El rearme en Alemania solo beneficia a la industria armamentista

El lobby armamentístico está contento con el programa de armamento de 100.000 millones de euros previsto por el gobierno federal. Pero se está formando una oposición de izquierdas y sindical.

Richard Detje y Otto König. Sin Permiso, traducción de Jaume Raventós

¡Vaya cambio de orientación!: el canciller Olaf Scholz aprovechó la conmoción causada por la guerra de agresión contra Ucrania para hacer limpieza de los principios mantenidos hasta ahora en la política de seguridad alemana y, al mismo tiempo, anunciar el mayor programa de rearme desde la fundación del Bundeswehr (Fuerzas Armadas alemanas) en 1955. Más del 2% del producto interior bruto debe invertirse en defensa. Con una economía de 3,57 billones de euros, esto supone más de 71.400 millones de euros, casi 25.000 millones más que el año pasado.

Con el reajuste de la política exterior y de seguridad alemana, se está produciendo el mayor impulso de militarización desde el final de la guerra fría. En los últimos años, la crisis ucraniana ya resultó ser una bendición para el presupuesto de armamento, que aumentó en más de 14.000 millones entre 2014 y 2021.

La coalición del semáforo quiere que los «activos especiales» de 100.000 millones de euros estén disponibles en el actual presupuesto federal. El objetivo es un Bundeswehr eficiente y de vanguardia «que nos proteja de forma fiable». Scholz nombró algunos proyectos: La próxima generación de aviones de combate y tanques se construirá en particular junto con Francia. Proyectos como el «Eurodron» tendrán la máxima prioridad. Hasta que el Eurodron vuele, los drones armados serán suministrados por Israel. Para la «cuota de participación nuclear», «se proporcionará a tiempo un sustituto moderno para los obsoletos aviones Tornado».

Scholz, Habeck y Lindner -canciller, ministro de economía (verde) y ministro de finanzas (liberal), respectivamente- aprovechan la oportunidad para desviar sumas gigantescas de los ingresos fiscales a la industria armamentista. Al hacerlo, están privando a la sociedad de enormes fondos que se necesitan urgentemente para la transformación ecológica, la educación, la sanidad, las infraestructuras y la ampliación del estado del bienestar. El plan de militarización se complementa con la petición de reintroducir el servicio militar obligatorio o una conscripción general.

La mentira de los lobbies de las armas

El aplauso unánime que recibió Scholz por su golpe recuerda el 4 de agosto de 1914, cuando el Reichstag votó por unanimidad a favor de los «créditos de guerra». El líder del grupo parlamentario de la CDU, Friedrich Merz, que ofreció espontáneamente una «gran coalición armamentística», atizó al movimiento pacifista en el parlamento: «Las cadenas humanas con velas, las oraciones por la paz y las marchas de Pascua por la paz son cosas bonitas. Pero la moral por sí sola, no hará que el mundo que nos rodea sea pacífico». Los que también echan una parte de culpa de la situación a la OTAN se están convirtiendo en una herramienta de la propaganda de Putin, dijo el líder de la CDU.

La ministra de Defensa, Christine Lambrecht (SPD), también ve una «necesidad de actuar con la mayor urgencia». Para ello cuenta con la ayuda de los grupos de presión del complejo militar-industrial, que subrayan histéricamente en los programas de entrevistas que el Bundeswehr ha sido recortado hasta los huesos tras la guerra fría. Una parte importante del equipamiento de defensa, incluidos los aviones de combate, los tanques y los submarinos, no está operativo debido a las reparaciones y a los problemas para conseguir piezas de repuesto. El inspector del ejército alemán (máximo rango del ejército alemán después de inspector general), el teniente general Alfons Mais, se quejaba el día de la invasión rusa de que el Bundeswehr estaba «más o menos desnudo». El presidente de la Asociación del Bundeswehr (DBwV), la asociación de ex militares, familiares y funcionarios del ejército, André Wüstner, añadió en el programa informativo ZDF: «Tenemos problemas masivos en el ámbito de las municiones, los vehículos, los barcos, los aviones y las piezas de recambio». El ministro de Economía, Lindner, está en línea con ellos y afirma: «La disminución del gasto en defensa ya no se ajusta a los tiempos».

Los informes alarmantes sobre la situación «desoladora» del Bundeswehr ya se sucedieron al comienzo de la crisis de Ucrania en 2014. Apenas pasaba un día sin que se hablara del «caos de la chatarra»: La mitad de los aviones de combate y de transporte tuvieron que permanecer en tierra debido a defectos técnicos, y prácticamente ninguno de los helicópteros de la Marina estaba operativo. El discurso de una amenaza catastrófica fue en aumento: La potencia económicamente más fuerte de la Unión Europea mantiene un ejército que no puede ni moverse, ni volar, ni flotar. Esta leyenda, fomentada por los grupos de interés militares-industriales, debe ser contrarrestada con decisión.

Clima de fiebre del oro entre los fabricantes de armas

El anuncio de una gran «demostración de fuerza» nacional desencadenó un ambiente de búsqueda de oro en los departamentos ejecutivos de las grandes empresas armamentísticas alemanas. La industria de las armas forma parte de los ganadores de la guerra en Ucrania. Tras la declaración del gobierno de Scholz, las acciones de armamento subieron por momentos hasta un 85%.

