Entrevista a Suso de Toro: «De mí se puede decir que soy un autor liquidado, desde hace años mis libros se reseñan cada vez menos»

Por Iria Bouzas

Me cuesta hacer una introducción para explicar quién es Suso de Toro sin usar de forma compulsiva el adjetivo “referente”.

Pero es que eso es exactamente lo que supone el trabajo literario de Suso, un referente. Fue una obra suya Polaroid (Xerais 1980), la que para muchos gallegos fue una revolución en su forma de pensar que les abrió la mente hacia una realidad diferente, la de aquella Galicia de los años 80. Después de muchos años, de pronto, una generación de jóvenes iba a las librerías a buscar una novela en gallego. Jóvenes que buscaban leer una historia que les contaba que estaba pasando sin edulcorantes y sin mentiras acerca de lo que sucedía a su alrededor mientras estaban creciendo.

Este año Suso ha publicado una novela que también actúa como un revulsivo para el lector, Fuera de sí (Alianza Editorial 2018)*, en la que relata una historia de esas en las que, en cuanto empiezas a leer, te das cuenta de que la historia del protagonista, Ricardo Marzoa suena con una melodía que para muchos no nos es en absoluto desconocida.

Fuera de sí es una historia de esas de las que te apetece poder hablar en cuanto terminas de leerla y es por eso que concertamos esta entrevista con Suso.

Retrato de Suso de Toro por Javier F. Ferrero

 

El personaje de Ricardo Marzoa, neurocirujano, casado y padre parece el prototipo de hombre de éxito que nos han dibujado. Pero la realidad es que es una persona infeliz que entra en una crisis que le lleva a romper con todo. ¿Querías hablar de eso, de la ruptura con todos los modelos impuestos?

Realmente en el origen de todas mis novelas, a diferencia de cuando escribo un artículo de opinión, nunca trato de temas o de ideas. Simplemente se me ocurren personajes, y son personajes en situaciones concretas y las situaciones más fructíferas literariamente son situaciones de crisis.

Ricardo es un personaje en un momento de crisis de su vida. Tiene un rasgo que yo creo que es muy claro, no solo es alguien que tiene en apariencia una buena situación social sino que además es un varón. Su crisis es una crisis de la masculinidad

 

Entonces ¿el personaje de Ricardo es una crítica a un concepto tradicional de lo que “debe de ser un hombre”?

Claro, el personaje tiene además un modelo de otra generación anterior que es su padre. Uno de los vencedores de la guerra que encarna el concepto de virilidad y la dureza, y él se ha construido con ese modelo en el mundo profesional y en la sociedad. Llega un momento en el que se cuestiona todo eso, se cuestiona un modo de entender la virilidad y la masculinidad.

Se puede decir que es una historia sobre una crisis, pero también una crítica sobre un tipo de varón que durante mucho tiempo ha ocupado la esfera pública.

 

En la historia, ¿la crisis lo tratas cómo algo negativo o cómo algo positivo? ¿Es capaz de reconstruirse Ricardo?

La novela tiene un final abierto pero si hay algo que queda claro es que el personaje principal se siente libre desde el momento en el que se rebela.

Ahora bien, si él es capaz de reconstruirse en una forma diferente de ser hombre siendo una persona ya mayor que pasa de los 65 años, es algo de que debe interpretar cada lector.

Personalmente no sé si es posible en la vida reconstruir una identidad con la que has vivido tantos años pero en todo caso sí podría decir que Ricardo hace lo que puede en ese sentido.

 

La novela está llena de personajes que parece que han sobrevivido a circunstancias muy duras. Lo que más me llama la atención es que esos personajes parecen estar mucho más en paz que otros como puede ser el personaje del tío Virgilo. ¿Es algo premeditado tuyo o es algo que surge a medida que desarrollas la historia?

Es algo que va surgiendo. La figura del tío Virgilio, un hombre homosexual y ya anciano, le sirve a Ricardo para ayudar a liberarse de la tutela de la figura paterna, pero si son más felices o no es algo que también va en la mirada del lector.

 

En este libro vuelven a aparecer las relaciones familiares y, en concreto las relaciones de hermanos. No puedo evitar preguntarte por el paralelismo con otra novela tuya Land Rover (Xerais 2018),  pero es que llama mucho la atención como es un tema recurrente en tu obra el de las relaciones entre hermanos. ¿Es por algún motivo en concreto?

