Por Eduardo Nabal
El heteropatriarcado/racista capitalista ha reapropiado “las formas de los procesos de subjetivación para usarlas como energía primaria para la producción de mundos para el mercado […] como modelos de subjetividad del tipo ganadora.” (Rolnik, 2005: 11). |
Entrevista a Sayak Valencia (Tijuana, 1980), la autora de la última bomba sobre feminismos, sociedad y economía: “Capitalismo Gore” (Editorial Melusina). Activista, performer y escritora mexicana estudio filosofía en Madrid. En su ya clásico ensayo reflexiona sobre la violencia y el modelo capitalista dentro y fuera de México. Sin pelos en la lengua se ha convertido ya en un referente mundial del feminismo y el post-feminismo, denunciando la corrupción y la violencia actual en su país.
-Hola Sayak. No sé cómo te conocen en México pero aquí eres la autora de un libro “Capitalismo gore”, de gran repercusión y que nos habla de las formas de violencia que se ocultan o estallan detrás de la economía neoliberal y sus derivados. Me da que el capitalismo siempre ha sido un poco gore, pero tú lo has señalado además en un punto en que presagia la debacle de muchos países así como una especie de huida del ciudadano o ciudad.
Sayak Valencia: Sí, que el Capitalismo es despiadado/sangriento, voraz, es decir, gore lo podemos constatar reiteradamente y de manera cotidiana, pues es un sistema que pone por encima los intereses económicos que salvaguardar el bienestar de las poblaciones, eso lo hemos visto repetidamente a través de su historia, si nos remontamos al siglo XV, que es un siglo fundamental en varios aspectos, pero sobre todo en dos que se entrelazan en ese momento y continúan estándolo hasta nuestros días (y de las cuales hablo en mi libro): el colonialismo y la violencia contra los cuerpos de las poblaciones más fragilizadas, especialmente contra los cuerpos de las mujeres o de aquellxs que por distintas razones ha devenido minoritarixs, en la edad media justamente esto tiene la clara de la explotación esclavista y la guerra contra las mujeres que representó la caza de brujas y que como afirma Silvia Federici, sentó la bases para la restructuración económica que dio paso del feudalismo al capitalismo.
Ahora bien, me remonto a un tiempo al parecer tan lejano, justamente porque el capitalismo gore, es un especie de recuperación, relectura o actualización de las lógicas sangrientas que eran ejercidas de manera necropolítica por el régimen soberano y que en esos momentos siguen poniendo en juego los límites y los peligros que aparecen por seguir a pie juntillas las demandas de hiperconsumo que exige el capitalismo contemporáneo a todas su poblaciones, incluyendo aquellas que están destinadas a vivir de la seguridad social o que viven dentro de los límites del infraconsumo. Sin embargo, aunque considero que el término capitalismo gore puede enunciar un abanico muy amplio de fenómenos, lo he creado para dar cuenta de lo que acontece en los territorios fronterizos de México, donde la violencia se ha vuelto una herramienta de trabajo y se ha edificado como un espacio de vinculación social (mayoritariamente) masculina para cumplir los pactos masculinistas y heteropatriarcales que diseminan tanto al capitalismo como al Estado machista en México.
-Tú estudiaste en Madrid. Yo tengo muchos buenos recuerdos de esa ciudad, aunque la considero un poco caótica y un ejemplo europeo de “capitalismo gore”. El capitalismo gore tú lo enlazas con cuestiones que cada vez se hacen más visibles como la raza, la inmigración, la violencia sexual, la mercantilización del mundo LGTB.
Sayak V: Sí, yo estudié y viví por muchos años en Madrid, un lugar tan interesante como contradictorio, puesto que es cuna de mucho fascismo representado por sus sucesivos gobiernos de derechas, pero también es un semillero de movimientos sociales de base y de autogestión, sobre todo muy movido en el tema de los feminismos y los nombro en plural porque justamente estos movimientos están nutridos por personas de múltiples procedencias, preferencias sexuales, muchxs inmigrantes, incluyéndome, con distintos fenotipos raciales y étnicos lo cual me permitió tener una perspectiva situada desde la que quería hablar y escribir. En Madrid fue precisamente donde escribí el libro “Capitalismo Gore”, pues es mi tesis doctoral en Filosofía, teoría y crítica feminista. Como te digo, este tipo de intersecciones entre raza, clase, género, nacionalidad, etc, es algo que yo tenía ya muy presente porque nací en Tijuana, una ciudad fronteriza del norte de México, donde convergen muchos de estos fenómenos, pero no de una manera “glaumorosa” sino más bien distópica, así que estas intersecciones las tenía muy identificadas porque son realidades contantes alrededor del orbe y tenía la necesidad de hablar de ellas de una manera situada, una especie de diálogos entre devenires minoritarios bajo la influencia atroz y violenta del capitalismo.
