El cannabis medicinal como pretexto para el lucrativo negocio de la marihuana

La narrativa del cannabis medicinal ha sido aprovechada para normalizar el consumo y expandir un mercado que beneficia principalmente a inversores extranjeros y grandes empresas.

Por Fernando Ariza | 20/04/2025

En las últimas dos décadas, el cannabis medicinal ha emergido como un argumento central para justificar la despenalización y legalización de la marihuana en numerosos países. Si bien el uso terapéutico del cannabis, especialmente de compuestos como el cannabidiol (CBD), ha mostrado beneficios en condiciones como epilepsia refractaria, dolor crónico y espasticidad en esclerosis múltiple, la narrativa del cannabis medicinal ha sido utilizada, en muchos casos, como un pretexto para expandir la producción, venta y consumo de marihuana con fines recreativos. Detrás de esta tendencia se encuentra un negocio multimillonario impulsado por intereses empresariales que priorizan las ganancias sobre la salud pública.

El cannabis medicinal como puerta de entrada a la legalización

La legalización del cannabis medicinal ha sido un primer paso estratégico en muchos países para abrir las puertas a la despenalización del uso recreativo. Este enfoque ha permitido a los gobiernos justificar cambios legislativos bajo el argumento de beneficios médicos, mientras se crea una infraestructura para la producción y distribución de marihuana que luego se expande al mercado recreativo. Según un informe de la Fundación CANNA, más de 30 países han legalizado el uso terapéutico del cannabis, y se espera que una docena más lo haga en los próximos años impulsados por la presión ejercida por el lobby empresarial de la marihuana.

Uruguay fue el pionero en 2013 al convertirse en el primer país del mundo en legalizar la marihuana para uso recreativo y medicinal, autorizando su venta en farmacias a partir de 2017. Este modelo ha sido replicado en Canadá, que legalizó el cannabis medicinal en 2001 y, en 2018, aprobó su uso recreativo, convirtiéndose en la primera potencia económica en hacerlo.

En México, la legalización ha avanzado rápidamente. En 2017, se aprobó el uso medicinal del cannabis, y en 2021, la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional la prohibición del uso recreativo, permitiendo el autocultivo y consumo personal. Aunque la regulación completa aún está en proceso, el país ha otorgado cientos de licencias para la producción de cannabis, posicionándose como un actor clave en el mercado global.

Estados Unidos presenta un caso complejo, con 21 estados y Washington D.C. legalizando el uso recreativo y 37 permitiendo el cannabis medicinal. Sin embargo, a nivel federal, sigue siendo una sustancia controlada, lo que crea tensiones legales pero no ha impedido que la industria genere ingresos significativos. En Alemania, el cannabis medicinal es legal desde 2017, y en 2024 se despenalizó el consumo personal y el cultivo de hasta tres plantas, con ventas permitidas en asociaciones cannábicas.

En Colombia, la Ley 1787 de 2016 permitió el cultivo y producción de cannabis medicinal, atrayendo a multinacionales que ven en el país un potencial para exportar a mercados globales. Aunque el consumo recreativo sigue siendo ilegal, la despenalización de la posesión de dosis personales desde 1994 ha facilitado un entorno más permisivo.

Un negocio multimillonario

El mercado global del cannabis está proyectado para alcanzar los 166 mil millones de dólares para 2025, según estimaciones de Fedesarrollo y otras fuentes. Este crecimiento ha atraído a grandes corporaciones, desde farmacéuticas hasta empresas de bebidas y alimentos, que ven en el cannabis una oportunidad de diversificación. Por ejemplo, compañías como Walmart y Coca-Cola han explorado el desarrollo de productos con CBD, mientras que productores de tabaco como Altria han invertido miles de millones en empresas de cannabis como Cronos Group.

Adicción y problemas físicos y mentales

A pesar de los beneficios médicos documentados, numerosos estudios alertan sobre los riesgos del consumo de marihuana, especialmente cuando se usa de manera recreativa o sin supervisión médica. El tetrahidrocannabinol (THC), el principal compuesto psicoactivo del cannabis, puede causar deterioro psicomotor, pérdida de memoria a corto plazo, paranoia, ansiedad y, en dosis altas, alucinaciones y síntomas de psicosis. La Organización Mundial de la Salud y la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) han señalado que la legalización recreativa puede reducir la percepción de riesgo, aumentando el consumo entre adolescentes y jóvenes, poblaciones particularmente vulnerables.

Un estudio publicado en mayo de 2023 encontró una fuerte asociación entre el consumo de cannabis y el desarrollo de psicosis y esquizofrenia, especialmente en jóvenes y personas con predisposiciones mentales. Otro metaanálisis demostró que los conductores bajo los efectos del cannabis tienen de dos a siete veces más probabilidades de causar accidentes de tránsito graves o fatales. Además, el consumo crónico durante la adolescencia puede afectar el desarrollo cerebral, disminuyendo habilidades cognitivas y aumentando el riesgo de trastornos mentales.

