Entrevista a Rubén Sánchez: «Vivimos en un sistema económico y social en el que los fraudes son perpetuos»

«A ti no te van a tratar mejor que a otro cliente, no te van a hacer una oferta especial y única, pero hay mucha gente que se piensa que sí. Esta actitud también contribuye a que nos engañen»

Por Tomás Alfonso / Al Descubierto

Rubén Sánchez es activista, periodista y secretario general de la ONG Facua-Consumidores en Acción, una asociación sin ánimo de lucro que se dedica a un gran número de acciones y campañas en defensa de los derechos de los consumidores desde muchos ámbitos: estafas, timos, protección de datos, igualdad… y, además, especialmente a través de redes sociales, se dedica a señalar multitud de injusticias de índole social.

AL DESCUBIERTO: La primera pregunta siempre la utilizamos para que la persona invitada pueda presentarse…¿Quién es Rubén Sánchez y a qué se dedica?

RUBÉN SÁNCHEZ: Yo soy periodista y miembro de FACUA desde el año 1993, cuando tenía 19 años. Actualmente a nivel profesional llevo la dirección del equipo de comunicación y a nivel político soy su secretario general.

A: Tu último libro Por qué dejas que te roben se suma a Timocracia y Defiéndete, que también tratan estos asuntos, ¿tanto fraude hay en España?

R: Sí, claro, solo he contado un ápice de las irregularidades que se producen. Cada libro tiene un formato, este es un libro de historias de consumidores que decidieron enfrentarse al fraude fundamentalmente a través de FACUA.

A: Llama la atención el título del libro, ¿quién nos roba?

R: Nos roban, evidentemente, grandes empresas. Nos roban porque nos engañan, nos estafan… y porque desde los poderes públicos no hay un control eficaz ni medidas contundentes ante el fraude. No hay una perspectiva política de proteger al consumidor de una forma eficaz.

El título, evidentemente, no pretende culpabilizar a la gente, pero nuestro miedo o complacencia provoca que no actuemos y, en buena parte, nos roban porque no actuamos. Luego hay personas que se enfrentan a un fraude durante años e incluso van a los tribunales. Esas personas no se dejan robar, pero hay otros que sí, que saben que les han estafado y no hacen nada. Eso es lo que hay que cambiar. Asume que te están robando y muévete porque no va a venir “papá Estado” a salvarte, ese modelo de momento es utópico.

A: De hecho, a muchas personas les da la impresión que desde los poderes públicos se mira hacia otro lado en estos casos…

R: Es que se permite, se favorece, se potencia…

A: ¿Y esto por qué?

R: Hay distintas situaciones. Por un lado, está la del político que desde el Gobierno se plantea que para qué actuar contra las empresas con el poder que tienen si, además, tiene perspectivas de acabar en sus Consejos de Administración.

No obstante, no hay que quedarse solo con esto, porque sería absurdo y demagógico. Yo dudo mucho, por ejemplo, que el Ministro de Consumo Alberto Garzón al salir de ahí fiche por una gran empresa, pero desde luego, tampoco se ha caracterizado por detectar fraudes de empresas. Es pasivo ante el fraude. Ha actuado en el juego, la nutrición, el consumo sostenible… pero en este tema no está desempeñando su función al nivel que a mi juicio debería.

¿Tiene la intención de irse a estas empresas? No, yo creo que es falta de perspectiva. Las leyes que hay están muy bien, pero faltan políticos que estén encima vigilando que se cumplan.

Una norma reciente, de diciembre de 2020, obliga a las empresas que prestan servicios básicos de interés general a tener teléfonos gratuitos. Nosotros hemos monitorizado y estudiado el mercado y resulta que hay un altísimo porcentaje de incumplimiento.

A: Volviendo al libro, ¿hay algún fraude de los que cuentas que te haya sorprendido especialmente?

R: Lo que puede resultar sorprendente o escandaloso es que haya habido en nuestro país fraudes masivos que se han tolerado durante años. Por ejemplo, el traspaso de consumidores de la tarifa semi regulada de luz a la del mercado libre se produjo de forma masiva como consecuencia de un macro fraude.

Lo que se hizo fue enviar comerciales de las eléctricas a los domicilios de la gente para estafarles, para venderles una tarifa más barata que finalmente fue más cara o incluso para simular una revisión del contador. Era mentira, lo que querían era que firmaras el papelito con el nuevo contrato y mucha gente no se enteró.

Hemos tenido casos incluso de suplantación de identidad, de consumidores que no querían firmar el contrato en los que al final era el comercial el que lo hacía de forma delictiva. Esto ha pasado durante años y no se ha hecho nada. El primer Gobierno de Sánchez prohíbe las visitas a puerta fría al constatar que era un fraude.

A: Hay un apartado del libro que se llama “Amigo banquero”. En él, relatas que en ocasiones los fraudes se producen porque los consumidores piensan que las empresas son sus amigas…

R: Sí, hay muchas personas que piensan que las empresas les están dando un trato especial por su fidelidad o por ser ellas. A mí me han llegado a ofrecer por mi fidelidad como cliente tarifas supuestamente maravillosas y me acababa de dar de alta.