-¿Reconoces en tu escritura la herencia de Anzaldúa, Moraga, Lorde o crees que tu exploras tu tiempo desde otra óptica a la luz u oscuridad de los tiempos en que vivimos? El feminismo y la izquierda no han estado siempre bien unidos como tu señalas en tu libro ¿Crees que va cambiando?
S.V: Creo que la izquierda tiene que dejar de lado su machismo y su homofobia para poder crear verdaderas alianzas con otros colectivos. También tiene que dejar de lado su concepción tan tradicional sobre el capitalismo y el trabajo; todos los saberes y las prácticas que hemos conocido para leer al capitalismo deben actualizarse y desde hace varias décadas estas actualizaciones críticas han venido sobre todo desde los movimientos feministas de color o sin empleo y en mi caso me han influenciado muchísimo las feministas del tercer mundo estadounidense, es decir las feministas chicanas y lesbianas, las feministas afroamericanas y muchas otras. Otra influencia importante en la actualización de una crítica radical la ha tenido el movimiento queer/cuir que no nace en las academias estadounidenses en los años 90, como muchxs creen, sino que surge en las calles en los años 80 después de darse a conocer la pandemia del SIDA y de la desestructuración del sistema benefactor que se dio durante la administración de Ronald Reagan, esto en el contexto estadounidense, sin embargo, lo rescato porque ha sido el modelo de gestión (bio)política y económica que hemos heredado y en la que nos encontramos actualmente en esta versión distópica de lo que eufemísticamente nos habían prometido como “globalización.” Esto no significa que ignore otros movimientos contrainsurgentes o de disidencia que se han venido dando tanto en América latina como en el Estado español, pero es cierto que me interesa construir conocimiento situado y el haber nacido en la frontera con USA me hace ver que estas condiciones han permeado directamente a nuestro contexto.
Todos los años se celebran en algunas ciudades del mundo, como ésta en la que yo vivo ahora, recitales en solidaridad con las mujeres violadas o asesinadas en Ciudad Juárez. Pero muchas veces se cae en un estilo repetitivo sin dar esa sensación de empoderamiento e hibridación que transmite tu poema “This is Tijuana”. ¿Cuál es el paso de la victimización al empoderamiento?
Sayak Valencia: Considero que el paso está en ver que la víctima no es una esencia, es decir en revisar el término “victima” porque este parece confinarnos a una identidad de perpetua vulnerabilidad, me siento más identificada con la idea de que existen procesos de vulneración extrema, pero considero que para que tengamos el reconocimiento de esto sea necesario autodenominarnos víctimas. Creo que es un concepto que sirve en la economía del lenguaje con el que juegan las políticas públicas. Sin embargo, me encantaría poder proponer un término que no ignore los acontecimientos de vulneración extrema pero que no tenga que confinarnos a un espacio inmóvil donde lo único que podamos ser como mujeres es “victimas”. El empoderamiento, otro concepto que va en la misma lógica de las políticas públicas, inicia en la visibilización de formas alternativas que hemos desarrollado como mujeres para responder al poder y a la violencia. Radica también en compartir saberes prácticos para poder autodefendernos y crear comunidades en las que podamos sentirnos escuchadas y seguras.
-Tu ensayo y otros libros como “El Calibán y la Bruja” de Federeci han puesto en la picota eso que se llama “economía feminista”: Hay gente que te dirá que no cree en algo así cuando, por ejemplo, Ángela Merkel da órdenes en Europa. ¿Qué les dirías?
Sayak V: Les diría que los argumentos que se utilizan para desprestigiar al feminismo y a las mujeres en el poder son siempre básicos, con muy poca perspectiva, nefastos y hacen de casos particulares casos universales, este es el caso de Angela Merkel o en su momento Margaret Tatcher, sin embargo, yo le daría vuelta a su observación y les preguntaría cómo es que ha habido tanta cantidad de dictadores y genocidas comprobados en cargos de poder, ejemplos de esto: Hitler, Calígula, Pinochet, Videla o el presidente de mi país y nadie ha dudado de la capacidad de los hombres para asumir dichos cargos. De cualquier forma, lo que subyace a esta perspectiva polarizada y lo que considero más importante es la urgencia de pensar la política desde otros lugares, no como algo que se ejerce desde arriba-abajo y necesita de personajes carismáticos, sino más bien como un espacio de vinculación horizontal, donde se construya un común, esto como una especie de cooperativismo de emergencia, porque las condiciones que nos encontramos actualmente sudacas, euracas o nortecas tiene más que ver con el devenir mujer (en su sentido histórico de precarización, violencia y saqueo continuo) que con las utopías masculinistas bajo las que se erigen las democracias.
