El estado democrático tiene el deber de evitar que los espacios de reconocimiento público sean lugares donde se simbolicen positivamente hechos violentos y delictivos que atentan contra la convivencia en Paz y Libertad.
Por Lucio Martínez Pereda
Es una ley que desde su entrada en vigor no ha demostrado prácticamente ninguna utilidad, el gobierno la tiene desactivada y congelada en una especie de limbo de inutilidad. La ley de memoria democrática que prohíbe la existencia de monumentos públicos que hacen exaltación del franquismo sigue sin cumplirse ¿ Cuándo se derribará el Arco del Triunfo de Moncloa?
Es el único arco de victoria fascista que continúa erguido en todo el mundo. El Arco está dedicado “al Generalísimo Franco y al Ejército victorioso de la Guerra Civil Española, que tuvo en este lugar sus últimas líneas de frente”. El PSOE y Más Madrid con el apoyo del PP y el partido de ultraderecha Vox se oponen a su derribo.
Es necesario recordar que el Estado español – a diferencia de otros países- no ha realizado aún ninguna petición oficial de perdón a los familiares de los represaliados. Tampoco la ha realizado el Ejército, la Judicatura, la Policía, ni la Iglesia.
Las democracias precisan una ciudadanía formada políticamente en los valores que las sustentan. El estado democrático tiene el deber de evitar que los espacios de reconocimiento público sean lugares donde se simbolicen positivamente hechos violentos y delictivos que atentan contra la convivencia en Paz y Libertad.
Resulta sorprendente la cantidad de madrileños que desconocen la existencia en su ciudad de este enorme monumento al fascismo. El pasado español es de difícil digestión, máxime si se sigue pensando en contra de lo que es común en las democracias europeas consolidadas, y es que es imposible- y con el paso del tiempo lo será más- construir un discurso ético que fortalezca la democracia ocultando o negando la existencia de diferencias entre víctimas y verdugos. Es en esa debilidad y en su confusión ideológica resultante donde la ultraderecha y partidos como Vox pueden seguir incubando sin que nadie les moleste el huevo de la serpiente.
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