Entrevista a Oihana Goiriena: “Siento rabia por los servicios secretos españoles”

«Las últimas noticias que he tenido de él son del 1 de abril, cuando lo visitó el cónsul. Desde entonces no he sabido nada más. Antes de que el cónsul lo visitara, me puse en contacto con él para hacerle una serie de preguntas técnicas sobre envíos de paquetes y sobre la abogada de oficio».

Per Josep Rexach Fumanya / Villaweb

La pareja de Pablo González, el periodista vasco encarcelado en Polonia, lucha para que su caso no caiga en el olvido

El periodista Pablo González lleva casi dos meses encarcelado en Polonia. A pesar de ser un país de la UE, está sometido a un nivel de incomunicación casi total. Su familia aún no ha podido hablar con él y su defensa legal, a cargo de Gonzalo Boye, tiene constantes obstáculos para contactar con el abogado de oficio. Está acusado de espionaje y de formar parte de los servicios secretos rusos. Por todo ello, podría enfrentarse a una pena de prisión de diez años. Hemos hablado por videollamada con Oihana Goiriena, pareja de Pablo González. Coordina las protestas para que su caso no caiga en el olvido.

-¿Cuándo fue la última vez que habló con Pablo González?
-El 28 de febrero por la mañana. Fue él quien me llamó para avisarme de que estaba detenido y para que se lo notificara al abogado y a su madre. Fue muy rápido. Me dijo que estaba bien, que hasta le habían dado café y que hacía tres horas que estaba detenido. Eran las siete de la mañana.

-¿Y desde aquel día no ha vuelto a hablar con él?
-No.

-¿Qué hizo, entonces?
-Intenté contactar con el abogado y no entrar en pánico. Como hacía poco que también había estado retenido en Ucrania, quizá por eso no lo vi tan grave como ha acabado siendo. Pero estaba nerviosa porque nunca había pensado que lo podrían detener. Sí que había temido que le pasara algo, porque viaja mucho. En Armenia unos proyectiles no le alcanzaron por poco. Ese miedo sí que lo he tenido siempre, también cuando estuvo en el Donbás.

-¿Qué es lo último que ha sabido de él y por qué canales le ha llegado?
– Las últimas noticias que he tenido de él son del 1 de abril, cuando lo visitó el cónsul. Desde entonces no he sabido nada más. Antes de que el cónsul lo visitara, me puse en contacto con él para hacerle una serie de preguntas técnicas sobre envíos de paquetes y sobre la abogada de oficio. También le hice llegar el eco de toda la solidaridad que se ha coordinado para reclamar que lo liberen y mensajes de sus amigos y familiares. Le quería recordar que no está solo, que hacemos presión junto con el abogado. Después de tanto tiempo sin tener noticias nuestras, a saber qué podía pensar… Quería que no se sintiera desamparado y que supiera que queremos contactar con él pero no nos dejan.

-¿Las cartas le llegan?
-No, ni una. Al menos hasta el 1 de abril no le había llegado ninguna. El cónsul nos confirmó que no le había llegado nada de la correspondencia que le habíamos enviado. Le habíamos mandado dos sobres que no tenían ningún misterio. Dibujos de sus hijos y explicaciones mías de nuestro día a día. El cónsul nos había dicho que en la prisión abren las cartas, las traducen y las supervisan. Pero él no ha recibido ninguna.

