Sí, pero la que quiera que venga, que trabaje, que esté conmigo. Yo se lo dejo a la que realmente tenga  la capacidad, las ganas y trabaje, porque de eso se trata. Se trata de trabajar y de luchar, y eso a las  generaciones últimas parece que no cae muy bien. Una cosa es ir a una manifestación el 8 de marzo, a  otra el 25 de noviembre, salir a una performance o, sobre todo, estar en el ordenador enviando  mensajes por Twitter o Facebook, insultándose unas a otras.  

Pero, claro, el trabajo es algo más duro, más aburrido, más cotidiano, más de resistencia. Hay que ir a la  Fiscalía del Odio también, por ejemplo, hay que contestar miles de entrevistas y escribir artículos y  comunicados, presidir reuniones, escribir las tesis del PF, que están en nuestra página web, y eso no es  atractivo, porque ahora la política es una performance en la que el objetivo es tener más éxito y más  publicidad. 

Entonces, ¿es personalista el PF? Sí, pero el que venga que lo plantee, que esté hasta las dos de la  mañana escribiendo comunicados y enviándolos a todas las camaradas. Yo estoy encantada de pasar a  ser la presidenta honorífica y enviar mails desde Bolonia. 

El PF entró a formar parte de IU en 2015, hasta su expulsión en 2020. 

Ah, no. No hemos aceptado esa resolución de ningún modo. Se hizo sin garantías de igualdad en la  defensa, no nos dieron el tiempo ni la posibilidad de defendernos y de explicar nuestras tesis y lo que  estábamos escribiendo, y en la última asamblea, de cincuenta y siete personas, únicamente cuatro  habían leído el proyecto de ley contra el que nos manifestamos, porque todo se basa en nuestra  protesta. Quienes votaron en contra de nosotras no sabían ni cuál era el conflicto ni qué era lo que  estaban votando. Les dije que nos estaban haciendo una Causa General. 

Hemos presentado la reclamación ante el juzgado, pero lo han paralizado por la pandemia. Estamos  esperando a que llegue el auto de admisión. Nosotras estamos en Izquierda Unida y ahora en la  Asamblea, que también se ha pospuesto por la pandemia, presentamos una lista alternativa. Me  presento a dirigir Izquierda Unida.

¿Por qué cree que ocurrió de aquella manera? 

A mí me sorprendió muchísimo. Nosotras, cuando escuchamos el proyecto de ley, publicamos el primer  comunicado, el cuatro de diciembre, en el que decíamos que nos oponíamos a la ley y por qué en cuatro  o cinco puntos, además de establecer las acciones que pensábamos realizar, porque pensábamos  presentar nuestras alegaciones en el Parlamento. 

Después del episodio del niño al que sacan en el Parlamento de Extremadura disfrazado de niña,  diciendo que quería cambiar porque esa era su felicidad, ante los parlamentarios de todos los partidos  políticos llorando. Presentamos nuestra queja al Defensor del Menor, pero nos contestó que, como no  era un acto de la Administración, no se podía hacer nada, y vimos una respuesta iracunda en medios, en  las redes sociales, en la TV, en la Federación Trans y en una agrupación de Izquierda Unida de la que yo  no tenía noticias, que se llama ALEAS, que es la que pidió nuestra expulsión inmediata de IU.  

El enfrentamiento era frontal con estos grupos trans, que también se llaman homosexuales o LGTBI,  pero no es igual ser ni ser transexual, transgénero, ser homosexual o gay.  

¿Hubo discrepancias anteriormente con Izquierda Unida? 

Nosotras habíamos tenido diferencias con Izquierda Unida en uno o dos puntos. Uno, que realmente no  acabo de comprender, es que apoyen la autodeterminación de Cataluña, a la que nos hemos opuesto  desde una interpretación marxista, que defiende que los pueblos no se separan, sino que se unen contra  el capital. Ese es el camino que está dirigiendo la burguesía catalana más corrupta de España, y no lo  digo yo, sino los tribunales. Pero eso no tenía que causar una escisión, porque era una disensión en el  análisis que estábamos haciendo de la situación de España. Tampoco estuvimos de acuerdo en la  organización de las primarias, las primarias en las que participo, en Sevilla, porque estaban trucadas. Es  una pena que la izquierda, que no tiene derecho a hacerlo, se dedique a estas cosas. 

