El Congreso Nacional Africano vuelve a ganar las elecciones en Sudáfrica, pero pierde la mayoría absoluta por primera vez

El MK afirmó que estaría dispuesto a negociar con el ANC, pero que no lo hará mientras Ramaphosa sea su líder, enviando un puñal envenenado al actual presidente del país.

Por Angelo Nero | 4/06/2024

El 29 de mayo, 27 millones de sudafricanos estaban llamados a las urnas -de los que más de 16 millones han ejercido su derecho al voto-, en las elecciones más disputadas desde el fin del apartheid, después de casi treinta años de hegemonía del Congreso Nacional Africano (African National Congress, CNA), el partido de Nelson Mandela, que lideró también la oposición al régimen racista de los afrikaners, blancos de origen europeo que representan el 8% de la población, en la que la mayoría estaba desprovista de derechos políticos, sociales y económicos. Pero estas tres décadas no han sido un camino de rosas para el CNA, acosado por el fantasma de la corrupción, que se agravó con la presidencia de Jacob Zuma -un histórico del partido, que estuvo diez años preso en Robben Island, con Mandela-, y que ahora se presenta contra su antiguo partido, y por otra fractura panafricana a su izquierda, la del partido Luchadores por la Libertad Económica (EFF) de Julius Malena, presidente de la Liga Juvenil del CNA, del que fue expulsado en 2012, que pone el acento en la brecha social entre negros y blancos.

Desde 1994 el Congreso Nacional Africano siempre ha tenido un apoyo popular en las urnas por encima del 50%, algo que ha cambiado en estas últimas elecciones, donde apenas ha superado el 40%. Pese a ello, el CNA, y sus aliados del Partido Comunista Sudafricano, siguen siendo, de lejos, la lista más votada, con cerca de seis millones y medios de ciudadanos que siguen depositando su confianza en la coalición encabezada por el actual presidente Cyril Ramaphosa. En estas séptimas elecciones generales con sufragio universal, el CNA ha perdido a un 35% de sus votantes, y ha perdido también 71 escaños en la Asamblea Nacional, aunque los 159 que ha logrado este pasado 29 de mayo, confirmen que volverán a estar al frente del país, aunque deberán tejer alianzas para llegar a los 200 necesarios, la mitad de la cámara, para tener una mayoría suficiente en aras de un gobierno estable. “Nuestro pueblo se ha expresado”, dijo Ramaphosa. “Nos guste o no, el pueblo se ha expresado. Hemos escuchado las voces de nuestro pueblo y debemos respetar sus decisiones y sus deseos”. El CNA también ha ganado en todas las provincias -estas eran también elecciones provinciales-, excepto en Western Cape y KwaZulu-Natal.

En segunda posición ha quedado la Alianza Liberal (Democratic Alliance, DA), el partido de derechas que muchos votantes siguen asociando a la minoría blanca, liderado por el afrikaner John Steenhuisen, y que se ha quedado lejos de la subida que le auguraban las encuestas, quedando cerca del 22% de los votos emitidos, unas tres millones y media de papeletas, que se traducen en 87 escaños, solo tres más que los conseguidos en las anteriores elecciones. La Alianza Liberal solo puede aspirar a ser la principal fuerza de la oposición, ya que solo ha ganado en la sureña provincia de Western Cape, con un 53% de los votos. A señalar también que la DA obtuvo entre los que viven en el extranjero un impresionante 75,3% de las papeletas electorales.

La sorpresa de estos comicios ha sido la lista encabezada por el ex-presidente (entre 2009-2018) Jacob Zuma, con su partido Lanza de la Nación (uMkhonto weSizwe, MK), el mismo nombre del ala paramilitar del CNA, que luchó contra el apartheid, que ha recogido parte del descontento con el CNA, y al que han apoyado casi dos millones y medio de sudafricanos, hasta alcanzar un porcentaje del 14,60% y 58 diputados, que serán claves en la próxima legislatura, un resultado excepcional para un partido fundado hace apenas nueve meses. En en la suroriental provincia de KwaZulu-Natal, de donde es originario Jacob Zuma, MK se erigió como la lista más votada, con un 46%, y 28 puntos de ventaja sobre el CNA. El MK afirmó que estaría dispuesto a negociar con el ANC, pero que no lo hará mientras Ramaphosa sea su líder, enviando un puñal envenenado al actual presidente del país.

La cuarta formación en importancia en el parlamento sudafricano, es la formación de Julius Malena, Luchadores por la Libertad Económica (Economic Freedom Fighters, EFF), que ha detenido su crecimiento por el “efecto Zuma”, aunque ha pasado de largo del millón y medio de votos, logrando un 9,50% del porcentaje total, con lo que consigue 39 escaños en la nueva Asamblea, cinco menos de los que tenía en la anterior legislatura. Malena ha captado parte del votos de eses cinco millones de votantes menos de 30 años, que sufren el desempleo, el coste de la vivienda y la violencia, con una campaña centrada en la corrupción, la redistribución de tierras, la nacionalización de empresas en sectores clave y la creación de empleo.

