Entrevista a Celia Blanco: «El feminismo es no permitir ser el trofeo de nadie, yo soy un trofeo por mí misma»

Por Lucía Tolosa

Celia Blanco (Madrid, 1973), a quien muchos llaman cariñosamente ‘’La Tana’’, se describe a sí misma como ‘’superlativa por naturaleza, guía profesional de tacones, y bastante personaje’’. Ella se expresa de la misma forma en que se mueve: con aplomo y seguridad, con la tranquilidad de quien se sabe dueña de sí misma, derrochando alegría y pasión por los temas que le fascinan, pero sin perder un ápice de indignación frente a los asuntos que le indignan. A mí me hace pensar en una Simone de Beauvoir del siglo veintiuno, una mujer todo terreno que cuestiona la lógica cultural de nuestra sociedad y no puede- ni quiere- pasar desapercibida.
Si nos acogemos a la máxima de la intelectual parisina, y damos por hecho que la mujer no nace, sino que se hace, en Celia encontramos un destacado exponente: Ella se ha hecho a sí misma, y el resultado es una fémina de bandera que sabe que su trabajo es el mejor medio para realizarse personalmente, pero también un vehículo para hacer que la gente reflexione sobre su propia sexualidad.

Blanco ha pasado prácticamente por todas las cadenas de televisión (Antena3, Telecinco, Televisión Española, La Sexta, TeleMadrid…), curtiéndose como guionista, directora y reportera. Al comenzar la entrevista, recuerda sus inicios: ‘’Entré en la facultad de La Complutense en Octubre de 1990, y en diciembre ya estaba trabajando en un periódico de mi pueblo ganándome 5.000 pesetas.  Yo empecé en periodismo desde el mismo instante en el que empecé a estudiar, porque siempre supe que sin padrino, me costaría el doble.’’

Es una lectora empedernida, ha parido varios libros y asegura estar enamorada hasta las trancas de la literatura. Actualmente dirige en LA SER ‘’Contigo Dentro’’, un programa semanal en el que aborda todo tipo de temas entorno a la sexualidad. El sexo es un tema que le apasiona, y su brillo en los ojos mientras nos habla de ello, lo corrobora. Sin embargo, tiene muy claro que no quiere que la confundan con una sexóloga.

‘’Yo soy periodista. No soy sexóloga, ni tengo el más mínimo interés en serlo. Yo me nutro de sexólogos y sexólogas. Mi trabajo es divulgar información sobre un tema que me interesa, pero yo no quiero ser partícipe, ni quiero aleccionar a nadie. Como máximo, me permito el lujo de decirle a la gente que no me mienta, que sea sincera conmigo, porque yo no juzgo a nadie.’’

¿De dónde surge la idea de ‘’Contigo Dentro’’?

A mí me gusta mucho hablar de sexo, siempre me ha gustado. Hace muchos años, una persona que sabe más que yo de comunicación, me dijo: ‘’Eres la única persona que conozco capaz de hablar de sexo de esa forma. De repente te pones a hablar y todo el mundo te cuenta su vida sexual. ¿Por qué no te inventas un programa de radio?’’ Entonces le hice caso y me lo inventé. El nombre del programa fue gracias a un polvo con un hombre maravilloso que me dijo: ‘’la vida y el sexo son más divertidos contigo dentro.’’

¿Por qué la sexualidad, incluso en pleno siglo XXI, sigue siendo un tema tabú?

Porque venimos de una dictadura, y de una religión católica que ha tenido siempre un poder castrante. En España era la iglesia la que dictaba los parámetros del bien y el mal, y la religión asociaba el deseo sexual al pecado. Yo no recibí educación sexual, en mi época era mucho más complicado hablar de ello. Quiero creer que actualmente es más fácil, aunque aún sea un tema que a la gente le cuesta verbalizar. Además, a las mujeres se nos juzga mucho más que a los hombres en este aspecto. El problema del sexo es que requiere honestidad con uno mismo. Nos podemos mentir en lo que nos dé la gana, pero si nos comenzamos a hacer preguntas sobre qué es lo que nos gusta, sobre nuestra propia sexualidad, y nos escuchamos al contestar, más felices seremos.