Por la Ley Trans habíamos estado tensos, discutiendo, pero claro, en absoluto era motivo para que nos  expulsaran. Después de esa decisión salieron en televisión Alberto Garzón y Juan Carlos Monedero para decir que nosotras habíamos vulnerado los derechos humanos al oponernos a una ley. 

Para menospreciar sus argumentos contra la Ley Trans, se afirma que son tremendistas y que nunca  ocurrirán en nuestro país. ¿Cuál es ese borrado de las mujeres que señalan?  

Está sucediendo ya en muchos países. Se están haciendo mixtos los servicios en colegios y  universidades, en los impresos de la Generalitat de Cataluña aparece la opción “otro” para indicar el  sexo y en los institutos y universidades se están impartiendo estudios de género que afirman, como una  profesora argentina, que el sexo no existe y que cada uno puede escoger su género. En los deportes ya  se están quejando, por fin, algunas deportistas y algunas ligas femeninas. Afectaría también a la  segregación de las cuotas, ya que están metiendo a estos personajes llamados trans y sacan el número  por ser mujer en unas cuotas para mujeres en dirección de empresas, en universidades, en concursos o  en partidos políticos. Ha habido procesos de violencia, sobre todo en el Reino Unido, en los que el  personaje acusado de maltratar a su mujer sale diciendo que él es una mujer. Han metido a reos  acusados de violencia y violación en cárceles de mujeres, donde han violado a otras que estaban allí. 

A las mujeres las siguen apaleando y violando, siguen sin cobrar lo  mismo, por no hablar de África, donde las mutilan, mientras discutimos sobre el sexo de los ángeles

Yo creo que la cuestión es filosóficamente más profunda. Cuando me han preguntado por qué no puedo  admitir esto, en otras entrevistas, les he contestado que no me gusta que me tomen el pelo. Un señor  que salía en televisión afirmaba que se llamaba Rosa María García, pero, mira, no. Hace muchos años  que una tiene ojos y sabe que es un hombre. A mí me hubiera gustado ser una cantante de ópera, o un  hombre, y me hubiera ido mucho mejor. Estamos yendo a una figuración de la sociedad transhumana y  distorsionada, en la que los moldes de las leyes naturales se rompen y entramos en una etapa de locura generalizada. Consentirlo teóricamente ya demuestra que nuestros pensadores son unos estúpidos, y  solamente se puede decir que la discusión del género en la universidad es un camelo que se ha  distribuido desde las cúpulas intelectuales norteamericana y española que beneficia al capital, que sí  que domina la materialidad de las cosas.  

Realmente, lo peor, es que se han metido en el Movimiento Feminista para destruirlo, porque se meten  para diseñar las estrategias y los objetivos que tenemos que perseguir y están creando el malestar, las  discusiones, y nos han distraído. Pero a las mujeres las siguen apaleando y violando, siguen sin cobrar lo  mismo, por no hablar de África, donde las mutilan, mientras discutimos sobre el sexo de los ángeles.  

¿Por qué estas teorías son aceptadas socialmente? Qué podría conllevar la asimilación de la realidad  acorde a unos sentimientos o una identidad? 

Esta es la filosfía idealista. Marx decía que él, frente a Hegel, que se ponía la tierra sobre la cabeza, había  venido a poner el mundo bajo los pies. Quieren que abandonemos este análisis materialista, que es el  que hay que seguir para luchar contra el capital, que nos está arrasando, arrasa el planeta y además  maltrata y explota a los trabajadores, y, por supuesto, reprime y segrega a las mujeres. En vez de hablar  sobre nuestra oposición a la OTAN, seguimos debatiendo sobre el sexo de los ángeles. 

Pero las generaciones jóvenes aceptan con mucha facilidad estos postulados. 

Bueno, esto siempre ha pasado. Decían los presocráticos que la naturaleza se complace en ocultarse. Descubrir las leyes de la naturaleza nos ha costado milenios, pero ahora los bulos y los mitos sobre los  extraterrestres se difunden con facilidad por las redes sociales. Es muy fácil engañar, y más a los  jóvenes, sobre todo si comen cada día. Se están destrozando absolutamente el pensamiento, los  avances y, por supuesto, el análisis materialista de la sociedad, para beneficio del capital. 

