Entrevista a Paola Paredes: «La mayoría de homosexuales que entran en estos centros son puestos ahí por sus propias familias en contra de su voluntad»

Por Daniel Seijo

Entrevistamos a la fotógrafa ecuatoriana Paola Paredes y charlamos acerca de la realidad de la comunidad LGTBI en Ecuador, su proyecto Unveiled y, especialmente, sobre su serie Until You Changelos, obra en la que tras un profundo trabajo de investigación, recrea la horrible realidad de los centros que en pleno 2018 todavía imparten tratamientos de «cura» para lesbianas en su país.

 

Decidió documentar el momento en el que se sinceraba con sus padres acerca de su sexualidad en el proyecto fotográfico “Sin Velo”, ¿terminó suponiendo un momento de liberación con su familia?

Sí, terminó siendo un momento de liberación con mi familia definitivamente. El momento en si fue de mucha catarsis, supuso una liberación personal. El poder decirle a mis padres que era gay y que ellos reaccionaran de manera muy positiva, definitivamente fue un momento bastante liberador.

¿Qué se pasó por su cabeza durante el proceso de preparación de esa iniciativa artística?

Pasé unos seis meses planeando ese momento, así que estudié obsesivamente cada detalle. Por lo general, cuando trabajo soy una persona sumamente perfeccionista, así que ese momento era como una combinación de cosas, no podía creer que eso estaba pasando y que lo había logrado, que estaban reaccionando de una manera positiva y que las cámaras estaban disparando, creo que fue un momento súper irreal después de seis meses de tanto trabajo llegar a estar en ese momento.

 No es que Ecuador permita que estos centros estén abiertos, sino que funcionan bajo el disfraz de centros de alcohol y drogas

¿Vive todavía hoy Ecuador inmerso en un alto nivel de homofobia y transfobia?

Definitivamente Ecuador es un país que tiene mucha homofobia y mucha transfobia. Recientemente se han cumplido veinte años desde que la homosexualidad era ilegal, es legal desde el 97. Realmente, veinte años de legalidad hablando de una cantidad de años para generar cambios es muy poco. Pero si hablamos del ecuador de los ochenta o setenta, supone una mejora respecto a una cierta tolerancia al grupo LGTBI, algo que no existía hace veinte años. Entonces éramos sumamente discriminados y maltratados. Definitivamente, en los últimos veinte años hemos sufrido una mejora, pero todavía hay mucho que hacer.

¿Existen iniciativas gubernamentales para reducirlo?

Nuestra constitución tiene algunas leyes que en cierta manera nos protegen y en muchos aspectos también somos protegidos por los DDHH, pero si tuviera que decirte que el gobierno está haciendo algo abiertamente para la comunidad LGTBI…, yo te diría que no. Pienso que más bien hay muchos grupos de activistas que actualmente están en esa lucha.

¿Considera que el arte debe mantener un compromiso social?

No quiero generalizar, cada artista tiene su voz, cada artista tiene su visión. No todo arte tiene necesariamente un compromiso social, tiene otros objetivos: un compromiso emocional, un compromiso personal, etc, mucha arte está hecha con un objetivo personal. Pero sí me parece que en los tiempos que estamos ahorita, como artistas, deberíamos al menos contemplar la opción de tener un compromiso social. El arte es una herramienta súper importante de comunicación, las personas por intuición estamos totalmente atraídas por la imagen. Me parece que como artistas debemos cuestionarnos si podríamos usar nuestro arte para una causa social, y me parece que, lamentablement,e hoy en día quizás no son suficientes los artistas que se están cuestionando el poder que pueden tener para causar ese impacto.

Definitivamente en los últimos veinte años hemos sufrido una mejora, pero todavía hay mucho que hacer

En su serie ‘Until You Changelos’ ha retratado los brutales tratamientos y los traumas que viven las víctimas de las clínicas de conversión para homosexuales y transexuales en Ecuador, ¿cómo nace la idea de este proyecto?

