Elecciones en Colombia: un camino de esperanzas, expectativas y violencia

La feminista y referenta colombiana, Pilar Lizcano, habló con La tinta sobre las elecciones presidenciales, el aumento de la violencia por parte del paramilitarismo y los desafíos futuros en un país que busca un cambio histórico.

Por Redacción La tinta

Esperanzas, temores, violencia, más esperanzas, expectativas, desconfianza hacia el gobierno y otra vez esperanza es el cóctel que beben muchos y muchas colombianas en los últimos días. La posibilidad de que el Pacto Histórico gane las elecciones presidenciales del próximo 29 de mayo es tan real que, al otro día de los comicios, nadie sabe lo que puede suceder. O todavía más inquietante: algo puede ocurrir antes de las votaciones. Esto es confirmado por la reciente amenaza de muerte contra el candidato presidencial, Gustavo Petro, efectuada por el grupo narcoparamilitar “La Cordillera”, que opera en el Eje Cafetero, en el centro oeste del país.

Con apenas unos días por delante, tanto Petro como su candidata a vicepresidenta, Francia Márquez, dejaron bien en claro en la campaña que, de triunfar, empezarán a delinear una nueva Colombia. Desde hace ya demasiadas décadas, el país es controlado por un conglomerado de poder conformado por Estados Unidos, la oligarquía local, el narcotráfico y el paramilitarismo, representados por dirigentes como Álvaro Uribe Vélez o el actual mandatario, Iván Duque.

El escenario electoral en Colombia tiene un prólogo: las masivas protestas que en los últimos años vinieron creciendo y reproduciéndose cada vez más seguido para rechazar un modelo estatal que combina neoliberalismo y represión. A esto, se suma la pandemia de la COVID-19, con la cual las profundas necesidades del pueblo quedaron –otra vez- al descubierto y a las cuales el gobierno de Duque apenas atendió.

Pilar Lizcano, feminista y vocera nacional de Ciudad en Movimiento, de Bogotá, y del Congreso de los Pueblos, charló con La tinta sobre los comicios que vienen y los posibles escenarios futuros. Además, se refirió a la importancia de que la lideresa afro, Francia Márquez, acceda a la Casa de Nariño y reflexionó sobre los peligros que rodean a Petro, un candidato presidencial amenazado de muerte por el paramilitarismo.

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Imagen: Daniel Garzón Herazo / ZUMA Wire.

Años de lucha

“Que exista un cambio en Colombia”, dice Pilar que es la principal expectativa después de las elecciones. Para la referente del Congreso de los Pueblos, “desde las jornadas de movilización desarrolladas el año pasado y conocidas como el estallido social del 28 de abril, que se extendieron con acciones de calle durante casi seis meses, se venían agitando las consignas ‘Abajo Duque’ y ‘Fuera el mal gobierno’”.

Lizcano explica que las masivas protestas de 2021 cristalizan “mucho tiempo de discusiones, de exigencias, de construcciones del movimiento social y político en Colombia, que ahora empieza a encontrar una oportunidad de ir proponiendo nuevas cosas”. También nombra los precedentes que tienen puntos en contacto con la actualidad: el paro del 2013, impulsado por la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular; las jornadas de movilizaciones en 2014 y 2015; y los estallidos sociales de 2018 y 2020.


“Todo lo que sucedió en las jornadas de movilización y también la pandemia genera una crisis, además de la poca efectividad que tuvo el gobierno nacional para atender todo el tema relacionado con la crisis alimentaria y del trabajo, que se profundiza por el aislamiento –señala-. Esto deja sobre la mesa la pregunta: ‘¿Y ahora qué sigue, teniendo como jefe de gobierno a una persona como Iván Duque, que muestra incapacidad para hacerse cargo del país?’. También está la idea de que a él lo puso Uribe”.


Pilar reflexiona sobre un futuro con una administración del Pacto Histórico: “Por un lado, están las expectativas del movimiento social y popular, desde donde decimos que es necesario comenzar a entender y tener la posibilidad de que en Colombia por fin haya un gobierno progresista, reconociendo que no será el gobierno de todos los cambios, pero sí un gobierno distinto. Y para las personas que no son parte del movimiento social, pero sí tienen claro lo que está sucediendo, que exista algo diferente, un gobierno que permita tener unas condiciones de vida distintas”.