¿Por qué se la califica tan a menudo de fascista, homófoba o tránsfoba? 

Se demuestra la ignorancia que ha pesado sobre las generaciones últimas. Ya se han complacido los que  organizaron la Transición y este sistema de ocultar a los jóvenes qué fue el fascismo y es una vergüenza  ver cómo se banaliza el término. Se utiliza y se difunde entre nuestros alumnos, que no saben nada de  nada, cala y se acaba utilizando con mucha frivolidad. 

Por otro lado, el fascismo se ha desprestigiado, pero también se ha desprestigiado el comunismo. Sin  embargo, no me acusan de estalinista, pues podrían utilizar otro término insultante, pero que esté más  cerca de mis pensamientos. 

¿Es Lidia Falcón tránsfoba u homófoba? 

Pero cómo voy a ser tránsfoba u homófoba. Defendí a los homosexuales, que normalmente eran  hombres porque son mucho más exhibicionistas, cuando los detenía la Guardia Civil por disfrazarse de  mujer en los carnavales. Iba a los cuarteles de la Guardia Civil y a las comisarías para ver si los sacaban o  les fijaban una fianza, al menos, a aquellos muchachos que tenían que estar ocultos y escondidos. 

El Movimiento Feminista desde el principio tuvo una parte importantísima de lesbianas. El primer  artículo del programa electoral del PF en los años 80 incluía la libertad de elección sexual para todos los  seres humanos, porque entonces todavía se estaba persiguiendo. Es una infamia que nos llamen, no  sólo a mí, sino también a las compañeras, homófobas o tránsfobas, pero también lo hacen con la misma  frivolidad. Es decir, yo soy igual que los guardias que pegaban culatazos a los jóvenes que se disfrazaban  de mujeres, ¿no? Estamos en la época de la mentira, como escribió Carlos París.

Políticos como Rocío Monasterio, Toni Cantó o Macarena Olana han mostrado públicamente su apoyo  a feministas que se oponen a la Ley Trans. 

¿Toni Cantó nos apoya? No nos hace ningún favor. Cuando Rosa Díez lo nombró miembro de la  Comisión de Igualdad del Congreso por su partido le escribí un artículo en Público para recordarle sus  comentarios y posiciones. 

Hay un adagio que no recuerdo exactamente de quién, que dice que la verdad es la verdad, la diga  Agamenón o su porquero, y cuando se defiende la verdad estamos todos en la misma línea, aunque  luego tengamos que enfrentarnos, y muy agriamente, por otros temas, pero si se defiende la  materialidad de las cosas no se hace más que reproducir la situación real.  

La ultraderecha ha utilizado en su beneficio que haya escrito, por ejemplo, en Actuall o que haya ido a  Intereconomía

A mí me echaron de Público porque los de Actuall, que no sabía siquiera que eran de HazteOír, me  pidieron un artículo sobre el tema y lo envié. Entonces, la directora de Público, Virginia Pérez, que es  tan purista y tan sectaria, me llamó para decirme que no podía seguir escribiendo en Público porque  había escrito en Actuall, donde me publicaron el artículo tal y como lo escribí. La censura me la hizo ella.  

Ahora hay una tendencia en cierta izquierda de censurar. Salió en El País un artículo que hablaba de un  manifiesto firmado en Estados Unidos por Chomsky, Atwood o Steinem en contra de la actitud sectaria  de la izquierda, que persigue a todo disidente que no esté totalmente de acuerdo con su criterio. En  España, la izquierda, como Podemos o como IU con nosotras, se arroga la capacidad de censurar a quien  no esté absolutamente de acuerdo con ellos.  

¿Le beneficia a la ultraderecha este debate? 

Intentará aprovecharse de él, pero también intenta aprovecharse la izquierda. En España existe la  cultura del aprovechamiento. Decía Lenin en una frase, quizá un poco optimista, que la razón acaba  siempre por tener razón, pero a veces llega demasiado tarde. A nuestros republicanos les ha llegado  demasiado tarde. 

Se ha criticado el tono que utiliza en su discurso. Se han puesto en tela de juicio expresiones como  “las mujeres trans son seres extraños”, “la igualdad de los gays no se obtiene por el culo” o “el  movimiento homosexual fomenta la pederastia”. ¿Pueden malinterpretar su mensaje? 

