Entrevistamos a Adriana Royo: «De golpe niñas de 14 años se están comportando como mujeres de 20»

Por Daniel Seixo

En Nueva Revolución etrevistamos a Adriana Royo, autora del libro Falos y Falacias de Arpa Editores. Con ella hablamos sobre la utilidad la hipersexualización de los jóvenes, Tinder, Onlyfans y los nuevos modelos de relacionarnos y vivir nuestra sexualidad en tiempos de redes sociales.

La cuarentena supuso un gran incremento en el tráfico de páginas como Onlyfans, ¿se dibuja el sexo como una salida rápida a la soledad? ¿Ya no sabemos estar solos?

Es cierto que durante esta situación, todos nos hemos visto en un punto de vacío interno y es precisamente en ese punto en el que salen a relucir las cosas. En nuestro día a día vivimos con partes, no permanecemos en contacto de forma tan directa con esa soledad o con esa sensación de vacío interno. Durante el confinamiento, he llegado a atender a muchas personas con ataques de ansiedad, brotes de miedo y diversos trastornos. De golpe, te percatas de que todo lo que estás haciendo en tu día a día, es un reflejo de lo que te pasa por dentro y te preguntas si realmente lo puedes gestionar. En esos momentos ha salido a la luz todo eso que nos está pasando, ese vacío y esa soledad que ya estaban ahí, se han incrementado y para llenarlo nos hemos puesto a coquetear en Instagram o por Tinder. Todo esto para seducir y ser seducidos de forma que lográsemos tapar esa soledad.

Se ha incrementado el sexting y todos estos comportamientos que ya se venían repitiendo antes del confinamiento, pero claro, esto ha hecho que también suba exponencialmente el consumo de pornografía o pedófila. El sexo es una de las vías que tenemos para «vincularnos», por lo que buscamos intimidad y ternura en el, pero en estos momentos, lo estamos haciendo de una forma distorsionada, es como si llevásemos un mes sin follar y necesitásemos sacarnos de encima toda esa ansiedad. Estamos usando los cuerpos simplemente como una forma de sacarnos de encima la ansiedad y el vacío, no como una forma de compartir esa ansiedad y ese vacío.

A día de hoy, estamos usando la sexualidad como una salida de nosotros mismos. Y es que en realidad, estamos usando a otros para evitarnos. En el confinamiento hemos podido ver como mucha gente no ha podido gestionar todo esto e incluso se ha vuelto obsesa, durante esta crisis hemos visto una polaridad en la que alguna gente evitaba todo tipo de contacto con otras personas, mientras que otra pasaba directamente de todo ese miedo y se iba a fiestas u orgías para escapar de sí mismos. Al final, el confinamiento te lleva todo el rato a ti mismo, sin parches, es algo que mucha gente ha gestionado pervirtiendo cuerpos ajenos y el suyo propio. Hay personas que me han llamado para decirme que se han ido con otras simplemente porque se sentían solas. La gente no te lo dice de una forma tan cruda, aseguran que el sexo es una necesidad fisiología y necesitamos vincularnos, pero el sexo no puede ser solo una excusa y sucede que ahora mismo esto es así en muchas ocasiones.

¿Buscamos sexo rápido quizás porque ahora mismo nos resulta más complicado crear conexiones en planos diferentes al físico?

Creemos que el sexo esporádico y espontáneo nos otorga libertad porque tú escoges, pero al final esto es una forma de libertad impuesta. Es una libertad sesgada. Si simplemente queremos que nuestra ansiedad desaparezca mediante el sexo, terminaremos consumiendo cuerpos. Pero tarde o temprano, esa ansiedad volverá, ya que el sexo esporádico solo es un parche, por lo que volveremos una y otra vez a repetir ese mismo comportamiento. No estamos acostumbrados al rechazo, si alguien no nos hace caso en Tinder, pasamos al siguiente. Nuestros cerebros no saben gestionar el rechazo. Cuando nos exponemos íntimamente con alguien, debemos exponernos a ese rechazo, pero eso es algo a lo que ya no estamos acostumbrados, pese a que esa sea la única forma de lograr crear un vínculo real. Vivimos inmersos en una época líquida y todo eso nos da miedo, preferimos consumir que desnudarnos realmente. Este miedo al rechazo y al compromiso es un factor muy social, nos pasa también en nuestra vida laboral o a nivel político, no es algo únicamente relativo a las relaciones. Hoy en día resulta difícil lograr establecer un compromiso. La sociedad, hace que resulte difícil. Existe miedo a exponerse, lo que hace nuestras relaciones con otras personas se hayan convertido simplemente en una raya rápida o un «like». Eso es lo que buscamos en otros, únicamente validarnos.

