El espionaje de Estado sacude la política griega y amenaza a Mitsotakis

El último informe de Reporteros Sin Fronteras sitúo a Grecia a la cola de los países europeos en libertad de prensa. En la escala internacional el ranking otorgaba a Atenas el puesto 108 de los 180 países estudiados, un descenso de 38 puestos en un solo año.

Por Néstor Prieto / Descifrando la Guerra

Solo el verano con su obligado parón parlamentario parecía capaz de calmar, al menos temporalmente, la agitada política griega. Pero la revelación de que el Servicio Nacional de Inteligencia (EYP por sus siglas en griego) espiaba a varios periodistas y al líder del tercer partido del país dio al traste con la tentativa de tregua estival.

En la mitología griega Pegaso era un caballo alado capaz de volar entre los mismísimos dioses del Olimpo. Sus grandiosas alas blancas le permitían acceder a cualquier rincón por recóndito que fuese. Quizá por eso, varios siglos más tarde, la empresa israelí NSO-Group apodó a su sofisticado programada de espionaje Pegasus. En verano del 2021 un consorcio internacional de periodistas reveló como el spyware se había convertido en una gran amenaza, afectando a 50.000 teléfonos móviles en todo el mundo, desde grandes líderes internacionales como Macron o Charles-Michel hasta decenas de opositores y periodistas a lo largo del globo. La revelación puso en alerta a la comunidad internacional, que comenzó a seguir de cerca este y otros programas similares como Predator, programa desarrollado por la tecnológica nor-macedonia Cytrox y posteriormente adquirida por la también israelí Intellexa.

Poco a poco se han ido conociendo más casos de espionaje de Estado usando estos programas. En mayo de 2022 se supo que el Centro Nacional de Inteligencia, servicio de inteligencia del gobierno de España, se valió del programa Pegasus para intervenir las comunicaciones de varios dirigentes independentistas.

En Grecia, un modus operandi similar pero usando el spyware Predator, ha servido para controlar a políticos y periodistas. El escándalo ha ido in crescendo hasta forzar la comparecencia del primer ministro Kirakos Mitsotakis, que el 8 de agosto se dirigió a la nación en un mensaje televisado de siete minutos. Algo insólito por la fecha, las formas y el contenido. “Puede que la vigilancia se ajustara a lo que dice la ley, pero era incorrecta. Yo no tenía conocimiento de ello y, si lo hubiera tenido, nunca lo habría permitido” aseguró. “El Servicio Nacional de Inteligencia subestimó la dimensión política de esa acción concreta. Era formalmente adecuada, pero políticamente inaceptable”.

En el centro del foco Nikos Androulakis, líder de “refundado” PASOK-KINAL, formación socialdemocracia que ostenta la tercera bancada más numerosa en la Cámara de los Helenos. Androulakis fue avisado por los servicios del Parlamento Europeo, del que es miembro desde 2019, de que su móvil había tenido una tentativa de ataque de Pegasus. Antes ya había sido infectado con el programa Predator.

A finales de julio el líder socialdemócrata hizo pública la información, lo que desató una cascada de reacciones. Se convocó entonces la Comisión de Instituciones y Transparencia del Parlamento, un foro donde las deliberaciones tiene carácter confidencial. Allí, el jefe del EYP, Panayotis Kontoleon, reconoció el espionaje no solo a Androulakis sino a varios periodistas. La información fue confirmada posteriormente por varios diputados a la prensa.

Los periodistas Stavros Malichudis, vinculado a temas de migración, y Thanasis Koukakis, de la sección de Economía de CNN Grecia, ya habían denunciado con anterioridad que estaban siendo espiados, pero no ha sido hasta ahora cuando se ha confirmado que era el propio Estado heleno quien monitoreaba sus comunicaciones. Malichudis tuvo conocimiento de su situación gracias a la filtración de documentos internos del EYP publicada por diario EFSYN. En el caso de Koukakis, la organización Citizen Lab, vinculada a la Universidad de Toronto, ya había revelado que su móvil se encontraba infectado por el software Predator mientras investigaba relaciones oscuras en el mundo empresarial griego. En ambos casos se apeló a la “seguridad nacional” para intervenir las comunicaciones, aunque no trascendieron más explicaciones.