Pero si están muy claras. Cómo se puede malinterpretar algo tan elemental y tan sencillo. ¿Es que las  mujeres trans son mujeres? Isabel Gemio me hizo una entrevista hace unos meses sobre esta Rosa  García. Quería además que estuviera con él, que tuviéramos una discusión y le dije que no. Estuvo todo  el rato hablando de ella en femenino y le pregunté si no era un hombre. Me contestó que no creía que Rosa estuviera loca. Claro que no, está loco. Este personaje es un hombre. Se puede poner el nombre de  Rosa García como si quiere ponerse el nombre de Agamenón, a mí me da lo mismo, pero al menos que  yo pueda mantener mi propia cordura, mi propia salud mental.  

Esto es lo digo; claro que las mujeres trans que son seres extraños, porque no son mujeres. Ahora, que  son señores que quieren ir diciendo… Pues que digan lo que quieran, que se vistan de lo que les parezca  y se pongan tacones o un plumero en la cabeza; a mí me da lo mismo. Lo que no pueden hacer de  ninguna manera es que yo tenga que decir que sí, como si fuera el rey que va desnudo. Yo no tengo  ningún complejo, ni prejuicio, ni me dan miedo, ni me importa un comino que me llamen tránsfoba,  fascista, o que esté Rocío Monasterio. Aquí la verdad es que el rey va desnudo y que estos señores, que  se disfrazan de mujeres, no son mujeres y punto. 

En cuanto al movimiento homosexual, está haciendo campaña por la pedofilia desde hace sesenta años.  Tenemos treinta y dos documentos que hemos llevado a la Fiscalía del Odio de lo que escriben, de lo que difunden, de los relatos que cuentan y de cómo defienden la sexualidad infantil.  

Puede asimilarse al utilizar “movimiento homosexual” que se refiere a todos los gays y todas las  lesbianas.  

Yo no sé si son todos o no, pero cuando se dice Movimiento Feminista es porque hay una imagen, hay  un movimiento y hay una actividad general, y si alguna de las feministas no está de acuerdo con lo que  se dice, que lo diga. Y los homosexuales que no estén de acuerdo con la pedofilia, que salgan y lo digan  de una vez.  

Yo he hablado con Jordi Petit, uno de los dirigentes homosexuales de Cataluña, del que he sido en cierto  modo amiga, y también con Armand Fluvià, con el que he tenido menos relación, y que continúa en la  Asociación Lambda defendiendo la sexualidad infantil, diciendo que se está reprimiendo, tergiversando  las definiciones freudianas de la sexualidad infantil, que ya se han hecho populares, y por lo tanto, que  hay que legalizar estas relaciones. Pero es que además hemos encontrado un congreso sobre el incesto  que se celebró en Madrid, donde un montón de personajes piden, no solamente relaciones con los niños,  sino casarse. 

No digo nada que no pueda probar, porque además soy abogada de profesión. Entonces, ¿qué no les  gusta como hablo? Pues que no me escuchen. 

En España apenas se presta atención a casos como el de Keira Bell o a las acciones de asociaciones  como Mermaids o Tavistock. 

En España hay una difusión muy sesgada de las noticias. Hay que buscar páginas web minoritarias, y que  no se encuentran fácilmente, para enterarte de algunos de los sucesos, porque toda la información en  general está controlada por el capital. El País, por ejemplo, pertenece al Banco Santander. Por tanto, se  difunde lo que le interesa al capital y nada más, y este conflicto se convertirá en drama cuando  empiecen las homornaciones y las operaciones de niños y adolescentes como Keira Bell.  

El objetivo es embellecer el capital, haciéndonos creer que el capitalismo es el único sistema político  posible

La difusión de las noticias es tergiversada y manipulada por los censores oficiales. No hay censura legal,  pero ahí están los casos de Cassandra o del rapero que cantaba no sé qué. Pero, sobre todo, la censura  viene de las altas instancias. A mí me echaron de Público, el periódico de la izquierda, pero El Mundo,  como es de derechas y le interesa lo que digo ahora en contra de la postura de la supuesta izquierda,  me hace una entrevista a dos páginas después de aquello.  