-¿Cómo explica el cónsul este nivel de incomunicación?
-Al principio, cuando el cónsul no se pudo reunir con él hasta el 7 de marzo, le pregunté si eso era normal. El abogado aún no había podido tener contacto con él y no nos permitían ni una conversación telefónica. Me dijo que sí, que en Polonia la burocracia es muy enrevesada y costosa. El 1 de abril le volví a preguntar si aquello era normal. Ya no me dijo que sí…

-¿De dónde salen los lazos rusos de Pablo?
-Nació en Moscú porque su abuelo materno es uno de los niños de la República que evacuaron a Rusia cuando comenzó la Guerra Civil. Su abuelo se casó con una mujer rusa, su madre nació en Rusia y se casó con un ruso. Por eso Pablo nació allí. Cuando tenía nueve años sus padres se divorciaron y su madre decidió venir a vivir primero a Bilbao y después a Catalunya. De hecho él creció en Barcelona. Allí estudió Filología Eslava. Cuando acabó vino a visitar a sus abuelos que vivían en Euskadi, y aquí nos conocimos. Viaja al menos dos veces al año a Moscú para visitar a su padre.

-Y allí es Pavel Rubtsov.
-Sí, allí su nombre oficial es Pavel Rubtsov. De hecho aquí todos nos dirigimos a él como Pavel. Nadie le llama Pablo. Nos gusta más. Tiene la doble nacionalidad y mantiene el pasaporte ruso. Pero cuando vino aquí con nueve años, como su madre estaba divorciada y ya no tenía el apellido del marido, le puso sus apellidos para españolizar el nombre y que todo fuera más fácil administrativamente. Y así pasó de ser Pavel a Pablo.

-Diversas informaciones, que no ha dado Polonia, apuntan a que llevaba encima dos tarjetas de crédito de entidades rusas y dos pasaportes con identidades diferentes en el momento de ser detenido.
-Esta información también me ha llegado por los medios. No sabemos si es eso lo que pasó porque no tenemos acceso al expediente. Pero es posible, porque él tiene dos pasaportes. Uno con el nombre de Pablo González Yagüe y el otro es un pasaporte ruso como Pavel Rubtsov. Por tanto, puede ser perfectamente. Sobre las tarjetas, su padre le hacía transferencias puntuales de unos pisos que la familia tiene alquilados, y puede ser que le facilitara una tarjeta a nombre del padre.

-Antes lo ha mencionado brevemente. Pablo fue retenido e interrogado por los servicios secretos de Ucrania en el mes de febrero. ¿Por qué y qué le preguntaron?
– Se ve que había hecho una conexión en directo para La Sexta y la cámara había grabado unos movimientos militares que había detrás. Eso les molestó, le quitaron el pasaporte, le pidieron los datos y después lo citaron para que fuera a declarar a Kiev. Parece que fue una cosa totalmente absurda y surrealista. Lo acusaron de ser prorruso, lo enlazaron con sus colaboraciones con el diario Gara; que lo financia ETA y que ETA está financiada por Rusia. Lo mezclaron todo. También dijeron que Laboral Kutxa y Mondragón Corporación están financiadas por Rusia. Le invitaron a abandonar Ucrania. Pero solo verbalmente. Él se puso en contacto con el cónsul español en Ucrania, que le dijo que no había nada formal en su contra pero que valorara qué hacer. Y entonces se enteró de que el CNI también había venido a casa.

-¿Cómo fue la visita del CNI?
-Uf… Fue surrealista. Se presentaron ocho personas con dos furgonetas. Unos cuantos se quedaron vigilando nuestra casa y la de al lado y dos personas se dirigieron a mi. Y empezaron a decir todo lo que sabían de Pablo: que viaja a Moscú con frecuencia, que su padre es ruso, que se había movido por aquí y por allá, que había cursado tales estudios, que si su madre se llama tal, que si vive no se dónde, que si la casa en la que vivimos está a nombre de mi padre… Aquel momento fue acojonante. Estaba estupefacta porque la sensación que tenía era de que nos vigilaban. Cuando se te pasa el susto, te pones a pensar y ves que quizá no son datos tan difíciles de conseguir para un servicio de inteligencia.

-¿Y qué le preguntaron?
-No fue un interrogatorio, como se ha publicado en ciertos lugares. Hacían preguntas encadenadas, pero la sensación no era de interrogatorio. La actitud que tenían era de querer demostrar: “Mira lo que sabemos de vosotros, os vigilamos”. Esa fue la sensación.

