Entrevista a Ulán Asbeiga: «Hablar de esos temas de los que nadie parece querer hablar en clave de ficción, es la manera de que no pasen desapercibidos»

Pushkar sadhu. Instagram: ulan_asbeiga

Por Angelo Nero

Conocí a Ulán Asbeiga en un rincón recóndito del Cáucaso, en el sur de Armenia, muy cerca de la frontera con Irán. Ulán, es una de esas personas que una vez que se cruzan en tu vida se quedan para siempre, aunque no las vuelvas a ver.

Siendo muy joven abandonó su Barcelona natal y se convirtió en nómada, en ciudadano del mundo, alérgico a las fronteras y a las banderas.

Durante una buena temporada echó el ancla en Reikiavik, pero no raíces (tiene más de barco que de árbol), donde comenzó a llenar las páginas de su primer cuaderno de bitácora. Y después continuó un largo periplo por el planeta, con estancias en Noruega, Nepal, Kirguistán y China.

Cuando lo conocí había estado en tantos países como primaveras habían florecido en su cuerpo.

En los días que compartimos estuvimos en la República de Artsahk, en ese territorio tristemente de actualidad Nagorno Karabakh.

No tardó en mandarnos noticias desde India, donde proyectaba otra escala prolongada.

Ulán Asbeiga no mide el tiempo como el resto de los mortales, ni el tiempo ni el espacio, no cuenta ni los latidos de su corazón, simplemente lo escucha para echarse la mochila al hombro y volver a ponerse en marcha.

Hola Ulán. Lo primero felicitarte por tu novela que, como he leído en algunas críticas, te obliga a devorar capítulo tras capítulo, hasta que, como en un viaje, cuando estás a punto de acabar el libro echas cuenta del camino recorrido y quieres ralentizar el paso, para que no llegue el desenlace, el inevitable The End.

Hola Angelo Nero, muchas gracias. La verdad es que tengo que decir que el libro ha salido tal y como lo había imaginado desde el principio así que no podría estar más satisfecho con el resultado. Me alegra oír que no quisieras que terminara, hubo algún momento en que pensé en añadir a la historia algún capítulo más… pero al final no lo hice ya que todo lo que quería contar se ajusta perfectamente a los 21 capítulos que hay.

¿Era tu intención, al escribir Amarapura que sintiéramos el ritmo trepidante de los viajes de Sága, corriendo de una ciudad a otra, para tenernos atrapados en la trama?

¡Absolutamente, veo que lo has entendido a la perfección y que yo he conseguido mi propósito! El concepto de la novela ese sin duda ese road trip. De hecho, organicé la estructura del libro, los capítulos (que son nombres de lugares de Islandia e India), antes que la historia en sí. Detrás del viaje físico, también está el viaje como reto y que se convierte en una prueba de aguante para Sága, alguien que nunca ha estado en India y que de repente se tiene que recorrer el país de arriba a abajo… Además, ese continuo cambio de escenario me ha permitido revelar secretos y maravillas de cada lugar.

Una de las cosas más sorprendentes de la novela es la exquisita descripción de los escenarios en donde trascurre, que se traduce en un profundo conocimiento de la geografía tanto india como islandesa. Te confieso que durante su lectura acudía constantemente a la red para buscar las imágenes de los lugares que, tal y como los describías, me parecían irreales, y me encontraban que eran tal y como los narrabas en Amarapura. ¿Me pregunto si realmente has estado en todos esos lugares, aunque intuyo la respuesta, y si, al recordarlos no les habrás puesto algún filtro, como hacemos con las fotos de vacaciones, para hacerlos más atractivos?

Laugavegur hiking trail

Hoy en día, con la tecnología tan potente que existe, en la que podemos ponernos a pie de calle en cualquier esquina del mundo con solo un clic de ratón o visitar miles de lugares a través de las fotos de comparte la gente viajera en sus redes, es verdad que no es tan importante ni necesario haber visitado todas las localizaciones que aparecen en una novela para poder describirlas. Lo que sí creo que es verdaderamente importante es haber estado allí para poder transmitir otras experiencias sensoriales que una foto, video o mapa no pueden revelar.

Respondiendo a tu pregunta, te puedo decir que sí, que he estado en todos esos lugares que aparecen en el libro y he intentado describirlos de la manera más objetivamente posible añadiendo por supuesto esa capa sensorial subjetiva que tal vez podría ser ese filtro del que hablas aunque no sé si necesariamente para hacerlos más atractivos sino todo lo contrario.

Taj Mahal. Instagram: ulan_asbeiga

Por ponerte un ejemplo, Mumbai es un lugar que no sale muy bien parado en la novela… Llegué allí en pleno monzón, todo estaba inundado, hacía un calor sofocante, moverse por la ciudad era tarea imposible, la ciudad me parecía obsoleta y decadente. Intenté plasmar todo eso en capitulo 8. Seguramente haya mumbaikars (como se conoce a los residentes) que se indignen por la de palos que recibe su preciosa ciudad en Amarapura.

En relación a muchos lugares de Islandia, seguramente las descripciones nunca lleguen a hacer justicia a la realidad. Hubo una lectora amiga que me comentó que tal vez intentar describir algo tan indescriptible como el paisaje islandés era algo que siempre se quedaría ‘a las puertas’ y que por lo tanto, tal vez no era necesario recrearse tanto en describirlo con palabras.