Nos han echado también de Twitter; nos han cerrado todas las cuentas que teníamos, porque ahora, por  lo visto, hay que seguir la teoría del género o la teoría queer.

¿Quiénes son el lobby gay o el lobby trans? 

Bueno, yo personalmente, sobre todo a los rabiosos, no los conozco, pero están los nombres  conocidísimos.  

El movimiento homosexual pedía el matrimonio, algo muy revolucionario decían, y lo estuve discutiendo  con ellos. Al final, naturalmente, les di la firma porque estaban empeñados y hablaban de ventajas 

económicas, pero en el siglo XIX mi abuela hablaba del amor libre y estos pedían el matrimonio. Aquí  estaban las grandes empresas. El portavoz del PP, Javier Maroto es homosexual y lo casó Gallardón. Ser  homosexual no te hace ser de izquierdas. El marxismo no le entra a uno por el culo, a ver si nos  entendemos. 

La opción sexual es absolutamente legítima, mientras sea entre adultos, y puede ser de cualquier  ideología. Puedes votar al PP, a VOX o a quien sea, mientras a ellos les dejen follar como les gusta.  Ahora, convertirlo en teoría ideológica, en proyecto político y en ley… La izquierda, que como decía  Carlos París estaba presa del síndrome de Estocolmo, tendrá que defenderse. 

¿Se opuso al matrimonio homosexual? 

Yo me opuse en los debates. Estuve en COGAM y tuve una buena relación, creía que era buena, con  Beatriz Gimeno y con Boti, con las que estuve en muchos debates en los que decía que encontraba que  era una reclamación reaccionaria, que lo que había que hacer era abolir el matrimonio.  

Yo tuve una sanción de no sé cuántos miles de pesetas por un proceso judicial cuando publiqué en  Triunfo. Escribí en el 71 un artículo titulado Un derecho de propiedad en cinco axiomas, que acababa  diciendo que estábamos luchando por obtener el divorcio para luchar después para acabar con el  matrimonio. Yo me hacía eco de lo que me había enseñado mi abuela, de lo que explicaba Kollontai en  el 1905. Y ahora los homosexuales querían casarse y se casaron, y si pudieran hacerlo por la Iglesia, lo  harían encantados. 

Ha habido una involución teórica importante en el feminismo, en los proyectos revolucionarios, la  maternidad in vitro… Se han desprestigiado y ocultado. Ahora hay que hacer familias burguesas, hay que hacer papá, mamá y comprar niños. Si no puedes fabricarlos, pues se los compra, que los fabrique otra,  que es el último negocio del capital.  

En el debate yo me opuse, pero luego vino Zerolo, que era buen chico, y otros, y estaban tan ansiosos,  diciendo que querían casarse, pagar impuestos y tasas del registro civil, y luego divorciarse, que es otro  negocio nuevo, y bueno, pues firmé que sí. 

Se ha denunciado a la Rosario Acuña de Asturias, dirigida por Amelia Valcárcel, se ha premiado a Lucía  Etxebarría con el Premio Ladrillo Rosa de COGAM, y hace unos días se criticó en redes a Paz Vega por  comentar con un emoticono. ¿Hay una caza de brujas? 

Sí, claro que hay una caza de brujas. Hay una ofensiva orquestada por Izquierda Unida, Podemos, ALEAS,  la Federación Trans, que se han concitado, y hay una organización y una estrategia de perseguirnos. Han  perseguido a Rowling también y a Lucía parece que la han fastidiado, porque a mí no me importa nada.  Supongo que han pinchado en hueso.  

Después de que la ilustre Beatriz Gimeno y las que dirigen ahora COGAM le dieran el Premio Ladrillo a Lucía, nos pusimos a enviarle ladrillos a Irene Montero, porque estaba ahí, para que tenga material para  construir la igualdad entre hombres y mujeres. Algunas camaradas más entusiastas le envían ladrillos  sucesivamente, cada semana, pero ella no dice nada. 

Carla Antonelli afirma que le llegan mensajes por redes sociales en los que, dice, que se la insult a, que  es un hombre con bigote… ¿Existe un acoso a las transactivistas? 