Esto, desgraciadamente, se da mucho en la mayor acción de consumo que hacemos en nuestra vida, que es la hipoteca. A ti no te van a tratar mejor que a otro cliente, no te van a hacer una oferta especial y única, pero hay mucha gente que se piensa que sí. Esta actitud también contribuye a que nos engañen.

A: En el capítulo 6, “La censura de los necios”, hablas de la imposibilidad de que trasciendan los fraudes debido a la censura mediática que hay. ¿Esto por qué ocurre?

R: Yo creo que hay que entender que vivimos en una sociedad capitalista en la que, en ocasiones, los propietarios de los medios de comunicación tienen relaciones de interés con otras empresas, por ejemplo mediante la compra de acciones.

Evidentemente, en estos casos, si hay algún escándalo respecto a la empresa que ha comprado acciones del grupo mediático, pues evidentemente se minimizará la información al respecto. Además, en ocasiones son sus anunciantes. Luego está el hecho también de que los propios periodistas, a sabiendas que en su medio hay determinados contenidos a los que no se les va a dar difusión, pues en ocasiones directamente se autocensuran. También hay que tener en cuenta las presiones de empresas o lobbies a periodistas para que no publiquen determinada información o para que no lo vuelvan a hacer…

A: Más allá de la ética de cada empresa, ¿de qué depende que se cometan más o menos fraudes?

R: Depende del sector, sin duda, hay sectores que son más objeto de fraude que otros. También depende del éxito que pueda tener el fraude. Si no se produce ninguna respuesta negativa por parte de los consumidores ni los poderes públicos, el conjunto del sector concluirá que merece la pena defraudar.

A: En el libro creo que hay una pregunta de fondo que todos nos hemos hecho al acabarlo, ¿qué podemos hacer los consumidores para que no nos estafen?

R: Bueno, yo creo que a nivel global tenemos que asumir que en este siglo es probable que no consigamos una sociedad utópica pero sí podemos dar pasos para erradicar determinadas dinámicas. Para ello, hace falta la unión en grandes organizaciones de la gente en tanto que consumidora. Además, creo que no es bueno frustrarse. Evidentemente, no vamos a acabar con todo el fraude, porque cuando termina uno empieza otro. Vivimos en un sistema económico y social en el que los fraudes son perpetuos. Esto, evidentemente, no implica que no se deba luchar.

Luego están los fraudes del día a día. Si a mí me cuelan en la factura un producto que no había pedido yo quiero que me devuelvan ese dinero y además voy a presentar una denuncia pidiendo una multa para esta empresa. Se trata de batallar uno a uno contra todos los fraudes, porque podemos ganar.

A: Rubén Sánchez, ¿cómo crees que podría afectar a los consumidores la entrada de la extrema derecha en el Gobierno del Estado?

R: Creo que es algo muy peligroso que se esté legitimando a una formación política como Vox. Más allá de las iniciativas legislativas que pudieran plantear, lo que también pretenden es extender el discurso del odio contra quienes no son o no piensan como ellos.

A: Rubén Sánchez, a ti te han atacado varias veces desde esta formación. ¿Qué relación crees que hay entre la defensa del consumidor y el ataque de la extrema derecha?

R: Un movimiento como el nuestro lo que busca es defender a la gente de los grandes, de los poderosos. Evidentemente, quienes están del lado de las grandes empresas, de los que mandan, no nos soportan, somos su enemigo.

Además, hemos demostrado que somos independientes de empresarios y de partidos políticos y eso molesta mucho. No recibimos ni un euro de las empresas privadas de este país, a diferencia de lo que hacen otras supuestas organizaciones de consumidores.

A: ¿Cómo vivís sus reacciones? Las campañas de desprestigio, el law fare

R: Yo empecé a vivirlo en el 2012 cuando empezó la campaña de Manos Limpias y Ausbanc contra Facua y particularmente contra mi. Fue una campaña muy cruenta, incluso se llegó a llenar Sevilla de carteles con mi cara en los que me acusaban de delincuente. Evidentemente, no es plato de buen gusto para nadie pasear por tu ciudad y encontrarte carteles así y que los vea tu gente.

También hay que decir que, tras las difamaciones de Ausbanc hacia mi persona, tanto esta falsa asociación como su líder, Luis Pineda, fueron condenados a indemnizarme por una cantidad total de 80.000 euros. Además, en el caso de Pineda también se le descubrieron otros delitos por los que fue condenado por la Audiencia Nacional a ocho años de prisión.

Todo esto, digamos, fue una especie de entrenamiento de lo que estaba por llegar. Hoy en día no es que no nos importe, pero desde luego estamos mucho más preparados y habituados.

A: Muchas gracias por la entrevista, Rubén Sánchez.

R: A vosotras y vosotros, un abrazo.

Puedes saber más de Rubén Sánchez siguiéndolo en sus redes:

Cuenta de Twitter: https://twitter.com/RubenSanchezTW

 

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