La necesidad del acuerdo de las tres quintas partes de las Cortes es la llave que manipulan estos “golpistas judiciales” para mantener una composición afín a sus intereses.
Por Pedro Labrado | 2/04/2024
Escucho una entrevista más a una vicesecretaria del Partido Popular, da igual el nombre y el cargo exacto, repite con respecto a la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) el mismo argumentario que venimos escuchando desde hace más de cinco años, desde diciembre de 2018, a toda una pléyade de portavoces del partido fundado por el franquista Manuel Fraga:
“Queremos renovar el CGPJ y queremos que los jueces elijan a los jueces que compongan dicho CGPJ”
Aseverar que la voluntad de este partido es llegar a un acuerdo para la renovación del Consejo es un insulto a la inteligencia de cualquiera cuando han pasado sesenta y tres meses desde que caducara el mandato de los integrantes que están en la actualidad en funciones. Por otra parte, no es de extrañar ya que insultar la inteligencia de todas y todos es habitual y forma parte de su “modus operandi” en los últimos años.
Tras la salida de Mariano Rajoy del gobierno al prosperar la moción de censura presentada en el Congreso contra él y perder por tanto las mayorías en el Congreso ratificadas éstas en las elecciones generales posteriores, el acuerdo no ha sido posible para actualizar la composición del Consejo.
La necesidad del acuerdo de las tres quintas partes de las Cortes es la llave que manipulan estos “golpistas judiciales” para mantener una composición afín a sus intereses. Desde hace más de cinco años alcanzar esa mayoría cualificada hubiera supuesto para la derecha reaccionaria perder esa estructura afín dentro del Consejo.
Para mantenerla han puesto encima de la mesa la “necesidad” de cambiar el modelo de renovación. En sus cálculos entra que, con ese nuevo modelo, el Congreso y el Senado pinten poco en la renovación de los vocales. Curiosamente para la última renovación en plazo que se efectuó, el Partido Popular no propuso esta modificación de modelo tildado por ellos de más democrático y menos politizado (como si politizar fuera en sí mismo malo) y eso a pesar de que contaban en ese momento con mayoría absoluta en ambas cámaras y podrían haber cambiado la ley sin contar con ninguna otra fuerza política. Si tan buena es esa propuesta de modificación, ¿por qué no la introdujeron en la legislación cuando tenían las mayorías necesarias y suficientes? Sencillo, esa mayoría absoluta les garantizaba la imposición de la mayoría de los vocales y por tanto no les hacía falta ninguna modificación.
Esto demuestra que la modificación que proponen ahora no es para “mejorar” el sistema de elección de los vocales sino para garantizarse que la mayoría de los vocales les sean afines ideológicamente, es decir la única motivación es mantener el control del órgano de gobierno de los jueces, una suerte de golpismo por la puerta de atrás.
Esa supuesta mejora que proponen supondría saltarse lo regulado en la Constitución vigente que en su artículo uno punto dos dice “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”. Proponen que el poder judicial, que la Constitución dice debe emanar de la soberanía nacional que reside en el pueblo español, emane de un pequeño grupo de ciudadanos y ciudadanas no elegidos por la soberanía popular, los aproximadamente 5600 jueces y juezas que forman parte de los distintos tribunales españoles. Es decir, que el órgano de gobierno del poder judicial sea un “Juan Palomo, yo me lo guiso yo me lo como”, y por extensión todo el sistema judicial español.
Sería un “yo me lo guiso yo me lo como” endémico que incluye al proceso de selección de jueces y juezas. Jueces y juezas seleccionados en unas pruebas de oposición diseñadas, controladas y ejecutadas por los jueces y juezas ya ejercientes; opositores y opositoras formadas con preparadores, jueces, juezas y fiscales en ejercicio, en algunos casos pagados con sobres en B; formados tras superar la oposición en la escuela judicial por otros jueces y juezas. Modelo endogámico cuyos “primeros padres” en democracia fueron los jueces heredados de la dictadura que siguen impregnando promoción tras promoción en las nuevas generaciones de jueces y juezas su pátina cuándo menos conservadora si no reaccionaria franquista.
Un dato relevante en este análisis sobre la renovación del CGPJ y el modelo de provisión de sus vocales es el de el tiempo medio para aprobar las oposiciones a judicatura que según distintos estudios se sitúa entre los cuatro y los seis años. Entre cuatro y seis años estudiando sin ingresos, ¿quién se lo puede permitir? Familias de ingresos altos o medios altos. Modelo que se materializa en una judicatura mayoritariamente conservadora-reaccionaria.
Resumen: Dejadnos que seleccionemos jueces y juezas y ya estos y estas bien uniformaditos ideológicamente que se organicen para gobernarse, nos impongan sus criterios impugnando leyes progresistas, procesando inocentes molestos y dejando ir de rositas a nuestros delincuentes afines ideológicamente.
Dos puntualizaciones que creo merecen la pena ser resaltadas:
Primera, un disparate, es más difícil elegir a lo/as integrantes del CGPJ que al presidente/a del gobierno, tres quintas partes de las Cortes para lo/as primero/as y mayoría simple del Congreso para el/la segundo/a.
Y para terminar, una acusación, la desvergüenza por parte de los actuales integrantes del Consejo General del Poder Judicial, que llevan más de cinco años con sus cargos vencidos, que siguen cobrando un magro emolumento por ellos, y que no tienen la honestidad de presentar su dimisión irrevocable.
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