Yo no lo sé. Yo sé que nos estamos defendiendo, más que acosando. Siempre puede haber alguna  excitada que le escriba a no sé quién, pero no creo que Carla Antonelli vaya a sentirse muy perseguida,  porque tiene una arrogancia… Me puso verde en uno de los artículos o de las entrevistas que le  hicieron en Público, que pude contestar porque al haberme nombrado tenía derecho de réplica, pero  fue lo último que pude escribir con ellos. 

¿Puede la posición del feminismo radical marxista hacia la teoría queer y el transactivismo derivar  hacia una verdadera transfobia? 

Se tienen que definir correctamente los términos, ¿qué es eso de la transfobia? Naturalmente hay  unas ideologías de derecha y fascistas que han perseguido a todo lo que no era como ellos. Han  perseguido a los negros, a los judíos, a las mujeres, a los homosexuales y a los transexuales. Aquí, lo que  se tiene que definir es que si una persona es transexual y quiere llevar a cabo su transformación, tiene  que pasar, como es evidente, por un tratamiento psiquiátrico y psicológico y luego por las  transformaciones quirúrgicas o por las que sea que tenga que pasar. Y a partir de aquí nadie tiene por  qué decirle si se llama Pepito o Pepita. Que trabaje bien, y si quiere participar en la lucha feminista, yo  encantada. Nosotras tenemos algunas compañeras que han hecho esta transformación. Ahora, que no  vengan a tomarnos el pelo, sea Rosa García o Paul Preciado, como lo llaman ahora, y al que vieron en  Oviedo haciendo una performance que consistía en inyectarse testoterona en público.  

La primera denuncia reciente fue por unas declaraciones en El Español.  

Bueno, no fue la primera. La primera denuncia, por el comunicado del 4 de diciembre, la presenta la  Federación Trans, dirigida por Mar Cambrollé, en la Fiscalía de Barcelona. Mar Cambrollé estaba en  Sevilla y se va de Sevilla a Barcelona a presentarla en la Fiscalía de Barcelona en diciembre, pero llegó la  pandemia y no pudieron hacer nada.  

En junio me hace El Español una entrevista. Y las declaraciones fueron decir que el movimiento  homosexual hablaba desde hace mucho tiempo de legalizar la pedofilia, que además no es un delito, es  una filia, es una afición que necesita tratamiento psiquiátrico, mientras que la pederastia es el ejercicio,  es el ir violando niños. La Dirección General de Asuntos Sociales de la Consejería de Bienestar Social de  la Generalitat de Catalunya se suma a la denuncia de la Federación. Entonces es cuando la Fiscalía inicia  el expediente porque antes no ha hecho nada.  

¿Se va aprobar la Ley Trans? 

Tuve la impresión de que nuestra ofensiva les había influido, pero las instituciones del Estado están a  favor, como la Generalitat de Catalunya o la escuela pública, y el PSOE, que es fundamental para poder  aprobar esto, está muy silencioso. 

Primero hubo un documento, un comentario de algunas personalidades del PSOE, como Carmen Calvo y  José Luis Ábalos, que nos dio la idea de que realmente no aceptarían esto, pero ya se han callado y no  han dicho nada más. Las que llevan lo de Contra Borrado de las Mujeres, que son del PSOE, están  también calladas, y además no se identifican como militantes del PSOE porque ahora se sigue la  estrategia de pertenecer a no sé qué confluencia o a la Asociación Pepita, pero son militantes, y de las  más veteranas. 

Irene Montero ha dicho que este mes de enero saldrá el proyecto y a la espera estamos porque no lo  conocemos. Hay un informe que hemos enviado a los partidos sobre la ley, la ley, la primera del año  diecisiete, sobre la inscripción registral y la defensa de los LGTBI, pero sobre una ley que no se aprobó, sobre un proyecto que quedó eliminado. Ahora veremos qué escribe y en qué punto estamos.   

Pero, al mismo tiempo, hace unas semanas, Ciudadanos presentó otro proyecto de ley similar, excepto  en la autodeterminación de género, pero pidiendo también la homornación de menores, libertad para  cambiar de sexo o género cuando quieras, la defensa del género fluido y que no intervengan  profesionales de ningún tipo. Ciudadanos registra el proyecto el 20 de noviembre en el Congreso y en el  Senado a la vez. Ahora mismo están esperando a que se tome en consideración o no. ¿Habrá una  competencia entre Ciudadanos y Unidas Podemos?  