El último informe de Reporteros Sin Fronteras sitúo a Grecia a la cola de los países europeos en libertad de prensa. En la escala internacional el ranking otorgaba a Atenas el puesto 108 de los 180 países estudiados, un descenso de 38 puestos en un solo año.

En el caso de Androulakis, su teléfono estuvo bajo vigilancia entre septiembre y diciembre de 2021, cesándose el rastreo tres días después de que llegase a la presidencia del PASOK tras ganar las primarias al exprimer ministro Papandreu. Tampoco aquí han trascendido los motivos que justificaron la intervención del EYP; varios medios, citando fuentes conocedoras, hicieron circular dos teorías. La primera, que Ucrania y Armenia habrían solicitado la escucha por las relaciones que el eurodiputado mantenía con funcionarios rusos y turcos respectivamente. Ambos países han negado este extremo. El Embajador ucraniano en Grecia salió al paso afirmando que eran acusaciones “desconectadas con la realidad”. En segundo lugar, se especuló sobre el trato privilegiado que Androulakis tendría con China, aprovechando su condición de parlamentario europeo para sostener encuentros que sobrepasaban sus atribuciones. En todo caso, no ha trascendido información comprometedora a este respecto que ratifique este extremo.

Mitsotakis contra las cuerdas

La información convulsionó a la opinión pública y la oposición. Sin embargo, en Megaros Máximos, residencia oficial del primer ministro, reinaba el silencio y la lentitud. A rebufo, Mitsotakis decidió comparecer. Antes habían presentado su dimisión Panayotis Kontoleon, jefe del servicio secreto, y Grigoris Dimitriadis, jefe de gabinete de Mitsotakis y su sobrino. Un cortafuegos para evitar que las llamas se propagasen.

La renuncia del jefe del EYP estaría motivada, según fuentes gubernamentales, por las “acciones incorrectas que se identificaron en el proceso de la actividad legal”. Las mismas fuentes trataron de desvincular la dimisión de Dimitriadis del escándalo de espionaje apuntando a los “constantes ataques” de la prensa como la verdadera razón. No obstante, el periódico EFSYN había publicado días antes la relación del sobrino del primer ministro con el entorno de Felix Bitzios, antiguo subgerente de Intellexa, la empresa encargada de comercializar el programa Predator. Aunque la investigación no probó la compra por parte del gobierno si confirmaron ciertos nexos entre el político y la empresa comercializadora del spyware.

El dimitido jefe del servicio de inteligencia griego (EYP), Panayoris Kontoleon, y el jefe de gabinete y sobrino del primer ministro, Grigoris Dimitratis.
El dimitido jefe del servicio de inteligencia griego (EYP), Panayoris Kontoleon, y el jefe de gabinete y sobrino del primer ministro, Grigoris Dimitratis.

Pero ni las dimisiones ni la posterior comparecencia de Mitsotakis apagaron el incendio. En su mensaje a la nación el primer ministro no informó de si más periodistas o políticos se encontraban bajo la lupa del EYP, tampoco de quien dio la orden. Prensa y oposición, que hablan del “Watergate griego”, intensificaron sus ataques y señalaron la responsabilidad que el primer ministro tenía, pues el propio Mitsotakis reformó el servicio secreto tras ganar las elecciones de 2019.

En julio de ese año la mayoría absoluta de Nueva Democracia desvinculó los servicios secretos del Ministerio del Interior ligándolos directamente a la oficina del primer ministro. No fue la única medida, semanas después de que se conociese el espionaje al periodista Koukakis el ejecutivo aprobó una reforma con carácter retroactivo que prohibía a la Autoridad Griega para la Seguridad y Privacidad de las Comunicaciones (ADAE) informar a los ciudadanos espiados por el EYP después de la vigilancia.

El reestructurado servicio secreto griego, ya bajo la supervisión directa de la oficina de Mitsotakis, se encontró dirigido desde el primer día por el ya dimitido Kontoleon. La subordinación del EYP al primer ministro hace, en palabras de la oposición, “imposible” que el premier desconociese el espionaje. Mitsotakis se comprometió en su discurso ante la nación a reformar el EYP. Apenas un día después el ejecutivo mando un proyecto de ley que incluye una mayor rendición de cuentas del EYP ante el parlamento, cambios en la estructura interna y un procedimiento reforzado para intervenir comunicaciones de figuras públicas.

