La acusación particular y popular reclamaban el agravante de discriminación ideológica que finalmente la Fiscalía aceptó siendo la primera vez que se incluía dicha agravante que según la sentencia sería plenamente acreditada.
Por Al Descubierto
Josué Estébanez, el exmilitar del regimiento de infantería inmemorial del Rey del ejército de tierra y neonazi que asesinó al joven de 16 años Carlos Palomino obtiene su primer permiso desde su ingreso en prisión coincidiendo con el 15º aniversario del crimen y en vísperas de las jornadas preparadas por familiares y amigos de Carlos en memoria de los hechos.
En 2007, Josué fue condenado a 26 años de prisión por asesinato con agravante por motivos ideológicos e intento de homicidio.
El asesinato de Carlos Palomino
En la mañana del 11 de noviembre de 2007 había convocada una manifestación contra la inmigración por el partido neofascista Democracia Nacional en un barrio con una presencia de inmigrantes importante, comunicada a la Delegación del Gobierno de Madrid.
Josué se dirigiría a la manifestación, aunque el condenado lo negó en su declaración, alegando que iba a almorzar con unos amigos en Villaverde, versión que no pudo probar. Josué además como se vería posteriormente portaba el arma del crimen: una navaja con una hoja de 25 centímetros en su bolsillo.
Ese mismo día se había convocado una contramanifestación en el mismo lugar para mostrar su oposición a la manifestación y a las cuales iba a asistir el propio Carlos Palomino, un estudiante del instituto Tirso de Molina, hincha del Rayo Vallecano y miembro de grupos antifascistas que vivía con su madre en Vallecas.
Las cámaras de vigilancia al igual que los testimonios de los testigos situaban a Josué en el vagón del metro en la estación de Legazpi cuando vio cómo los jóvenes antifascistas llegaron a la línea de metro, al identificarlos saca el arma y la oculta tras su espalda.
Varios de los acompañantes de Carlos se percatan de que Josué lleva navaja pero no el propio Carlos Palomino, que al ver la sudadera de la marca “Three Strokes”, identificada como un símbolo neonazi y skinhead, recrimina a Josué sobre la misma llegándola a tocar con dos dedos. El mismo policía que intervino en el juicio calificó al asesino como el típico skinhead neonazi.
En ese momento, Josué apuñaló a Carlos en el lazo izquierdo del tórax afectando al corazón y causando posteriormente su muerte. Tras los hechos los pasajeros huyeron del vagón y, aún blandiendo el arma, Josué realizó el saludo nazi y se golpeó el pecho. Un guardia de seguridad y otros jóvenes intentaron detener al agresor, lo que provocó un herido grave con otra puñalada y otro herido con un corte en el dedo.
Josué logró escapar y deshacerse del arma pero posteriormente fue interceptado por compañeros de Carlos Palomino quienes golpearon a Josué tras lo cual fue detenido por la policía municipal y trasladado a Soto del Real para luego volver a ser trasladado a Alcalá Meco a la espera del juicio.
El Juicio
Tras dos años y medio en prisión provisional, comenzó el juicio donde la Fiscalía pedía 29 años de condena. Tras el juicio la Audiencia Provincial condenaba a 26 años de prisión al ex militar Josué Estébanez, de 25 años, por el asesinato de Carlos Palomino y además la tentativa de homicidio por otro joven con la agravante de discriminación ideológica.
En la sentencia se considera como probado que Josué se dirigía a la manifestación de Democracia Nacional, aun habiéndolo negado en el juicio. Además se constata que sacó la navaja al identificar a los jóvenes de ideología contraria y los esperó con pensamiento e intención de agredir a cualquiera de ellos. La muerte de Carlos sería consecuencia directa de la agresión realizada conscientemente y con la intención de acabar con su vida.
La acusación particular y popular reclamaban el agravante de discriminación ideológica que finalmente la Fiscalía aceptó siendo la primera vez que se incluía dicha agravante que según la sentencia sería plenamente acreditada. Esto vendría por datos como la sudadera de Three Strokes, el grito de consignas nazis como Sieg Heil!, utilizar la palabra “guarros” refiriéndose a los que le persiguen tras el apuñalamiento. Estas señales fueron acreditadas y afirmadas por el jefe de la policía del Grupo XXI, especialista en bandas urbanas.
Consecuencias
El crimen desató enfrentamientos y altercados entre los jóvenes antifascistas que conocían a Carlos Palomino y los grupos de extrema derecha.
A su vez, Carlos y su madre Mavi Muñoz se convirtieron en símbolos antifascistas. Los grupos antifascistas intentaron hasta cuatro veces poner una placa conmemorativa, hasta que en 2016 el Ayuntamiento de Madrid colocó una placa en el Paseo de las Delicias.
Cada 11 de noviembre se rinde homenaje a Carlos Palomino organizando concentraciones y manifestaciones con protestas y proclamas antifascistas.
A su vez, grupos neonazis y de extrema derecha tanto de España como del resto de Europa, reclamaban la libertad de Josué. Aunque durante su estancia en la cárcel ha llevado un perfil bajo, se ha convertido en símbolo no solo del grupo Democracia Nacional sino a nivel internacional, con grupos ultras de Reino Unido, Francia, Holanda o Ucrania reconociéndolo como símbolo del movimiento.
Como caso especial cabe mencionar el de Brenton Tarrant que en 2019 realizó un ataque terrorista contra dos mezquitas en Christchurch, matando a 51 personas de 3 a 71 años. Publicó en redes sociales imágenes del arma con la que cometió el ataque terrorista. En los cargadores que usó tenía escritos los nombres de otros asesinos que cometieron crímenes racistas o de carácter ultraderechista.
En su tiempo en prisión Josué solo ha tenido un único incidente en el centro penitenciario de Puerto Santa María III en Cádiz debido al intento de enviar una carta con símbolos nazis utilizando el nombre de otro interno como remitente. Tras esto, los funcionarios le aplicaron el régimen FIES siendo así vigilado más intensivamente. Tras su traslado a una prisión asturiana ha participado en talleres educativos y ha estudiado Derecho.
Ahora tras 15 años en la cárcel saldrá a la calle con el permiso penitenciario, muchos se preguntan si seguirá como en su periodo entre rejas desvinculándose de movimientos ultraderechistas o portará el papel de héroe que sigue todavía teniendo entre sus antiguos compañeros y entre los ultraderechistas de Europa.
La familia de la víctima y su abogado reclaman que no han sido debidamente notificados de dicha salida, con la imposibilidad de recurrir el permiso. Además según ha reflejado La Marea, la información de su salida ha sido obtenida de la llamada de un policía a un testigo protegido del caso. Junto a esto, tampoco se ha tenido en cuenta para dicho permiso que no ha abonado la correspondiente responsabilidad civil.
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