Abiy afirma que su objetivo no es solucionar estos conflictos regionales, sino que su política es unificar a los etíopes, borrando los derechos y libertades políticamente permitidos a las numerosas nacionalidades de Etiopía, uniéndolas bajo una sola bandera
Por Angelo Nero
Hace ya cinco meses hablamos con Hidat Hagos, una trigrayaña de Zalembessa, una pequeña ciudad situada a cuarenta kilómetros al norte de Adigrat, en la frontera con la población eritrea de Serha. El lugar de nacimiento, muchas veces, determina el rumbo de tu vida, y Hidat, después de estudiar en Adigrat la secundaria, tuvo que abandonar su ciudad natal, debido a la guerra que enfrentó a Eritrea y Etiopia, en 1998, cuando esta última todavía estaba gobernada por el Dreg de Mengistu Haile Mariam. Estudió Administración de Empresas en la Universidad de Bahir Dar, capital de Amhara, donde trabajó como profesora, para continuar su periplo en tierras catalanas, en Tarragona, realizando estudios de postgrado en la Universidad Rovira i Virgili. Por entonces el tigriño Meles Zenawi, ya llevaba unos años gobernando Etiopía, con el multiétnico Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF). En la actualidad, Hidat forma parte de la numerosa diáspora americana, y reside en San Francisco, en California, donde trabaja en el sector hostelero. Desde allí alza su voz como una ferviente activista de la causa tigriña, denunciando el genocidio de su pueblo, y pidiendo el fin de guerra y del bloqueo humanitario que sufre su región.
Desde la última vez que hemos hablado han sido muchos los acontecimientos que se han venido sucediendo en el conflicto abierto entre Etiopía y Tigray. Las Fuerzas de Defensa de Tigray (FDT), después de reconquistar Mekelle y gran parte de su región, avanzaron en una ofensiva que sorprendió al ejército etíope, a través de Amhara y Afar, llegando a estar a solo unos centenares de kilómetros de la capital, mientras que sus aliado, Ejército de Liberación Oromo (OLA), tomaba varias localidades de la Oromía. ¿Llegó el régimen de Abiy Ahmed a temer por su permanencia, y por ello tuvo que llamar a la movilización general y, asociado a esto, lo que impidió el avance final de las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF) sobre Addis Abeba fue el apoyo externo –se apunta a Turquía, China y los Emiratos Árabes Unidos- al gobierno etíope?
Por supuesto, Abiy temió por su permanencia y tomó medidas muy desesperadas: declaró el estado de emergencia y ordenó a los residentes que se prepararan para defender la capital. Hizo un llamamiento para que todos los etíopes se armaran y les instó a unirse al ejército, decidió ir al frente de batalla, empezó a pedir la solidaridad de todos los países de África, reclamando que esta guerra era una guerra de África, como si los tigriños no fuesen africanos. Y por supuesto empezó a conseguir muchos drones de los países que están mencionados arriba.
Pero la verdad no solo Abiy que temió por el avance de la ofensiva de las TDF, sino incluso la comunidad internacional. Como resultado muchos países empezaron a evacuar a sus ciudadanos, la ONU ordenó la evacuación inmediata de los familiares del personal internacional, y muchos otros países avisaron a sus ciudadanos para que abandonaran Etiopía.
En ese momento hubo una presión por parte de la comunidad internacional, especialmente de EE UU, hacia el gobierno de Tigray para que dejaran de marchar hacia Addis Abeba, y buscaran otras alternativas para encontrar una solución a la situación en Tigray. Hubo una demanda de que las fuerzas de Tigray se retiraran de las partes de Amhara y Afar que ocupaban. Por supuesto los drones tuvieron una gran influencia en la decisión que las fuerzas de Tigray tomaron, porque el gobierno genocida de Etiopía estaba usándolos, irresponsablemente y arbitrariamente, incluso en lugares donde no había ningún interés militar, sino civil.