La verdad es que nace a partir de una conversación que tuve con una amiga hace unos años, creo que en 2011. En ella me contó que tenía una amiga que había escapado de una de esas clínicas y me narró los horrores que pasaban en ellas. Yo me quede totalmente traumatizada, no salía del closet, así que era el miedo a que me pudiese pasar a mí o simplemente la idea de que alguien como yo estuviese siendo maltratada. Se me quedo grabada la sensación de la primera vez que escuche esta historia, y tras ver que le estaba yendo bastante bien a mi primer proyecto, como que me di cuenta de que tenia una voz, tenia una voz y con el arte podía contar historias importantes. Así que supe enseguida que el siguiente proyecto iba a ser acerca de esas clínicas.

Imagino que el proceso de documentación para este proyecto ha debido de ser especialmente duro.

Fue bastante duro, es algo que realmente no ves con las imágenes, la preparación que hubo realmente detrás de las imágenes. Realmente quería que las fotografías se acercasen a la realidad lo máximo posible y para eso tuve que ponerme tras un proceso actoral, emocional y psicológico. Eso es muy fuerte, porque realmente en las fotografías que ves, yo tuve que ponerme en esos estados mentales de sufrimiento, tortura y  desolación, realmente fue bastante duro.

Uso de drogas, tratamientos de electroshock, castración química, histerectomías y hasta lobotomías con picahielos con la intención de lograr la normalización de la heterosexualidad forzada en personas homosexuales y transexuales, ¿cómo resulta posible que estos centros permanezcan activos en Ecuador?

Cabe recalcar algo importante, estás clínicas no son abiertamente clínicas de deshomosexualización, eso en el país sería ilegal. Desde el año 1998 la Constitución ecuatoriana directamente prohibe cualquier discriminación a causa de la orientación sexual, así que cualquier discriminación en cualquier centro seria ilegal. No es por tanto que Ecuador permita que estos centros estén abiertos, sino que funcionan bajo el disfraz de centros de alcohol y drogas. Son centros que están alrededor del país y funcionan como centros de adicciones, pero dentro de estos centros también hay tratamientos de lo que ellos llaman desviaciones de carácter. Desviaciones de carácter pueden ser la promiscuidad, la homosexual, la prostitución o simplemente serle infiel a tu esposo, en definitiva cualquier cosa que ellos consideren inmoral, considerando a esta palabra con una connotación religiosa bastante fuerte. Así es como se mantienen abiertas, si estas clínicas fuesen abiertamente clínicas de deshomosexualización estarían cerradas, pero existe mucha mafia que les permite permanecer abiertas, es algo muy complejo.

Usted ha declarado: “Pensé que si mi familia no me hubiera aceptado cuando les revelé mi homosexualidad, podría haber sido una más de las jóvenes enviadas a estas instituciones en espera de una cura”, ¿juegan las familias un papel clave a la hora de internar a las víctimas de estos centros? 

Claro, yo diría que juegan casi un papel protagonista. La mayoría de homosexuales que entran en estos centros son puestos ahí por sus propias familias en contra de su voluntad.

¿Qué secuelas son más habituales entre las víctimas de estos intentos de deshomosexualización?

La mayoría sale con síntomas de estrés postraumático, salen con esto y con ciertos delirios de persecución. En muchas ocasiones desde estas clínicas son chantajeados, se les dice algo así como que si cuentan algo los buscarán y los mataran, por eso salen con ese delirio de persecución. Salen con traumas bastante fuertes, pero también hay casos de chicos y chicas que salen con un gran deseo de salir adelante, he tenido el gusto, y digo el gusto porque es muy admirable, de encontrarme a personas que salen de esas situaciones con un deseo de perseverar, de superarlo. Ha existido un poco de todo.

Me parece que en los tiempos que estamos ahorita, como artistas, deberíamos al menos contemplar la opción de tener un compromiso social

¿Juega la religión un papel importante en estas «terapias»?

