El consumo de madera y la deforestación

Por Manuel López Arrabal

Uno de las más importantes mercancías naturales con las que se trafica desde su extracción, tanto en volumen como en ganancias, es la madera. A pesar de toda la información que circula sobre la importancia de preservar las selvas tropicales, tanto para el equilibrio del clima como de los hábitats de innumerables especies, todavía existe una enorme demanda de maderas tropicales. Y como datos preocupantes, según publicación del Global Forest Watch en junio de 2018, en el mundo se perdió 15,8 millones de hectáreas de bosque tropical durante el año 2017, es decir, más del doble de la extensión de Andalucía o, según datos del Fondo Mundial para la Naturaleza, la extensión de la deforestación en la Amazonía es equivalente a la pérdida diaria de casi 4.500 campos de fútbol.

Hay varias especies de árboles que se encuentran muy diezmadas que, aunque protegidas y listadas en la Convención CITES, siguen talándose indiscriminadamente. Tal es el caso de la caoba, árbol perenne de unos 40 metros de altura con un tronco que puede alcanzar los tres metros y medio de diámetro y que crece muy lentamente, sobre todo, en los países tropicales del centro y sur de América. El gobierno brasileño estima que hasta un 80% de esta madera procedente de la Amazonia se corta sin autorización, lo que está provocando que se aproxime su posible desaparición, habiendo sido declarada en peligro de extinción en el año 2003, siendo su situación actual la de grave peligro. Además, según Naciones Unidas, el 30% del tráfico de madera proviene de la tala ilegal.

Los otros grandes perjudicados por la industria maderera son los pueblos indígenas que desde tiempos inmemoriales viven en, o cerca de, los lugares donde se talan incluso bosques enteros. En la República Democrática del Congo, desde el año 2006, la construcción de carreteras permite a las compañías madereras adentrarse fácilmente en la selva. El ruido de las motosierras ahuyenta a todos los animales, por lo que la caza de la que dependen los pigmeos Efe, también está desapareciendo.

Rebeca Atencia (la dama española de los chimpancés), veterinaria gallega que dirige el centro de recuperación de chimpancés en la República del Congo, en una entrevista concedida a la revista Integral, dice: “España es uno de los mayores consumidores de madera tropical del mundo. Este dato no habla muy bien de nuestra responsabilidad en esta materia. Esto debe cambiar y de manera urgente. La gente se entristece cuando ve los documentales que hablan de la rápida deforestación de la cuenca del Amazonas o del Congo. Sin embargo, no somos conscientes de que nuestro país tiene un oscuro papel en esta historia. Una gran cantidad de toneladas de madera tropical llega a España todos los años. Las selvas del mundo están pagando caro nuestro actual ritmo de vida y nuestra falta de interés de lo que pasa fuera de nuestras fronteras. Los puertos de nuestro litoral reciben barcos llenos de gigantescos árboles cortados; selvas enteras están siendo descargadas en nuestra tierra para ser convertidas en suelos, armarios, mesas, sillas, vigas, contrachapados, mobiliario urbano… La pregunta que todos debemos responder es ¿cuándo vamos a reaccionar los españoles ante esta situación? Junto con Inglaterra y Francia, estamos devastando gran parte de las selvas del mundo, incluidas las asiáticas”.

Ante otra pregunta que se le hace a Rebeca respecto a la problemática actual debido a los cultivos de aceite de palma, responde: “Se ha popularizado el cultivo de un tipo de palmera que da un aceite muy útil como biocombustible, en la fabricación de cremas y en alimentación. El problema es que estas plantaciones se extienden por superficies enormes, utilizando el suelo de las selvas, que fueron cortadas y quemadas previamente para dejar espacio a este monocultivo erosivo y destructivo. Y los orangutanes están pagando el precio. Yo he visto con mis ojos los centros de orangutanes huérfanos de Borneo. En uno de ellos llegué a contar más de 300. Esto es intolerable. ¿Nadie va a hacer nada para evitarlo? Nosotros, como individuos, podemos empezar por evitar comprar los productos que estén elaborados con aceite de palma. Si lo hace una sola persona, el cambio será insignificante, pero si este comportamiento es seguido por mucha gente, los fabricantes dejarán de usar este ingrediente y, consecuentemente, las selvas de Indonesia podrán conservarse. La consciencia de lo que podemos hacer como individuos es muy importante y decisiva. ¿Compro estos cereales para desayuno con aceite de palma? ¿Sí o no? Las empresas que los manufacturan tendrán muy en cuenta nuestra decisión. Depende de nosotros”.

Otro motivo de deforestación de las selvas del Amazonas, es el avance cada vez mayor en sus terrenos fértiles, previamente talados, de las reses de grandes empresas de la industria ganadera. Afortunadamente, está habiendo un cambio gracias a varias campañas de concienciación, como por ejemplo “Deforestación cero” de Greenpeace, que surge como consecuencia de un informe de ésta organización ecologista publicado en junio del año 2009 titulado “Sacrificando la Amazonia”. En él se exponía la vinculación de la deforestación de la selva con la expansión de la ganadería como factor más destructivo, muy por delante de los cultivos de biocombustibles o de las plantaciones de soja. El estudio relaciona directamente a las grandes compañías ganaderas, a sus clientes del sector cárnico alimentario y a las empresas consumidoras de cuero como Adidas, Nike o Timberland.

La ganadería ocupa actualmente cerca del 80% de las áreas desforestadas en la Amazonia brasileña. Por el contrario, hay que decir que la ganadería ecológica, además de poder integrarse en los espacios naturales de bosques o lugares cercanos a ellos, sin menoscabo de sus ecosistemas, también cumple una función importante en la prevención de incendios. Este tipo de ganado realiza una importante labor de limpieza del suelo de los bosques, al alimentarse de pastos y arbustos que de otro modo podrían favorecer el inicio y propagación de incendios.