Las tres intervenciones que se conocen fueron, tal y como afirmó Mitsotakis, de acuerdo con el ordenamiento jurídico; es decir, requirió de autorización judicial. En 2021 hubo 15.475 casos en los que un fiscal aprobó el levantamiento de la privacidad a un ciudadano por razones de “seguridad nacional”. En 2017 esta cifra era menos de la mitad tal y como se desprende del último informe de la Autoridad para la Protección de la Privacidad en las Comunicaciones de Grecia (ADAE).

Un escándalo que altera el tablero político

Aunque aún no se sabe con certeza las dimensiones del escándalo, el terremoto político ya ha dejado grietas visibles. La posibilidad de adelantar las elecciones, previstas para primavera de 2023, era un escenario sopesado por el propio partido gobernante que ahora parece alejarse. En ND cunde un cierto temor a agotar el mandato y acudir a las urnas en un escenario socioeconómico sustancialmente peor conscientes de lo difícil que se plantea un invierno con una marcada tendencia inflacionaria y un saturado mercado energético. Así las cosas, el razonable escenario de adelanto electoral queda ahora descartado. Con el foco mediático pues en el escándalo de espionaje disolver el parlamento supondría “asumir la culpabilidad” razonan desde la formación conservadora.

En la oposición el escándalo también ha alterado los equilibrios. El espionaje ha demostrado una vez más la diferencia de estrategia entre Syriza -segunda fuerza- y el PASOK-KINAL -tercera-.

La formación del exprimer ministro Alexis Tsipras ha intensificado sus ataques a Mitsotakis, no ahorrando en calificativos para referirse al líder de Nueva Democracia. Además, la coalición de izquierda pidió el adelanto del periodo de sesiones del Parlamento para que se investigue y debata en sede parlamentaria sobre el escándalo de espionaje; una proposición respaldada parcialmente por el gobierno, que accedió a adelantar al 22 de agosto los debates parlamentarios. Incluso se especula con que la formación presente una moción de censura contra Mitsotakis, algo que ya hicieron en enero de este año con un anunciado resultado desfavorable, pues ND goza de mayoría absoluta en la cámara.

De izquierda a derecha; el primer ministro Kyriakos Mitsotakis (Nueva Democracia); Nikos Androulakis (PASOK-KINAL); Alexis Tsipras (Syriza).
De izquierda a derecha; el primer ministro Kyriakos Mitsotakis (Nueva Democracia); Nikos Androulakis (PASOK-KINAL); Alexis Tsipras (Syriza).

El PASOK ve con reticencia la estrategia de Syriza, que en opinión de la formación socialdemócrata trata de “instrumentalizar el escándalo en su beneficio cuando el principal afectado es el propio Androulakis y no Tsipras”. La formación verde ha mostrado un perfil de oposición “institucional” en contraposición a las “grandilocuencias de Syriza”. La formación no ha pedido, al menos por el momento, la dimisión de Mitsotakis, proponiendo en su lugar la creación de una comisión específica en la Cámara de los Helenos que investigue el asunto.

Pese a las diferencias entre los dos partidos de oposición, el manejo gubernamental de la crisis dificulta, al menos sobre el papel, una futura gran coalición ND-PASOK. Androulakis, que todas las encuestas sitúan como tercera fuerza en el entorno del 15%, será la pieza clave para investir al futuro primer ministro tras unas elecciones donde las mayorías absolutas están descartadas. Los socialdemócratas se debaten entre el apoyo a Syriza, que apela a un “amplio gobierno progresista” y participar -o al menos facilitar- un nuevo gobierno de ND -algo que ya vimos en 2012-. El PASOK siempre ha esquivado este debate y no descarta ninguna de las dos opciones.

Del escándalo podría conocerse solo la punta. Casi un mes después de estallar la noticia sigue sin conocerse quien ordenó las escuchas, con qué finalidad y sí hay más afectados por las mismas. Lo hecho público hasta la fecha ya ha alterado los planes del gobierno, cuya intención de voto parece verse afectada negativamente, y los equilibrios en la oposición. Falta saber las dimensiones reales del de espionaje de Estado, información que podría comprometer definitivamente al gobierno de Mitsotakis.

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