Sí tienes razón, uno de los temas de mi novelística son las relaciones entre hermanos. Hay otro libro mío que se llama Siete Palabras (Alianza 2010) que es la investigación en mi familia paterna. Ahí aparecen el padre, el abuelo y los dos hermanos. En realidad en mi trabajo de un modo inconsciente, aparece recurrentemente la dialéctica de las historias familiares y si hago memoria aparecen la figura de los dos hermanos en varias novelas mías más.

 

Además de las relaciones familiares, en Fuera de sí también vuelves a hacer una contraposición de los mundos de la ciudad y la aldea algo que también hacías en Land Rover, ¿Qué tiene esta confrontación de mundos que te atrae tanto?

Lo que hay en ambas novelas es un viaje al pasado. Yo nací en una ciudad pero tanto por parte de padre como de madre soy hijo de inmigrantes que hicieron ese viaje de la aldea a la ciudad, entonces cuando mis personajes comienzan a hacer una búsqueda en su pasado, ese viaje siempre les lleva a desplazarse físicamente a sus orígenes que siempre es el campo.

 

Hay una generación de gallegos, entre la que me incluyo, para la que el primer libro en gallego que pusieron en sus estanterías fue Polaroid.  ¿Cómo fue darte cuenta que de pronto habías conectado con tanta gente joven en un idioma del que hasta entonces les habían hecho renegar?

Por el hecho de haber nacido en Santiago, yo tuve una formación tanto estética como ideológica por la que soy afortunado. Una formación basada en el experimentalismo, un tipo de literatura muy hermética y eso junto con mi militancia de muchos años me permitió compatibilizar mi mundo con aquella literatura.

Mi mundo era una sociedad fundamentalmente urbana que tenía una relación conflictiva con el pasado que representaba la aldea y así salió Polaroid, que es como una caja de metralla que cuando la abres dispara hacia todos los lados y que en ocasiones puede llegar a herirte.

Ten en cuenta que en los años 80, cuando escribía Polaroid, estábamos en una sociedad vertiginosa y yo quería introducir eso. De hecho ese libro chocó mucho con los criterios dominantes en aquella época. Con ese libro me gané mi libertad como autor y creo que abrí una nueva vía en la literatura en lengua gallega.

 

Sabes que ahora mismo eres muy conocido por tu faceta de activista, ¿no es un poco difícil separar esa parte tuya más política de tu faceta como escritor?

Esto es una parte de mi destino que me atrapa. Mi propia editora me comenta que esa dimensión mía pública de expresarme con tanta intensidad perjudica a mi obra como autor. Soy consciente de que soy percibido con una imagen como autor que realmente no tiene nada que ver con mi estilo literario.

 

¿Pero esto no puede hacer que muchas personas se pierdan tu parte de escritor, es decir, se pierdan tu obra?

Sí, se puede decir que tiene algo de dramático. De mí se puede decir que soy un autor liquidado, desde hace años mis libros se reseñan cada vez menos. Por eso mismo hace unos años abandoné la literatura como profesión porque se me hizo muy cansado, pero fue algo que yo mismo me gané. Yo tuve una posición pública política muy destacada, apoyé a Zapatero y he tenido una posición de defensa de las identidades gallega, catalana, etc. y eso me ha afectado mucho pero realmente no puedo echarle la culpa a nadie, fue algo que hice yo. Hay un cierto orgullo en el decir que yo hice y dije lo que quise hacer, hay un punto en mí de desafío que me han permitido que cada obra sea eso mismo, un desafío, pero que a nivel personal y social tanto en Galicia como en España me sitúan fuera de juego.

 

De la conversación de Suso de Toro saco dos sensaciones muy diferentes. Por un lado el orgullo de haber podido compartir una conversación con el que considero, uno de los mejores escritores en lengua gallega que existen y por otro lado una cierta rabia e impotencia al pensar que todavía vivimos en una sociedad en la que no somos capaces de desligar la obra de un artista de la opinión que tengamos sobre su persona o como en este caso, sobre su ideología.

Yo, personalmente solo puedo decirles que Fuera de sí, es con mucho, uno de los mejores libros que he leído en el año 2018.

 

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