Dime quién te apoya y te diré qué quieres: los socios fachos de Yotuel

El lado personal de Yotuel Romero, el artista que lucha por la libertad en Cuba y que se ha reunido con Biden y Ayuso

A Yotuel se le vió pidiendo democracia para Cuba cerca de Pablo Casado y del golpista Leopoldo López, prófugo de la justicia venezolana.

En el ‘stiling’ de su mercamusica Yotuel no escatima en hacer ruido. Es la acción por la acción, la corrupción de todo referente histórico, incluso los más sagrados de nuestra identidad. Ya no solo la negación de un «morir por la patria es vivir» de los mambises, que heredamos de los libertarios de la revoluciones francesas y haitianas, de los independentistas mediterráneos y nuestroamericanos; sino la revitalización de posturas anexionistas y autonomistas. En un «vale todo» porque «todo vale», porque para sostener su sueño de ser rico en Miami, no le bastaba ya la música, no le servía tan solo Orishas.

El pasado domingo 25 de julio, en un febril arranque de colonizado, de patético autonomismo, vociferó Yotuel: «España es la madre patria y una madre nunca abandona a su hijo». Entre banderas ibéricas y cubanas al grito de «si Cuba está en la calle, nosotros también», cientos de cubanos y españoles se manifestaron en Madrid, entre la plaza de Cibeles y la plaza de Callao.

A propósito de sus acompañantes, comentó en su Twiter Abel Prieto, Presidente de Casa de las Américas: «Yotuel marchó en Madrid x la libertad del pueblo cubano junto a una figura de Vox, cuya familia tuvo al parecer ingenios y esclavos en Cuba. Se le atribuye esta afirmación: «aquellos esclavos estaban mejor entonces que con Castro porque tenían empleo fijo». #NoAlFascismo».

Comentario del que se aprovechó el rapero, una vez más, para victimizarse en su cuenta de Instagram, para intentar un contagio generalizador y una «transposición» a lo Goebbels, para arrojar sobre el adversario los propios errores o defectos. Sin embargo, por su excesivo egocentrismo, poca lucidez y desinformación, evidenció que no entendió el trino; se tomó para él lo que era para Rosario Monasterio. En todo caso el racista no es el intelectual cubano, sino sus «compañeros de viaje».

No se sumaron a la manifestación «TODOS los partidos», todas las reseñas se refieren a líderes de PP y de Vox, muy pocos aluden a los de Ciudadanos; todos de orientación derechista. Tampoco Yotuel alcanza para contar lo que en Cuba pasa, sino lo que se cree, lo que interesadamente reflejan las trasnacionales de la derecha y lo que le cuentan desde la distancia. Por mucho bombo y platillo, no subvertirá a Perucho Figueredo, ni su past-kitsch sustituirá al Himno de Bayamo.

Resulta contradictorio que se reclame la democracia, acompañado de quienes atentan contra ella en la «madre patria» de Yotuel. Que se reclame desde la exmetrópoli, en nombre de todo el pueblo cubano, mientras se abrace a los líderes más derechistas de la oligarquía hispana. Que los que se venden como defensores del «sueño cubano» levanten sus pancartas junto a quienes sienten nostalgia por la pesadilla franquista.

Como que se marche al lado de Pablo Casado, actual líder del Partido Popular, agrupación política cuyos fundadores fueron simpatizantes o colaboradores de Franco y que «en plena democracia española desplegó la mala llamada ‘policía patriótica’, una fuerza represora del Estado que trabajaba de manera encubierta e ilegal contra la misma democracia». Que se haga respaldar por un partido que promovió la llamada Ley Mordaza (2015), que limita la libertad de expresión y por el que se han condenado a prisión a decenas de artistas españoles. Que se enorgullezca del espaldarazo de un líder como Casado, que considera que la Guerra Civil fue un estallido y no un golpe de militar encabezado por los generales Francisco Franco, Emilio Mola y José Sanjurjo, en contubernio con otros poderes oligárquicos, nacionales y extranjeros; para quien la culpa fue del gobierno democrático de la II República y no del golpista y posterior dictador.

