El ELN que está negociando con Petro no es la guerrilla que nació en los años 60

Hace 58 años se creó el Eln y desde entonces ha tenido múltiples y fallidos intentos de negociaciones de paz con el gobierno de Colombia. La periodista Fabiola Calvo Ocampo recoge estas reflexiones y los cambios de esa guerrilla en la nueva edición de su libro «Manuel Pérez: un cura español en la guerrilla colombiana»

Por Silvia Corredor Rodríguez / LQSomos

Han pasado más de 30 años y cerca de siete presidentes desde los primeros acercamientos de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (Eln) para dialogar con el gobierno de este país. El panorama se ha desarrollado en una escala de grises donde los ceses al fuego, la negación a tomar la negociación política desligada de la resistencia armada, la muerte de dirigentes y el relacionamiento con el narcotráfico han desdibujado las líneas de acción de esta guerrilla.

En 2022, con Gustavo Petro como presidente de Colombia, se abre una nueva posibilidad de diálogo -para muchos la más adecuada hasta el momento-, que llevó a la instalación de la mesa de negociación en La Habana (Cuba) el pasado 12 de agosto. Con un gobierno de izquierda por primera vez en el país y con el Acuerdo de Paz firmado con las Farc en 2016, el Eln se convierte en la última guerrilla activa que nació en los años sesenta y con la que aún no se ha llegado a un proceso de paz.

Fabiola Calvo Ocampo recoge en la nueva edición de su libro ‘Manuel Pérez: un cura español en la guerrilla colombiana’ los diálogos con dirigentes como Pérez, Nicolás Rodríguez Bautista conocido como ‘Gabino’, uno de los fundadores de esta guerrilla, y con integrantes de este grupo armado que dan luces sobre las transformaciones que ha vivido este grupo y los retos a tener en cuenta en esta nueva fase de negociación.

En 192 páginas, Calvo hace un recuento desde los años 60 hasta los 90 sobre el accionar de esta guerrilla, sus intentos de diálogo de paz y las dinámicas cotidianas que se vivieron al interior de esta organización. La primera edición de este libro fue publicada en 1998 cuando la periodista se encontraba exiliada. En 2021, publicó esta nueva edición en la que agregó análisis de investigadores como Luis Eduardo Celis y un prólogo de Acracia y La Fogata Editorial que resalta la pertinencia de este texto en la actualidad y las lecciones aprendidas en los últimos 14 años.

El ELN de ayer y hoy: ¿Qué cambia y qué se mantiene?

Entre 1996 y 1997, el Eln planteó públicamente una salida concertada a la situación nacional, luego de haberse acercado al gobierno con propuestas de reformas a la política petrolera, consultar a sus bases el interés de iniciar diálogos sobre temas como el Derecho Internacional Humanitario y controvertir las acciones de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 (Ver línea de tiempo desde 1987 al 2022).

“Llamamos a que se realice una Convención Nacional en Colombia, un gran encuentro de todos los colombianos, de todos aquellos que representen diferentes sectores sociales, económicos y políticos de la ciudadanía. Llamamos a que este gran encuentro se dirija hacia la conformación de una Constituyente”, expresó el padre Manuel Pérez según el libro de Fabiola Calvo Ocampo.

Frente a los desacuerdos del Eln con la Constituyente de 1991, que consideraban como “un producto de una compraventa de proposiciones”, plantearon la conformación de un nuevo gobierno que le apuntara a un Estado social cimentado “en la propiedad colectiva y social de los medios de producción”.

“Conformar un nuevo gobierno de carácter popular y democrático con la participación de las organizaciones sociales y populares, las diferentes organizaciones y los diferentes partidos políticos y otras fuerzas vivas del país”, se lee en el libro de Calvo. La Dirección Nacional del Eln también resaltó en dicho planteamiento de 1996, la centralidad de la participación de la comunidad internacional en el proceso.

La convocatoria a un diálogo nacional y la construcción de nuevas propuestas sobre producción y explotación de petróleo son elementos que aún se mantienen como convicciones firmes dentro del accionar ideológico de esta guerrilla. En su libro, Calvo Ocampo publicó la “Propuesta sobre la producción y explotación del petróleo” que la Dirección Nacional del Eln envió al gobierno en 1998, y que da cuenta de esto.

“Implementar en el mediano y largo plazo un Plan Energético Integral Nacional que defienda la soberanía nacional y popular cuyas políticas suspenden los descalabros, distorsiones y anacronismo de las viejas políticas sectorizadas (petrolera, carbonera, eléctrica, nuclear) con que se ha venido manejando irracional e irresponsablemente los recursos energéticos del país”.

A diciembre del 2021, la Fundación Pares registró la presencia del Eln en los departamentos de Antioquia, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca, Cesar, Chocó, La Guajira, Nariño, Norte de Santander, Risaralda, Santander, Valle del Cauca, Arauca, Casanare y Vichada

22 años después de la publicación de esta propuesta, el Eln sigue manifestando su postura en contra de los proyectos extractivos y la entrega de títulos mineros para ejecutar megaproyectos. En una de sus más recientes publicaciones titulada “La insaciable locomotora minera” se puede leer dichas posturas y donde afirman el recrudecimiento del “exterminio de la dirigencia popular”.

