El necio que aquí escribe

«No ganan batallas aquellos que creen que el combate es fácil, ganan batallas aquellos que saben que el combate es difícil.«

Fidel Castro

«Denantes mortos que escravos«

Castelao

“No hay historia a menos que lo hayas escrito.”

En realidad yo no sabía nada de crisis, pero me ha tocado vivir unas cuantas. Tampoco sabía nada de cambio climático o de pandemias, pero terminaron llamando a mi puerta.

En realidad yo no sé nada de guerra o hambre, pero temo que pronto tengamos que enfrentarnos a ello.

El que escribe estás líneas sentado en una habitación cualquiera, en una casa cualquiera, en una aldea cualquiera, no es ningún gran periodista, ni ningún revolucionario digno de la selva boliviana y por ser, ni tan siquiera es un profesional que logre vivir dignamente de ello y termine este artículo y se vaya a jugar al golf o a tomar algo a un club elegante y a olvidar las penas y miserias que continuamente aquí analiza con más o menos tino y mejor o peor estilo. No, el que aquí escribe es un trabajador, otro trabajador precario, un hijo de agricultores, obreros y marineros, nieto de migrantes y compañero de una mujer fuerte y rebelde. Escribe con calma, pero con intensidad, siempre sintiendo en la propia piel las injusticias y es que desde bien pequeño, la historia de aquella guerra, las miserias de los guerrilleros y el legado de un Topo, lo mantuvieron despierto, atento a todo aquello que recorría su cuerpo, como una herencia invisible, pero indeleble, incapaz de separarse de su sino, ya fuese como escritor, como periodista, sociólogo o como amante, militante o compañero. Porque el fuego revolucionario puede ser incluso una desgracia pero cuando late dentro, no queda otra que abrazarlo y cuidarlo para que nunca se apague. Mimarlo entre las páginas del El Capital, Las Tesis de abril, los Escritos sobre materialismo histórico, La conquista del pan, El segundo Sexo o La victoria estratégica y tantos otros escritos que llevan la sangre, el sudor y el tacto de quienes fueron y por quienes somos y seremos. La revolución y la causa socialista son la sangre que corre por mis venas y la tinta que recorre mi pensamiento y mis palabras, algo por lo que no pediré perdón, ni me siento apesadumbrado por las muchas veces que han intentado que me pudiese sentir tentado a ello.

No contemplo que por un puesto de trabajo, un seguidor en una red social o por evitarme problemas o días malos, pueda valer la pena traicionar a los que dejaron su vida o muchos años de ella por forjar un legado que hoy continua vivo en muchos de nosotros, no entiendo a ese pensamiento acomplejado y estómago agradecido que dice estar comprometido pero… Abandona la lucha ante el atractivo de la clase ociosa, el dedo amenazante de la censura social o el castigo del despido, el silencio o el mero unfollow. No lo comprendo, ni tampoco pretendo hacerlo. Cuando otros han arriesgado tanto, cuando la miseria, el hambre, el paro y la necesidad material, emocional y cultural se hace apremiante, cualquier frivolidad, desvío individualista o directamente traición, no merece otra cosa que mi profundo desprecio.

El que aquí escribe no es un santo, ni un militante inmaculado, ni tan siquiera un ejemplo al que seguir o una voz autorizada, simplemente se trata de una pluma afilada, un proletario agradecido y con memoria y un compañero dispuesto y comprometido. Un articulista puede que mediocre, activo y combativo, fiel a sus lectores, a su medio y a los suyos. Aquellos que cuando madrugan, cuando trasnochan o en las condiciones que sea, salen a ganarse el pan. Esos que no quieren realidades edulcoradas, ni falsas soflamas o sainetes y dimes y diretes de parlamentos ausentes y elecciones siempre presentes, aquellos por cuya sangre corre el mismo orgullo obrero, la misma necesidad y la misma esperanza. Para todos ellos y todas ellas, escribo estás líneas, esperando alejar todo lo posible la sombra del hambre y la guerra.

Para todos vosotros queridos lectores.

2 Comments

  1. Lo que siempre puedo ofreceros es sinceridad y compromiso Ander, no siempre estaremos de acuerdo, pero estamos en la misma trinchera. Salud compa.

  2. Me parece una declaración de principios clara, sentida y honesta. Está el mundo necesitado de esos valores más que de afiladas y virtuosas plumas genuflexas ante el jefe de redacción y mentirosas o/y manipuladoras ante el lector.
    Creo que quienes seguimos con más o menos frecuencia tus artículos y reflexiones aquí o en RRSS sabemos eso, estemos, a veces sí y a veces no, de acuerdo con tus ideas.
    Salud-os Dani!

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