También se vio en la marcha de Yotuel, cerquita de Pablo Casado, al golpista Leopoldo López, prófugo de la justicia venezolana, condenado por instigar las guarimbas como parte del Plan La Salida que provocó decenas de víctimas luego del triunfo del presidente Nicolás Maduro. López es el líder fundador del partido Voluntad Popular (VP) y antes perteneció al también derechista Primero Justicia (PJ) que tuvo su génesis en COPEI. A su vez, el partido Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) se originó en 1937, cuando Rafael Caldera creó la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), una agrupación socialcristiana de tendencia falangista y de expresa simpatía hacia Franco. Otro de los fundadores de COPEI, Enrique Díaz Ruiz, luchó del lado del Caudillo, llegó a ser capitán de requetés, el brazo militar de los monárquicos carlistas navarros a las órdenes del general Mola. En agosto de 1946, el falangista venezolano publicó en La Religión una carta al político Rafael Caldera en la destilaba el característico anticomunismo de los fascistas. En ella llamaba a la intervención extranjera, como hacen Yotuel y los demás doblegados del panfleto «Patria y Vida».

El «Monstruo de Ramo Verde» es hijo de Antonieta Mendoza de López, Vicepresidenta de Asuntos Corporativos del grupo empresarial Organización CISNEROS, y de Leopoldo López Gil eurodiputado desde el 2019 por el Partido Popular de Casado, Rajoy y Aznar. El venezolano y nacionalizado español, fue uno de los auspiciadores de la telecomparecencia de Yotuel en el Parlamento Europeo; junto a la vicepresidenta de la Eurocámara la checa Dita Charanzová, del grupo Renew Europe y una de las mayores defensoras de las sanciones contra Cuba y Venezuela. En el acto telemático también participó el farsante y golpista Juan Guaidó, del partido V P.

El 25 de febrero, propiciado por los del PP, el MC devenido activista fue recibido en el Congreso español para «tratar la dura represión contra el arte cubano y la lucha por los derechos humanos» y donde soltó «perlas» como: «todo lo que he aprendido de libertad de expresión ha sido en España» y «hay una represión dura contra el arte cubano y su pueblo, nos quieren sumiso y callados». Días antes era condenado a seis meses de cárcel, por «enaltecimiento al terrorismo», el rapero catalán Elgio (Alex Nicolaev), del colectivo La insurgencia. Por sumisión o por miedo nada dijo Yotuel sobre este caso, tampoco ningún medio le preguntó. En 2017, ante la amenaza de su encarcelamiento, el rapero de Sabadell señaló: «Me imagino a un cubano o a un venezolano amenazados con la cárcel por hacer rap protesta, habría salido en todos los medios internacionales. En cambio pasa aquí y nos dejan como terroristas».

Por aquellos días, aun estaban frescas las imágenes de las protestas por la entrada en prisión del rapero antimonárquico y antifascista Pablo Hasél. Otro caso que pone en tela de juicio la cacareada libertad de expresión y la calidad democrática del Estado español. Los socios «fachos» de Yotuel aprovecharon la ocasión para acusar de violentos a todos los manifestantes, atacar los líderes de la izquierda española y negar la condición de artista al autor de «Juan Carlos el bobón». No lo hizo Yotuel, pero sí Joan Manuel Serrat, Pedro Almodóvar y otros 200 artistas; salieron en defensa de Hasél. Aunque nunca fue tendencia, ni era cubano, ni venezolano, ni un protegido de las tres grandes (Sony, Universal y Warner).

Según la organización Freemuse, España fue en 2018 y en 2019, el país con más artistas condenados a prisión. En 2019, fueron 14, más que en Irán (13), Turquía (9), Myanmar (8), Egipto (6), China (5) y Rusia (4). Se trata del rapero Josep Miquel Arenas Beltrán (Valtonyc), el rapero Pablo Rivadulla (Pablo Hasél) y los 12 miembros del grupo de rap La Insurgencia; juzgados por el «uso indebido de las leyes antiterroristas», es decir por la Ley Mordaza, promovida y apoyada por los herederos de Franco.

¿Alguien ha visto o escuchado un solo pronunciamiento del dueño de la marca «Patria y Vida»?

En la marcha convocada por Yotuel, también se vieron, junto a integrantes del PP y Ciudadanos, algunos líderes del partido ultraderechista Vox. Entre ellos, la número tres de la formación verde, la polémica Rocío Monasterio, nieta de un esclavista español e hija de un latifundista cubano. Una de la protagonista del novelón político español; donde, como ha confesado en varias entrevistas, aprendió el pastichero de democracia y libertades.