Ya a mucha distancia está el veterano Partido de la Libertad Inkatha (Inkatha Freedom Party, IFP), que durante los años ochenta fue instrumentalizado por la policía secreta sudafricana para enfrentarse al CNA, cuando estaba dirigido por Mangosutu Buthelezi. Ahora, bajo el liderazgo de Velenkosini Hlabisa, esta formación nacionalista zulú, ha tenido un ligero ascenso, pasando de los 14 diputados a 17, con más de seiscientos mil votos, y cerca del 4% de porcentaje.
Por debajo de los dos dígitos, hay una variedad de partidos que han conseguido escaños, como reflejo de la compleja sociedad sudafricana, que pasamos a enumerar a continuación.

La ultraderechista Alianza Patriótica (Patriotic Alliance, PA), liderada por el antiguo atracador de bancos Gayton McKenzie, irrumpe con fuerza en la Asamblea Nacional, con 9 diputados, con un mensaje contra la inmigración ilegal, y una visión proteccionista que pretende priorizar los intereses de los sudafricanos nativos, que ha calado en muchas áreas de mayoría negra, pasando de los trescientos mil votos.

El Frente de la Libertad Plus (Vryheidsfront Plus, VF+), de Pieter Groenewald, un partido político sudafricano que defiende la autodeterminación de los afrikáneres y que propone la creación de un Volkstaat en el suroeste de la Provincia del Cabo del Norte, ha perdido parte de sus apoyos, bajando de diez diputados a seis, con el 1,36% de los votos.
ActionSA, la lista liderada por Herman Mashaba, ex alcalde de Johannesburgo, creada después de que este abandonara la Alianza Democrática, con un mensaje también anti-inmigración, ha entrado en el parlamento con seis diputados, y cerca de los doscientos mil votos.

Ya por debajo del 1% de porcentaje y menos de cien mil votos, están el Partido Demócrata Cristiano Africano (African Christian Democratic Party, ACDP), liderado por Kenneth Meshoe, y que centra su mensaje en cuestiones sociales como el aborto, la homosexualidad y la pornografía, también ha descendido ligeramente, de 4 a 3 diputados. El Movimiento Democrático Unido (United Democratic Movement, UDM) de orientación socialdemócrata, formado por destacados líderes del CNA y del Partido Nacional, y que apoya una Sudáfrica individualista con un fuerte sentido moral, tanto en el sentido social como económico, actualmente presidido por el ex alcalde del Municipio Metropolitano de Nelson Mandela Bay, Mongameli Bobani, sube de dos a tres escaños.

Entran por primera vez en el parlamento Rise Mzansi (RISE), con dos escaños, liderado por el periodista Songezo Zibi, de orientación socialdemócrata; y también por primera vez y con dos escaños, Construya una Sudáfrica (Build One South Africa, BOSA), creado por el líder del Movimiento One SA y exlíder de la Alianza Democrática.

Se mantienen también con dos escaños el Movimiento Africano de Transformación (African Transformation Movement, ATM), dirigido por Vuyolwethu Zungula, y formado con el respaldo del Consejo Sudafricano de Iglesias Mesiánicas en Cristo, que cuenta con el apoyo de millones de feligreses, aunque sólo hayan conseguido algo más de sesenta mil votos. El peso de las distintas confesiones religiosas en la política sudafricana también contempla a un partido islamista, Al Jama-ah (la Congregación, en árabe) creado en 2007 por su actual líder Ganief Hendricks, que ha sumado un escaño más, hasta los dos actuales.

El Congreso Nacional de Color (National Coloured Congress, NCC) liderado por Fadiel Adams, el fundador del Movimiento Capetoniano Gatvol que se centra en cuestiones que afectan a los sudafricanos de color, entra también en la Asamblea Nacional con dos escaños.

Y para completar los 400 escaños que forman el parlamento sudafricano, con tan solo un diputado, están el Congreso Panafricanista de Azania (Pan Africanist Congress of Azania, PAC), una fuerza escindida del CNA en 1959, liderada por Robert Sobukwe, que defiende una Sudáfrica basada en el nacionalismo africano, y que entre 1961 y 1994 tuvo su brazo militar, el Azanian People’s Liberation Army (APLA); otra escisión del CNA, también socialista y panafricana, la Transformación de Africanos Unidos (United Africans Transformation, UAT); y por último la formación Good, liderada por Patricia de Lille, ex alcaldesa de Ciudad del Cabo, donde tiene su bastión principal.

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