Podemos defiende la aprobación de esta ley con mucho ahínco. 

Esto es algo que yo también me pregunto. Hay teorías varias. Algunos camaradas dicen que están detrás  los negocios de las farmacéuticas, clínicas de cirugía, psiquiatras, psicólogos…  

Irene Montero ha dicho que este mes de enero saldrá el proyecto y a la espera estamos porque no lo  conocemos.

A mí la obsesión que tiene la señora Montero por llevar adelante la aprobación o por ir a la fiesta del  ladrillo me parece demente. Una ministra avalando semejante cosa, en representación de todo un  ministerio, de toda una organización del Estado, con todos los recursos que dispone. Y, mientras tanto,  asesinan mujeres, las violan, siguen sin tener recursos económicos, han estado encerradas con sus  maltratadores en la pandemia… y no se han preocupado en absoluto. 

¿Cuántas veces ha intentado contactar con Irene Montero? 

Yo la trataba antes. En cuanto empezó su ministerio, le pedí una entrevista y me contestó que ahora  estaba muy ocupada, que tenía que montar el ministerio. Luego le volví a escribir al cabo de un mes y  me dijo “No te preocupes, Lidia, pero espera un poquito” y ya no me ha contestado más.  

Silencio. 

Silencio absoluto. 

¿Cómo calificaría a la izquierda en España? 

¿Dónde está la izquierda? Como decía antes, Carlos París afirmaba que la izquierda estaba presa del  síndrome de Estocolmo o que se había dejado caer absolutamente en el populismo, que es lo que  representa Podemos. El señor Iglesias salió al principio diciendo que no era de derechas ni de izquierdas.  Echenique, Monedero y Errejón lo han repetido, porque parecía que era lo que atraía a las masas y los  votaron tantos que sacaron setenta y un diputados. Después, Iglesias afirmó que eran bastante  peronistas, suponiendo que alguien en España, o en Argentina, sepa qué es ser peronista. 

La izquierda se ha dividido, se ha hundido o se ha despistado

Creíamos que la izquierda marxista estaba representada en Izquierda Unida, pero desde que echaron a  Cayo Lara se han ocupado de la dirección Garzón y su pandilla, llevándolo al oportunismo, con un  ministerio, el supuesto Ministerio de Consumo, mientras en la Cañada Real no hay luz. Parece que esas  cuatro mil personas no tienen derechos o no son seres humanos. 

La izquierda se ha dividido, se ha hundido o se ha despistado. En España perdimos la Guerra Civil, luego  perdimos la Transición y puede que perdamos la democracia. 

Los partidos políticos suelen abrazar el feminismo. Pedro Sánchez se ha declarado comprometido y  Rivera afirmó que no había nada más feminist a que una mujer pudiese alquilar su vientre.  

Los partidos son unos oportunistas. Con mucho dolor recuerdo, por ejemplo, porque me he dejado la  piel en el Partido Comunista, cuando Carrillo aceptó la monarquía. Ahora piensan que el feminismo les  va a dar votos. Sánchez está jugando a un ajedrez complicadísimo; no quiere perder el voto feminista,  porque era el partido que tenía más votos de mujeres; no enfrentarse con el grupo feminista dirigente,  que son veteranas y que han estado tantísimos años defendiendo cosas; tampoco quiere, naturalmente, pelearse con Carmen Calvo, Ángeles Álvarez o Alicia Miyares; pero al mismo tiempo está pillado por  Podemos, porque sin Podemos no gobierna. Un cargo importante del PSOE me dijo “Sánchez ha dado la  consigna, ahora sosiego”. Pero, claro, procuraremos que no lo tengan.  

Cuando estos partidos se autodenominan feministas, sin saber qué es el feminismo, buscan el voto de  las mujeres o, al menos, la complacencia de las feministas y que no le hagamos la campaña en contra.  

¿Cuál es el futuro del Partido Feminista? 