Luis Eduardo Celis, asesor de la Fundación Pares y quien publicó en esta segunda edición del libro algunos de sus textos sobre los últimos procesos con el Eln, resaltó las transformaciones en la capacidad territorial, combativa y económica como elementos a tener en cuenta.

En un periodo de diez años (1992-2002) Celis identificó que se dio la pérdida a nivel territorial, de mandos, combatientes y acceso a recursos del Eln, lo que fue un primer paso del decaimiento de esta guerrilla como “grupo de poder global”.

“De un proyecto global, paso a un proyecto no centrado en el futuro, sino un presente concreto, definió que ahora su proyecto estratégico era “Resistencia Armada”, algo que se ejerce todos los días y a todas las horas, un proyecto que le ha permitido al Eln dar un sentido a su acción, y un proyecto que se ajusta a la perfección a una organización que desconfía profundamente de las posibilidades de construir un acuerdo con su enemigo histórico y a quien no le estorban las armas ni usarlas”, se lee el epílogo titulado ‘Manuel Pérez, el Eln que dejó y el Eln de hoy’ escrito por Celis para el libro de Fabiola Calvo Ocampo.

En entrevista con Colombia +20, el asesor de la Fundación Pares explicó que esta organización a diciembre del 2021 había registrado la presencia del Eln en 184 municipios de 16 departamentos del país con un pie de fuerza de aproximadamente 2.200 combatientes.

El investigador Celis también identificó el relacionamiento del Eln con las dinámicas del narcotráfico como un elemento que generó fuertes cambios y luchas dentro de esta guerrilla. Esto luego de la muerte del comandante Manuel Pérez el 14 de febrero de 1998, quien se oponía radicalmente a ello. “Ni tenemos, ni hemos tenido, ni pensamos tener nunca relaciones con el narcotráfico. El narcotráfico sí ha hecho intentos de relación con nosotros; nos manda propuestas, pero sabemos claramente que la mayoría de los narcotraficantes tienen una ideología burguesa y están ligados económica y políticamente al capitalismo”, le contó en 1990 el cura Pérez a la autora del libro.

Sin embargo, el análisis actual es que al interior del Eln se mantiene una lucha para que “el narco no cambie su naturaleza de organización en resistencia armada, con un discurso y un ideario político”, como señaló Celis.

La resistencia armada del Eln como un obstáculo en las negociaciones de paz

El primer acercamiento que hizo el Eln a una mesa de negociación con el gobierno de Colombia fue entre 1991 y 1992. Alejo Vargas Velásquez, profesor y antiguo miembro de la Comisión Facilitadora de la Sociedad Civil para las conversaciones entre el gobierno colombiano y el Eln, fue citado en el libro de Calvo Ocampo con el balance de ese primer acercamiento:

“Para la época era más una presencia formal que un interés real en el desarrollo o el éxito de dichas conversaciones. En realidad, en ese momento la idea que predominaba en el Eln era probablemente más la de dificultar cualquier avance en las conversaciones, que una apuesta seria a las posibilidades de la vía negociada como un camino para terminar la confrontación armada”, afirmó Vargas en su libro ‘Gobierno y Eln: dos miradas que no se encuentran’.

La resistencia armada ha sido un tema que ha dificultado los procesos de diálogo y negociación con el gobierno de Colombia e incluso dentro de la guerrilla. “Hay un cuestionamiento al lugar de la acción armada dentro de una estrategia de acción política de mayores complejidades, esto da lugar a la separación de la Corriente de Renovación Socialista en mayo de 1991″, según se lee en el documento.

A partir de esta discusión es que integrantes de dicha corriente firman el 9 de abril de 1994 un acuerdo de paz con el gobierno de Cesar Gaviria, convirtiéndose en el mayor agrupamiento que proviene del Eln en incorporarse a la vida civil.

Luego de 30 años de estos hechos, el Eln sigue sin tomar una decisión de sacar la resistencia armada de la negociación política. Así lo analizó el investigador Luis Eduardo Celis que identificó que para esta guerrilla la solución negociada y la resistencia armada no son vistas como contradictorias ni perjudiciales para su quehacer político.

“El Eln no ha construido a su interior una decisión firme de transitar el camino de la negociación política como estrategia central, tiene dudas de este camino, por razones de ideología, cálculo político, desconfianza profunda con su contraparte y factores de poder con los que se ha enfrentado”, se lee en el libro de Calvo.

Ahora con una nueva mesa de negociación instalada en Cuba entre el gobierno de Petro y el Eln, hay que esperar qué otros elementos ideológicos, políticos y militares permanecen o han cambiado dentro de esta guerrilla que podrán convertirse en facilitadores o trabas dentro de una nueva negociación de paz.

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