Ecología | Se acercan las elecciones, ¿y después qué?

Manuel López Arrabal 


Aunque con posturas enfrentadas entre las distintas fuerzas, ahora que se acercan las elecciones en España, todos los partidos políticos empiezan a lucir sus mejores galas propagandísticas a través de sus llamativos programas políticos. Buenas intenciones y promesas electorales que, llegado el momento, casi nunca se cumplen. Además, como todos sabemos, quienes están en el gobierno y con algunos meses de antelación a los comicios, comienzan a aprobar leyes, decretos y ordenanzas que aparentemente pretenden favorecer los intereses de los distintos sectores de la sociedad, con la intención principal de obtener réditos electorales.

Pero este no parece ser el caso del gobierno municipal de Sevilla. Al menos en lo relativo al Medio Ambiente no lo es, pues parece no importarle las condiciones de vida de los animales que entran en el Centro Municipal Zoosanitario, como tampoco parece que le importe el sacrificio masivo de palomas y cotorras en una cámara de gas y qué decir de la tala masiva de árboles en los últimos años, por poner solo unos ejemplos.

Los gobernantes municipales de la capital hispalense están errando en su estrategia política, al no darse cuenta de la importancia y de la gran necesidad que tiene la ciudad de Sevilla de preservar y mejorar su patrimonio natural. Muchos ciudadanos sí nos estamos damos cuenta de ello y, por tanto, no nos quedamos con los brazos cruzados.

Como todos sabemos, las altísimas temperaturas que pueden llegar a sufrir algunas ciudades en verano, como Sevilla, solo serían soportables bajo un manto arbóreo de sus calles y el frescor de unos frondosos parques y jardines. Sin embargo, la mala gestión del Medio Ambiente sevillano ha dado lugar a que hoy día muchos ciudadanos y movimientos asociativos protesten y trabajen para hacer lo que el consistorio municipal no ha sabido preservar ni mejorar, principalmente con los animales, los árboles y el clima.

Aunque no todos los daños medioambientales que actualmente sufre la ciudad de Sevilla podamos atribuírselos al gobierno municipal actual, liderado por el Alcalde Juan Espadas, lo que sí es verdad es que las distintas actuaciones contra natura que han aprobado o permitido desde el año 2015, han seguido realizándose de manera inconsciente o poco inteligente en relación a la Vida en Sevilla, en general, y de los árboles y los animales, en particular.

Quizás esto pueda ser debido a la inercia de lo que ya se venía haciendo por los anteriores representantes municipales, denotando todo ello una gran falta de sensibilidad de la clase política hacia la Naturaleza. Un buen gobierno municipal debe prestar especial atención no solo a las distintas problemáticas de la ciudadanía, sino también y de manera primordial, debe preservar la diversidad de especies naturales que pueblan dentro y en los alrededores de su localidad. Difícilmente se puede vivir con calidad de vida y salud en una ciudad que no cuida adecuadamente de sus árboles y de sus animales.

Está muy bien que Sevilla se convirtiera el pasado mes de febrero en la capital del desarrollo sostenible, acogiendo un congreso internacional sobre la Agenda 2030 –aprobada por Naciones Unidas en septiembre de 2015– para apoyar los planes internacionales de acción coordinada en cuanto a los objetivos de desarrollo sostenible.

Y también está muy bien que el pleno del Ayuntamiento de Sevilla aprobara hace unos días –el 12 de abril- el “Plan Estratégico Sevilla 2030”, después de tres años de trabajo conjunto entre partidos políticos, sindicatos, Cámara de Comercio, Confederación de Empresarios de Sevilla, Universidad de Sevilla y Pablo de Olavide, Consejo Económico y Social de Sevilla, Junta de Andalucía, Diputación Provincial, Gobierno Central, Parque Científico y Tecnológico de Cartuja y Puerto de Sevilla, y otros colectivos de la sociedad civil.

Como digo, todo eso está muy bien y no dudo de lo positivo que puede llegar a ser dicho Plan Estratégico Local de cara al lejano año 2030. Pero estamos en 2019. Y los problemas del aquí y ahora en Sevilla en relación a los animales, a la arboleda y al clima necesitan mucha atención y de manera urgente. Nunca cumpliremos los objetivos del 2030 si centramos gran parte de los esfuerzos en trabajar para el futuro lejano y a la vez desatendemos lo más básico y fundamental en el presente.

