El país imaginario de Patricio Guzmán que todavía no es

Las luchas se ganan en las calles, pero, en muchas ocasiones, se pierden en las urnas, ese país imaginario del que nos habla Patricio Guzmán, todavía no es el país soñado por todos los chilenos

Por Angelo Nero

Patricio Guzmán es uno de los grandes directores de cine documental, y ha sabido retratar, como ningún otro, los cambios políticos que han sucedido en su país, Chile, desde la épica trilogía “La batalla de Chile, la lucha de un pueblo sin armas”, que entre 1975 y 1979 creó un relato apasionado del gobierno de Santiago Allende, de las tensiones entre el pueblo y la burguesía chilena, y del golpe de estado de Pinochet, que amenazó con fusilarlo y lo tuvo incomunicado durante dos semanas en el Estadio Nacional, convertido en siniestro centro de detención. Guzmán suma una veintena de películas en su biografía, la mayoría con Chile en su foco, practicando un cierto cine de trinchera, consciente de que los cambios revolucionarios o incluso reformistas, necesiten de la construcción de un relato, para que se fijen en el subconsciente popular.

Su último trabajo “Mi país imaginario” bebe de las fuentes de “La batalla de Chile” y es, como en esta trilogía ya mítica, fruto del cine militante, del que se pronuncia a favor o en contra, del que no teme tomar partido. En el documental Patricio Guzmán retrata a una sociedad que quiere sacarse de encima la pesada herencia de la dictadura, y que sale a la calle, especialmente las generaciones más jóvenes, como lo hicieron en las grandes movilizaciones de 2019, con el detonante de un alza en el servicio del transporte público de Santiago de Chile.

Patricio Guzmán quiere mostrarnos el incendio que arrasó las estructuras sociales y políticas de su país, desde el mismo momento que surgió la primera llama, y lo hace a través de impactantes imágenes de las movilizaciones contra el gobierno de Sebastian Piñera, que no dudo en afirmar que el país estaba en guerra, por lo que sacó a los militares a la calle para reprimir las protestas. Alternando imágenes actuales y de las movilizaciones de la época de Allende, Guzmán nos sumerge en las brasas, para que podamos sentir el aliento de aquel fuego, y da voz a las protagonistas del cambio, jóvenes que se enfrentaron en primera línea a los “pacos”, voluntarias que rescataron heridos, periodistas como Mónica González, escritoras como Nona Fernández, fotógrafas como Nicole Kramm o politólogas como Claudia Heiss, también activistas, líderes comunales, indígenas. “Son las que tienen más claro lo que hay que hacer. La mujer chilena es muy avanzada en general, históricamente siempre ha sido así. En la mitad del rodaje me di cuenta de que eran más claras y pensé que eran ellas las que iban a contar la película”, afirmó el director chileno en el estreno de la película en el Festival de Cannes.

El mismo día que se votaba la nueva constitución, pude ver “Mi país imaginario”, y pensé que, realmente, el país que imaginaba Patricio Guzmán era real, que las gigantescas movilizaciones -más de un millón de personas reunidas el 25 de octubre de 2019-, se traducirían en un apoyo masivo al nuevo texto constitucional elaborado por la Constituyente, aunque finalmente no ha sido así: el 62% de los votantes lo rechazaron, frente a un 38% que quería superar la constitución heredada de la dictadura de Pinochet.

Quienes se oponen al crecimiento de la historia son los mismos de siempre. La derecha no tiene ningún futuro. Lo que propone en Chile es absurdo, es el pasado, y el pasado ya se ha probado que no sirve, entonces no tiene mucho porvenir político. Tiene fuerza pero no porvenir”, afirmo Guzmán en el Festival de Cannes.

Las luchas se ganan en las calles, pero, en muchas ocasiones, se pierden en las urnas, ese país imaginario del que nos habla Patricio Guzmán, todavía no es el país soñado por todos los chilenos, son muchos, demasiados, los que siguen añorando la pesadilla de un régimen que convirtió Chile en un macabro matadero. La guerra de la que nos hablaba el expresidente Piñera no ha terminado, esta solo ha sido una batalla más. Suerte que tiene Chile de tener a alguien como Guzmán para contarla.

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