-Y de él, ¿qué le preguntaron?
-Me preguntaron una y otra vez qué haría Pablo. Si vendría o iría a Polonia. Ahora la pregunta cobra sentido. Por entonces él estaba en Ucrania, donde también había sido interrogado por los servicios secretos ucranianos y decidió volver.

-¿Por qué le preguntaron por Polonia?
-No lo sé, no lo tengo claro. Y cuando vino aquí estaba muy sorprendido con todo lo que había pasado.

-Y después estalla la guerra.
-El 24 de febrero mismo ya se fue hacia la frontera de Polonia con Ucrania y, cuatro días más tarde, lo detienen.

-Todo hace pensar que había una coordinación entre los servicios secretos españoles y los ucranianos. ¿Qué sentimientos le despiertan esos actores? ¿Siente rabia?
-Hacia Polonia, sí, por el trato que le dan. Ucrania se limitó a expulsarlo verbalmente, ojalá Polonia hubiera hecho lo mismo. Y también siento rabia por los servicios secretos españoles, por colaborar con Polonia y Ucrania. Sí, rabia e impotencia.

-¿La gran esperanza es que sea un malentendido?
-Eso espero. Al final sabemos que todos los periodistas que se mueven en zonas de conflicto están vigilados, es así. También sabemos que Pablo estaba en una lista financiada por Soros y que estaba en ella como prorruso. Quizá lo ficharon, lo han vigilado, se han enterado de que tiene pasaporte ruso, que habla ruso, que se mueve por esas zonas y han pensado que más claro, agua. Espero que se hayan equivocado.

-¿Cómo valora el papel de las autoridades españolas durante estas semanas?
-Pues no muy bien. Primero, porque han mentido. El ministro de Auntos Exteriores, José Manuel Albares, dijo que la abogada de oficio la puso la embajada española. Es mentira. No va así. La puso el juzgado que lleva el caso. También dijeron que Pablo había pedido que el caso se mantuviera en secreto. Y es mentira porque a través del cónsul nos ha hecho saber que quiere que sigamos haciendo ruido, que es inocente y que no tiene nada que ocultar. Me parece que el gobierno español protege al gobierno polaco y tendría que proteger a Pablo, que es ciudadano español. Su deber es con Pablo, no con Polonia. No sé qué trato tienen porque han dado por buenas las actuaciones de Polonia, que no respeta el derecho a la defensa efeciva, a las comunicaciones directas con la familia ni otras garantías procesales.

-El gobierno polaco decretó prisión provisional hasta el 29 de mayo. ¿Qué puede pasar a partir de entonces?
-No lo sabemos, pero no creo que lo liberen. Cuando el cónsul me dijo cuál era la acusación oficial, también me dijo que le esperaban tres meses de prisión provisional, que en estos casos es muy habitual que se prolonguen. Y que después vendría el juicio, con una acusación que puede ir de un año a diez según la gravedad. Y viendo de qué lo acusan, de espionaje, es máxima. Tengo la sensación de que irán alargando la prisión provisional. A saber hasta cuándo. El abogado me dice que nos toman el pelo, jugando con el tiempo pidiéndonos documentación por duplicado.

-¿De quién ha recibido apoyo?
-Me ha sorprendido mucho el apoyo dela gente del pueblo. Y cuando voy a Gernika, que es la capital de comarca, la gente me para por la calle y todo el mundo me da ánimos. Y eso se agradece mucho. Políticamente, básicamente hemos recibido apoyo de Bildu. Es el único partido que se ha mojado directamente.

-¿Y el lehendakari?
-No. Sabemos que se reunió con Pedro Sánchez, que le preguntó por la situación de Pablo, pero nada más.

 Oihana Goiriena: “Sento ràbia pels serveis secrets espanyols”
– Traducido para LoQueSomos por Leticia Palacios

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