Ella no duda en escupir sartas de mentiras, en ametrallar su discurso excluyente y anticomunista, exacerbando el odio y el miedo. Considerada parte del «núcleo duro» de Vox, se le ha relacionado con círculos ultraconservadores y ultracatólicos. Su proyección es evidentemente racista y homofóbica; nada que ver con la postura feminista y proLGTBI de Beatriz Luego, la esposa de Romero. Tampoco se mide para defender a los nostálgicos del franquismo. Vale apuntar que la portavoz de Vox en la Comunidad de Madrid está casada con Iván Espinosa de los Monteros, orgulloso de sus orígenes oligarcas y franquistas. Su tío bisabuelo fue embajador de Franco en la Alemania de 1940, por las redes se pueden ver fotos junto a Hitler. Para la pareja los inmigrantes son ciudadanos de segunda.

A la Monasterio se le vio el pasado 12 de julio, frente al Congreso de los Diputados; frente a las cámaras acusó a la izquierda española de «fomentar el neoesclavismo» por ir a los hoteles «castristas» y pagarles «los diezmos» a los líderes del régimen para que «luego les llegue un mínimo euro todo ello al pueblo». Lo acompañó en aquella concentración el portavoz de Vox en el Ayuntamiento capitalino Javier Ortega Smith, quien reiteró su llamamiento internacional para bloquear al «régimen castrista», entiéndase sumar penalidades al pueblo de la isla.

«¡Fascista!», «¡Fuera del Barrio!» y «¡Vergüenza te tenía que dar!» le gritaron recientemente mientras paseaba una calle del barrio obrero de Lavapiés. «Me han dicho que me fuera de Lavapiés porque es un barrio obrero y no me he podido resistir», reaccionó Monasterio en su cuenta oficial en Twitter. Por su parte, el diputado de ERC, Gabriel Rufián, comentó el video: «Esto es lo que pasa cuando paseas por Lavapiés como si fueran los cultivos de caña de azúcar esclavistas de tu abuelo en Cuba».

No era la primera vez que la calificaban así. En un debate televisado entre los candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, la candidata Mónica García, le recordó a su rival de Vox que en su día le tuvo que explicar qué era el nazismo «porque no se enteraba». «Usted, que es facha, ni siquiera sabía cómo se dibuja una esvástica, se lo tuve que explicar yo», le reprochó la candidata de Más Madrid. En octubre de 2020, Pablo Fernández, miembro ejecutivo de Podemos y secretario general de Castilla y León, frente a su compulsión «democrática» de no dejar hablar, le soltó: «Yo entiendo que no tengas argumentos, pero déjame hablar, por muy fascista que seas». Se discutía la «‘toque de queda» como medida contra el coronavirus en toda España, apoyada por todas las comunidades excepto por la de Madrid y la del País Vasco. Para Fernández «Todas las medidas que se tomen tienen que estar avaladas por criterios sanitarios, creemos que hay que conjugar la economía con la vida y esto se hace contratando sanitarios antes que curas, contratando sanitarios antes que banderas». La Monasterio, defensora de los intereses de los capitalistas, de sus electores comerciantes y empresarios, en una muestra más de su práctica goebbeliana le replicó: «Queréis restringir las libertades de los españoles, dilo».

Como se ha señalado, Vox devino en catalizador organizativo de muchos cuadros y militantes de agrupaciones fascistas o filofascistas como Democracia Nacional (DN), España 2000 y Hogar Social Madrid (HSM). De hecho, muchos de sus dirigentes también comparten esta procedencia. Igual se ha hecho evidente que los que no militaron en estas organizaciones tienen como referentes ideológicos a figuras del fascismo español, que los admiran hasta el punto de pedir renombrar a un colegio público como Francisco Franco.