En México, la Encuesta Nacional de Adicciones de 2008 reportó un aumento en el consumo de marihuana, especialmente entre adolescentes de 12 a 17 años, quienes son más propensos a progresar hacia el abuso de sustancias. A nivel global, la UNODC señaló en su Informe Mundial sobre las Drogas 2022 que la legalización ha incrementado el consumo diario de cannabis y las consecuencias relacionadas para la salud, con un aumento del 26% en el consumo global entre 2010 y 2020.

Retrocesos por problemas de salud pública

Algunos países han enfrentado problemas de salud pública tras la legalización, lo que ha llevado a restricciones o reevaluaciones de sus políticas. En Estados Unidos, el estado de California ha reportado un aumento en los accidentes de tránsito relacionados con el cannabis desde la legalización recreativa en 2016, con un incremento en las lesiones graves y muertes. La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) ha advertido que los controles deficientes en los programas de cannabis medicinal han permitido su desvío al mercado recreativo, exacerbando los problemas de salud.

En Tailandia, la despenalización del cannabis en 2022 generó un aumento descontrolado en su consumo, especialmente entre jóvenes, lo que llevó al gobierno a anunciar en 2024 planes para restringir nuevamente su uso recreativo debido a preocupaciones por la salud pública y el acceso de menores. En Canadá, la legalización ha reportado grandes beneficios a la empresas, pero las autoridades han reconocido un incremento en los trastornos relacionados con el cannabis, especialmente en adolescentes, lo que ha motivado campañas de prevención más estrictas.

Intereses económicos vs salud pública

Detrás de la despenalización del cannabis existen intereses económicos de grandes empresarios y corporaciones innegables. La narrativa del cannabis medicinal ha sido aprovechada para normalizar el consumo y expandir un mercado que beneficia principalmente a inversores extranjeros y grandes empresas. La presión de industrias como la farmacéutica, la alimentaria y la del tabaco para capitalizar el “boom” del cannabis ha eclipsado, en muchos casos, las preocupaciones por los riesgos para la salud.

Organismos como la JIFE y la OMS han instado a los gobiernos a implementar regulaciones estrictas y a recopilar datos sobre los efectos adversos del cannabis, especialmente en programas medicinales, para evitar que la legalización derive en un aumento del consumo no controlado. Sin embargo, la influencia de los lobbies empresariales y la promesa de ingresos fiscales han dificultado un enfoque centrado en la salud pública.

El uso del cannabis medicinal como pretexto para la legalización recreativa ha transformado el panorama global de la marihuana, impulsando un mercado lucrativo que beneficia a grandes corporaciones, pero a menudo a costa de la salud pública. En países como Uruguay, Canadá, México, Estados Unidos y Colombia donde se ha avanzado en la despenalización, se están evidenciando problemas relacionados con el aumento del consumo y sus consecuencias. Los estudios científicos confirman que el cannabis, lejos de ser una sustancia inofensiva, puede causar adicción, problemas mentales y físicos, especialmente en jóvenes. Los retrocesos en países como Tailandia y las advertencias en California y Canadá subrayan la necesidad de restrictivas que prioricen la salud sobre los intereses económicos del gran capital.

2 Comments

  1. Creo que la nota carece de seriedad y es tendenciosa, menciona problemas relacionados con el uso del cannabis y estudios realizados, pero no cita la fuente de esas afirmaciones y mucho menos las documenta. Con respecto al abuso del cannabis es como toda sustancia, todo abuso o consumo excesivo es malo, si por eso fuera debería prohibir un montón de bebidas y alimentos que se consumen a diario. Ahora yo me pregunto: Porque tanta nota sobre lo mal que hace el cannabis y no hablan nada de otras drogas ilicitas por parte de los gobiernos y el periodismo. Será que el cannabis es la puerta de salida y no de entrada y se les termina el negocio del narcotrafico que finsncia las campañas de muchos políticos ?Sospechoso como mínimo no ?

  2. Llevo 40 años fumando marihuana,y como yo millones de personas en este país y en el mundo.
    Legalización ya !!!todxs auto cultivamos para nuestro consumo y eso desde hace muchos años.
    Dejémonos de hipocresía bienpensante ,reflejo de una sociedad que se infla a pastillas para aguantar su vida laboral,su vida familiar,….
    Que haya empresas que se quieran lucrar con ello ,está más que claro, por eso viva el autocultivo, así dejarán de financiar a los narcos ( cosa que no quieren los bancos que tanto se lucran con el trafico de drogas y armas)
    Viva la marihuana libre ,y al que no le guste que no la fume.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.