En realidad somos una sociedad adicta. Una sociedad adicta al sexo, a las relaciones, a ir de copas… Necesitamos continuamente más y más. En una sociedad de este tipo, resulta complicado exponernos, mostrar nuestros miedos y crear vínculos reales. No existe una conjunción entre nosotros, simplemente intercambiamos «datos» o «experiencias», pero no aprendemos unos de otros: esto es lo que hay y si te gusta bien.

Este comportamiento está afectando también a nuestras realidades. Hoy no intercambiamos conocimientos o dudas, si dudas algo lo buscas en Google o en un influencer, personas que no nos quieren realmente, con las que no tenemos relación real alguna. Que una mujer me diga que es muy libre porque folla mucho, pero que sin embargo luego no me sepa decir lo que siente tras practicar sexo, pues yo eso no lo puedo comprar. No puedo comprar que esté teniendo un sexo libre cuando no puede decirme lo que siente o lo que ha sentido cuando un hombre le ha dicho que le haga una felación. No puede ser libre si no sabes si esto le apetecía o no, pero que gracias al porno sabías que lo tenías que hacer. No me digas entonces que eres una mujer libre.

Estoy de acuerdo con las feministas señalan que todo esto no es más que otro sistema de patriarcado y que el capitalismo simplemente quiere a las mujeres esclavas creyéndose libres porque «escogen» hipesexaulizarse

Lo más llamativo de esta web es la cantidad de jóvenes “amateur”, que nunca se han dedicado al trabajo sexual, pero que sin embargo deciden vender contenido sexual en la red, ¿expresan hoy los jóvenes debido a su acceso generalizado a internet sentimientos, actitudes y creencias acerca de la sexualidad que no corresponden a su etapa evolutiva o a su nivel de desarrollo cognitivo y emocional?

Totalmente. Justo en mi último libro, que he terminado de escribir hace muy poco, explico que existe una infantilización general de la sociedad. Es todo como «fútbol, fútbol, oe, oe», pero sin embargo la edad infantil es cada vez más adulta. De golpe niñas de 14 años, ya se están comportando como mujeres de 20. Cuando digo que se están comportando como mujeres de 20, es que su cerebro o sus actitudes son las correspondientes con mujeres de esa edad. Todo tiene un ritmo, tú a los 4 años no eres igual que un niño de 10 y a los 40 años tienes unas experiencias que no tienes a los 30. No existe hoy en día un respeto a estos ritmos naturales, hay niños que con 8 años cuidan a sus hermanos porque sus padres no están nunca en casa. Hay muchísima responsabilidad en los niños para que maduren y escojan su vida, pero sin embargo cuando eres adulto te vuelves un niño porque no tienes la capacidad de disfrutar e implementar todo esto.

Hoy en día todo está tan mercantilizado que las niñas terminan hipersexualizandose demasiado pronto y pierden totalmente su potestad sexual para escoger libremente sin esa presión social cuando están listas para vivir su sexualidad. Existen un punto en el que el cerebro de esas niñas todavía no ha pasado la experiencia necesaria, no tiene capacidad para decidir y terminan viviendo todo esto con ansiedad por madurar. De repente, nuestro rito de paso a la madurez es irse a una discoteca y meterte unas rayas. Eso no puede ser algo que haga sólida tu identidad, por eso vemos como la sociedad es cada vez más infantil, solo tenemos que ver como nos hablan en la televisión: como si fuésemos niños pequeños. Niños que no disfrutan de su infancia y adultos infantilizados, todo está totalmente al revés.

Creo que viendo a niños interactuar con ciertas realidades, todos hemos pensado eso de «yo a su edad no pensaba en esas cosas». Realmente todos nos damos cuenta de que algo no marcha bien en la infancia, pero parece que nos da miedo pararnos a reflexionar sobre todo esto.

Tenemos demasiadas cosas dentro y nos da miedo pararnos a observarlas, tengo pacientes de 40 años que en realidad esconden en sus problemas de adultos a niños asustados.

