La líder de la oposición, Ana Pontón, al frente del Bloque Nacionalista Galego (BNG), ha quedado muy lejos de las expectativas de lograr la presidencia de la Xunta que se habían generado en la campaña, aunque su formación ha conseguido unos resultados espectaculares.
Por Angelo Nero | 19/02/2024
Contra las expectativas generadas por tertulianos y encuestas, que habían generado una esperanza de cambio en el gobierno de la Xunta de Galicia, entre un electorado de izquierdas que ha visto como, hasta ahora, se estrellaban contra la maquinaria electoral del Partido Popular -fuerza hegemónica en la comunidad autónoma, desde 1981, salvo el breve gobierno del socialista Fernando González Laxe, que llegó a la presidencia tras una moción de censura, entre 1987 y 1989; y con el gobierno del bipartito, entre 2005 y 2009, con el también socialista Emilio Pérez Touriño al frente-, el sucesor de Alberto Nuñez Feijóo -presidente entre 2009 y 2022- ha revalidado el poder conservador en Galicia y, aunque ha perdido dos diputados, mantiene la mayoría absoluta y, además, aunque baja unas décimas en el porcentaje de voto (47,4%), gana más de 75.000 votos, hasta llegar a las 700.269 papeletas, lo que se traduce en 40 diputados.
El PP se beneficia de una ley electoral gallega hecha por y para seguir sumando mayorías, y con menos del 50% de los votos, consigue más de la mitad de los 75 escaños del parlamento autonómico, sobrerrepresentando también a las provincias más conservadoras, Lugo y Ourense, con menor peso demográfico. Es en el rural gallego donde es más difícil cambiar la dinámica del voto, ya que todavía se mantienen muchos de las redes caciquiles, fuertemente implantadas durante la dictadura. Conviene no olvidar que uno de los fundadores del Partido Popular, y también presidente de la Xunta, de 1990 a 2005, fue el exministro franquista, Manuel Fraga Iribarne.
No es de extrañar que Galicia siga siendo el único territorio del estado donde VOX no consigue representación, -quitando a la concejala de Avión, la única edil que lograron en las últimas elecciones municipales-, porque el voto “español y mucho español”, con Fraga, con Rajoy y con Feijóo, y también con su discípulo Rueda -que ha dicho que “estas elecciones mandan un mensaje a España”-, siempre ha estado en el PP. La formación ultraderechista, a pesar de crecer también en votos con respecto a las anteriores autonómicas gallegas, y llegar a los 32.493 -quinta fuerza política en estas elecciones-, se queda en un exiguo 2,2%, muy lejos del 5% que marca la ley electoral para poder entrar en el parlamento.
La líder de la oposición, Ana Pontón, al frente del Bloque Nacionalista Galego (BNG), ha quedado muy lejos de las expectativas de lograr la presidencia de la Xunta que se habían generado en la campaña, aunque su formación ha conseguido unos resultados espectaculares, pasando de 19 a 25 diputados, y del 23,8% conseguido en 2020, al 31,6%, rompiendo su techo electoral con 467.074 votos -156.937 votantes más que hace cuatro años, y más de 70.000 votos que su mejor resultado, logrado por el histórico Xosé Manuel Beiras, en 1997-. “El resultado nos parece insuficiente, porque el objetivo era abrir un tiempo nuevo. Se que muchas personas están decepcionadas, y yo entiendo y comparto esta decepción, porque se que había muchísima ilusión en esta campaña y que miles de personas depositaran su confianza en nosotros, pero también quiero decirles que esto indica que este país ya cambió”, declaró la líder del BNG tras conocer los resultados.
El BNG ha dado la sorpresa en la primera ciudad de Galicia, Vigo, donde se ha situado como primera fuerza política con el 36,8% de los votos -pese a la mayoría absoluta del socialista Abel Caballero en las municipales del año pasado, donde el PSOE consiguió 19 diputados, y los nacionalistas solo 3-. En Vigo el BNG logra casi 57.000 votos, mientras que el PP tiene 54.000, y el PSOE 30.780 papeletas. Los concellos de la ría de Vigo también han reforzado el apoyo al BNG, y son primera fuerza política en Redondela, Soutomaior, Moaña y Cangas, donde gobiernan los nacionalistas -en Redondela en coalición con el PSOE-.
La derrota sin paliativos, la que ha echado al traste las expectativas de cambio en la Xunta de Galicia, ha venido de la mano de José Ramón Gómez Besteiro, el candidato a la presidencia por el PSOE, que ha pasado de 14 a 9 diputados, perdiendo 5 puntos de porcentaje, hasta quedarse en el 14%, y perdiendo también 44.846 votos, con respecto a las anteriores elecciones autonómicas, y quedarse con 207.691 papeletas, menos de la mitad de las que cosechó el BNG, con el que tenían intención de gobernar, en el caso de que la suerte les hubiese sonreído. Ante el peor resultado de su partido en la historia de la democracia, Besteiro aceptó la derrota “sin paliativos”, y señaló que “nos toca comprometernos desde la oposición con un trabajo más profundo”, dejando claro que en ningún momento pensó en poner su cargo a disposición del partido, “mi destino está en el Parlamento de Galicia”.
La izquierda estatal también ha sufrido una derrota humillante en estas elecciones gallegas, si en 2020, Galicia en Común -formada por Podemos, Esquerda Unida y las Mareas- con Yolanda Díaz y Antón Gómez-Reino Varela al frente, lograban 51.223 votos y un 3,9% de porcentaje, aunque insuficiente para entrar en el parlamento, -recordemos que estas mismas fuerzas consiguieron en 2012 con la Alternativa Galega de Esquerda (AGE), 9 diputados; y en 2016, con En Marea, 14 diputados, siendo la segunda fuerza política-, en esta cita electoral del 18 de febrero de 2024, a la que se presentaban divididos, los resultados han sido catastróficos. Sumar, la formación liderada por Yolanda Díaz, que designo a su portavoz en el congreso español, Marta Lois, para poner al frente de la candidatura a la Xunta, no ha llegado al 2%, con 28.171 votos, incluso por debajo de la formación de Santiago Abascal. Y Podemos, que presentaba a la desconocida Isabel Faraldo, ha quedado todavía mucho peor, con un 0,3% y 3.854 papeletas, superado incluso por el PACMA, que logra 5.373 votos.
Como anécdota, porque su presencia en el parlamento gallego se va a quedar en eso, es el parlamentario conseguido por Democracia Ourensana, el partido montado por obra y gracia del excéntrico alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, que con el 1% del total gallego, y 15.312 votos se convierte en la cuarta fuerza política en el parlamento, aunque si intención de apuntalar al gobierno del PP, ha perdido su valor, tras la mayoría absoluta conseguida por Alfonso Rueda.
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