Según los medios de comunicación, el gobierno alemán ya ha dado los primeros pasos para iniciar la adjudicación de nuevos contratos de armas. El Ministerio de Defensa invitó inmediatamente a los directivos de las empresas de defensa más importantes a una reunión de urgencia. Entre otras cosas, se está hablando de la compra de nuevos helicópteros militares en Airbus, nuevos buques de guerra en ThyssenKrupp Marine Systems (TKMS) y nuevos sistemas de radar en Hensoldt.

Rheinmetall, cuya cotización subió un 40% tras el discurso de Scholz, presentó recientemente un nuevo carro de combate, el «Lynx 120». Este modelo quiere responder a la amenaza de los «sistemas de combate de alta tecnología». Las soluciones y conceptos convencionales «han alcanzado su máximo de prestaciones», predice la empresa. El contrincante de alta tecnología al que nos referimos aquí será probablemente, sobre todo, el nuevo tanque ruso T-14 Armata. Según el director general de Rheinmetall, Armin Papperger, la producción de munición para tanques podría multiplicarse por seis en muy poco tiempo y crear 3.000 nuevos puestos de trabajo. A medio plazo, la empresa de defensa con sede en Düsseldorf dijo que ve un potencial anual de hasta 2.000 millones de euros en ventas adicionales en Alemania.

Otro ganador de la guerra es el Grupo Hensoldt, especializado en tecnología sofisticada de defensa. «Ahora es posible hacer lo que era impensable hasta hace unos años: con un solo radar TwInvis, podemos vigilar hasta 200 aviones en un radio de 250 km en 3D», dijo el director general Thomas Müller en la presentación de este nuevo sistema de radar pasivo. Las acciones han subido alrededor del 80%. Y con ello el gobierno federal también se está sacando un sueldo. No solo tiene acciones en la multinacional aeronáutica y de armamento Airbus, sino que desde el año pasado también tiene una minoría de bloqueo del 25,1% en la empresa de armamento Hensoldt.

La reconversión de la producción de armas pende de un hilo

El debate sobre producción de armas versus reconversión armamentística (es decir, la reconversión de la producción de armas a la producción civil) se ha reavivado en los sindicatos a la vista de la propagación de los focos de conflicto a nivel mundial. Los ramos del IG Metall reafirmaron las posiciones de política de paz en el congreso del sindicato: reducción del gasto en armamento, ningún apoyo a las guerras y acciones bélicas, reconversión de la producción de armas. A largo plazo, solo se puede conseguir un buen empleo duradero con una conversión gradual hacia bienes civiles.

Pero ahora es de temer que la «bomba armamentística de los 100.000 millones de euros» de la Cancillería le quite terreno a este debate sindical. El paquete de estímulo económico prometido para las empresas de defensa será probablemente acogido por el conjunto de los comités de empresa de las empresas afectadas como un programa de aseguramiento de los puestos de trabajo. Es poco probable que las sedes de IG Metall con empresas de armas en su área organizativa, así como los distritos territoriales de IG Metall donde se encuentren grandes grupos de empresas de armamento, entren en conflicto con los sindicalistas de empresa para oponerse a las demandas de desarrollo y producción de drones, tanques y fragatas para preservar los puestos de trabajo. Los programas de reconversión ya fracasaron en la década de 1980 debido a que las empresas y los defensores de intereses particulares no estaban dispuestos a cambiar su orientación empresarial.

Mientras tanto, especialmente los diputados jóvenes del SPD y de los Verdes han recuperado la compostura tras la conmoción inicial, y no quieren dejar pasar sin más una modificación a la Ley Fundamental de 100.000 millones de euros para el rearme. En una declaración conjunta con asociaciones extraparlamentarias, la Izquierda Parlamentaria del grupo parlamentario del SPD (el ala izquierda del SPD organizada en el Parlamento) afirma: «Rechazamos el fondo especial para el rearme propuesto por el canciller Scholz, que asciende a 100.000 millones de euros, y un presupuesto en armamento permanente superior al 2% del producto interior bruto». La decisión es «un cambio de paradigma sin precedentes» que los firmantes rechazan claramente. El problema del Bundeswehr no es la falta de financiación, sus problemas son estructurales. En su lugar, el debate debería versar sobre cómo ayudar a la población de Ucrania lo antes posible. Frank Bsirske, ex presidente de Ver.di (Vereinte Dienstleistungsgewerkschaft, el sindicato más importante del sector servicios y el segundo más grande en afiliación por detrás del IG Metall, con cerca de 2,1 millones de afiliados) y actual portavoz de política social de Los Verdes en el Bundestag, también señala que el presupuesto de armamento ha aumentado en más de un tercio desde 2015. «Si 50.000 millones de euros de gasto en armamento no son suficientes, hay que preguntarse en primer lugar qué es lo que va mal, pero no seguir arrojando más dinero».

Peter Wahl, periodista y cofundador de Attac – Alemania, tiene razón cuando subraya que, si existiera la voluntad política, ciertamente hay una alternativa a una mayor escalada. Una «oferta seria de neutralidad para Ucrania y un compromiso con el principio de seguridad completa frente a Rusia» podría suponer incluso todavía ahora un cambio de rumbo decisivo.

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