Claro, yo diría que juegan casi una totalidad. La mayoría de estos centros tienen una visión casi completamente religiosa, tienen una visión católica, una visión cristiana y una visión super evangélica, que es anti gay, una visión propagadora e influyente en todo el mundo. A través de una religión fuerte, en Ecuador siempre ha existido una ideología impuesta que ha causado que la sociedad sea sumamente religiosa y sumamente conservadora. En esos centros son obligados a aprenderse los doce pasos de alcohólicos anónimos, seas o no alcohólico, y en esos pasos hay mucha referencia a Dios, a cambiar los defectos de uno por Dios. También son obligados a leer la Biblia todos los días, la Biblia siempre ha sido para las personas religiosas el libro que nos condena a los homosexuales, pero sabemos que la Biblia dice muchas cosas, no solamente condena a los homosexuales, también dice que no debes comer camarón, que es una abominación. Ellos simplemente deciden interpretarla como quieren y utilizarla como un escudo contra la homosexuaalidad.

Ha llegado a asegurar que en estos centros se vive en un régimen de feminidad forzada, en el que «las pacientes» son obligadas a llevar minifaldas, tacones altos y a maquillarse a diario, ¿considera que estas prácticas suponen la constatación de una visión distorsionada de la feminidad?

Completamente. Estamos hablando que la sociedad ecuatoriana es sumamente machista y estos centros se encuentran en su gran mayoría en los pueblos, no tanto en las ciudades grandes. Pero es en los pueblos pequeños donde existe esa visión estereotipadas de lo que es un hombre y de lo que debe ser una mujer, visiones súper binarias. Una mujer tiene que ser de cierta manera y cumplir ciertas características, si sale de eso, es una puta, una desviada o una machona, sucede igual con los hombres, el que no cumple esa visión de hombre fuerte y proveedor de la familia, es un hombre afeminado. Estas constricciones sociales han propiciado en todas las sociedades latinoamericanas una construcción del patriarcado sobre una visión fuerte de lo que es el hombre y lo que debe ser la mujer. En estas clínicas, si tu eres lesbiana, parte de la enseñanza es llegar a ser una mujer de bien. Ahí está la idea de que se pongan maquillaje, usen tacos o se pongan una minifalda o un vestido para aprender a ser una mujer de bien, para ellos una  lesbiana no es una mujer de bien. Es un comportamiento sumamente retorcido, ni siquiera es un pensamiento que tengan su razón de ser en algo que tenga cierto sentido.

¿Tiene constancia del número de centros de este tipo que todavía permanecen en activo en Ecuador?

Es muy difícil saber el número exacto, creo que en 2011-2012 salió una cifra de 200. Yo creo que esa cifra más o menos se mantiene. En Ecuador pasa que existen los centros legales y existen también los centros clandestinos. Es muy fácil abrir una clínica de adicciones, solo necesitas una casa, un letrero y el boca a boca en el barrio para que se de a conocer que has abierto un centro. Realmente es muy sencillo abrir centros y lo hace mucha gente. Yo sé que clínicas legales de alcohol y drogas en el país existen unas 100, pero mi percepción es que por cada clínica legal existe al menos un clandestina. Por ahí sale la cifra personal de 200 clínicas, por lo que he investigado y mi experiencia, nunca ha sido una cifra oficial, pero sí una cifra que asociaciones y activistas hemos podido usar para guiarnos.

¿Qué mensaje le transmitiría a todos aquellos que todavía hoy cargan con el peso de tener que ocultar su sexualidad?

Les diría que la cosa puede mejorar. Es muy difícil al principio, especialmente dependiendo del contexto cultural y social en el que te encuentras. Uno tiene que pasar primero por un proceso muy fuerte que solo puede ser interno, nadie puede obligarte a salir del closet, creo que es un proceso que depende de cada persona y cada situación. Ese proceso tiene que ser siempre respetado. Uno debe ser compasivo con uno mismo en su proceso, pero también creo que es importante llenarse de un grupo de apoyo. A veces nos cuesta abrirnos directamente a nuestra familia y buscamos amistades, por eso yo diría a todas esas personas que tengan un grupo de apoyo, si no se lo cuentan todavía al mundo entero, que se lo cuenten a un amigo cercano, que den ese paso y después otro y otro. Si toman esos pequeños pasos, van a ver que poco a poco se hace más fácil. Y nada, simplemente ánimo, seguro que donde se encuentren pueden acudir a grupos de apoyo y activistas que los ayuden.

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