¿Afecta la mercantilización de la sexualidad con más asiduidad a mujeres cada vez más jóvenes?

Hay de todo. Por ejemplo, el satisfyer produce orgasmos muy intensos que no tienes de forma natural con otra persona y en los que no tienes porque tener fantasías. A ver, si me dices que tienes 50 años y me aseguras que tienes la menopausia y te cuesta mucho tener orgasmos, pues te diría, vale, pruébalo. Pero el problema de muchas chicas jóvenes es que lo usan como vía de escape, como algo muy masculino: me corro y ya está. El problema está en que luego no pueden hacerlo con sus parejas, desnaturalizan sus orgasmos. Puede ser que en algunos casos esto vaya bien, pero como crea adicción, como es tan rápido, al final no necesitas saber ni lo que te gusta para llegar al orgasmo. No estoy en contra de la tecnología, no lo entendamos mal, pero la tecnología crea adicción y en este sentido nos falta información. Esta necesidad nos está desnaturalizando y perdemos de vista que existe algo más ahí, en el mundo y el sexo offline.

Ahora mismo no hay límites en nuestra sociedad, no nos educan en valores. Te encontrarás a muchas mujeres que dicen ser feministas porque venden contenido sexual, simplemente porque les viene bien y porque ganan dinero. Pero perdemos de vista que esas mujeres también están bajo el capitalismo, ¿para qué quieren ese dinero extra? Pues para nuevos juguetes sexuales, para más ropa, para salir… Si vale, tú vendes tu cuerpo, piensas que lo haces de forma libre, pero lo haces para en cierta medida poder seguir consumiendo. No puedes venderme que tienes 18 años, eres mona y eres libre para vender contenido sexual y así ganar dinero rápido porque provienes de una familia humilde. En realidad te estás prostituyendo, tú te puedes contar tus milongas y construir tu discurso de la feminidad, pero al final estás hasta arriba de barro por esta mentalidad que tenemos del consumo. No podemos seguir por esa línea.

Paro, precariedad, hipersexualización de nuestras vidas, normalización de contenidos sexuales de pago y el trabajo sexual en las redes, ¿se puede hablar de verdadera libertad de elección cuando un joven decide vender su sexualidad en la red atendiendo a esta creciente presión presente en el contexto social?

Exactamente, eso es a lo que me refiero con la normalización del intercambio de contenidos sexuales en redes. Si miro cada día Instagram, no me va a parecer raro hacerme una foto medio erótica festiva porque estoy tan acostumbrada a verlo que no me parecerá algo prostituido. Al revés, si no entro en ese juego, me llaman conservadora y me dicen que soy una reprimida. Pero no estoy hablando ya de enseñar o no una teta, eso es lo de menos, estoy hablando de como normalizamos el miedo a que no nos validen. Ósea, yo no veo una teta, un pezón, una pose erótica o a un tío enseñando su cuerpo… Es que no es solo eso, lo que sucede es que estamos normalizando el hecho de vender partes de nosotros en pos de que nos valide gente que no conocemos. Todo esto significa también vender datos a empresas que usan ese mecanismo de validación para controlarnos. Lo peor de todo es que nosotros accedemos a esos servicios gratuitamente y con alegría, todos estos datos son una nueva fuente de riqueza y lo fuerte es que somos nosotros los que los damos sin ningún tipo de problema. La información es poder y la estamos regalando.

Creo que la transgresión proviene de la intimidad y la ternura, no de lo capaz que eres de enseñar culo

¿Suponen estos comportamientos una tendencia cultural que puede resultar perjudicial para los jóvenes?

Creo que esto vamos a ir viéndolo sobre la marcha. Yo no lo sé, no soy bruja y en este sentido aunque lo pueda predecir con más o menos acierto, creo que debemos ir viéndolo con el tiempo. Se trata sobre todo de un tema de empatía y de sentido critico. Si no hay una educación en la tecnología, los padres y los niños que ven a sus padres también igualmente adictos a las tecnologías, si van a ser niños fácilmente manipulables, porque el adicto es fácilmente manipulable.