Yo intento estudiar y hacerme un hueco en el campo de la crítica de cine y cultural. Por estos lares no está nada fácil. Aquí se conocen películas como “Amores perros”, “Y tu mamá también” o algunas películas y directores/as aislad@s. Pero en general es más próspera la cinematografía de países como, por ejemplo, Argentina. ¿Crees que el capitalismo o su hermano mayor el heteropatriarcado elige lo que podemos ver, leer o escuchar?
S.V: Eso es evidente, de hecho considero que esta “censura” es parte de lo que denomino neofeudalismo visual. La proliferación exacerbada de imágenes considerada consecuencia lógica de las transformaciones del sistema capitalista en su fase post-fordista y sus reconfiguraciones en las formas de representar y producir el mundo contemporáneo nos da noticia de ciertos dominios de control y producción de subjetividades capitalistas. Al mismo tiempo que abren un espacio para pensar/evidenciar que vivimos en un antiguo siglo XXI, donde a la didáctica visual, tan usada en siglos anteriores (sobre todo en la edad media colonial) para educar visualmente e ideologizar a las poblaciones desemejantes/analfabetas, en aquellos tiempos y a las poblaciones capitalísticas en el nuestro, se recicla y forma parte de un compostaje discursivo/epistemológico en el cual las lógicas de la dominación y el sometimiento dialogan con y actualizan los arquetipos y las estandarizaciones impuestas por el (neo)colonialismo sobre los cuerpos y los afectos.
Así, podríamos hablar de un neofeudalismo epistémico, entendido no sólo como recolonización económica sino de imaginarios y visualidades, en donde la sociedad de la información/comunicación/entretenimiento y la sociedad red, son dispositivos biopolíticos altamente efectivos en la distribución/producción de anatomías estandarizadas que mantienen vigentes/actualizan/performan la ficción humanista del sujeto hegemónico (masculino, dicotómico, blanco, heterosexual, clase media, etc.), que si bien se ha reconfigurado en relación con la fagocitación que ha hecho de ciertos procesos culturales, esta reconfiguración ha obedecido a la creación de nichos de mercado y a la inserción-homologación de la diferencia en el plano del consumo.
Creo que un sector de la izquierda tiene que dejar de lado su machismo y su homofobia para poder crear verdaderas y duraderas alianzas con otros colectivos
-En la historia de la humanidad creo que el capitalismo y el gore han existido desde hace muchos milenios pero se han refinado sus formas de perpetuación, expansión y asimilación de los sujetos disidentes.
S.V: Efectivamente el capitalismo es un proceso económico que se ha vuelto una construcción cultural casi bio-integrada que construye subjetividades en nuestras sociedades contemporáneas, pero, como comenté antes, tiene varios siglos conocido con ese nombre y mucho más ejecutándose con otros nombres y haciendo de la violencia uno de sus pilares fundamentales. La asimilación de los sujetos disidentes la podemos ver claramente en distintos movimientos por ejemplo el LGTBI que ha buscado legitimidad en su capacidad de hiperconsumo y dispositivos de asimilación, llegando a crear un “mercado rosa” que se adhiere a ciertas lógicas conservadoras de normativización de los cuerpos, o las distintas formas de blanqueamiento que han sufrido ciertos sectores de movimientos como los que defendían los derechos civiles de las comunidades chicanas y negras en USA en la década de los 60 y 70. Pero no nos engañemos, la capacidad de disentir y disidir no ha sido totalmente coaptada por el régimen económico ni político, pensar eso es hacerle el trabajo al poder, es decir, existe una gran capacidad de respuesta y agenciamiento micropolítico alrededor del orbe, un ejemplo de esto son los movimientos decolonialistas y transfeministas. Sin embargo, tenemos que tomar en cuenta que las transformaciones, no solo las resistencias, deben ser leídas ya desde una perspectiva que se adapte al contexto, no creo que podamos volver a pensar en las grandes revoluciones tal y como nos las han planteados el discurso tradicional de la izquierda.
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