Poesía política | Elecciones: Puro teatro

Por Javier DG @olduvay22

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Escucho con atención y gratitud
los sonidos milimétricos
brotando de las tripas del actor.
Declama Hamlet.

Me postro a los pies de Ofelia.
Las letras que el autor
pone en boca de ambos
son un garabato hecho tornado.
No solo el texto,
salpicado de alimento para el alma.
Los rostros. Los gestos
de quienes interpelan mi ventana
sin tocarla.

Resuenan bellas palabras
de amor y esperanza esculpidas
por el Príncipe de Dinamarca,
bordadas con hilo de cordura y fidelidad,
para embriagar el alma de la muchacha
y luego, traicionarla.

Hoy, Ofelia tendría su escaño
en el Parlamento. Miles de Ofelias
formando un pueblo
reducidoal capricho de personajes
que cambian de dirección
según les dicta el mercado.

Así funciona la oscuridad.
Así domina el poder absoluto.
Así renace el minotauro de Gas Natural
mostrando la salida del laberinto
por el camino de la derecha,
tirando al fondo de la caverna
una socialdemocracia vestida
de lagarterana, adornada con mantilla
y puertas que giran en lontananza.

Así triunfa la corrupción.
Así matan la ilusión de un mundo
mejor: haciendo piña sobre el miedo
televisado en los noticiarios de España,
normalizando el robo institucional
tras ponerse la careta, como Hamlet,
junto a los cómicos de la venganza

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