Juana Capdevielle San Martín (Madrid, 1905 – Lugo, 1936), pedagoga y bibliotecaria de origen pamplonés. Asesinado a los 31 años por quienes odiaban los libros y la cultura.
Por Naiz
3 de Febrero de 1916. El diario ‘El Pueblo Navarro’ recoge en su sección ‘Ecos de sociedad’ la noticia del viaje de «la bella dama Juanita Capdevielle» a Madrid, desde la Estación del Norte de Iruñea. Aquella niña de diez años, madrileña de nacimiento, formaba parte de una familia muy conocida por el público lector liberal.
Los Capdevielle-San Martín pertenecían a la sociedad burguesa de Pamplona. Juan Pedro Capdevielle Lissalde es un industrial hotelero de origen vasco-francés casado con el pamplonés Patrocinio San Martín Urriza. La familia se había trasladado a Madrid, donde ambos seguían manteniendo una estrecha relación y un fuerte vínculo con Pamplona, regresando en 1914 para instalarse definitivamente. La chica que cogió el tren era su hija Juana, que se convertiría en la primera mujer jefa de biblioteca en la universidad española; en concreto, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid.
Juana Capdevielle también lograría ser funcionaria del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y desempeñaría su labor en la Biblioteca Nacional. Investigador y divulgador, perteneció al Ateneo de Madrid. Republicana de pensamiento, fue asesinada en 1936, en Lugo, por fascistas enemigos de los libros.
Hoy, 23 de abril, Día Internacional del Libro, resurge su figura al estilo del Ave Fénix, el ave de la mitología griega a la que tanto le gustaba referirse en sus obras.
Una carrera brillante
Juana hizo gala de su gran capacidad intelectual desde joven. En sus estudios en el Instituto Provincial de Pamplona, hoy IES Plaza de la Cruz (1917-23), obtuvo un extraordinario expediente de mérito, obteniendo el Premio Ansoleaga. Entre sus compañeros estuvo Pedro Laín de Entral. A finales de noviembre y durante el mes de diciembre de 1923, el anuncio ‘Lecciones de francés. Calle San Nicolás, 41, primero’, con la firma de Juana Capdevielle. Nuestro profesor de francés tenía 18 años en ese momento.
Historia académica brillante. Fue la primera mujer en Navarra en obtener el título académico de Filosofía y Letras.
A finales del verano de 1924, Juana partió de Pamplona rumbo a Saint Savin (pueblo cercano a Poitiers). Esta vez fue la sección Ecos de Sociedad del diario nacionalista ‘La Voz de Navarra’ la que cubrió su periplo. Inició sus estudios ese año en la Universidad Central de Madrid. Allí recibiría clases de, entre otros profesores, José Ortega y Gasset, y tendría como compañera, entre otros, a María Zambrano.
Luego combinó los estudios con el trabajo. La dirección del Colegio Huarte de Pamplona (hoy, Katakrak) anunció que designaba «a la íntegra y hermosa Señorita Capdevielle para la realización de clases de contabilidad, lengua francesa, etc.» Al mismo tiempo, obtuvo el primer puesto, por oposición, entre 22 aspirantes, para la Caja de Ahorros de Navarra. Por ello, su hermano Juan Manuel, empleado de Compañía Constructora Colonial, se traslada a Santa Isabel (Fernando Póo), Guinea.
Durante los años siguientes, cada final de curso volvió a Pamplona con un brillante expediente académico. La prensa también cubre sus frecuentes viajes a Francia al final de cada verano. Una foto suya, con toga y birrete, abría la portada del ‘Diario de Navarra’ el 5 de diciembre de 1929: Juana Capdevielle, primera mujer navarra en obtener el título académico de Filosofía y Letras.
En la Biblioteca Nacional de Madrid participó en charlas y conferencias en compañía de Pío Baroja y Ramón J. Sender
En la apertura del curso académico, en octubre de 1929, en el Paraninfo del Instituto (hoy INAP, Instituto Navarro de Administraciones Públicas), Juanita explicó en su discurso, ‘El arte y el placer de leer’, le interesaban más las ideas , las palabras, la cadencia y el juego de imágenes» que en los argumentos de un libro. Junto a las autoridades, catedráticos y profesoras, aparece Juana Capdevielle, que aporta sus reflexiones sobre la lectura y los libros, en un texto publicado íntegramente por ‘El Pueblo Navarro’. Ese curso sería profesor en el Instituto de Bachiller de Pamplona, según la nota con motivo de la muerte de su padre, en enero de 1930.
En julio de 1930 obtuvo un lugar como archivo en la Biblioteca Nacional. Allí participaría en charlas y conferencias en compañía de Pío Baroja y Ramón J. Sender. Trabajó por la implantación de la Clasificación Decimal Universal en la economía bibliotecaria española, además de participar en diferentes congresos y jornadas; en uno de ellos trató ‘El problema del amor en el ámbito universitario’. Entre otros intereses, colaboró en proyectos con la Cruz Roja y colaboró con el grupo teatral La Barraca. Juanita creía en el amor y la acción social para transformar y mejorar la vida.
Becado para estudiar en el extranjero, la guerra civil impidió su viaje.
Del paraninfo a la cuneta
Juana Capdevielle se casó civilmente -en marzo de 1936- con el abogado, militante republicano de Izquierda y político Francisco Pérez Carballo, letrado del Congreso de los Diputados y entonces nombrado Gobernador Civil por A Coruña.
Con el estallido de la guerra, su esposo fue arrestado y asesinado. Ella logró esconderse pero, mediante un truco, lograron detenerla. Entró en prisión estando embarazada. Allí perdió al hijo que esperaba. Poco después, el 17 de agosto de 1936, el mismo día en que fue asesinado Federico García Lorca. Tenía entonces 31 años.
Al mismo tiempo, en su querida Pamplona, los golpistas secuestraban y asesinaban a «los rojos», cerraban lugares y centros republicanos y quemaban libros, como la Enciclopedia Espasa Calpe del abogado Enrique Astiz, por ejemplo, que también terminar siendo asesinado. Así se lo dijo al historiador Jimeno Jurío Juan de Luis, que era secretario del Gobernador Civil.
“El libro puede ser el vehículo de verdades sublimes, el mensajero de países lejanos de ilusión y sueños, la puerta que nos abre a perspectivas maravillosas.” Palabras escritas por ella, pronunciadas ante los alumnos y alumnas de Pamplona a principios de curso en 1929. Su huella desaparecería después. Hoy, Día del Libro, rescatamos la figura de Juana Capdevielle, desconocida en su ciudad.
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