Señor Espadas, no sé si será reelegido en las próximas elecciones municipales, pero sepa que puede costarle muy cara la mala gestión de los siguientes problemas medioambientales acaecidos en la Ciudad de Sevilla durante su actual mandato y, lo peor de todo, es que continúan ocurriendo:

Desde que usted llegó a la alcaldía se han talado unos 3.600 árboles, la mayoría durante el verano pasado, bajo unos criterios poco conservacionistas y de poca transparencia, ya que las fichas técnicas de apeo se colgaban en la web municipal después de consumadas las talas correspondientes. Al parecer hay más de 10.000 alcorques vacíos esperando ser repoblados con árboles que no llegan. En el PGOU de Sevilla se contempla la repoblación forestal de 5 árboles por cada uno talado. Por tanto, tras los 6.000 árboles plantados en los últimos dos años, aún deben plantar 12.000 árboles más para que salgan las cuentas. Y, por supuesto, nunca más deberían talarse árboles sanos, salvo perjuicios muy graves que éstos pudieran ocasionar a la vida o a las personas. No es el caso de las 11 Melias de la Puerta de la Carne, que parecen tener los días contados, a pesar de las crecientes protestas ciudadanas para salvarlas.

Paradójicamente, usted y su gobierno están permitiendo que se fumigue en Sevilla con el polémico herbicida –glisofato- que ustedes mismos prohibieron usar a partir del año 2016. A pesar de las contrastadas informaciones científicas –y de la OMS- que no recomiendan su uso por sus evidentes perjuicios para la salud pública, dos años después, el 25 de mayo de 2018, su grupo socialista y el de Ciudadanos, aprobaron nuevamente el uso del glisofato a pesar de estar catalogado como “probable cancerígeno para seres humanos”.

En relación a la fauna urbana y a los animales de compañía en Sevilla, la gestión municipal ante las dificultades o retos que estos seres vivos continuamente nos plantean, deja mucho que desear. Tanto los animales de compañía como la avifauna y los animales de los estanques en parques y jardines, son seres sintientes con derecho a la vida digna y sin sufrimiento. Sobre esto podría explayarme pero, por ahora, simplemente le diré que el Centro Municipal Zoosanitario dista mucho de ser un lugar adecuado para la vida digna de los animales que allí llegan. Además, el cumplimiento de la política de “sacrificio cero” de la que tanto presumen, no se la cree ni usted.

Y si tuviera que informarle del atentado contra la vida de miles de aves que ustedes siguen cometiendo con la captura de palomas, o con las próximas capturas previstas de cotorras argentinas y cotorras de Kramer, para luego ser sacrificadas en cámara de gas, pues mucho también podría decirle. Máxime cuando ya existen alternativas de probada eficacia en otras ciudades, incluso más económicas, para controlar la población y las problemáticas de dichas aves.

Y qué me puede decir del sufrimiento y de la muerte producida a los animales de los estanques, por ejemplo, del Parque de María Luisa o del Parque de los Príncipes, cada vez que éstos se vacían para su limpieza y mantenimiento, cuando se podría hacer en otra época más apropiada y con mejores métodos para el bienestar animal.

En cuanto a la reciente y abundante publicidad de la “fiesta” del toro en el metrocentro y en los autobuses urbanos, tampoco ha tenido en cuenta que esto hiere la sensibilidad de muchísimos ciudadanos que no desean fomentar el sufrimiento y la muerte de estos animales en la Plaza de la Maestranza ni en ninguna otra. Aunque, mejor dicho, quienes menos lo desean son los propios toros.

Y aunque pudiera parecer anecdótico, nombro también un caso que seguí muy de cerca por la posible negligencia o falta de sensibilidad del Ayuntamiento hacia los gatos callejeros. El día 20 de marzo, cerca de la Ciudad Deportiva del Betis, por orden del Área de Mantenimiento de Edificios se taponaron varios agujeros con la finalidad de evitar riesgos de caídas de los viandantes, a pesar de que los operarios fueron advertidos por los vecinos de la zona de que por tales agujeros entraban y salían los miembros de una colonia de 9 gatos. Gracias a la rápida actuación de algunos vecinos y de la asociación Zarpitas Urbanas se pudieron abrir otros agujeros con ayuda de los bomberos para permitir la salida de los gatos.

Por último, señor Alcalde, espero que haya comprendido la importancia de lo que aquí le expongo y recapacite sobre la urgencia de emprender medidas de acción para preservar y mejorar los hábitats urbanos tanto para las personas como para el resto de seres vivos.

A modo de ejemplo le animo a que conozca y apoye a la propuesta de Red Sevilla por el Clima para conseguir un objetivo más cercano que el de la Agenda 2030: conseguir el galardón de Capital Verde de la Unión Europea para el año 2023. Y también le animo a que conozca cómo es posible elevar el status de los animales en una ciudad y, por tanto, mejorar su seguridad y bienestar, tal y como han hecho en la localidad vallisoletana de Trigueros del Valle, donde aprobaron por unanimidad en julio de 2015 un decreto que protege a los perros y a los gatos con la nueva categoría de “vecinos no humanos”, hasta entonces desconocida.

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