El lado izquierdo del corazón

Por José Antonio Martín Acosta

A la patria del hombre llegar quiero
Un lugar donde no funcionen todos esos inventos
Que nos inmovilizan
Las lenguas afiladas
Los desfiladeros de la tozudez
Los tortuosos caminos de la palabrería
Los dogmas de partido
La inhóspita desmovilización
 
A la patria del hombre
Entre regueros de justicia
Y cielos plomizos de amor
Por favor cochero
Taxista
Autobusero
Lléveme por favor
 
Quiero ver llover sobre nuestros enemigos
Una lluvia ácida llena de acueductos
Un bombardeo de tristezas
Sobre el césped despejado del presidente de la nación
Sobre los nietos de Franco
Sobre los obispos ciegos con su rojo camisón
Sobre los que nos acribillan a deudas
Sobre los empresarios que nos adueñan
Sobre las comisiones y parlamentos
Sobre los despachos de administración
Sobre los abrevaderos de las bolsas
Sobre todo quisqui y sobre todo Dios
 
Quiero desprenderme de este peso muerto
Que es la angustia del hombre
Este peso de rodelas y alfileres
Clavándose muy profundo
Desde el epicentro
Horadando los escapes de la imaginación
Que nunca el pobre pecó de orgullo
Pero sí de pasión
 
Quiero ver cómo dictan sentencia los revolucionarios
Quiero un río de sangre 
Que acaudille ejércitos
Y que todos los muertos
Vuelvan a levantarse
Hartos de la ceguera universal
Que es no saber quién es tu enemigo
Quién es quien asesta la puñalada primera
La más dolorosa
La más terrible
La más espléndida estocada de injusticia
 
Quiero ver al obispo rezando por su vida
Quiero ver al Rey escupiendo
Sobre su corona
Lágrimas de sangre
Lo único verdaderamente real
Que puede poseer un hombre
 
Quiero saltar sobre la tumba del que con sus decisiones
Nos condena
A una vida de insultos y torpezas
Quiero coger sus restos
Y restregarlos sobre lápidas rotas
Para que se abandone su recuerdo
De despropósitos y fruslerías
 
A la patria del hombre llegar quiero
Lugar de esponsales entre la materia y la carne
Lugar desnudo
Todo coraje
Todo acción
Todo víscera
 
Y devolverle el alma
A quienes se les ha robado
Y alguna que otra moneda
Para que el hambre se pueda disimular
 
Quiero cegar a los jueces
Quiero enmudecer a los abogados
Quiero sacarle las tripas a la televisión
Quiero humillar a la radio
Quiero deshabilitar los medios de comunicación
 
Quiero abrirle los ojos altos de la mente
A todos los individuos
A todas las personas
A todos los seres
A los compradores compulsivos
A los desordenados de ropajes 
A los despistados de la calle
A los tumbados frente al abrelatas de la resignación
 
Quiero un mundo que desate toda su violencia
Contra los culpables de todas las derrotas
 
Una humillación esperpéntica
Una victoria final
 
A la patria del hombre llegar quiero
Si saben de su paradero
Si conocen dónde habita
Si supieran dónde se encuentra
Por favor llámenme
Escríbanme
Dirección inhóspita
Al lado izquierdo
Extremadamente izquierdo
Del corazón.

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