¿Ese es el propósito de tu programa?

Sí, a mí lo que me gusta es obligar, de vez en cuando, a que alguien se cuestione sobre estos temas. Lo mejor de hacer un programa de radio es que yo te ofrezco una ventana desde la que puedes decirme cómo te gusta follar sin que nadie pueda juzgarte. La televisión es el medio más cruel, y eso que me encanta, he estado en ella veinte años… pero la radio supera todo eso, porque es literatura pura, porque el espectador me tiene que imaginar.

Si la radio es literatura…¿El sexo también podría serlo?

Para mí son dos terrenos muy parecidos. A mí me ha dado mucha literatura mi profesión, y para mí es algo importantísimo. Adoro leer y escribir, y lo hago desde siempre. Mis dos libros de cabecera son »intimidad» y »el salvaje». Leí jovencísima ‘’Ada y el Ardor’’, de Nabokov.
Yo me he masturbado leyendo, y me puedo acostar con alguien sólo por lo que ha escrito, de hecho me he acostado con muchos escritores porque me han cautivado sus obras. Lo que quiero decir con esto es que yo me nutro de una cuestión absolutamente intelectual. Tengo un programa de radio sobre sexualidad pero también tengo literatura para el resto de mi vida. Vivo de eso y me gusta mucho.

Tú hablas con una libertad absoluta. ¿En periodismo, qué es mejor: discutir por defender lo que crees, o callarte lo que piensas por evitar polémicas?

Un periodista puede decidir si prefiere hablar o callarse, pero yo a los estudiantes de periodismo les diría que no mientan nunca. Me parece algo básico. Durante toda la carrera de un periodista, es probable que llegue un momento en el que alguien le pida que mienta. Yo no he mentido en mi vida. La primera vez que me pidieron mentir fue en Antena3, y yo cogí y dije que mi carrera profesional no empezaba ni terminaba allí. Lo que yo sabía es que a mí no me iba a callar nadie. Y jamás me arrepentí de eso. Finalmente me despidieron y ese día, a mí se me abrieron las carnes…pero si a mí no me hubieran echado de ahí, me hubiese perdido muchísimas cosas. Me habría perdido reinventarme continuamente y haber vivido determinadas situaciones.

¿El sexo empodera a las mujeres, o las perjudica?

Depende de cómo gestionen su sexualidad. Yo te aseguro que a mí sí. Depende del lugar que quieras ocupar en tu vida sexual. Yo tengo muy claro cuál es el mío. Lo único que pretendo es que todo el mundo sea capaz de saber cuál es el suyo. Sea el que sea. Porque conozco a mujeres a las que les gusta ser esclavas, y es totalmente respetable.

En tu libro ‘’Con dos tacones’’, hablas de fantasías sexuales. ¿No crees que puedan existir fantasías nocivas? Una escritora española declaraba que una fantasía es algo que quieres que ocurra en la realidad.

Eso no es verdad. Hay gente que tiene fantasías que no querría realizar en la vida real, y también existen casos que son al revés. A mí me hace mucha gracia que todo el mundo pueda opinar sobre las fantasías ajenas. Bastante tendríamos con reconocer las nuestras, con verbalizarlas, y saber qué queremos hacer con ellas. Yo, por mi parte, las cumplo todas. Y lo hago porque me sale de las narices, porque soy una mujer libre. Eso sí, respeto a los que no cumplen las suyas, ni se cuestionan sobre ellas. Yo creo que cada uno tiene que gestionarlo como le da la gana, y que no debemos juzgar ni catalogar de nocivo ninguna fantasía sexual.

¿No criticarías novelas como ‘’50 sombras de grey’’?

