Anda la gente cubana en sus asuntos. Vive momentos difíciles, pero le pone buena cara. Consume una gastronomía única, se mueve a un ritmo inigualable entre una arquitectura muy particular y una cotidianidad complicada e inexplicable para el forastero, que percibe un pueblo amable y entregado, como es. Diría que resulta difícil investigar, pero mucho más replicar el sobrevivir y mantener la prestancia. Tal vez un misterio, dados los hechos.
Esta es la gente y el país que Estados Unidos pretende doblegar. Tan temprano como el día 6 de abril de 1960, después del triunfo de la Revolución, el Secretario de Estado asistente Lester Mallory, delinea la política a desarrollar desde entonces por las administraciones norteamericanas para liquidar la Revolución. El documento secreto de Mallory indicaba textualmente:
“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) No existe una oposición política efectiva (…) El único modo efectivo para hacerle perder el apoyo interno (al gobierno) es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Desde entonces no ha habido otro camino para las administraciones de Washington. Por las buenas, pocas veces, y por las malas casi siempre. Empezaron imponiendo lo que eufemísticamente llaman embargo, pero que es un bloqueo. Este dato lo confirma: la primera ley para iniciar el supuesto embargo a Cuba por John F. Kenedy, fue la de Comercio con el enemigo, un estatuto de 1917.
A partir de 1960, cada año los presidentes estadounidenses, republicanos o demócratas, que da igual, han renovado dicha vieja ley, pero han añadido otras hasta crear un entramado que pone en manos del Congreso las acciones contra Cuba, extraterritoriales además, un verdadero nudo gordiano, que sigue considerando a la Isla, como el enemigo.
Nadie dijo que construir un sistema alternativo al capitalismo, con derechos humanos universales garantizados, como la salud, la educación y la alimentación, entre otros, fuese una tarea fácil, y la vida lo ha demostrado, así como ha probado la capacidad de resistencia y resiliencia cubanas.
De manera que el país que se ufana de ser el más poderoso y rico del planeta, un imperio sin dudas, se empeña en que no exista la voz discordante de Cuba en una de sus provincias (América Latina), para lo cual necesita un “cambio de régimen” a todo costo y a toda costa.
Crear un modelo económico capaz de satisfacer las demandas de la población cubana y preservar sus conquistas es una historia no contada, que los economistas abordan por cualquier ángulo, muchas veces para satanizar en los medios, pero que tiene un contínuum y un lastre.
Ese lastre es todo el daño que causan las políticas económicas de Estados Unidos contra Cuba. Aceptemos pues, que es un bloqueo porque las acciones ejecutadas y en curso, se destinan a cortar, cerrar, incomunicar con el exterior para lograr la rendición del sitiado por la fuerza o por el hambre.
LOS DATOS HABLAN
Los datos son contundentes y los informes cubanos ante la ONU para fundamentar la necesidad de eliminar el bloqueo, han sido auditados por entidades internacionales.
- Desde abril de 2019 a marzo de 2020 el bloqueo de Estados Unidos a Cuba provocó afectaciones por cinco mil 570 millones de dólares.
- Los daños acumulados durante casi seis décadas ascienden a más de 144 mil 413 millones de dólares. Si se toma en cuenta la depreciación del dólar, estos datos superan el billón de dólares, lo que para una economía pequeña como la de Cuba es una carga abrumadora.
- El gobierno de Estados Unidos ha recrudecido las medidas contra la Isla aprovechando las condiciones de la pandemia, se trata de un acto de guerra económica y la crueldad de su aplicación en este contexto es inédita.
- El bloqueo de manera práctica es la negación a la Isla del acceso a tecnologías médicas e insumos de Estados Unidos y terceros países con un componente de hasta el 10 por ciento proveniente del país norteño.
- Cuba enfrenta ‘dificultades descomunales’ a la hora de obtener equipamiento y materias primas para la producción de medicamentos imprescindibles en el tratamiento y recuperación de los pacientes diagnosticados con el SARS-CoV-2.
Ejemplos: un donativo con medios de protección y kits de diagnóstico de la compañía china Alibaba, en el momento más tenso de la pandemia, no pudo arribar debido al bloqueo.
También está la negativa de compañías suizas, por temor a las sanciones económicas, de entregar al país caribeño ventiladores pulmonares mecánicos, indispensables para el tratamiento de los pacientes graves y críticos con la Covid-19.
Otras muestras de la agresividad de Washington son la campaña contra la cooperación médica cubana, los impedimentos para renovar licencias de compañías con negocios establecidos en la Isla, la reducción extrema de la transportación aérea entre ambos países y el ataque a las remesas.
Desde la llegada al poder del presidente Donald Trump, se han contabilizado, en solo un año, más de 90 medidas restrictivas, prácticamente una por semana, lo cual indica la saña para causar mayores sufrimientos al pueblo cubano e incidir negativamente en los esfuerzos del país por articular una estrategia socioeconómica.
UN SIMIL Y LO QUE VIENE
Imagine que a alguien le amarren un peso en los pies y lo lancen a una piscina. Si se ahoga es porque no sabe nadar. Así de simple es el símil con que se puede ilustrar lo que representa para la Isla y su gente la actitud hostil de Washington y su propaganda para justificarla.
Al momento de escribir estas letras está a punto de efectuarse la elección presidencial en Estados Unidos. Gane quien gane algo es evidente: «la solución del conflicto Cuba-EE.UU. solo será posible cuando el imperio reconozca que nuestra Isla es una nación libre, soberana e independiente» ha dicho el académico cubano Jorge Casals Llano. Y, tiene razón.
Lo que viene para la gente cubana es afanarse en una estrategia trazada, y que es resultado del análisis de la experiencia nacional e internacional, la opinión popular y, ateniéndose a la Constitución de la República.
El único modo que se tiene es impulsar la economía y enfrentar la crisis mundial provocada por la covid-19. Singular desafío, pero no será la primera vez que se vea “una pelea cubana contra los demonios”, que la han verificado la gente de la Isla, con alegría y astucia. De pie, como se ve mejor el misterio de Cuba, que es acaso lo que muchos se preguntan.
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