El asiento de negros

Un asiento sería un convenio entre la Corona y un particular o asociación de particulares, por el que aquella arrendaba a los segundos una determinada explotación en régimen de monopolio, como podía ser la explotación de minas o, como en este caso, el comercio de esclavos.

Por Eduardo Montagut

En esta breve pieza estudiamos cómo se organizó el comercio de esclavos negros por parte de la Monarquía Hispánica con destino a la América española, a través del denominado asiento de negros.

El asiento de negros fue el monopolio de introducción de los esclavos negros en la América española. Aunque el concepto de asiento englobaba varias actividades contractuales, financieras y de préstamos en la época moderna española, aquí nos interesa solamente la primera de ellas. Así pues, un asiento sería un convenio entre la Corona y un particular o asociación de particulares, por el que aquella arrendaba a los segundos una determinada explotación en régimen de monopolio, como podía ser la explotación de minas o, como en este caso, el comercio de esclavos.

La primera vez que se concedió el asiento de negros se planteó en 1516-1517 con una Compañía genovesa. Muy pronto, los portugueses se hicieron con este lucrativo negocio, y lo controlaron durante la época de los Austrias. En 1701, Felipe V decidió conceder el asiento a la Real Compañía Francesa de Guinea, vinculada económicamente a su abuelo Luis XIV. El asiento estipulaba que dicha Compañía debía introducir en América unos 42.000 esclavos durante diez años. Pero este cambio a favor de una Compañía francesa duró poco porque el Tratado de Utrecht (1714) convirtió este negocio en un monopolio inglés. Efectivamente, la Compañía Inglesa del Mar del Sur obtuvo el asiento de negros durante treinta años, comprometiéndose a introducir 4.800 negros anuales. Además, se autorizaba a la Compañía a introducir las mercancías necesarias para el sustento de los esclavos. Los ingleses cometieron muchas irregularidades, generando constantes tensiones con España, además de las que ya se tenían por Gibraltar y Menorca, territorios cedidos por el mismo Tratado. Estos abusos, junto con otros contenciosos comerciales, provocaron la conocida como Guerra de la Oreja de Jenkins de 1739. El Tratado de Aquisgrán de 1748 renovó el acuerdo entre España e Inglaterra sobre el asiento de negros, pero a los dos años se anuló.

En 1765, el asiento de negros fue concedido por Real Cédula a la Compañía Gaditana de Negros. Entre 1766 y 1770, la Compañía se valió de naves con bandera y tripulación francesa e inglesa para llevar los esclavos a América. Pero esta empresa no fue un buen negocio, no cumplió con el número estipulado de esclavos que había que llevar a América, acumuló deudas y pesaron mucho los intereses de los préstamos conseguidos para poder subsistir. Se intentó salvar la compañía con el comercio de mercancías, además del de negros, obtuvo apoyos oficiales, pero hubo que disolverla en 1779.


Bibliografía:

David Marley (ed.), Reales asientos y licencias para la introducción de esclavos negros a la América Española (1676-1789).

Bibiano Torres Ramírez. La Compañía gaditana de negros. Sevilla, 1973.

Los asientos de negros”, artículo en la red de Historia de España y el Mundo (Grupo Planeta), (julio de 2015).

Gonzalo Soriano Blanco, “El asiento de negros: la esclavitud americana”, en Archivos de Historia (julio de 2019), en la red.

Por otro lado, podemos consultar la página dedicada a los asientos de negros en el portal PARES.

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