Por Domingo Sanz
Politólogo
Algo ha debido ocurrir en la cabeza de Pedro Sánchez, y no nos hemos enterado, que permita explicar el giro de 180 grados en la que parecía ser su manera de abordar la crisis catalana, aquella plurinacionalidad de 2017 que hoy solo parece un truco para enfrentar a los socialistas catalanes contra los socialistas andaluces en las primarias internas.
Porque sí, es Sánchez contra “Catalunya”. Él nunca aceptaría que le acusaran de gobernar solo para la mitad de los españoles. Y si le persiguieran siendo presidente, afirmaría que están persiguiendo a España.
Entre paréntesis, sostengo que Pedro Sánchez ha sido abducido por Franco de tanto pensar en sus huesos desde que sacó a Rajoy de La Moncloa, pero es una teoría como otra cualquiera. A fin de cuentas, qué podemos pedir a cualquier político si hasta nuestros más íntimos y queridos no paran de sorprendernos con comportamientos que nunca hubiéramos imaginado.
¿Acaso podíamos imaginar a Pablo Iglesias acusando a Pedro Sánchez de ser el autor intelectual de los incendios de contenedores en el centro de Barcelona al hacer coincidir, a sabiendas, la campaña electoral con una movilización popular asegurada tras la sentencia?
Pues sí, claro que sería una acusación no solo imaginable desde la izquierda del PSOE, sino lógica y casi inevitable en una campaña electoral en la que Iglesias repite una y otra vez que lo que busca Sánchez tras el 10N es una coalición de hecho con el PP, con tal de que muchos votos socialistas regresen a UP. O, al menos, no migren al PSOE o a los de Errejón.
El pequeño detalle que demuestra hasta qué punto el giro de Sánchez se tiene a sí mismo, y a todos los demás, descolocados, es que el autor de la frase “a Sánchez le interesaba que hubiera violencia estos días” porque “quería ser el de la porra envuelto en la bandera de España” no es Iglesias sino el otro Pablo. Sí, el Casado.
Y es que Casado debe estar de los nervios contra sí mismo. Bienvenido al club. Resulta que los millones de sobres electorales del PSOE tienen escrita en el exterior la palabra “España” por triplicado, mientras que los sobres del PP una sola vez, y sin una triste “E” en las siglas del partido. Si lo desea, puede usted comprobarlo si aún no ha tirado tanto papel al reciclaje. Él, el líder del PP, que viene de fracasar con su imposible “España suma”, “pero la corrupción resta”, que respondió Rivera, cero veces España en el sobre de Ciudadanos, ya puede culpar al equipo de diseño gráfico, si se confirma la debacle.
Pero hemos escrito Catalunya, el centro de todo lo que nos rodea. Como resulta que la muy odiada TV3 no para de demostrar que es la más amada allí donde está obligada a demostrarlo a base de batir récords de audiencia, desde el Gobierno reaccionan asegurando que los independentistas son los que son y ni uno más, y que además han fracasado.
A la vista del argumento/orden recibido desde Madrid, nuestra lógica, tan rebelde como simple, solo nos concede una respuesta posible: son los españolistas quienes regalan los récords a la televisión que dirige Vicent Sanchís, alguien que, con seguridad, si aún no lo está, pronto será acusado de diseñar la estrategia de los medios para romper España.
El caso es que incautos o engañados, tal como diagnosticó el Tribunal Supremo que les había ocurrido a los votantes del 1 de octubre, o quien sabe si masoquistas, pero siempre equivocados, resulta que los telespectadores catalanes pero contrarios al independentismo se atreven a ser libres cuando, delante de su aparato de televisión y envueltos de sofá, eligen la cadena cuyo solo nombre hace perder las formas a toda la derecha españolista.
Gracias a una ley electoral aprobada el siglo pasado bajo la mayoría absoluta de Felipe González es ilegal publicar encuestas desde antes de ayer, pero leo en la portada de El Periódico “La encuesta prohibida del 10-N: tercer sondeo”, información en la que a las 19:18 de hoy, jueves, figura comentada 291 veces y, en cambio, no aparece ninguna noticia que nos cuente que el director de “El Periódico” ha sido llamado a declarar por algún juez.
Por tanto, nos mantendremos dentro de la ley por si las moscas, pero también porque no nos fiamos de las encuestas en tiempos revueltos.
A cambio, acudiremos a las tendencias electorales certificadas por las cuatro últimas urnas y comprobamos que puede producirse el primer “sorpasso”, incluso en votos, de las candidaturas independentistas contra las españolistas a la hora de conquistar escaños en el Congreso.
Veamos los cuatro últimos acumulados de votos de los bloques formados por ERC + JpCAT + CUP, por una parte, y por PSOE + PP + Cs + Vox, por otra, con los resultados de IC o En Comú Podem la margen, cuya evolución aporta claves importantes.
En primer lugar, la aparición de En Comú Podem en 2015 “robó” votos por igual a los españolistas (se entiende que principalmente al PSOE) y a unos nacionalistas que estaban finalizando su migración desde el autonomismo hacia el independentismo. Véase que las líneas descendentes de ambos bloques entre 2011 (1) y 2015 (2), son casi paralelas.
En cambio, la caída más acentuada de En Comú Podem que se produce entre 2016 (3) y 2019 (4) devuelve más votos a los independentistas que a los españolistas, pues la diferencia entre ambos bloques se reduce a la mitad.
En medio de este maremágnum, y teniendo en cuenta que, según las encuestas, dos tercios de los socialistas catalanes se declaran republicanos, parece evidente que si alguien pagará en Catalunya los platos rotos de tanto baile de políticas serán Iceta y su PSC, a quienes solo les quedará el consuelo del Ayuntamiento de Barcelona, pero presidido por Colau.
Por cierto, la misma encuesta dice que un tercio de los votantes del PP tampoco prefieren monarquía. Solo el desastre total de Ciudadanos puede provocar que Cayetana consiga compañía en el Congreso, aunque el PP suba fuera de Catalunya.
Todo hace pensar que, añadiendo los votos que por primera vez movilizará la CUP hacia las urnas, la única fiesta que tendrá sentido durante la próxima noche electoral será la de los independentistas catalanes.
Última hora sobre Junqueras y los suyos. Sus abogados acaban de reclamar que el líder de ERC sea liberado y repuesto al frente de la candidatura. Resulta que de una interlocutoria del propio Supremo que se ha conocido ahora se deduce que, actualmente, no está inhabilitado. “Otra arbitrariedad de la Justicia española”, está denunciando ahora mismo Sergi Sabriá, de ERC, en TV.
¿Se atreverán Marchena o la Junta Electoral, o quien deba hacerlo, a resolver en 24 horas, aunque deba ser a favor del condenado y evitar que se produzca una herida quizás incurable en el corazón de la democracia, que se abrirá otra vez el próximo domingo?
No lo harán. Son de los que piensan que la primera concesión, por mínima que sea, destruirá para siempre la unidad de España.
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