El concepto de aventura en la literatura medieval

Susana Gómez Nuño

En el siglo XII aparece en la literatura europea un nuevo género, el roman, escrito en lengua vulgar, que relata ficciones, aventuras y amores, y cuya temática es el amor, la cortesía, los valores y la ideología de los caballeros errantes, y las aventuras. La mujer gana protagonismo y los caballeros deben obtener su favor y encaminarse a sus aventuras por amor. Un amor libre, no ligado al matrimonio, y en ocasiones, difícil y unido al adulterio, como el amor trágico de Tristán e Isolda.

Podemos considerar a Chrétien de Troyes como el introductor de la materia artúrica en la literatura europea, además de ser el creador del roman courtois (novela cortés) puesto que las cortes serán su base para diseñar una moral, una conducta y un ideal de vida que definirán al caballero cortesano, dejando de lado el pasado histórico y situándose en un pasado legendario que servirá como telón de fondo a la aventura individual y solitaria del caballero. El concepto de aventura se definirá como el camino a seguir para la obtención de una ética caballeresca sin mácula.

En el roman artúrico, la aventura se refería al azar y al destino a la vez. En la actualidad, esto puede parecernos contradictorio, ya que el azar se refiere a algo aleatorio y el destino es algo prefijado que no se puede cambiar; pero debemos tener en cuenta que la totalidad de la vida en la Edad Media se concebía como una aventura-aventure (destino) y que esta era una búsqueda-queste (azar) realizada por el caballero, dispuesto a enfrentar todo aquello que pudiera ocurrirle en su salida a la búsqueda de aventuras.

Por ejemplo, si analizamos el episodio donde los mercaderes noruegos se llevan al joven Tristán y este acaba en Cornualles, en la corte de su tío (su parentesco se revelará más adelante), que lo acoge y donde Tristán seduce a todos gracias a sus habilidades caballerescas, observaremos que su llegada a Cornualles es producto del azar y, a la vez, perfila ya un destino del que nuestro héroe aun no es consciente. Otro ejemplo relacionado ocurre en el episodio donde los protagonistas, Tristán e Isolda, beben el filtro de amor; aquí se inicia un punto de inflexión, marcado por el infortunio, en la vida delhéroe. Este hecho, también producto del azar, se produce según un orden divino y constituirá el destino fatal de Tristán. En ambos casos podemos observar la dualidad destino-azar (aventure-queste), entendida en el contexto medieval.

Tristán e Isolda

Por otro lado, el significado de aventura en Tristán e Isolda, donde el protagonista, deseoso de vivir su amor, protesta ante una sociedad cerrada y no halla más salida que un fatídico final, adquiere una connotación de resignación y desamparo, y un sentimiento de aceptación de un destino inevitable, que anticipa un estado de conciencia que se alcanzará posteriormente. Como ejemplo, podemos referirnos al capítulo en el que Isolda se lamenta de la muerte de Tristán haciendo uso de la palabra aventure para remitirse a las circunstancias que provocan el trágico final de su amado.

La novela cortés detalla las prácticas sociales y las formas externas de vida de la época aunque descuida la realidad histórica. En un momento donde la moral caballeresca está en crisis y el vasallaje es sustituido por la cortesía, los caballeros de la corte buscan aventuras como un fin en sí mismo y como medio de poner a prueba sus virtudes y valores morales en un entorno encantado, fantástico y sobrenatural (merveilles), en contraposición a los villanos (vilains), a menudo caricaturizados, que pertenecen a otra clase social y no entienden de aventuras.

Con un genial Chrétien de Troyes inspirado en las leyendas celtas se inicia una nueva concepción de la caballería con esencia moral y teológica, rodeada, a su vez, de misticismo, espiritualidad y transcendencia. Estos rasgos otorgaron a los caballeros el papel de garantes de un orden cósmico siempre amenazado por el caos y contribuyeron a la formación de una ética caballeresca de carácter universal donde destacaba la figura del caballero, ya no vasallo del señor feudal o del rey, sino entregado a la defensa del Bien e inspirado por el amor de la dama. También cabe destacar el papel de la iglesia, moralmente contraria a los amores corteses, que intenta cristianizar al héroe en el mito artúrico.

El caballero se entrega a la defensa del bien y el amor por la dama es su fuente inspiradora

Este cambio del concepto de aventura, hasta entonces protagonizada por el solitario caballero cortés, evoluciona hasta alcanzar la espiritualidad y coincide con la recepción de la leyenda del Grial, reflejando una modificación política y espiritual de los ideales del caballero, destinado a una vida errante y plagada de aventuras llenas de peligros donde constantemente debe probarse a sí mismo, sin ninguna finalidad concreta más que la de la aventura en sí misma. La aventura se convierte así en el ideal caballeresco donde se generaliza el imaginario, integrándose así la baja y la alta nobleza.

