¿Econoclapso?

Negras tormentas agitan los aires
nubes oscuras nos impiden ver,

aunque nos espere el dolor y la muerte,
contra el enemigo nos llama el deber.
-A las barricadas-

Por Luis Miguel Sánchez, economista

Todavía no hemos salido de la pandemia mundial producida por el coronavirus y sus variantes, cuando entramos en una nueva fase con un horizonte aún peor. La invasión de Ucrania por las tropas de Putin, nos sitúan al borde del colapso, con una suerte de efecto dominó en las actuaciones de empresas y gobiernos (sanciones, boicots, prohibiciones impor-export, aislamientos financieros, etc.) que hacen imprevisible el resultado final, en un contexto globalizado y regido por la teoría de los vasos comunicantes.

Estamos a las puertas de una gran depresión económica que nos recuerda los peores años de la historia pasada del siglo XX: inflación desbocada, escasez y desabastecimiento de materias primas y productos de consumo, encarecimiento de la energía (petróleo, gas, carbón) burbujas especulativas, retrocesos en el consumo y en la inversión, paro y pobreza. Los efectos socioeconómicos sobre la clase trabajadora de la UE pueden ser devastadores. Para el resto se asoma el desahucio.

Si la inflación se cronifica, con el gas y el petróleo por las nubes, es muy probable que nos adentremos en un terreno muy complicado, donde cada vez se hace más probable el riesgo de estanflación, y sus consecuencias nefastas para los pobres, precarios y asalariados del mundo.

A este panorama habría que añadirle el ímpetu guerrero que han redescubierto nuestros gobernantes, con un impulso militarista en todos los presupuestos públicos. Cuando creíamos haber llegado a un consenso sobre las necesidades y prioridades del planeta y sus habitantes, la pirámide de valores se invierte: se relega la descarbonización y el auxilio ambiental; la ciencia y la tecnología al servicio del bien común ya no es primordial; la sanidad y la educación públicas se resienten; y aquello de “lo primero, el pueblo” queda postergado.

La economía es el estudio de cómo las sociedades utilizan recursos escasos para producir bienes valiosos y distribuirlos entre las personas. La guerra como escenario, es la antieconomía, la economía de la destrucción. “Malos tiempos para la lírica” decía el estribillo de Germán Coppini y Golpes Bajos en la Movida, que ahora vuelve a resonar con fuerza en nuestros oídos.

Coindice la escalada bélica en Europa con el aniversario de la publicación del informe al Club de Roma “Los límites del crecimiento” (1972), estudio pionero que lleva advirtiéndonos 50 años sobre el «dilema de la humanidad», que no es otro que un modelo económico, social y ético basado en el crecimiento ilimitado en un planeta de recursos finitos. Y seguimos ignorándolo.

La civilización se tambalea entre el metaverso y la doctrina MAD (Destrucción Mutua Asegurada). ¿Qué hemos hecho mal? ¿Realmente somos así? ¿Hobbes o Rousseau? La obra de referencia de Hobbes es Leviatán que puede resumirse con la expresión latina “homo homini lupus” (el hombre es un lobo para el hombre); mientras que el libro más difundido de Rousseau es El contrato social -expresión que hace referencia al lazo que une a las sociedades- donde defiende la tesis de que “el hombre es bueno por naturaleza”. ¿Lobo o buen salvaje? Quizás la paradoja es la coexistencia de ambos.

Esta dicotomía alcanza también a la teoría de la guerra. Dos nombres destacan sobre el resto: el militar prusiano del siglo XIX, Carl Von Clausewitz (De la guerra), y el estratega chino del siglo V A.C., Sun Tzu (El arte de la guerra). Este último argumentaba que la mejor victoria se logra sin derramamiento de sangre y que se puede ganar, incluso antes de entrar en batalla. Esto puede lograrse a través de diferentes instrumentos como la diplomacia y la guerra psicológica. En cambio, para Clausewitz la única victoria definitiva se logra al aniquilando al enemigo, entendiendo la guerra como la continuación de la política por otros medios.

¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí? ¿Estamos tan enajenados que somos capaces de poner en riesgo la vida en el planeta? Sólo se me ocurre aquello que decía el maestro Juan Belmonte, el pasmo de Sevilla, cuando le preguntaban por la evolución de un exbanderillero de su cuadrilla reconvertido en gobernador civil por el franquismo. El asunto lo zanjaba con su conocido y lacónico tartamudeo: “-Pues como va a ser. En´degenerando”. Pues eso.

En estos momentos oscuros y ciénagos, donde las palabras se quedan cortas y atascadas frente al sentimiento de impotencia, sólo puedo unirme a la oración del poeta Luis García Montero:

Por un dios en el que jamás he creído. Por una Justicia de la que desconfío. Por el orden de un mundo que no respeto. Para que renunciéis a vuestra guerra, yo renuncio a mis dudas. Y escribo dios, justicia, mundo, y os pido compasión, y os lo suplico.

Amén.

2 Comments

  1. «Si quieres hablar del presente no olvides el pasado» Aquí parece ser que nadiE recuerda el pasado. Punto de inflexión. Revolución Rusa 1.917. El capitalismo mundial no admitió la Revolución Bolchevique. Había que destruir esa revolución, la Europa del capital + EE.UU financiaron el desarrollo de Alemania en potencia militar. De ser derrotada Alemania 1.914-1.918 , en 20 años fue la máquina de guerra mas potente de Europa. Escusa: Espacio vital. Realidad: destruir a la URSSS. 25 millones de vidas humanas le costó a la URSSS derrotar al nazismo y sus acólitos. El capitalismo mundial sigue en sus trece. Acabar con la URSSS/Rusia. Lo tienen mas complicado, China está con Rusia. Empero a USA no le importan las muertes de los seres humanos, le importa mantener su maquinaría bélica que representa el 40% de su PIB. Europa ha perdido su autoridad frente a USA. El 65% de las industrias europeas son de capital yanki. (Plan Marsall años 40-50). Einstein: No se como será la 3º G.M, si se como será la 4º G.M, con palos y piedras.

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