Entrevistamos a Farruco Sesto: «del imperialismo no hay que fiarse ni un tantico así»

Por Daniel Seixo

En Nueva Revolución charlamos con Farruco Sesto, poeta, escritor e ministro en diferentes etapas da revolución bolivariana de Venezuela.

¿Cómo afronta el pueblo venezolano esta nueva cita electoral?

A pesar del infame e ilegal bloqueo por parte de los EEUU y sus “países mascotas” como alguien los definió con mucho acierto, cuya intención expresa es socavar la moral y  el ánimo de resistencia del pueblo venezolano, y a pesar del llamado por parte de esos mismos países a desconocer estas elecciones previstas en la Constitución, nuestro pueblo se prepara con alegría y espíritu de lucha para votar el 6 de diciembre, con la voluntad de expresarse democráticamente, en libre ejercicio de soberanía y autodeterminación.  Con los resultados de la votación del 6 de diciembre, habremos elegido a los diputados y diputadas de la nueva Asamblea Nacional que comenzará sus funciones a partir del 5 de enero próximo, tal como está previsto, expresamente, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 

¿Existe confianza en que Estados Unidos y la UE respeten el resultado de las urnas? ¿Cómo ha vivido las elecciones estadounidenses? ¿Espera cambios en la actitud del nuevo gobierno respecto a Venezuela?

En nuestro país, y teniendo en cuenta experiencia de la relación intervencionista de los EEUU con Venezuela y, en general, con América Latina y El Caribe, nunca olvidamos el consejo de Ernesto Che Guevara, cuando decía que “del imperialismo no hay que fiarse ni un tantico así”. De tal manera que, para nosotros, el hecho de que haya un cambio de administración en los EEUU, no es garantía de por sí de que van a cambiar sus políticas. Hay que recordar que fue el presidente Obama, quien firmó el vil decreto que declara a Venezuela como “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de los EEUU”.  De todas maneras, nosotros vamos a situarnos siempre, como lo hemos hecho hasta ahora, en la línea de las relaciones civilizadas con todos los países del mundo en el marco de la legalidad internacional, la diplomacia de paz y el diálogo permanente. Venezuela siempre estará dispuesta a conversar para resolver los conflictos y diferencias que puedan existir.  Y hay que enfatizarlo especialmente, cuando se trata de la UE y en particular, de España. Nos preguntamos si no habrá llegado por fin el momento de que comprendan y acepten que las decisiones de nuestros pueblos de liberarse para siempre de todo tutelaje neocolonial, no tienen marcha atrás. 

¿Qué supone la Ley Antibloqueo para Venezuela?

Es una ley constitucional diseñada para el momento que vive Venezuela, cuyo principal objetivo es darle un piso jurídico a la República, capaz de sortear con éxito las consecuencias de las ilegítimas medidas coercitivas unilaterales y en general,  del bloqueo y la agresión económica, financiera, diplomática y comunicacional a que es sometida, en esta guerra integral, multidimensional, multiforme, no convencional, llevada a cabo por los EE. UU. con apoyo directo o indirecto de la UE. Consideramos que es importante que esta Ley sea estudiada y comprendida, por todos aquellos a quienes les interesa que Venezuela logre salir de las dificultades inducidas a que está siendo sometida.

¿Cómo ha conseguido el gobierno venezolano mantener la cohesión social pese a los complicados desafíos que ha tenido que encarar en la última década?

Esa cohesión en la base social, es consecuencia directa de la conciencia histórica de un pueblo que se sabe protagonista de la política,  y dueño de un proyecto de emancipación al que reconoce como suyo.  Es bien difícil, por no decir imposible, derrotar definitivamente a un pueblo con esa voluntad de resistencia y lucha.  El pueblo venezolano está decidido a ser libre, auténticamente libre. Chávez dejó plasmado cinco grandes objetivos históricos en el Plan de la Patria, que le dan sustento como proyecto a esa cohesión social y que son los siguientes:

1. La defensa y consolidación de la independencia nacional.

2. La construcción del socialismo bolivariano del siglo XXI.

3. La transformación de Venezuela en un país potencia en lo social, económico y político.

4. La contribución al desarrollo de una nueva geopolítica internacional.

5. La preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana.

Nos preguntamos y le preguntamos a los hombres y mujeres de buena voluntad: ¿No vale la pena cualquier esfuerzo por alcanzar estos objetivos históricos lo más tempranamente posible? Por nuestra parte, estamos en ello. Y es con ese espíritu que el 6D, vamos a recuperar la institucionalidad de la Asamblea Nacional.

Teniendo en cuenta el nuevo momento político que vive la región, ¿confía el gobierno venezolano en profundizar en la integración de América Latina?

Por supuesto. No hay otra salida.  Y no sólo económica, sino también política y cultural. Para nosotros la patria es América, como lo dijo Simón Bolívar. 

Hoy día, es un hecho objetivo, soplan brisas bolivarianas en América Latina, el panorama promete cambios importantes hacia un desarrollo progresista, y los pueblos siguen en su despertar.

¿Qué diferencias destacaría entre el proyecto de la izquierda española y el proyecto de la izquierda en Venezuela? ¿Y qué los une?

Es difícil contestar a esa pregunta, porque primero tendríamos que ponernos de acuerdo en el significado de la palabra izquierda aquí España, donde se considera, por ejemplo, “de izquierda” a un periódico como El País, que para nosotros es evidentemente un órgano de comunicación de la derecha, más avieso que otros muchos reconocidos como tales.  

Pero en todo caso, la izquierda bolivariana actúa en política únicamente para lograr una transformación profunda de las relaciones humanas, a fin de alcanzar ese otro mundo mejor que es posible, sin explotación, sin desigualdad, sin exclusión alguna, que de eso se trata en una revolución. 

Y eso tiene que ver con la decisión de que sea el pueblo el que ejerza el poder.  Por supuesto, entendemos que hay sectores de izquierda en España que piensan como nosotros, “que otro mundo es posible” y que hay que luchar por ello, siempre dentro de sus propias circunstancias concretas. Pero no me imagino a “El País” diciendo eso mismo.

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