En unas semanas, el gobierno de Tigray anunció que se retiraba de las zonas ocupadas de Amhara y Afar. El gobierno de Tigray una vez más anunció que estas eran sus etapas para darle una oportunidad a la paz.
Desafortunadamente después de que las TDF regresaran a Tigray, cumpliendo las demandas de la comunidad internacional, el gobierno de Etiopía no cambió para cumplir con las demandas de crear un camino hacia la paz. Siguió el asedio, siguieron los bombardeos con drones, siguió la ocupación del Oeste de Tigray por fuerzas de Amhara y Eritrea. Entonces, una vez más presenciamos la falta de responsabilidad de la comunidad internacional de no responsabilizar a Etiopía. Por eso la gente de Tigray sigue sufriendo inmensamente.
En noviembre, paralelo a la ofensiva militar tigriña, se oficializaba una alianza opositora, la United Front of Ethiopian Federalist and Confederalist Forces, formada por el TPLF y por el OLA, pero también por organizaciones representantes de las etnias afar, agaw, benishangul, kimant, somalí, y los pueblos de Gambella. ¿Era este un intento de formar un frente común para derrotar al gobierno del Prospery Party, y de poner las bases para una alternativa política a la Etiopía que podría nacer de esta derrota?
Los Oromos han sido víctimas de detenciones arbitrarias, especialmente los que oponen al gobierno y a sus injusticias, porque el gobierno de Etiopía no representa el interés de las regiones sino la del fascismo de elites de Amhara. Muchas otras regiones como Gumuz siguen siendo víctimas de expulsión forzada por parte de milicias de Amhara que toman ventaja de la actual administración del Prospery Party. Ya que Abiy afirma que su objetivo no es solucionar estos conflictos regionales, sino que su política es unificar a los etíopes, borrando los derechos y libertades políticamente permitidos a las numerosas nacionalidades de Etiopía, uniéndolas bajo una sola bandera. Pretende acabar con las numerosas naciones de Etiopía eliminando su sentido del yo, su individualidad y su autonomía. Anticipando el fin de la dictadura de Abiy Ahmed, representantes de diferentes regiones (oponentes de la administración actual) afar, agaw, benishangul, kimant, somalí, y los pueblos de Gambella formaron una Frente llamada “United Front of Ethiopian Federalist and Confederalist Forces.”
Las organizaciones internacionales han venido denunciando, desde el principio de la invasión de Tigray, continuas violaciones de los derechos humanos, bombardeos y saqueos a la población civil, agresiones sexuales a las mujeres y niñas, quema de cultivos y de casas, y un constante bloqueo de la ayuda humanitaria, que ha condenado a la hambruna a millones de tigriños, ¿Con todos los informes y denuncias emitidos desde Amnistía Internacional hasta la ONU, podemos hablar de crímenes de guerra en Etiopía? ¿Y si esto se demuestra, no debería la comunidad internacional en poner los medios para detener estos crímenes y juzgarlos en el Tribunal Penal Internacional?
Absolutamente. Cuando descubrimos como la comunidad internacional ha fallado a la gente de Tigray, apuntamos dos errores principales: uno, su silencio ante el genocidio que el gobierno de Etiopía sigue cometiendo en Tigray, y dos, su indiferencia, y su intento de poner a todas las partes en conflicto en la misma cesta y no presionar, no responsabilizar a los perpetradores, practicando la política del silencio. Tras las atrocidades de Ruanda y Bosnia, la comunidad internacional prometió «Nunca más» genocidios, los miembros de ONU se comprometieron con el principio de la Responsabilidad de Proteger. Pero una vez más la comunidad internacional está fallando a la gente de Tigray cuando tiene diferentes herramientas a su disposición como la declaración de zona de exclusión aérea, el embargo de armas, las sanciones.
Lo que vemos, desafortunadamente, es la falta absoluta de responsabilidad por el parte de la comunidad internacional. Los perpetradores del genocidio en Tigray, el gobierno de Etiopía, el gobierno de Eritrea, los líderes de Amhara siguen saliéndose con la suya con una impunidad total.
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