El 31 de agosto, el gobierno de Finlandia, hizo público un documento en el que equipara el comunismo con el nazismo y contempla la prohibición de los símbolos comunistas.
Por Redacción NR
Bajo la supuesta «promoción de la igualdad de trato, la igualdad de género y la no discriminación en la sociedad finlandesa», el ejecutivo finlandés dirigido por el Primer Ministro Petteri Orpo, podría criminalizar la ideología comunista. En el punto 18 de la página 12 del documento, aseguran:
Se están investigando las posibilidades de tipificar como delito el uso de al menos los símbolos del nazismo y el comunismo cuando se utilizan con el fin de promover esas ideologías.
Como se describe en dicho apartado, se estaría abriendo la puerta a perseguir y prohibir desde las instituciones esta ideología. No solo eso, sino que se estaría equiparando al nazismo.
Este no es un hecho aislado. Varios países europeos como República Checa, Eslovaquia, Hungría, Lituania, Polonia, Rumanía, Moldavia, Estonia o Ucrania, están llevando a cabo procesos de «descomunización» en los que se criminaliza al comunismo, se desmantelan monumentos soviéticos y se prohíben todo tipo de símbolos y elementos que contribuyen al mantenimiento de la memoria antifascista. El caso más grave es Ucrania, donde especialmente tras el golpe de estado reaccionario de 2014, el odio hacia el comunismo se ha potenciado todavía más desde las instituciones hasta el punto de inhabilitar de forma definitiva al Partido Comunista de Ucrania.
En 2019, el Parlamento Europeo aprobaba una resolución en la que equiparaba al comunismo con el nazismo y hablaba de «una necesidad urgente de una conciencia y una ética plenas, pero también de una evaluación judicial de los crímenes del estalinismo y de las dictaduras comunistas». Desde la caída del campo socialista en Europa y la restauración definitiva del capitalismo, el anticomunismo se ha convertido en una política de estado en muchos países.
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