A mí no me gusta, principalmente porque considero que está mal escrito. Es una novela pésima, la gramática de ese libro es nula. Yo he aprendido a escribir porque he leído, y porque sigo leyendo. Ese libro no se lo puedes regalar a nadie para que aprenda a escribir. Dicho esto, respeto que haya gente que sí disfrute leyendo 50 sombras de Grey. Es una historia que ha conseguido un éxito enorme, es un producto que ha funcionado muy bien.

Tú hablas de sexo en la ser, también has sabido mercantilizar un tema que interesa.

Claro. Es que el sexo es un bien de consumo. Yo me alegro de que lo sea, porque cuando lo convertimos en un bien de consumo vamos a exigir que sea bueno. Si nos lo dan gratis, nos vamos a comer cada basura…. Esto lo digo con conocimiento de causa, porque yo veo porno. Y el porno gratuito es una mierda. En cambio, hay otro tipo de porno, que merece mucho la pena, como el porno de Erika Lust. Ese porno es un tipo de porno hecho con mucha delicadeza, con una sensibilidad enorme.

¿Crees que la sexualidad no tiene límites? 

Únicamente los legales. Hay un código penal que establece qué es delito y qué no lo es. Es delito tener sexo con menores, por ejemplo. Pero yo no voy a juzgar el BDSM, por ejemplo. En el BDSM los límites los pone el sumiso, y cualquiera que haya estado en una sesión de BDSM lo sabe. Yo no voy a criticar los gustos ajenos. ¿Sabes el problema? Que la gente es capaz de juzgar el bondage y el sadomasoquismo sin ni siquiera permitirse el lujo de acudir a las personas que podrían explicárselo, porque es mucho más fácil juzgar que intentar entender otras posturas. Mi sexualidad la he construido aprendiendo, investigando, probando, hablando. Y no siempre ha sido fácil, porque ser mujer y hablar de sexo sigue siendo un problema hoy en día.

¿El género importa a la hora de tratar el sexo?

Depende de la educación recibida, y al ser mujer todas hemos recibido una educación con muchos más prejuicios. Entonces sí, claro, el género nos condiciona. Y no sólo en el tema de la sexualidad, también en otros muchos. La educación recibida, los modelos culturales adoptados…todo eso es determinante.

¿Qué opinas de la expansión del movimiento feminista?

Creo que es una buena revolución, y sobre todo necesaria. Somos un montón de mujeres las que nos hemos adherido, y también somos un montón las que hemos aprendido el significado de la palabra sororidad. Ahora bien, podemos tener discursos diferentes. Yo no me pego con ninguna feminista, y no lo hago porque creo que no aporta nada bueno. Yo no le voy a decir a una actriz porno que es menos feminista por hacer porno, por ejemplo.
A mí no me gusta juzgar, y llevo regular que me enseñen a vivir. Y eso siendo mujer, en este país, es difícil.

Hay opiniones críticas con los últimas reivindicaciones como la del #MeToo. Dicen que se está favoreciendo el puritanismo, que ahora parece que cualquier cosa se denomina como acoso. ¿Qué opinas?

La que mejor ha resumido todo esto ha sido Sharon Stone, con esa carcajada que ha soltado cuando le preguntaron: ¿ha sufrido usted acoso? Esa carcajada es la que me representa, a mí y a todas las mujeres. Esa carcajada es la que demuestra que, por supuesto, es una realidad que sufrimos todas. Y te voy a contar una historia para reflejar esto que digo.
Hay un señor muy conocido, periodista, del cual no diré el nombre, que fue contando por ahí que se había acostado conmigo. Si lo hubiese hecho no tendría ningún problema en reconocerlo, no tiene nada de malo, me he acostado con muchísimos hombres. Pero era mentira. Entonces dejé claro que como volviese a escuchar esas declaraciones, le demandaba por injurias. Hay cosas que no podemos permitir. El feminismo es no permitir ser el trofeo de nadie. Yo soy un trofeo por mí misma. Para mí eso es el feminismo: ser exactamente igual que un hombre, tener los mismos derechos, poder actuar como ellos sin que se nos juzgue. A mis amigos nunca se les ha juzgado por acostarse con quien les daba la gana, me juzgaban a mí, por ser tía. Ser feminista es luchar por conseguir que seamos iguales. Ahora no lo somos.