El de Sága es también un viaje iniciático, en el que no solo descubre un continente, puesto que India, es mucho más que un país. Bharat, como es su denominación oficial, es el segundo más poblado del planeta, solo por debajo de China, y tiene la mayor diversidad cultural, lingüística y genética también, después del continente africano, por lo que también debería ser considerado como tal. Como decía, Sága se descubre a sí misma, conoce sus límites y los traspasa, y hasta es capaz de desprenderse de partes importantes de sí misma. ¿Cuánto hay de Sága y cuanto hay también de David en Ulán Asbeiga? ¿Cuánto hay de tus propias experiencias, de tus viajes iniciáticos, de poner en cuestión tus creencias y de bailar con tus fantasmas al filo del abismo?

Palolem Goa. Instagram: ulan_asbeiga

Este libro ha sido en cierto modo una catarsis personal. Un intento de plasmar muchas de las cosas que me quitan el sueño… bueno tal vez exagere ja ja ja… pero lo cierto es que siento que hoy en día ya nadie reflexiona sobre las cosas que solían angustiar a nuestros ancestros. Parece como si estuviéramos en un momento histórico en el que nadie dedica ni un minuto de su tiempo a aquellas preguntas clásicas ¿por qué estamos aquí?, ¿cuál es nuestro propósito en esta vida? o ¿hay algo más después de ella? Dejando las cuestiones de fe a un lado. Creo que no hace falta ser creyente para hacerse todas esas preguntas.

También me preocupa cómo puede ser que haya gente que lo tiene tan difícil hasta el punto de ser llamados ‘intocables’ sin que a nadie le importe absolutamente lo más mínimo, ni siquiera a los que profesan todas esas religiones de “amor y paz” que se supone que son tan tolerantes y compasivas. Aunque Amarapura no ofrece las respuestas a esas preguntas, porque no se puede, espero que cualquiera que lea el libro tenga la oportunidad de reflexionar ‘de nuevo’ sobre todo eso, al menos durante el tiempo que dura la lectura…

La novela es un libro de viajes, en plural, ya que, como hemos señalado, hay varios, exteriores e interiores, pero también hay muchas otras lecturas, tiene un ritmo marcado de thriller nórdico, y a la vez me recordó a los libros de aventuras de mi infancia. ¿Qué influencias has tenido, al menos conscientemente, a la hora de escribir Amarapura, y que has leído durante el proceso de escritura que pudiera contaminar, esta vez inconscientemente, sus páginas?

Hampi. Instagram: ulan_asbeiga

Me alegra que me hagas esta pregunta porque sí, hay algunas referencias de las que mencionas que tienen un importante papel en el estilo de Amarapura. Como bien apuntas, siempre me ha interesado el noir nórdico: Arnaldur Indridason, Ýrsa Sigurdardóttir, Jo Nesbo, Steig Larsson, Ragnar Jónasson… son autores que he leído y me gusta la manera que tienen de narrar y describir, aunque mi intención no era seguir su estela y escribir novela negra policiaca basada en crímenes ficticios, ya hay muchos escritores que lo hacen, y muy bien.

Las películas de director mejicano Alejandro González Iñárritu son otro de mis grandes referentes. Detrás de películas como 21 gramos, Babel o Biutiful hay historias realmente desgarradoras narradas de una manera magistral.

Luego, también está por supuesto el sobrecogedor libro del doctor Ramesh Kumar llamado ‘Kidney Transplants & Scams’ que es un poco el culpable de que Amarapura avanzara con pasos firmes. Finalmente, también hay algunas anécdotas personales que también inspiraron algunos de los hechos que se narran en el libro.

Aunque no quiero desentrañar demasiado la trama, pues creo que el lector ha de ser sorprendido por ella, quisiera que me contaras como te encontraste con el tema del tráfico de órganos en India, y como te documentaste para afrontar un tema del que no suele publicarse apenas nada.

Hornstrandir

Si te digo la verdad, llegué al tema un poco por casualidad. Estaba buscando algo en Google y fui a parar a una  noticia muy sensacionalista publicada en el periódico indio Mint que hablaba del próspero negocio del tráfico de órganos en el país. Entonces fui tirando un poco del hilo y aparecieron muchas otras noticias y el libro del doctor Ramesh Kumar que te comentaba antes, que fue una parte esencial del proceso de documentación. El proceso de documentación fue largo y abarcó muchos aspectos: el médico, el moral, y el jurídico.

También tuve la oportunidad de aprender el término acuñado por el académico americano Alvin E. Roth: “transacciones repugnantes o mercados repugnantes”, es decir, aquellas operaciones comerciales moralmente reprobables pero que no por eso dejan de llevarse a cabo. Seguramente te vienen enseguida algunas a la cabeza… yo por lo menos ya las tengo bien localizadas y anotadas para futuros proyectos. Hablar de esos temas de los que nadie parece querer hablar en clave de ficción, es supongo la manera de que no pasen desapercibidos o se queden en una mera noticia sensacionalista en algún periódico.

¿Consideras que desde esta parte del mundo seguimos mirándonos al ombligo, mientras en la otra parte, en la más desfavorecida, siguen pasando cosas tan graves como esta?

Desde luego. Al final del capítulo 19, hay una reflexión en relación a eso pero no es un discurso que impregne el libro porque la historia no tiene una intención moralista, cada uno debería de ser capaz de darse cuenta de todo eso y reflexionar sobre ello; y también de ignorarlo. Pero lo cierto es que me parece realmente escalofriante pensar que en occidente no suceden cosas tan graves como el tráfico de órganos porque existe una legislación y un control que funcionan aparentemente de manera efectiva pero sean precisamente los mismos occidentales los que deciden ir a India y Pakistán (y antiguamente también a China) para  recibir un trasplante a la mínima de cambio.

Rickshaws Mumbai. Instagram: ulan_asbeiga

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