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Esta protesta no solo visibiliza el genocidio en Gaza, sino que señala al sionismo como responsable de una masacre que clama por justicia internacional.
Por Joaquín Castro | 14/09/2025
El pueblo madrileño ha logrado cancelar la última etapa de La Vuelta a España, programada para este 14 de septiembre en la capital española. Las protestas masivas contra la participación del equipo Israel-Premier Tech, financiado por el régimen israelí, han bloqueado las calles y paralizado el evento deportivo, obligando a los organizadores a suspender la etapa por motivos de seguridad.
La movilización tenía un objetivo muy claro: denunciar la participación del equipo israelí y el genocidio en curso en Gaza, donde el sionismo es responsable de miles de asesinatos y la devastación total de la franja. Madrid, con su tradición de rebeldía, ha dado un ejemplo magistral de solidaridad internacional.
Una carrera marcada por la protesta
La Vuelta a España 2025, la tercera gran vuelta ciclista del año, ha estado envuelta en controversia desde sus inicios. Desde la etapa 5, con interrupciones en la contrarreloj por tiempo, hasta etapas posteriores como la 11 en Bilbao y la 16 en la que se acortó el recorrido, las manifestaciones anti-sionistas han sido una constante. Activistas han irrumpido en las carreteras con banderas palestinas, exigiendo la expulsión del equipo Israel-Premier Tech, cuya presencia se interpreta como una normalización del régimen responsable de atrocidades en Gaza.
Este domingo, culminando en la etapa 21, miles de manifestantes han tomado el centro de Madrid, derribando barreras y creando un clima de tensión que ha hecho imposible continuar con el circuito tradicional. No ha habido ceremonia de podio, y el evento se ha detenido prematuramente, un hecho sin precedentes desde 1978. Esta escalada no surge de la nada. El genocidio en Gaza, iniciado tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023 que dejó unos 1.200 israelíes muertos y 251 rehenes, ha derivado en una respuesta militar israelí que, según el Ministerio de Salud de Gaza, ha asesinado a 64.605 palestinos hasta la fecha.
La devastación de la franja es total: hospitales destruidos, escuelas en ruinas y una población civil atrapada en un ciclo de violencia. El sionismo, como ideología que justifica la ocupación y la expansión territorial, ha sido ampliamente criticado por intelectuales y activistas como el motor detrás de estos miles de asesinatos. En España, un país con una fuerte tradición de apoyo a la causa palestina, estas protestas reflejan un rechazo rotundo a cualquier evento que legitime al régimen.
La acción de Madrid: Una denuncia valiente y efectiva
La cancelación de la etapa final en Madrid no es un mero inconveniente logístico, sino una victoria simbólica del pueblo contra la indiferencia global. Miles de madrileños, de todas las edades, han salido a las calles con banderas palestinas y mensajes anti-sionistas, bloqueando el paso de la caravana ciclista y obligando a más de 1.500 agentes de policía a intervenir en choques que, aunque tensos, han mantenido en gran medida un carácter pacífico.
«Queremos ser pacíficos, es una revuelta contra lo que está pasando en Gaza, Madrid se levanta contra eso», declaró un manifestante a RTVE, resumiendo el espíritu de la protesta. La decisión del equipo Israel-Premier Tech de retirar su nombre de los uniformes por seguridad ilustra el impacto real de estas protestas. No se trata de boicotear el ciclismo, sino de rechazar la complicidad con un régimen que ha devastado Gaza, dejando a decenas de miles de inocentes sin hogar ni futuro.
Un ejemplo de lucha
El pueblo madrileño ha demostrado que la voz colectiva puede detener incluso los eventos más emblemáticos. Esta protesta no solo visibiliza el genocidio en Gaza, sino que señala al sionismo como responsable de una masacre que clama por justicia internacional. En un mundo donde los medios a menudo minimizan estas realidades, acciones como esta obligan a la reflexión y al cambio. Madrid no solo ha paralizado una carrera; ha acelerado el debate global sobre la solidaridad con Palestina. Es hora de que más ciudades y eventos sigan este ejemplo. La cancelación de la última etapa de La Vuelta es una pequeña victoria, un recordatorio de que el deporte no puede ser excusa para ignorar el sufrimiento ajeno.
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