“A diferencia de otros países en América Latina, la movilización no significó necesariamente el fortalecimiento en lo electoral –analiza la integrante de Ciudad en Movimiento-. En Colombia, las y los jóvenes estuvieron más ausentes en las elecciones legislativas, pero las y los adultos salieron en mayor cantidad a votar. Los resultados del Pacto Histórico dejan entrever muchas cosas. Y esos resultados tienen que ver con lo que vino pasando hasta ahora en términos de derechos humanos y seguridad. El paramilitarismo está mostrando su fuerza en el territorio. Por otro lado, la destitución del alcalde de Antioquia por, supuestamente, hacer campaña por Gustavo Petro, cuando la derecha hace campaña por sus candidatos y candidatas todo el tiempo”.

Francia

La irrupción en la contienda electoral de Francia Márquez tuvo la fuerza de un huracán. Abogada, lideresa social, ambientalista y feminista, Francia representa a una Colombia que, desde el poder, siempre fue negada. Como candidata a vicepresidenta del Pacto Histórico, aglutina a su alrededor a movimientos sociales y organizaciones de mujeres y feministas.

Para Lizcano, Francia Márquez “significa y agudiza el poder generar un punto de quiebre o de inflexión, que nos permita posicionar discusiones. En este momento, por ejemplo, las discusiones sobre el feminismo son otras en el país. Están más posicionadas, se fortalecen y eso no quiere decir que antes las compañeras feministas no estábamos planteando la construcción de un país que tenga en su centro dignificar la vida de las mujeres, de las disidencias, de las diversidades sexuales, que se respete la existencia de niñas y de mujeres, teniendo en cuenta todos los casos de femicidios en el país, que no son ajenos a América Latina”.

“Francia Márquez sí pone sobre la mesa la discusión sobre la imbricación de los sistemas de poder –remarca Pilar-. Lo que le dicen a Francia en el escenario de la política son cosas ridículas. Dicen por qué, si Francia Márquez es una mujer negra y pobre, utiliza ropa de diseñador. También dicen por qué una candidata a vicepresidenta accedió a los subsidios del gobierno nacional. Entonces yo digo: estamos en un contexto nacional en que las discusiones deberían ser otras. La discusión tendría que ser frente al programa del Pacto Histórico”.

Colombia Francia Campaña la-tinta

La candidata a la vicepresidencia colombiana denuncia, como pocas veces en la historia del país, “la imbricación de los sistemas de opresión”, porque “Colombia es un país racista, patriarcal, aparofóbico, es un país claramente capitalista y me parece que Francia Márquez encarna esas luchas”, asegura la vocera del Congreso de los Pueblos. Además, agrega, Francia “encarna las luchas que se vienen construyendo para fortalecer la apuesta antipatriarcal y la lucha contra el racismo y el capitalismo”.


Lizcano recuerda que Francia Márquez “es una compañera que ha venido construyendo propuestas de país hace muchísimos años. Ella ya ha contado su recorrido. Ella es la posibilidad de que muchas mujeres entendamos que sí tenemos las capacidades y habilidades, y que también tenemos el reto de fortalecer nuestra participación política en diferentes escenarios. Francia es, de alguna manera, ese bofetón en la cara, es una mujer negra que no ha tenido los privilegios ni las posibilidades económicas de la derecha rancia, que está haciendo todo lo posible por hundirla”.


Al hablar de Francia, Pilar no esconde sus sentimientos: “Ella es una mujer que está embanderando las luchas de otras mujeres y que viene de la lucha popular. La candidatura de Francia significa poner en evidencia que este país está atravesado por muchas contradicciones. Vamos a tener la posibilidad de que una hija del movimiento social y popular pueda estar gobernando este país. Solo al decir esto, me emociono de una manera profunda, hasta se me quiebra la voz, porque es lo que estamos esperando hace mucho tiempo: la posibilidad de que una hija y un hijo de las luchas populares gobiernen”.

