Según una encuesta del instituto Forsa, el 61% de los menores de 30 años se opone tanto al aumento del gasto militar como al retorno del servicio militar obligatorio.
Por Sergio Meneses | 10/06/2025
En un contexto de creciente militarización, el gobierno alemán está evaluando la reintroducción del servicio militar obligatorio, suspendido en 2011, como parte de una estrategia para fortalecer sus capacidades militares. Este movimiento, impulsado por el Ministerio de Defensa, se justifica mediante el pretexto de una potencial amenaza rusa. Sin embargo, la propuesta ha generado un intenso debate, especialmente entre la juventud, que según las encuestas se opone mayoritariamente a estas medidas.
Un ejército de 460.000 soldados: la ambición de la Bundeswehr
El Ministerio de Defensa alemán ha estimado que, en caso de un conflicto armado a gran escala, la Bundeswehr necesitaría contar con un total de 460.000 soldados, una cifra que duplica los aproximadamente 180.000 efectivos activos actuales. Según la comisionada parlamentaria para las Fuerzas Armadas, Eva Högl, la Bundeswehr no solo enfrenta carencias de equipo, sino que también está ‘envejeciendo y reduciéndose’, con una edad promedio de los soldados que ha aumentado a 34 años y una falta crónica de reclutas.
El jefe de Estado Mayor, Thorsten Frei, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), ha expresado su esperanza de que Alemania pueda mantener un ejército voluntario suficientemente robusto. ‘Espero que logremos que Alemania sea capaz de defenderse con un ejército voluntario’, declaró Frei ante la prensa. Sin embargo, la dificultad para alcanzar los objetivos de reclutamiento ha llevado a considerar medidas más drásticas, como la reintroducción del servicio militar obligatorio. El ministro de Defensa, Boris Pistorius, ha calificado la suspensión del servicio militar en 2011 como un ‘error’ y ha propuesto un modelo inspirado en Suecia, que combina elementos voluntarios y obligatorios, incluyendo cuestionarios obligatorios para hombres de 18 años y, potencialmente, una reforma constitucional para incluir a las mujeres.
Refugios y defensa civil
Paralelamente, el gobierno alemán está impulsando un ambicioso plan de defensa civil para preparar al país ante un posible conflicto. Ralph Tiesler, presidente de la Oficina Federal de Protección Civil y Asistencia en Desastres (BBK), ha advertido que Alemania no está preparada para una guerra en Europa. ‘Durante mucho tiempo, en Alemania se creyó ampliamente que la guerra no era un escenario para el que debiéramos prepararnos. Eso ha cambiado. Nos preocupa el riesgo de una gran guerra de agresión en Europa’, afirmó Tiesler al periódico Süddeutsche Zeitung.
Como parte de estas medidas, Tiesler ha propuesto transformar túneles, estaciones de metro, garajes subterráneos y sótanos de edificios públicos en refugios para proteger a un millón de personas. Actualmente, Alemania cuenta con 580 búnkeres operativos, capaces de albergar a apenas el 0,5% de su población. Se estima que se necesitarán al menos 10.000 millones de euros en los próximos cuatro años y 30.000 millones en la próxima década para financiar estas iniciativas. Además, Tiesler ha instado a los ciudadanos a almacenar provisiones para al menos 72 horas, preferiblemente 10 días, y ha sugerido la creación de un servicio de protección civil, ya sea obligatorio o voluntario.
La oposición de la juventud alemana
A pesar de los esfuerzos del gobierno por justificar estas medidas, la reintroducción del servicio militar obligatorio enfrenta una fuerte resistencia, especialmente entre los jóvenes. Según una encuesta del instituto Forsa, el 61% de los menores de 30 años se opone tanto al aumento del gasto militar como al retorno del servicio militar obligatorio. Esta postura refleja un arraigado sentimiento anti-belicista, influenciado por el legado de la Segunda Guerra Mundial.
Sectores críticos con la militarización argumentan que los jóvenes alemanes podrían convertirse en ‘carne de cañón’ para los intereses de las élites capitalistas y la industria armamentística, que se benefician de los conflictos geopolíticos. La reorientación de Alemania hacia una política militar más agresiva, con un gasto en defensa que alcanzará el 3,5% del PIB según los compromisos con la OTAN, ha reavivado temores históricos sobre el militarismo alemán. La presencia permanente de 5.000 soldados en Lituania, el primer despliegue de este tipo desde la Segunda Guerra Mundial, y la retórica de convertir a la Bundeswehr en la ‘principal fuerza militar convencional de Europa’ han generado inquietud tanto dentro como fuera del país.
Un debate con profundas implicaciones
El servicio militar obligatorio y el fortalecimiento de la Bundeswehr ha abierto un debate en el seno de la sociedad alemana. Mientras el gobierno de Friedrich Merz y el ministro Pistorius avanzan en el aumento del gasto militar, con un fondo especial de 100.000 millones de euros aprobado en 2022, la población, especialmente la juventud alemana, observa con desconfianza el horizonte que le espera y evidencia el temor de ser instrumentalizada por intereses belicistas vinculados a los negocios del gran capital.
La reintroducción del servicio militar obligatorio, aunque aún no confirmada, podría marcar un punto de inflexión en la historia moderna de Alemania. Sin embargo, la resistencia de la juventud y las críticas a la militarización sugieren que el camino hacia un ejército de 460.000 soldados estará lleno de obstáculos, tanto logísticos como sociales. Todo ello, en un continente y en un país donde la guerra ha dejado cicatrices profundas.
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