El papel determinante de la URSS en la victoria sobre el nazismo

El papel de la URSS fue decisivo en la victoria sobre el nazismo y la liberación definitiva de Europa. Por eso, cada 9 de mayo se honra el inmenso sacrificio del pueblo soviético.  

Por Gabriela Rojas | 9/05/2025

La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) desempeñó un papel crucial y determinante en la derrota del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Su contribución, tanto en términos de sacrificio humano como de esfuerzos militares, fue esencial para poner fin a la amenaza del Tercer Reich y sus aliados. Desde entonces, el 9 de mayo se celebra como el Día de la Victoria, una fecha que conmemora la rendición incondicional de la Alemania nazi ante la URSS y el reconocimiento especial al heroísmo soviético.

El Frente Oriental: El escenario decisivo

El Frente Oriental, donde la URSS enfrentó a las fuerzas de la Alemania nazi, fue el teatro de operaciones más grande y sangriento de la Segunda Guerra Mundial. Tras la invasión nazi de la URSS en junio de 1941, conocida como Operación Barbarroja, el ejército alemán avanzó rápidamente, pero la resistencia soviética, combinada con el duro invierno ruso y la determinación del pueblo, frenó su progreso. Batallas clave como la de Moscú (1941-1942), Stalingrado (1942-1943) y Kursk (1943) marcaron puntos de inflexión que debilitaron significativamente a la Wehrmacht.

La Batalla de Stalingrado, en particular, es considerada uno de los enfrentamientos más decisivos de la guerra. Durante meses, las fuerzas soviéticas defendieron la ciudad en condiciones extremas, hasta que lograron rodear y derrotar al Sexto Ejército alemán. Esta victoria no solo destruyó una parte significativa de las fuerzas nazis, sino que también quebró su moral y marcó el inicio de una ofensiva soviética que no se detendría hasta llegar a Berlín.

El sacrificio soviético

El costo humano para la URSS fue inmenso. Se estima que entre 20 y 27 millones de ciudadanos soviéticos, tanto militares como civiles, perdieron la vida durante la guerra. Ciudades como Leningrado (hoy San Petersburgo) sufrieron asedios brutales, con cientos de miles de muertos por hambre, bombardeos y combates. A pesar de estas pérdidas, el pueblo soviético mostró una resiliencia extraordinaria, apoyado por una economía de guerra que movilizó todos los recursos disponibles para sostener el esfuerzo bélico.

La URSS también desempeñó un papel crucial al contener la mayor parte de las fuerzas alemanas. En su apogeo, más del 70% de las divisiones nazis estaban desplegadas en el Frente Oriental, lo que permitió a los Aliados occidentales, como Estados Unidos y el Reino Unido, planificar y ejecutar operaciones como el desembarco de Normandía en 1944 con menor resistencia.

La marcha hacia Berlín

Tras las victorias en Stalingrado y Kursk, el Ejército Rojo lanzó una serie de ofensivas que liberaron los territorios ocupados y avanzaron hacia Europa Central. En 1944, la Operación Bagratión destruyó el Grupo de Ejércitos Centro alemán, liberando Bielorrusia y abriendo el camino hacia Polonia y Alemania. En abril de 1945, las fuerzas soviéticas lanzaron la ofensiva final sobre Berlín, rodeando la capital nazi. El 30 de abril, Adolf Hitler se suicidó, y el 7 de mayo de 1945, Alemania firmó la rendición incondicional en Reims, aunque los combates continuaron en algunos frentes hasta el 8 de mayo.

Debido a la diferencia horaria y al deseo de la URSS de formalizar la rendición en Berlín, el mariscal Georgi Zhúkov aceptó la capitulación nazi en la noche del 8 de mayo, que en Moscú ya era el 9 de mayo. Por esta razón, el 9 de mayo se convirtió en la fecha oficial del Día de la Victoria en la URSS y, posteriormente, en Rusia y otros países de la antigua Unión Soviética.

El Día de la Victoria: Un legado de memoria

El Día de la Victoria, celebrado cada 9 de mayo, es una de las fechas más significativas en Rusia y otras naciones postsoviéticas. Esta conmemoración honra no solo la derrota del nazismo, sino también el inmenso sacrificio del pueblo soviético. En Rusia, el día incluye desfiles militares, el más destacado en la Plaza Roja de Moscú, así como actos de homenaje a los veteranos y ceremonias en cementerios y monumentos. El «Regimiento Inmortal», una marcha en la que ciudadanos portan retratos de familiares que lucharon o murieron en la guerra, se ha convertido en un símbolo de memoria colectiva.

El 9 de mayo trasciende lo militar para recordar los valores de unidad, resistencia y lucha contra la opresión. En un contexto más amplio, también destaca la importancia de la cooperación internacional, ya que la victoria aliada fue el resultado del esfuerzo conjunto de muchas naciones, aunque el peso del Frente Oriental recayó principalmente en la URSS.

El papel de la URSS en la Segunda Guerra Mundial fue decisivo para la derrota del nazismo. Su resistencia frente a la invasión nazi, sus victorias estratégicas y su avance hasta Berlín cambiaron el curso de la guerra y aseguraron la liberación de Europa. El costo fue devastador, pero el legado de este esfuerzo vive en la conmemoración del Día de la Victoria cada 9 de mayo, un recordatorio del precio de la libertad y la importancia de preservar la paz. La URSS no solo luchó por su supervivencia, sino que desempeñó un papel insustituible en la salvación de la humanidad frente a una de las mayores amenazas de la historia.

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