Encrucijadas de un conflicto. El ‘vosotros’ de Sergio del Molino

Foto Adrià Costa

el independentismo suma el 66,5% de todos los concejales y concejalas de Catalunya. Cerca de 800 municipios, más del 80%, están gobernados hoy por el soberanismo. Mientras PP, Vox y C’s, conjuntamente, concentran sólo el 3,6% de los concejales

Por David Fernàndez / Viento Sur / La Directa

Artículo original en catalán

“Carles Puigdemont, en rigor, no representa a nadie” (Sergio del Molino, El País, 5 de septiembre de 2023)

Este martes por la tarde, por interés social, dudas políticas y mínima curiosidad periodística, me puse el casco para revisar la prensa digital estatal. Ese día también, un hombre escribió, me temo que en caliente, un artículo (https://elpais.com/opinion/2023-09-06/el-nosaltres-de-puigdemont.html ) en reacción –en doble acepción, desgraciadamente– a la conferencia del presidente Carles Puigdemont en Bruselas. El rotativo eligió libremente y la situó como tercera noticia de portada. Sospecho que el click-bait eligió como anzuelo un funesto destacado: “En mi barrio, que el 1% chulee al 45% se llama chantaje”. Por un momento pensé que la firma de la autoría -Sergio del Molino- se podía deber a un error. Incluso creí que estaba leyendo La Razón. Pero no. El autor de La España vacía –que muchos hemos leído– se descolgaba con una hipertrofiada glándula nacionalista, un desprecio soez y nefasto a la diversidad y un puñetazo figurado, escaso fervor democrático, a toda minoría. Tampoco me sorprendió del todo. Desgraciadamente. Perplejidad sin ingenuidad. Al fin y al cabo, así nos va. Todavía.

Pero por aquello de la igualdad de armas en el debate público, aunque sea un esfuerzo baldío, trataré de responder con cuatro párrafos a aquel artículo escrito con tanta prisa. Empezando por el comienzo y en completa y antagónica discrepancia: en mi barrio que el 45% desprecie al 1% se llama linchamiento, se llame el barrio Catalunya o España. Pero si nos ponemos flamencos –o escoceses– tengo mis dudas de que el 45% que invoca sea a la vez un todo homogéneo. Al fin y al cabo, hay dieciséis partidos plurales en los que cabría sumar también, aunque se lo ahorre omitiéndolo, independentistas de izquierdas catalanes, vascos y gallegos. Al fin y al cabo, este lunes la vicepresidenta Yolanda Díaz –que representa un tercio de ese 45%– visitaba a Puigdemont y reclamaba también una amnistía. Y al fin y al cabo, siempre olvidan que Pedro Sánchez es presidente y se sienta en Moncloa, desde 2018, por los votos de los otros nosotros que tanto estorban. Curioso.

Mientras releía el artículo era casi inevitable escuchar el eco, con otras partituras, del funesto e inacabado “A por ellos” y el estruendo, con otras variantes, de un nosotros monolítico, uniforme y excluyente. Parafraseando a del Molino, casi palabra por palabra pero canjeándolas radicalmente, todo esto no debería sorprender a nadie: la tradición política del nacionalismo español lleva hablando de su nosotros por oposición a cualquier diferencia –catalana, vasca o gallega; árabe o rifeña– desde la noche de los tiempos y esta aversión y obsesión define el elemento constituyente y persistente de una construcción nacional históricamente fallida –porque siempre se ha hecho contra los demás.

Espejos cruzados –espejos deformantes–, los conceptos de mayoría y minoría se entrecruzan endemoniadamente, se repelen mutuamente y se niegan –y afirman– recíprocamente. Lo que allí es minoría aquí es mayoría y viceversa. Cuatro datos complementarios y adicionales. En octubre de 2017, un 43% del censo electoral catalán desobedecía inédita y pacíficamente al Estado –y una semana antes una encuesta de Metroscopia para El País recordaba que el 82% de la sociedad catalana –compleja, contradictoria y plural– estaba a favor de un referéndum pactado. En febrero de 2021, anteayer, el independentismo superaba el 50% del voto en las elecciones catalanas. En el último CEO del pasado abril, un 77% persistía mostrándose a favor del referéndum como mecanismo resolutivo democrático. Y del mapa de las últimas municipales, hace sólo dos meses, hay otro dato resultante: el independentismo suma el 66,5% de todos los concejales y concejalas de Catalunya. Cerca de 800 municipios, más del 80%, están gobernados hoy por el soberanismo. Mientras PP, Vox y C’s, conjuntamente, concentran sólo el 3,6% de los concejales.

