Por Angelo Nero
AN: Después de once años, el año pasado también pusisteis fin al proyecto Banana Bahía Music, pionero en la música urbana actual, “No solo supimos crear un nuevo lenguaje contra viento y marea, contra purista y gente que nos veían como freaks, si no que supimos crear una nueva forma de sentir la música”, afirmabas en el comunicado de despedida. Háblanos de ese proyecto, en el que participaron muchos artistas realmente adelantados a su época, y tuvisteis la colaboración de otros como con artistas como Sticky MA, Agorazein, o C. Tangana, que ahora ya forma parte del mainstream.
KAIXO: La verdad que fue la época que ocupó mi vida entre los 19 y los 31 años aproximadamente, con todo lo que ello implica. Al principio tampoco es que creyéramos demasiado en que esto podría ser un modo de vida, ya que este proyecto nace en el principio de la crisis económica más tocha que vivimos (ahora entramos en otra por el COVID, pero es otra cuestión más compleja), realmente se dieron de la mano muchas cosas en esa época: un modelo social y empresarial caduco, un modelo estudiantil también complejo y que se estaba desintegrando con la entrada de Bolonia, una época musical rancia y purista, y asomaban nuevos formatos donde podías dar salida a tu música como YouTube por ejemplo, para que todo el mundo que quisiera pudiera verlo, sin necesidad de salir en ningún medio de comunicación o estar en ninguna discográfica.
También fue una época en la que yo creo que toda mi generación se sentía out of context de todo lo que le rodeaba, al menos quien quería dedicarse a la cultura, todo era super rancio y había poquitas cosas realmente interesantes o que salieran del molde de lo dogmático de la época. En Vigo tuvimos suerte de tener un precedente como Arkestra, con Mweslee a la cabeza, que se convirtió en parte, en una especie de guía espiritual para hacer lo que nos daba la gana, fue un poco un apoyo o un espejo donde verse, para entonar el “haré lo que me da la gana, con todas las consecuencias” y por ahí fue la cosa, sin demasiadas pretensiones en los primeros años, y de aquí hace 6 años quizás, empezamos a tomárnoslo más en serio, más como un trabajo. De todos modos me parece que hablar de Banana Bahia, da para una entrevista completa, es muy difícil poder sintetizar tantas experiencias de 11 años de carrera en una pregunta y una respuesta. Solo te diré que fue mágico y que ya pertenece a los libros de historia de la música en el estado español, y en el mundo.
AN: El mundo de la cultura, en general, y el de la música, en particular, ha sido uno de los grandes damnificados por las restricciones derivadas de la pandemia, o más bien, de la gestión de la pandemia ¿Qué te parece que se cancelen conciertos y festivales, a la vez que se permiten recitales como el de Raphael, que congregó en Madrid a 5.000 personas?
KAIXO: Es un sin sentido que trasciende a la cultura en sí mismo, tampoco se entiende la decisión en la hostelería o el ocio nocturno, y se criminaliza a la cultura como causante de algo que escapa de nuestro control personal. Yo sinceramente creo que en espacios grandes y sin necesidad de sillas y esa mierda, que parece que nos dicen como tenemos que disfrutar la música, con un máximo de 1000 personas es controlable la cultura totalmente, con todas las medidas sanitarias en los controles de acceso y la mascarilla incluso, pero no interesa el consenso en este país, prohibir y reprimir son la marca España, y eso creo que aún no cambiará.
Después nosotros como sociedad tardamos muchísimo en reaccionar, no es normal que no haya ya una fecha para la indemnización de por lo menos el 75% del ejercicio económico anterior, como se ha hecho en Alemania, que tampoco somos países comparables, pero en un país donde el sector servicios y el turismo es tan grande como en España, debería ser prioritario ese rescate para que esto no se convierta en un polvorín con ideas de bombero, del que solo se van a beneficiar grandes empresas de la índole que sea, que estén vinculados a X gobierno (véase en Galiza Inditex con Feijoo y el PP), mientras el tejido de la clase media se va al carajo, y hace falta que exista también esa clase media empresarial, es la columna vertebral de la sociedad que se ha montado. Esto no quiero decir que me parezca la solución, considero que debería haber un cambio estructural, tanto de la cultura a nivel legal y legislativo, como quien y porque hay ciertas empresas que se llevan todo el pastel de ayudas públicas para desarrollo cultural, como pasa en Galiza con cierto festival y cierta empresa, y por ejemplo hablando más grosso modo con el cine español, y su elección de financiación de ideas de mierda y películas de mierda, por encima de ideas y películas interesantes.
AN: Has sido muy crítico con el movimiento de cultura urbana, primero por la facilidad de impartir dogmas, marginando a los que, como tú, tienen un mensaje diferente, y que, al final acaban por ser engullidos por el mercado. Y segundo también has denunciado ese centralismo que margina a los músicos de la periferia, y condena al ostracismo a los proyectos que no radican en las grandes metrópolis, como Madrid o Barcelona. Al final el panorama se parece mucho a la política, ¿no te parece, donde se intentan silenciar las opciones que no se ajustan a los patrones del mercado?