Creo, y si no lo creyera lo dejaría, que es el futuro del feminismo. Si el feminismo no tiene ambición  política, si no quiere influir de una manera importante, de una manera eficaz, en decisiones legislativas y  en las decisiones de administración, en ayuntamientos, diputaciones, en los gobiernos de las  comunidades, no tiene futuro. Si se convierte en un movimiento irrelevante que hace actos culturales,  que sale en manifestación de cuando en cuando, que tiene algún programa pequeñito de televisión, su  ambición me parece muy pequeña.  

Esto hay que entenderlo porque hay una campaña de politicofobia. Se ha inculcado la idea de que la  política es corrupta, que es mala. Parece que, como los políticos son unos sinvergüenzas, lo único puro  es no ser político en la calle. Y nos permiten luchar en la calle: te dan cuatro horas, te desahogas, gritas,  llevas tu pancarta y te vas a casa. 

Tiene una visión histórica del feminismo. ¿Cuál podrá ser el futuro del feminismo en España y desde  una perspectiva internacional? 

Cuando yo creé el Partido Feminista había catorce entre Holanda, Bélgica, Francia, Canadá y luego en  Asia y en Israel. Hay un libro precioso, El poder de las mujeres y el Estado del bienestar de Helga María  Hernes, que explica que en los países nórdicos las mujeres dirigen una serie de organizaciones y están,  sobre todo y exclusivamente en los asuntos sociales, pero han renunciado al poder político y no tienen  influencia. Quien tiene el poder es quien firma el Boletín Oficial del Estado, y eso no lo hemos hecho  nunca.  

Quienes están en el PSOE tienen un papel muy desaviado. Margarita Robles, como ministra de Defensa  de un ejército que está en la OTAN, no quiso que se fabricaran los misiles en la fábrica Navantia de  Cádiz, pero llegó Sánchez y le dijo que los contratos había que cumplirlos, o la ministra de Economía,  que está al servicio de la UE y ni siquiera subimos los nueve euros del salario mínimo interprofesional. Y  ya veremos que dice Carmen Calvo si aprueban la Ley Trans. 

El feminismo como ideología, como programa político, como proyecto revolucionario no ha gobernado  nunca. Hemos conseguido unos avances sociales, que siempre recuerdan, como la ley del divorcio, la ley  del aborto, la ley del matrimonio homosexual o una ley de igualdad que no sirve para nada, porque no  es una ley positiva. Pero, ¿en qué limbo está la abolición de la prostitución? Comentaba con las  veteranas, como Charo Carracedo, que no hemos avanzado nada en veinte años.  

Muy triste. 

Sí, en ese punto estoy triste, y además he estado pensando en las estrategias para convencerlas. Hemos  tenido debates, en YouTube están, en los que les decía que no hemos avanzado nada, y les preguntaba,  aunque me decían que se había avanzado porque la gente pensaba de otra manera y no sé qué, por el  partido político que nos apoyaría en la abolición de la prostitución. 

Ahora está onlyfans, salen desnudas a los escenarios y hay escuelas para enseñarles a ser prostitutas.  La sociedad lo acepta como feminismo. 

¿Y es eso feminista? 

No.  

Ah. La sociedad no sabe nada, que hay una mayoría absoluta de gente inmersa en la indiferencia y desinformada, sin ánimo político. Qué sociedad se levantaría en contra si se diera el golpe de 36.  

Por otro lado, los sectores que estamos en la batalla hemos caído en una involución evidente; mis  abuelas pedían el amor libre sin trabas, pero retrocedemos cuando los homosexuales se casan.  

Ahora mismo, no hay ideología. La única es la que estamos haciendo nosotras en los congresos del  partido, porque las otras están discutiendo a la señora Butler. ¿Qué teorías están elaborando Amelia  Valcárcel o Celia Amorós? Celia Amorós está hablando ahora mismo del institucionalismo, de la  Institución Libre de Enseñanza.  

Está terminando un libro. Cuéntanos para terminar. 

Sí, yo quería llamarlo La filosofía del engaño. Es un análisis, que me está saliendo larguísimo, de cómo nos engañan. No la situación, que también describo, sino el discurso con el que el capital engaña a las  grandes masas y cómo las grandes cabezas pensantes del país son cómplices.  

El objetivo es embellecer el capital, haciéndonos creer que el capitalismo es el único sistema político  posible y que hay que resignarse, porque todos trabajan por el bien común, y que ahora tenemos, al  menos, la libertad para elegir prostituirnos. 

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