No sólo en la cama. También laboralmente.

Por supuesto, en todos los ámbitos. Si hubiese sido tío, habría tenido la vida mucho más fácil. Yo he tenido el doble de trabajo solamente por ser mujer. Por eso siempre digo que es tan importante la educación feminista de nuestros hijos, porque de la educación que reciban dependerá que la siguiente generación sea la que logre una verdadera igualdad entre hombres y mujeres. La política también es un terreno donde se debe trabajar para cambiar las cosas.  Islandia ya tiene en sus leyes que una mujer no pueda ganar menos dinero que un hombre haciendo el mismo trabajo. Ojalá esto implique que, tarde o temprano, el resto de países hagamos lo mismo.

¿La política implica sexualidad?

¿La sexualidad lleva una carga política, o la política implica sexualidad? ¿Cuál es el matiz? Yo estoy convencida de que la política siempre tiene sexualidad. Pero la sexualidad también tiene política, porque es un arma. Cuando alguien me dice que la sexualidad es lo que mueve el mundo, yo le digo que no, que lo que mueve el mundo es la información sexual, que son dos cosas muy diferentes. El sexo por el sexo no mueve el mundo, lo que lo mueve es que yo sepa qué te gusta en la cama, y te lo ofrezca. Eso es lo que determina el tipo de personas que somos. Al final el sexo tiene mucho que ver con el poder.

¿Crees que todo lo personal es político? ¿O podemos vivir ajenos a la política?

Podemos, pero no debemos. Yo a la gente que no vota no le tengo ningún respeto. Y cuando digo ningún respeto, es que yo he llegado a dejar de ver a gente. Como ciudadanos tenemos el deber de votar a un partido que nos represente, y me da igual que sea el PACMA, el PP, Ciudadanos o Podemos. Me niego a discutir con alguien sobre determinados temas. Y siempre digo lo mismo: ‘’Si tú no votas, no voy a consentir que los jueves por la noche, cuando estemos de vinos, me des la tabarra’’. Es como cobrar en negro. Si alguien cobra en negro, no tiene derecho a criticar la Seguridad Social. Y punto pelota.

¿Hoy en día, decir lo que uno piensa de forma directa, es revolucionario?

Es valiente. Yo agradezco que las cosas sean dichas directamente, porque me ha venido mucho mejor. Tanto con amantes, como con trabajos, como con decepciones…Yo soy especialmente directa. A mí se me nota todo muchísimo. Asumo que vivir conmigo es bastante difícil. Lo cual no me exime de la responsabilidad de que tampoco hago mucho para mejorarlo.

¿Qué es ser una mujer difícil?

Una mujer difícil es aquella que no cumple con los parámetros establecidos por el heteropatriarcado y la que se niega a someterse a los dictámenes ajenos. Una mujer difícil es la que no consiente que la juzguen, y la que además tiene la desfachatez de aprender de todos los que saben más que ella para callar bocas. Esto último lo he tenido siempre muy presente, porque a mí lo que más me gusta es nutrirme y seguir aprendiendo cosas nuevas, seguir creciendo.

La pregunta definitiva: ¿España es un país mal follado o bien follado?

Todos me preguntan lo mismo. Yo siempre digo que el control de cómo follamos determina el tipo de persona que somos.Sinceramente, creo que somos una sociedad muy mal follada. Interesa que follemos fatal, porque es una buena manera de controlarnos, de tenernos sometidos, de que no vivamos liberados.Por eso, yo digo: que cada uno determine cómo quiere su vida sexual, que averigue cuáles son los parámetros sobre los que la quiere cimentar, y que luego haga lo necesario por conseguir lo que desea.

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