La República Democrática del Congo (RDC) se enfrenta, a día de hoy, al mayor brote de Ébola registrado en el país. Ocho meses después del inicio del brote, la epidemia sigue sin estar controlada y se extiende a velocidades comparables a la gran epidemia de 2014 y 2015 en África Occidental, que acabó con la vida de más de 11.000 personas en tres países.
Los casos de contagio ascienden ya a 1.117, de los cuales 1.051 están confirmados en el laboratorio. Se trata de la décima y la más grave epidemia de Ébola en la República Democrática del Congo desde que se descubrió el virus en 1976, cerca del río Ébola, en una región llamada en aquel entonces ‘Zaire’. Cuarenta años después, a pesar de una movilización masiva y coordinada por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Ministerio de Salud congoleño y distintas organizaciones, el virus mortal aún se está propagando.
Las áreas urbanas afectadas son ahora mismo la ciudad de Butembo, Kalenguta (ambas a 25 kilómetros en el norte), y Katwa (a 30 kilómetros en este). En todos estos lugares han aumentado los casos confirmados de Ébola.
Desde principios de año, más del 40% de las personas contagiadas murieron en sus comunidades, es decir, sin recibir atención médica por falta de recursos. En el epicentro de la epidemia, en Katwa y Butembo (Kivu norte), el 43% de los pacientes de las últimas tres semanas seguían enfermos sin que se conociera donde se habían contagiado.
Ataques a centros de tratamiento de Ébola
El uso de la policía y las fuerzas armadas para obligar a las personas a cumplir con las medidas de salud contra el Ébola está aislando a la comunidad y, debido a ello, se están produciendo ataques a los centros de tratamiento.
Varias razones han llevado a esta situación, desde el despliegue masivo de recursos económicos enfocados solo en el Ébola (en una región desatendida que sufre conflictos, violencia y graves necesidades de salud) al aplazamiento de las elecciones debido al brote. Todo ello alimenta las sospechas de que el virus se está usando como una táctica política.
El pasado 27 de febrero fue atacado un centro de tratamiento de Ébola de en la ciudad de Butembo, por lo que los trabajadores de la instalaciónse vieron obligados a suspender sus actividades médicas en el epicentro de la epidemia de Ébola, en Kivu Norte (República Democrática del Congo). En el centro había 57 pacientes ingresados al momento del ataque, de los cuales 15 eran pacientes confirmados de Ébola
Este incidente se produjo solo días después de que otro centro de tratamiento de Ébola, en el distrito vecino de Katwa, fuera atacado el 24 de febrero, lo que también obligó a la suspensión de las actividades médicas.
“A la luz de estos dos incidentes violentos, no tenemos más remedio que suspender nuestras actividades hasta nuevo aviso. Como personal de asistencia médica, es muy doloroso tener que dejar atrás a los pacientes, sus familias y otros miembros de la comunidad en un momento tan crítico en la respuesta al Ébola”, indicó en su momento el responsable de la Unidad de Emergencias de MSF, Hugues Robert.
1.400 niños huerfanos o separados de sus padres
Un total de 702 personas han muerto por el ébola en el país africano desde que se declaró el brote de la enfermedad el pasado agosto, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad.
Entre otros estragos, la epidemia ha dejado, hasta la fecha, a 1.400 niños huérfanos o separados de sus padres en Butembo y Beni, en la provincia de Kivu del Norte, según informó este viernes el Fondo de la ONU para la Infancia.
El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales contaminados, provoca fiebre hemorrágica y puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90% si no es tratado a tiempo.
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