Hay una opción garantista y clara –“para dejarnos de retórica”, como reclama el autor– y dejarnos de autoagotar con estadísticas, valoraciones y proporciones: la urna democrática, como gramática política, a la que muchos tienen tanto miedo y demasiada alergia. Un vector que, por decirlo todo, también reclamaba Fernando Vallespín el pasado domingo en El País: votar. En todo caso, ya que se hablará, y mucho, de investidura y legislatura, recordaré una memorable intervención, no demasiado lejana, de Aitor Esteban en el Congreso de los Diputados y en donde venía a decir: tanta paliza con la unidad de España y a final tienen que venir los vascos, en aquel caso el PNV, a decidir quién gobierna el Reino. Corrían los tiempos de la moción de censura a Mariano Rajoy.

Pero en realidad, escribo porque lo que más me extrañó y abrumó de la pluma de Sergio del Molino es que obviara, fatal elipsis, que “el hombre que pronunciaba un discurso este martes en Bruselas” y que está abriendo negociaciones sobre la gobernabilidad española desde el exilio europeo –pura anomalía en el corazón de la UE– fue destituido como presidente de la Generalitat por la senda de la excepción del 155; aún así, ganó las elecciones de diciembre de 2017 –y no le dejaron gobernar–; después ganó las elecciones europeas de 2019 en Catalunya con un millón de votantes a los que representa; ahora lleva seis años en el exilio; y hoy –aquí y ahora– le piden exactamente doce años de cárcel por un referéndum, mientras Vox sube la puja del linchamiento hasta 30 años de prisión por la rebelión del 1%. Pero sostiene del Molino que, «en rigor», Puigdemont no representa a nadie. Aparte de la banalización explícita, la minimización implícita y la humillación intrínseca de un exilio, sostengo, por decencia democrática y antirrepresiva, todo lo contrario. A muchos y muchas más de los que el autor cree, y a mí –un anticapitalista extraviado de base y de barrio, que participa de un proyecto socialmente antagónico al de Junts– Carles Puigdemont –como metonimia de cuatro mil personas represaliadas y demasiadas excepcionalidades– me ha representado, me representa y me representará. Al menos, hasta que pueda volver libremente. A su barrio.

David Fernández es periodista y fue diputado y portavoz de la CUP en el Parlament de Catalunya de 2012 a 2015

Artículo publicado originalmente en La Directa: https://directa.cat/el-vosaltres-de-sergio-del-molino/

PD1. Siempre que hablo de El País, recuerdo el título de un poemario de Jorge Riechmann –“El día que dejé de leer El País”– y al mismo tiempo unas declaraciones diáfanas y transparentes de Soledad Gallego, que fue directora adjunta. Para los incautos: “El País no es un periódico de izquierdas; nunca lo ha sido y nunca ha pretendido serlo”.

PD2. A favor de la amnistía se han posicionado hasta el día de hoy ERC, Junts, la CUP y los comunes: el 60% del Parlament de Catalunya en estos momentos. Si, hipotéticamente, se produjera un acuerdo histórico de amnistía, habría que añadir el PSC –y entonces la amnistía podría tener el abrumador apoyo del 85% del Parlamento catalán, 115 diputados sobre 135. Pero hay mucho más. Todas las universidades públicas catalanas se han posicionado ya en favor de la amnistía y la autodeterminación. Y todas las cooperativas del país. Y el movimiento vecinal. Y buena parte del movimiento sindical. Y la patronal CECOT y los empresarios agrupados en FemCat. Y el Sindicat de Llogaters. Y la Xarxa d’Economia Solidària de Catalunya. Y el Consell d’Associacions de Barcelona. Y el Observatorio contra la Homofobia. Y la Xarxa Feminista. I  HYPERLINK «https://www.amnistiaiautodeterminacio.cat/2023/07/28/ndp-28-07-23-davant-lactual-escenari-politic-i-social/»muchas, muchas más. Que Sergio del Molino lo desconozca, lo niegue o lo obvie no es responsabilidad de ninguna de ellas.

PD3. Existe una canción en catalán titulada “Nosaltres i vosaltres”. Es del año 2003 y está escrita bajo la segunda aznaridad. Es del grupo –siempre referentes– Habeas Corpus. Un conjunto de rapcore de Madrid –de algunos barrios de Madrid, más concretamente. Porque todo siempre va por barrios.

PD4. El lunes 11 hay manifestación.

Traducción: viento sur

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.