Hay un punto que si está afectando mucho en la concepción de la empatía, los adictos no pueden tener empatía y solo quieren lo que quieren y ya. Yo me imagino estas sociedades distópicas en las que somos todos zombis grises, todos adictos con el teléfono pegado a nuestro cuerpo como esclavos. La esclavitud está hoy en la aparente libertad y creo que los niños están confundidos en ese sentido. Yo me centro en como afecta en el plano negativo, no son tan conjuntivos sino conectivos, entonces la percepción de la realidad en su cerebro está cambiando y es cierto que esto tiene que cambiar porque son ya una sociedad nueva, pero si las personas adultas no les recordamos que son seres humanos y que hay otro tipo de vida, la cosa puede complicarse. No hace falta que si estoy en la habitación de al lado, tú me hables por WhatsApp. Estas cosas ya suceden, en ocasiones con mi sobrina hablo por WhatsApp en la misma habitación y no puedes evitar pensar en como afecta a nivel cognitivo en el sentido de que están más solos, más aislados. Sinceramente, creo que los jóvenes están mucho más solos, muchísimo más desamparados.

Tinder, Onlyfans, ¿son al final dos caras diferentes de nuestra propia evolución hasta convertirnos en meros productos de nuestra propia sexualidad?

Exacto, Judith Duportail lo explica muy bien en su libro, “El algoritmo del amor”. Ella usaba Tinder y decidió y hablar con las personas encargadas de esa aplicación para acceder a su base de datos. Cuando al fin se la dieron, era como 5.000 páginas con todo tipo de información sobre ella: que tipo de hombre le «podía atraer», a que hora, en que momento hormonal, cuando estás ovulando… Una barbaridad, se dio cuenta de golpe de que sabían más de ella, que ella misma.

Entonces, imagínate la sexualidad vivida de ese modo, se trata simplemente de dos cuerpos que se hacen una paja en el otro. Pero el tema no es solo esto, es que los datos de Tinder sobre tu sexualidad, cuando quedas, cuando no, todos estos datos al final se pueden usar en tu contra y esa intimidad que parece que como no la vemos no existe, es una guerra silenciosa. Todo esto vale para que las empresas puedan poner en mi teléfono la publicidad que saben que me va a gustar o con la que tengo más posibilidades de consumir, estamos vendiendo datos para consumir todavía más y para volvernos todavía más zombis. Todo esto me parece una locura, es una adición lo suficiente fuerte como para que no seamos capaces de verla y podamos parar.

Este miedo al rechazo y al compromiso es un factor muy social, nos pasa también en nuestra vida laboral o a nivel político, no es algo únicamente relativo a las relaciones

Según un estudio de Jean Twenge, psicóloga de la Universidad de San Diego, en la actualidad los jóvenes practican menos sexo del que tenían sus padres cuando eran jóvenes. Y menos incluso del que tenían sus abuelos, ¿cómo explicaría esto? ¿Puede afectar el sexo en las redes a nuestra experiencia sexual en la vida real?

Siempre me he fijado en este sentido en Japón. Existe un documental, «El Imperio de los sin sexo», en el que se nos muestra a una sociedad japonesa tan hiperproductiva, tan exigente y en la que la gente se imprime tanta presión a sí misma que los varones japoneses terminan convirtiéndose en robots. Claro, los robots no follan, se hacen pajas con sus propias máquinas, pasan de relacionarse con otras personas y tener que escuchar a sus novias. Estos ya tienen suficiente con gestionar su trabajo y sus propias vidas, no quieren relacionarse con otras personas. En el cognitariado japonés existe tal disociación del cuerpo que hace unos años un abrazo costaba ocho euros y charlar con alguien cerca de cincuenta por una hora y media. Ya ni era sexo, tras las largas jornadas de trabajo y competencia con otros para que no te echen de tu puesto, lo último que quieres es gestionar una relación de pareja. Esto es el terreno propicio para la pornografía, la renuncia a conocer realmente a nadie o gestionar sus sentimientos. De golpe tenemos infinidad de juguetes sexuales para satisfacernos a nosotros mismos y no necesitamos a nadie, pero eso no es ser independientes, somos seres sociales. Existe una disociación global de nuestros cuerpos y aunque los latinos somos un poco distintos a la sociedad japonesa, nos adentramos también poco a poco en ese camino. Tarde o temprano por esta vía terminaremos pagando por sentir un poco de cariño.