En El Cuento del Grial, el protagonista no solo pertenece a una clase social inferior sino que además hace gala de su ignorancia en numerosas ocasiones, por ejemplo, cuando en su primer encuentro con los caballeros los confunde con ángeles; o en el pasaje donde, siguiendo los consejos de su madre, besa y le quita el anillo por la fuerza a la doncella de la tienda, ignorando cuanta desgracia le estaba infligiendo; o en el episodio en el que entra a caballo en la corte del rey Arturo, vestido con toscas ropas, y le pide al rey que le arme caballero así como también, las armas bermejas. La sonrisa profesada al protagonista por la doncella que nunca había sonreído simboliza un avance del profético destino de nuestro héroe como caballero elegido para la aventura y que él aun desconoce. Ambos elementos (ignorancia y clase social) no son impedimento para que se convierta en un magnífico caballero, orientándose así la ideología de la aventura hacia la educación y la autoafirmación del caballero.

La aventura del caballero consuma la voluntad divina

La aventura a la que se ve abocado el caballero elegido no es más que un afán de vencer el hechizo (fuerzas del caos) y restaurar las fuerzas del bien (orden cósmico) consumándose así la voluntad divina y combinando lo externo y lo interno. El caballero mantiene informado al rey Arturo de su búsqueda de aventuras enviando a la corte a los caballeros que ha vencido, que a menudo son acogidos en el círculo de los caballeros de Arturo, lo que prueba que aventure y queste son elementos de reintegración.

Tenemos algunos ejemplos claros de este hecho en varios episodios de El Cuento del Grial, donde el protagonista, Perceval, gana la lucha contra el senescal Anguinguerón en Belrepeire y al pedir clemencia, este último, le envía a la corte del rey Arturo para que informe a este de lo sucedido y se haga prisionero de aquella que le sonrió; ocurre lo mismo con Clamadeu, al que también derrota y al que impone el mismo castigo. En la feroz contienda con el caballero Orgulloso de la Landa, Perceval le obliga a resarcir a la dama y le destina, también, a la corte del rey Arturo para que se ponga a su servicio.

La aventure calificada de bone adquiere una connotación mucho más positiva que se consuma en un destino feliz y tiene como antagonista a la male aventure que augura, para el caballero, un destino fatal o fracaso en sus hazañas.

En «El cuento del Grial» el Castillo del Grial aparece de la nada

Podemos observar un ejemplo de male aventure en El Cuento del Grial. En el episodio donde el Castillo del Grial aparece surgido de la nada, aludiendo así a lo fantástico del escenario donde se desarrolla la acción y vaticinando el inicio de una aventura, el protagonista es invitado por el Rey Pescador y durante la cena ve desfilar a un paje con una lanza con una gota de sangre en la punta y a una doncella con un grial y un plato de plata. El joven no osa preguntar nada en ese momento, cometiendo un grave error, ya que esa acción le perjudicará a él y a su linaje. Más adelante se sabrá que el Rey Pescador es su tío (hermano de su madre) y que, si el joven hubiera preguntado, el Rey habría recobrado su salud y sus tierras.

Posteriormente en una conversación en el bosque con una muchacha que resulta ser su prima, esta le hace ver su terrible error y critica duramente su acción con estas palabras: Perceval el Desdichado. ¡Ay, Perceval infortunado, cuán malaventurado eres ahora a causa de todo lo que no has preguntado! En ese momento, el héroe, en un instante de iluminación y transcendencia, toma conciencia de su fracaso y adivina su nombre (Perceval), que hasta ese momento también era desconocido para el lector, y que va unido inevitablemente a su aventura.

La caballería adquiere un connotación mística

En el episodio La fea doncella de la mula, la desagradable mujer le recrimina, también, su acción, públicamente, en la corte del rey Arturo y será ella, con sus críticas, la que desencadene la queste, entendida como una búsqueda, una errancia solitaria y sin descanso para nuestro protagonista, provocada por una necesidad de saber y comprender.

Por otro lado, es destacable el simbolismo entre el Castillo del Grial, interpretado como respuesta, y las preguntas no formuladas de Perceval, considerándose estas últimas como un puente comunicativo entre el mundo terrenal y el mundo espiritual y celestial al que pertenece el Castillo del Grial, el cual, dado su carácter mágico y fantástico, no puede ser objeto de búsqueda, por más que se empeñe en ello el caballero, sino que su aparición es un hecho de gracia que ocurre en el momento preciso.

En conclusión, el proceso de espiritualización de los caballeros protagonistas de las novelas corteses, culmina estableciendo la búsqueda y realización de la aventure como la búsqueda inconsciente del Grial. La caballería se adjudica, así, una justificación para sus acciones y aventuras, que adquieren una connotación mística.

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