KAIXO: El panorama es pura política a la española. Para empezar en Madrid hay gente de la hostia, y artistas impecables, tanto de allí como de otras partes que residen en la capital del estado, pero MADRID como gran empresa o gran centro neurálgico cultural da asco. En parte es una cuestión histórica, los grandes sellos están allí, los medios también, las marcas también, y así un largo etc. De lo que se supone que es el mundo de la cultura. Basicamente lo que ocurre en Madrid es que quien manda no son los artistas madrileños de Vallecas, pero tampoco los adinerados o unos cayetanos, son los padres de estos últimos los que llevan el negocio desde hace más de 30 años, como un negocio familiar, y a la gente que ponen a currar de ARs por ejemplo, son siempre chavales y chavalas que reciben un salario no demasiado alto, pero tampoco demasiado bajo, que se ponen al servicio del patrón, no deja de ser un proceso caciquil o terrateniente, no es que el mercado o el mundo de la música mande al ostracismo a ciertos discursos, es que el tejido no permite que tenga cabida, porque no hay sitio en el pequeño mundo de lo políticamente correcto, y lo políticamente no demasiado correcto light que utilizan cuando hay una nueva tendencia, y quedarse con el pastel otra vez.
No deja de ser un problema más grande que es el CAPITALISMO y después que en España hay un problema más grande, y es que la gente que maneja las empresas dentro de la industria cultural y concretamente dentro de la música las llevan como un negocio familiar, aunque sean CEOs de una multinacional; Si se parece mucho al PP y al PSOE en España hasta hace unos años como ves hahaha, el problema es que no está ni mucho menos en descomposición el modelo.
En relación a vivir fuera de Madrid o Barcelona, hace años era un estigma, pero hay mucha gente que le ha echado coraje para crecer desde sus ciudades o pueblos, sin la necesidad de esas ciudades, y creo que hay que empezar a valorar el huir de los centros neurálgicos del bussiness, y plantear a ese tejido, que ya no los necesitamos, y podemos hacer lo nuestro desde Vigo, desde Málaga o desde Bilbao. Es necesaria esa conciencia, y estamos en un buen momento para hacerlo, y desde luego que hay ejemplos, sin despeinarme ya te digo yo mismo (al menos hasta que llegó el COVID), Ortiga o Califato ¾, pero hay un millón de ejemplos, Bala, Moonshine Wagon, Kvndy Swing, Niña Coyote eta Chico Tornado…
Y por último creo que la música urbana como tú le llamas, no es que esté podrida, pero no da crecido, no da salido de ese aura adolescente. Creo que sí que hay mucha gente que da pasos de gigante dentro, como Pedro Ladroga, Erik Urano, Soto Asa, o nuevos talentos muy serios como Kyne, Delaossa, etc. Pero en general veo que falta dar un paso adelante como comunidad o movimiento, hay cosas muy interesantes, pero falta que el asunto madure, quizás lo veamos después del COVID, cuando se reabran los clubs, los conciertos y los festivales. Yo lo estaba viendo poco a poco desde mi fiesta en Overdose Club, la maduración musical y el eclecticismo de la gente, e incluso el apoyo al artista local, y cosas muy interesantes que estaba observando poco a poco, esperemos que cuando esto acabe, o cuando aflojen un poco la cuerda de la soga, volvamos a ver todos esos brotes verdes (de nuevo slang político, TODO es jodida política).
AN: “Tu vida no es Instagram, tu vida no es tu I-Phone, tu vida no es tu ego, reivindico esa necesidad de despertar y de decir, vamos un poco a pelearnos lo que es nuestro”, has dicho alguna vez, toda una declaración de intenciones. ¿Cómo vives el conflicto entre esa distopía orwelliana en la que estamos inmersos, pendientes de una pantalla y esa pulsión por la lucha que, de un modo u otro, todos llevamos dentro, aunque, desgraciadamente, la mayoría solo la siente cuando la echan del trabajo?
KAIXO: La gente por norma general no quiere pensar demasiado, no comerse demasiado la cabeza con conjeturas o patrones de sociología, quieren respuestas rápidas a problemas muy complicados con un montón de intereses enfrentados de muchos polos opuestos. Yo ahora mismo estoy agotado intelectualmente, solo creo en el fuego, pero me gustaría encontrar personas que sean capaces de interiorizar esto bien y sobre todo que sean personas que sepan gestionar por encima de intereses propios o del grupo de personas a la que pertenezcan; es una jodida utopía, pero bueno, ya inmersos en una distopía porque no creer en la utopía que en teoría debería precederla.
Creo también que la pandemia ha dotado de algo de relativización a las personas, y ver qué es lo que realmente importa en la vida, pero tengo mis dudas de las capacidades de cambiar las cosas en medio de un estado policial salvaje. Yo ahora mismo estoy agotado intelectualmente solo creo en generar terror al poder, atacar a sus tótems de forma contundente para que hagan caso de la población, quizás ese visión implique cárcel, pero también lo era enfrentarse hace 40 años al franquismo, y aunque no creo que vivamos en el franquismo, sí que creo que vivimos en los restos de sus cenizas y hay que ir aspirando la alfombra, o quemarla en San Xoan y cambiarla por una nueva.
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