La UNESCO y la Universidad Estatal de Ceará en colaboración con la Universidad Católica de Brasilia y otras Universidades Nacionales e Internacionales, celebraron en septiembre de 2010 en Fortaleza la Conferencia Internacional sobre los Siete Saberes Necesarios para la Educación del presente.
Por Remedios Copa Sánchez
La afirmación de Edgar Morin en torno al año 2000 de que el paradigma de Occidente era cosa del pasado la sustentaba en la necesidad de reaprender a unificar la parte y el todo, «texto y contexto, local y global», superando las paradojas y contradicciones de la globalización tecnoeconómica de nuestros días.
Cuando en 1999, por iniciativa del entonces Presidente de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, Edgar Morin fue solicitado para sistematizar un conjunto de reflexiones que sirviesen como punto de partida para repensar la educación para el Siglo XXI, Morin contó con las aportaciones de colabores de funcionarios internacionales y personalidades universitarias de todo el Globo, de Norte a Sur y de Este a Oeste que realizaron un trabajo del que Nelson Vallejo Gómez recibió la encomienda de la UNESCO para seleccionar e integrar los comentarios y aportaciones, además de las suyas propias. Fruto de aquél texto, de un proyecto interdisciplinar Educar para un futuro viable, en el marco de la celebración de los diez años de la publicación de la obra Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro del propio Edgar Morin, la UNESCO y la Universidad Estatal de Ceará en colaboración con la Universidad Católica de Brasilia y otras Universidades Nacionales e Internacionales, celebraron en septiembre de 2010 en Fortaleza la Conferencia Internacional sobre los Siete Saberes Necesarios para la Educación del presente.
De los cuatro días de debate que duró la Conferencia surgieron consensos y recomendaciones inspiradas en la obra de Morin, considerada un precioso legado para la formación de las futuras generaciones, que deben ser promovidos en las instituciones de educación de los distintos países.
La intención primordial de esos Saberes es provocar la movilización de frentes de lucha y formas concretas de acción cuyo objetivo pretende «superar el enquistamiento del conocimiento, reproblematizar los fines de la educación, instalando modalidades transdisciplinarias de enseñanza e investigación». La Carta de Fortaleza reitera la necesidad apremiante de la reforma de la educación.
Tal como defiende Edgar Morin, «es conveniente tener el pensamiento pensamiento complejo, ecologizado, capaz de relacionar, contextualizar y reunir diferentes saberes o dimensiones de la vida. La humanidad necesita de mentes más abiertas y escuchas más sensibles, personas responsables y comprometidas con la transformación de sí mismas y del mundo». Sus enseñanzas instan a crear espacios de diálogo, creativos, reflexivos y democráticos en los que implementar prácticas pedagógicas que se fundamenten en la solidaridad, la ética, la paz y la justicia social.
Esa educación basada en los Siete Saberes fomentando la comprensión de la condición humana, la ciudadanía planetaria y la ética del género humano ayudará a que los individuos puedan enfrentar las múltiples crisis sociales, económicas, políticas y medioambientales que actualmente están amenazando la vida en el planeta. Ese cambio en la educación es la condición fundamental para la construcción de un futuro viable para las generaciones futuras.
Conocer la complejidad humana, la diversidad cultural y la pluralidad de individuos junto con un conocimiento de la naturaleza transdiciplinar ayudará a establecer una relación sostenible, justa y saludable entre el individuo, la sociedad y la naturaleza.
Morin señala en el primero de los Saberes la necesidad de introducir en la educación el estudio de las características cerebrales, mentales y culturales de los conocimientos humanos, de sus procesos y modalidades, de las circunstancias tanto psíquicas como culturales que lo puedan inducir al error o la ilusión.
Cuando habla del conocimiento pertinente señala la necesidad de promover un conocimiento capaz de considerar problemas globales y fundamentales en los que los conocimientos parciales y locales se inserten en un todo en el que se desarrollan las relaciones mutuas en un mundo complejo.
Integrar el conocimiento de la condición humana debería ser el objetivo esencial toda enseñanza, reconociendo la unidad y complejidad humana como ser físico, biológico, psíquico, cultural, social e histórico. Ésto, junto con la enseñanza de la identidad terrenal es otra de las llaves para entender el desenvolvimiento de la era planetaria que tiende a crecer en el siglo XXI, porque todos los seres humanos compartimos un destino común.
Aunque las ciencias nos permitan muchas certezas, es preciso que quienes se ocupan de la educación deben enseñar estrategias que permitan enfrentar lo inesperado, las incertezas, tan presentes en nuestros tiempos. Por otra parte enseñar la comprensión entre los seres humanos, ya sean próximos o extraños, es vital para que las relaciones humanas salgan del estado bárbaro de incomprensión; para eso es preciso profundizar en la base de sus raíces, modalidades y hechos; de ese modo estaremos construyendo bases más seguras de educación para la Paz.
El último Saber descrito por Morin aborda la ética del género humano. Cuando habla de la humanidad como destino planetario afirma que la comunidad de destino planetario permite asumir y cumplir esa parte de «antropoética» que se refiere a la relación entre el individuo singular y la especie humana con todo.
Estos días en que el cambio climático está provocando fenómenos destructivos, amenazantes y de consecuencias imprevisibles, la extinción de cientos de especias desaparecen a diario del planeta y la puesta en marcha de la tercera guerra mundial está copando la atención y gran parte de las energías y recursos que la humanidad necesita, en lugar de enfocar los esfuerzos hacia a un cambio que permita restaurar los daños causados y dirigir los esfuerzos hacia un paradigma nuevo y sustentable, hacen más vigentes y ur g ent e s que nunca las propuestas de los Siete Saberes y las del Decrecimiento, si de verdad queremos salvar la vida en el planeta y, en esa vida, está incluida nuestra especie.
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