Los desafíos del feminismo

Insistir y seguir insistiendo. Así resume Pilar Lizcano la lucha de las mujeres y los feminismos en Colombia. Si el Pacto Histórico llega al gobierno, las demandas y las luchas no quedarán de lado. “Desde el feminismo, venimos insistiendo en que el programa del Pacto Histórico tenga un enfoque de género –cuenta-. Hay que entender que las distintas violencias, la precarización de la vida, la falta de oportunidades laborales y de acceso a la educación, la violencia en las zonas rurales y urbanas del país deben estar presentes en el programa del Pacto con ese enfoque diferencial, porque se presenta de manera distinta en hombres y mujeres, en mujeres y hombres cis, en lesbianas, en trans”.

Pilar señala que una de las principales propuestas realizadas por Francia Márquez es la creación de un Ministerio de la Igualdad, que se encargue de canalizar las demandas de “las mujeres, las diversidades sexuales y de género, los pueblos excluidos históricamente y la juventud colombiana”. “Desde ahí, esperamos generar las transformaciones que requiere este país –destaca la vocera del Congreso de los Pueblos-. Ese Ministerio de la Igualdad, a la vez de la candidatura de Francia, cristaliza nuestras luchas, porque este ministerio es lo que hemos venido exigiendo hace mucho tiempo. En un país como Colombia, en el que los niveles de impunidad son altísimos, donde la fuerza pública, el gobierno nacional y el paramilitarismo hacen lo que se les da la gana y nadie hace nada, un ministerio de este tipo, sin idealizarlo, permite plantear discusiones en el plano institucional, que no parten desde cero, sino que venimos construyendo desde hace muchos años”.

Lizcano aclara que un posible Ministerio de la Igualdad permitiría que muchos movimientos sociales y políticos, como también poblaciones excluidas, ingresen “en el espacio institucional”. “Tenemos claro que lo institucional es apenas un medio, un pasito que damos, no es el fin último, estar ahí no nos va a resolver todo lo que necesitamos –dice Lizcano-. Por eso, a medida que avanzamos en el espacio institucional,  vamos a seguir avanzando en la lucha popular y seguro algunas propuestas van a dialogar y se van a encontrar”.

El fantasma del magnicidio

La violencia cruza a la política colombiana. Y, en muchos casos, esa violencia apunta a los y a las representantes de opciones de izquierda y progresistas. Por eso, las recientes amenazas lanzadas contra Petro no sorprenden. “Es posible”, asevera Lizcano, dejando en claro que un magnicidio contra el candidato del Pacto Histórico es algo real.

“Esto lo digo, porque al ver el paro armado desarrollado en el mes de mayo confirmamos que el paramilitarismo tiene fuerza y mostró los dientes. Le dijeron al país que el paramilitarismo existe, está organizado, tienen estructura y la capacidad de estar a nivel nacional. Mientras Iván Duque dice que las estructuras paramilitares están desapareciendo, en los hechos, vemos que el paramilitarismo tiene fuerza”, asevera.

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Al profundizar sobre el tema del paramilitarismo, manifiesta que la fuerza pública en su país “actúa en complicidad con el paramilitarismo”, aunque, en realidad, “no sabemos si actúan en complicidad o son lo mismo”. “La posibilidad real de un intento de magnicidio existe. Ha estado muy presente en los últimos días en el escenario de discusión política. En el peor de los escenarios, si eso llegara a suceder en Colombia, se desataría una ola de violencia profunda, algo que el movimiento social y político lo tiene en su cabeza, y que genera preocupación y zozobra”, explica.

“En Colombia, la derecha, la oligarquía y la burguesía pueden hacer todo lo posible en caso de que un proyecto los ponga en riesgo –finaliza la referente de Ciudad en Movimiento-. En este caso, la derecha puede hacer todo lo posible para que Gustavo Petro y Francia no gobiernen el país, aunque eso implique asesinarlos. Es una realidad muy cruda, pero que tenemos en la cabeza. Esperamos que la derecha se dé cuenta de lo que puede significar eso en este momento”.

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