¿Y qué podemos hacer nosotros al respecto? Pues mucho. Aunque no es necesario volverse vegetariano o vegano (sin duda la mejor opción), sí que podemos sustituir la carne por el pescado y los huevos, o bien reducir la ingesta de carne a tan solo una o dos raciones a la semana. Aumentando el consumo de legumbres, cereales, frutos secos y semillas, en lugar de los productos de origen animal, completaría perfectamente nuestros requerimientos de proteínas. Eso sí, como garantía de una buena salud nuestra y del planeta, trataremos de que la mayoría de alimentos que consumamos sean ecológicos. Según los expertos, la dieta humana debe ser variada y equilibrada, basada principalmente en los hidratos de carbono y en una menor proporción de proteínas y grasas. Precisamente, la combinación de las dos principales fuentes de carbohidratos (legumbres y cereales), si se toman juntas, hacen que sus aminoácidos se combinen y supongan una fuente de proteínas vegetales muy digestivas e incluso más completa que las de la carne.

Aparte de poder mejorar nuestra dieta, haciéndola más ecológica y saludable, no deberíamos usar los biocombustibles para nuestros vehículos que, aunque menos contaminantes que los procedentes del petróleo, seguramente provendrán de cultivos en lugares que, en muchos casos, han sido previamente desforestados. Según dice Stephen Leahy, periodista ambiental canadiense, “resulta absurdo que la creciente ansiedad por enlentecer el cambio climático usando biocombustibles, se haya convertido en una nueva causa de deforestación”. Por otra parte, Simone Lovera, de la organización no gubernamental Coalición Mundial por los Bosques, afirma que “los biocombustibles se están convirtiendo rápidamente en una de las principales causas de deforestación en países como Indonesia, Malasia y Brasil”. El aceite de palma es una de las mejores fuentes de biodiesel y también de las más baratas. Grandes empresas de energía invierten miles de millones de dólares en adquirir o desarrollar plantaciones de estos árboles en países pobres de Africa, Indonesia, Malasia, Tailandia y otras naciones, donde bosques enteros son literalmente talados.

Otro factor importante en la deforestación es la minería, que en algunos casos se realiza a cielo abierto en grandes superficies donde, en muchos casos, antes existían árboles. En la “megaminería” a cielo abierto se efectúan voladuras de montañas para que las “megaempresas” obtengan oro, plata, cobre, piedras preciosas, uranio o plutonio. Para la obtención de un anillo de oro, por ejemplo, se producen ingentes cantidades de residuos tóxicos. En cada proceso de extracción, al tratar de separar el oro o la plata de la roca mediante el proceso de lixiviación (disolución de los metales con agua y cianuro), se usan hasta 10 toneladas de cianuro, que contaminan más de 300.000 litros de agua que se vierten en diques de contención, filtrándose en la mayoría de los casos a través del subsuelo o rompiéndose el dique en el peor de los casos (como ocurrió en 1998 en la mina de Aznalcollar), contaminando finalmente los ríos y los mares, hasta llegar, como no, a todos nosotros.

Por último, voy a incidir en el principal motivo de la deforestación: el consumo de madera para la elaboración de muebles y otros objetos de madera o para la obtención de celulosa. Para ello se me ocurren, aparte de una alimentación más vegetariana o vegana y el no uso de biocombustibles, tres alternativas de acción:

1.Comprar muebles o artículos de madera de segunda mano, o bien de bambú, metal, cristal, o de cualquier otro material (siempre que su obtención o fabricación sea sostenible y saludable para nosotros y el medio ambiente). En caso de comprar muebles nuevos, una alternativa muy extendida son los aglomerados de madera, los tableros de partículas y los de fibra de densidad media (DM), que además son mucho más económicos que la madera pura.

2.Si buscamos muebles o cualquier otro producto de madera que sean nuevos, pensando en su mayor durabilidad o por sus cualidades de dureza, textura y resistencia necesarias para determinados usos específicos, entonces compraremos los que tengan la certificación del Consejo de Administración Forestal (FSC, son sus siglas en inglés) o del programa de reconocimiento de Sistemas de Certificación Forestal (PEFC). La primera certificación cuenta con el apoyo de organizaciones como la Federación Nacional para la Vida Salvaje (NWF), Greenpeace y el Fondo Mundial para la naturaleza (WWF). Las dos certificaciones pertenecen a entidades no gubernamentales, independientes, sin ánimo de lucro y de ámbito mundial. Los criterios que deben cumplir las explotaciones forestales para obtener la certificación FSC y PEFC, garantizan que la tala sea sostenible, que las zonas afectadas sean recuperables, que no degraden el entorno y sus ecosistemas, y que respeten los derechos de los pueblos indígenas. Los productos de origen forestal (madera, papel, corcho, resinas, esencias…) certificados por PEFC o FSC, deben garantizar a los consumidores que están comprando productos de bosques gestionados de forma sostenible.

3.La celulosa es una sustancia muy versátil que sirve para la elaboración de papel, diferentes tejidos, explosivos, celuloide, cera artificial, lacas, piezas de maquinaria, barnices, impermeables, etc, llegando también a usarse en la industria alimentaria. Aquí, donde principalmente podemos actuar es en el consumo de papel, reciclándolo todo lo posible, imprimiendo solo lo imprescindible y a doble cara, desechándolo en los contenedores habilitados para ello y comprando papel reciclado. Antes de comprar revistas, periódicos o libros en papel, pensemos que hoy día las nuevas tecnologías de la información, nos permiten de forma cómoda acceder a toda esta información principalmente a través de internet, o bien, descargando libros en formato eBook.

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