El coronavirus como excusa

"Esta nauseabunda manipulación es inadmisible en un estado de derecho y desde el gobierno se le debería dar cumplida respuesta".

Por Puño en alto

Con motivo del coronavirus o, mejor dicho, con la histeria que se está desatando con la infección por este patógeno, se está originando una deriva altamente preocupante.

Hace unos días, un virólogo, en un programa de televisión de mucha audiencia en el que se estaba debatiendo sobre el coronavirus COV-19, manifestó en su supuesto afán de restar importancia a las consecuencias de dicho coronavirus, que es hora que la gente recuerde algo que se está olvidando: que de algo hay que morir. Digo supuestamente en ese afán de contrarrestar la creciente histeria social que se estaba creando, porque sin querer queriendo le dio una patada a un elemento básico de un estado de derecho como es la Sanidad Pública. Esta, igualmente supuesta voz autorizada, dejó helados a los contertulianos presentes que no supieron decir nada de tan lamentable reflexión en esos momentos y tan solo el presentador atinó a decir: “sin duda era una obviedad, pero que en modo alguno tranquilizaba”.

Es decir, para este eminente virólogo, de la poca o mucha mortandad del coronavirus no hay que preocuparse, puesto que de algo hay que morir y por qué no de un contagio por este pernicioso patógeno. Se podría desprender que la Sanidad estaría para los caprichosos que se empeñen vivir cuantos más años mejor o tuviese los recursos económicos suficientes como para costearse una sanidad privada. Y aquí está la derivada peligrosa de la aparentemente sin malicia manifestación del virólogo.

Por otra parte, ya sabemos la cruzada emprendida por el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, contra la posible modificación de la Reforma Laboral, sobre todo de los aspectos más lesivos para los trabajadores de la misma. Este señor, ha advertido que si al temor que está generando el coronavirus en la economía se le añaden un “cambio radical de la reforma laboral, lo único que se provocará una mayor incertidumbre”, pidiendo que “se deje el campo en orden para que los empresarios puedan trabajar”.

Esto es una utilización perversa y maliciosa de una circunstancia como la aparición del coronavirus, para meter más miedo aún a los trabajadores para que sin más acepten el status quo y no se tengan en cuenta la voluntad del pueblo expresada en las urnas. Esta nauseabunda manipulación es inadmisible en un estado de derecho y desde el gobierno se le debería dar cumplida respuesta.

Estos son dos ejemplos de cómo el sistema instaurado utiliza de manera perversa todos los resortes a su disposición para sacar tajada, en este caso, de una epidemia más o menos importante y que desde determinados medios de comunicación se están encargando de poner altavoz a las lamentables y manifestaciones como la del virólogo contra la sanidad pública tan necesaria en estos momentos actuales y del mismísimo presidente de la CEOE contra la derogación total o parcial de la reforma laboral que tanto sufrimiento y precariedad está originando.

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