Pareciese que en las relaciones sexuales, la otra persona ha pasado de ser algo que necesitamos y queremos, a ser simplemente algo que está al otro lado de la pantalla como un complemento, mientras nosotros nos satisfacemos a nosotros mismos.

Totalmente, por eso hablo mucho de que estamos deshumanizándonos. Nuestros cuerpos están perdiendo esa necesidad de juntarse como algo más que un medio para satisfacernos. Falta ternura y apoyo.

En los albores de la democracia, el desnudo y la sexualización de nuestros cuerpos tuvo un claro componente reivindicativo. Al hablar de esta especie de nueva corriente de la liberación sexual, ¿Hablamos realmente de emancipación o como dicen muchas feministas se trata simplemente del patriarcado de siempre con un nuevo y ligero aire de modernidad?

Completamente. Creo que la transgresión sexual y la liberación sexual hoy en día, en el capitalismo, se trata más de ternura y responsabilidad y no de enseñar la teta o decir «mira que libre soy con mi cuerpo porque disfruto de él el fin de semana y soy muy feliz». No, se trata de la transgresión sexual con esa falsa libertad que estamos viendo ahora, sino de responsabilidad emocional. Siempre he creído que la libertad viene acorde a la responsabilidad que tienes de tus emociones

Estamos viendo una supuesta liberación sexual, pero yo no nos veo muy libres. Al contrario, nos veo bastante esclavos y adictos. Eso no puede ser liberación. Entiendo que en la época de nuestras abuelas o nuestras madres, la transgresión sexual venía por otras vías, también en la época del destape, pero hoy toda esa hipersexualización no es más que la culpa enmascarada. Estoy de acuerdo con las feministas que señalan, que todo esto no es más que otro sistema de patriarcado y que el capitalismo simplemente quiere a las mujeres esclavas creyéndose libres porque «escogen» hipesexaulizarse. Es como la pornografía «feminista», todo eso le viene bien al capitalismo y a los mercados de la pornografía, los cuales son todos super machistas, les viene bien tener a chicas que hacen, en principio, sexo feminista, pero es que el capitalismo se lo traga todo y eso no puede ser feminismo. Creo que la transgresión proviene de la intimidad y la ternura, no de lo capaz que eres de enseñar culo.

A día de hoy, estamos usando la sexualidad como una salida de nosotros mismos

Otro asunto que actualmente parece tratar de imponerse en muchos discursos es el tema de las relaciones abiertas y también la perdida del compromiso con otros.

Cuando tienes que defender algo en el seno de las relaciones tan dementemente, en realidad es porque no te los crees ni tú. Vamos a ver, por un lado que a mí me impongan una relación abierta, porque eso significa que soy libre, ya es un poco raro. Esto por un lado, pero es que yo no le digo a ningún paciente que esto está bien o está mal, ¿a ti te sienta bien? Vamos a ver, que no te sienta bien de tener 3 parejas, pues bien, vamos a investigar a reconstruir todo el proceso. Pero no podemos partir de que eso de que la monogamia no sirve. Que se impongan las relaciones abiertas como solución mágica, pues tampoco me lo creo. Y que por otro lado que a ti te llamen carca cuando de golpe eres coherente con lo que sientes o necesitas, pues tampoco me la trago. Aquí hay algo que me huele a chamusquina y no compro su discurso.

Al final se trata de tener empatía con uno mismo y con tus parejas. Preguntarse a uno mismo como te encuentras y lo que te sienta bien, exponérselo a los demás. La empatía con uno mismo muchas veces viene tras pasar por la soledad y el vacío, no es que tengamos que irnos de retiro espiritual o alejarnos totalmente de la sociedad, no hablo de eso, pero sí creo que la empatía resulta necesaria y es totalmente lo contrario a las redes sociales.

3 Comments

  1. Se ve de qué cojea en el no hacer referencia al trabajo, estudios, responsabilidades, compromisos, errores, retos, desafíos de la vida, crisis, etc, cuando habla de desarrollo, y cuando estas cuestiones son precisamente la fuente de la madurez. Predica con el ejemplo en el mal sentido, se contradice al hablar de consumo por un lado para más tarde presentar las experiencias como hechos inconexos a analizar desde el presente (rumiación), es decir, no solo se posiciona en el consumo de experiencias, si no en el reconsumo de las mismas, no hay digestión en el discurso, hay empacho.

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