El secretario general de Vox Javier Ortega Smith exhortó a «No olvidar» al Franquismo, en un artículo de 1986. «No podemos olvidar el pasado de la Falange, no podemos olvidarnos de aquellos momentos de elaboración de nuestra doctrina, momentos en los que nuestros mejores José Antonio, Onesimo, Ramiro, Julio, crearon la doctrina más joven y grande de Europa». En noviembre de 2018, ante simpatizantes y posibles donantes del nuevo partido, Ortega Smith enunció: «Yo os lo confieso, que José Antonio Primo de Rivera para mí es uno de los grandes hombres de la historia, un magnífico abogado, un magnífico patriota, un gran ideólogo político y que en su tiempo supo dar respuesta a las necesidades que se le requerían en aquel momento, que se enfrentó, como nos estamos enfrentando todos, a los enemigos de la patria. Los enemigos de la patria van cambiando de nombre y de formas, pero siempre son los mismos, los que vienen amenazando nuestra unidad y nuestra libertad».

Durante una visita a la localidad de Collado de Segura (Alicante), Ortega Smith dio a entender que los fusilamientos franquistas fueron «con amor». Como puede verse en una intervención grabada, aseguró que asegurado que la cruz que conmemoraba a Los Caídos, retirada en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, y que una vecina proyectaba todas las noches sobre la pared de la Iglesia, estaba «recordando hechos tristes sí, personas fusiladas en una guerra, pero sin odio, con amor». En otra oportunidad, reconoció los «aportes» de la dictadura franquista y declaró que entendía la colonización de España como una evangelización, un bien para los pueblos latinoamericanos y no un genocidio. Por cierto, esa alabanza del coloniaje, parte del bagaje de valores de Vox, parece no importarle a Yotuel, descendiente de esclavos, como este escribidor.

El líder de Vox, Santiago Abascal, es nieto del diputado provincial durante la dictadura franquista Manuel Abascal Pardo e hijo del histórico de Alianza Popular, Santiago Abascal Escuza. Se afilió al PP cuando cumplió los 18 años y como su antiguo partido, se ha definido como «liberal». En otras ocasiones, los de VOX se presentan como «conservadores», también de «extrema necesidad», cuando son acusados de «extrema derecha» por sus declaraciones marcadamente neofascistas. O de «super fachas» para banalizar la etiqueta que mejor los cataloga. Fachos de nuevo tipo, postmodernos, en tiempos de redes sociales y espectacularización de la política. Con sus discursos disruptivos y palabras altisonantes consiguen ser trending cotidianamente, estar en todos los platós de televisión.

A tono con las recomendaciones de Steve Bannon («Deja que te llamen racista. Que te llamen xenófobo. Que te llamen nativista. Llévalo como una insignia de honor»), los de Vox lanzaron en 2019, el último día de la campaña electoral de Santiago Abascal, un rap sobre el «orgullo» de ser super-facha. Un «joya» de manipulación simbólica y del nacionalismo instrumentalizado. Con la intención de cooptar la rebeldía, o más bien la rebeldía de papel. Buscando sumar a los jóvenes amaestrados por las industrias culturales, como muchos de los que participaron en los disturbios del 11 de julio, en una docena de localidades de Cuba.

«Superfacha» fue intencionalmente cocinado, con tropos subliminales, aceitados con la sátira. Protagonizado por la rapera española Sofía Rincón, quien dijo en una entrevista: «Abascal es un semental» y «le dejaría darme patriarcado del bueno», y Bertrand Ndongo, inmigrante de origen camerunés, adorador de Vox y enemigo de Podemos, asesor de la Monasterio y expulsado de Twitter por racista.

En el videoclip, se muestra cómo la también performer recibe el «poderío español» al ponerse «una pulsera facha», con la que es capaz de repeler «los ataques de los progres». Orgullosa de su nueva condición y acompañada por su maestro, camina por las calles de una ciudad en busca de su misión: «Ahora debemos usar estos poderes para el bien, cosas de salvar España y todo eso tan fetén». Los «superfachas» enfrentan a un joven español «progre», (término que usan para englobar a la izquierda y el Partido Socialista español), que lleva una camiseta republicana y en el cuello un pañuelo palestino, con una computadora con el logotipo de la hoz y el martillo. Ejemplo de catálogo del principio goebbelsiano del «contagio» y la simplificación del enemigo, «reunir diversos adversarios en una misma categoría o individuo». Al final, los superhéroes de Vox, consiguen convertir al pogre español en un nuevo super-facha, gracias a los ultrapoderes que les da la bandera española.

