El brutal transfeminicidio de Sara Millerey sacude a Colombia

Este no es un caso aislado. En lo que va de 2025, ya se registran 25 asesinatos de personas LGBTIQ+ en Colombia, según organizaciones de derechos humanos.

Por Isabel Ginés | 12/04/2025

“Me la insultaban por ahí, me decía que le habían dicho loca hija de puta. Yo le decía que no les parara bolas. Ella no le hacía mal a nadie, ella era un ser de luz, a ella le gustaba escribir, no merecía esto, no era mala.” Así la recuerda su madre. La muerte de su hija no fue un accidente ni una casualidad. Fue un crimen de odio, un transfeminicidio, en un país que sigue sin ofrecer garantías mínimas de vida digna y segura a las personas trans.

Durante el fin de semana del 4 de abril, un video estremecedor comenzó a circular en redes sociales: mostraba a Sara Millerey González Borja, mujer trans de 32 años, desorientada, golpeada, arrinconada en un riachuelo a las afueras de Bello, Antioquia, segundos antes de ser lanzada al agua por un grupo de personas. La escena no solo horrorizó por su violencia, sino por la frialdad con la que fue grabada y difundida.

Según testigos, los agresores la desnudaron, golpearon brutalmente y le fracturaron brazos y piernas, con el objetivo de impedir que nadara hasta la orilla. Aún con vida, Sara logró sujetarse de una rama y pidió auxilio: “Ayúdenme, por favor”, gritó. Algunos ciudadanos se acercaron, grabaron su clamor y compartieron el video. Otros llamaron a emergencias.

El Cuerpo de Bomberos de Bello logró rescatarla aún con vida. Fue trasladada a una clínica local, pero sus heridas eran irreversibles. Murió el 5 de abril.

Sara vivía en situación de calle y había denunciado en el pasado ser víctima de insultos y agresiones. Su madre cuenta que le decía que no hiciera caso a los comentarios violentos que recibía constantemente: “loca”, “desviada”, “monstruo”. La violencia verbal era parte de su día a día, hasta que esa violencia se volvió física y finalmente mortal.

Este no es un caso aislado. En lo que va de 2025, ya se registran 25 asesinatos de personas LGBTIQ+ en Colombia, según organizaciones de derechos humanos. La mayoría de estos crímenes quedan impunes o mal clasificados. Pocas veces se reconoce el componente de odio o la identidad de género de las víctimas. Y aún menos veces, se habla de transfeminicidio como lo que es: el asesinato sistemático de mujeres trans por su identidad.

A la fecha, los agresores de Sara siguen prófugos. No hay detenidos. No hay avances significativos en la investigación. Solo el eco de un país que se conmociona por unos días y luego pasa la página. Pero las personas trans no pueden darse ese lujo: siguen sobreviviendo en un entorno hostil, sin acceso real a justicia, salud, empleo o vivienda.

Lo más doloroso de este caso no es solo la violencia atroz que Sara sufrió, sino el hecho de que todo era evitable.

No era un video. Era una vida

El asesinato de Sara Millerey no puede quedar impune ni en silencio. No podemos permitir que su muerte se sume a las estadísticas sin exigir cambios reales. Su historia duele, pero también interpela. Obliga a mirar de frente lo que somos como sociedad y lo que seguimos permitiendo.

No era solo una persona trans. Era una mujer, una hija, una sobreviviente. Y ahora es un símbolo.

Un símbolo de todo lo que debe cambiar para que ninguna otra vida se apague como la de Sara.

1 Comment

  1. Isabel pone, negro sobre blanco, la realidad de una sociedad donde los delitos de odio no son castigados como se debiera. En este caso no es solo el odio de quienes la mataron por ser diferente sino también el odio y la cobardia que se esconde en la indiferencia de quienes vieron lo que ocurría y no hicieron nada, o quienes lo grabaron y publicaron en redes…Estamos llegando a considerar «normal» estás conductas por las muchas veces que se ven en TV. Se nos ha cauterizado el alma.

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