Ahora, a raíz de los sucesos en Cuba del 11 de julio, los herederos de Franco critican al gobierno español por no reconocer a Cuba como una «dictadura». Sin embargo, han negado tal calificativo para el régimen impuesto por el «Generalísimo» En noviembre de 2018, le preguntaron a Eugenio Moltó, diputado de Vox por Málaga, ¿cree que el franquismo es una dictadura sí o no? Y este respondió que no, negando las declaraciones del propio Franco: «Un estado totalitario armonizará en España el funcionamiento de todas las capacidades y energías del país, en el que, dentro de la Unidad Nacional, el trabajo, estimado como el más ineludible de los deberes, será el único exponente de la voluntad popular. Y merced a él, podrá manifestarse el auténtico sentir del pueblo español a través de aquellos órganos naturales que, como la familia, el municipio, la asociación y la corporación, harán cristalizar en realidades nuestro ideal supremo».

Ciertamente, algunos planteos de Yotuel son meras vulgarizaciones de las prácticas discursivas de Vox, de sus falacias y manipulación históricas. Como esas, con las que justifican su apología al franquismo. Para contraponerse a la Ley de Memoria Histórica, aprobada en 2007, arguyen que se trata de un texto «liberticida» que supone un «ataque directo a la libertad ideológica individual», ya que busca «señalar a buenos y malos» en la Historia de España. Para lo de Vox, la norma es un «atentado contra la libertad política, de pensamiento y de cátedra» y «un instrumento para enfrentar y dividir a los españoles con una visión obligada de buenos y malos». Es lo que hace el rapero, cuando intentan banalizar la convicción revolucionaria expresada en el «Patria o Muerte».

En todo caso, Vox no es un partido inclusivo, o del «y», como cantinflea el rapero. Su ideograma es proyectado como dilema «la Anti-España o la España viva», disyuntivas como «o la dictadura progre o la libertad de los españoles». No tolera esto y lo otro, sino que basa su movilización en campañas contra determinadas posturas y discursos, contra «el suicidio de España»; exacerbando la repulsa y la estigmatización del «otro», de los inmigrantes, los de abajo, los no propietarios, los de la izquierda. Heredan de los fascistas un enfermizo nacionalismo y un anticomunismo compulsivo. Y el vicio por la mentira y la manipulación de las emociones. Yotuel dijo en la marcha que su partido era el humanismo, la misma falacia que ha repetido Rocío Monasterio.

Ya lo dijo Sergio Villalobos, el neoliberalismo es «una organización general de los cuerpos de acuerdo a criterios productivistas que emanan de una determinada antropología filosófica, no exenta de elementos fascistas». En el fondo, advirtió el economista húngaro Karl Polanyi, ese utopismo liberal o neoliberal está condenado a derivar en el autoritarismo, e incluso en el fascismo absoluto; en un régimen donde las «buenas libertades» -la libertad de conciencia, la libertad de expresión, la libertad de reunión, la libertad de asociación, la libertad de elegir el trabajo- se extinguen finalmente por la primacía de las «malas libertades», las libertades de las empresas. El interés de los empresarios, la maximización de sus ganancias, termina aplastando el «bien común».

Los elegidos, los triunfadores en la arena comercial, los más hábiles en posicionar sus marcas, se consideran los más aptos para ejercer la libertad, la libertad de «persuadir y sugerir». Esa libertad que el «Padre de las relaciones publicas», Edward Louis Bernays, calificó como «la esencia primordial en los procesos democráticos». Una «ingeniería del consentimiento» que entraña como know how: 1) saturar el mercado de la información, 2) usar la agitación emocional para llevar a la elección racional y 3) demonizar al enemigo. Fórmula asumida por unos de los admiradores de Bernays, el propagandista nazi Joseph Goebbels, y que guía el performance de las agrupaciones e influencers con los que se asocia Yotuel.

Ellos, como se ha hecho característico de los fascismos históricos, se venden como novedad y etiquetan como «viejo» a las prácticas políticas de sus adversarios. Luchan a capa y espada contra el comunismo, al que estigmatizan como una cáncer, insaciable y contagioso. Para los fascistas, según el fundador de las JONS, Ramiro Ledesma Ramos, «la primera incompatibilidad de tipo irresoluble» se da frente a los marxistas, los rojos, los bolcheviques; para ellos «El marxismo es la solución bestial, antinacional y antihumana que representa el clasismo proletario». «Tan irresoluble, que solo la violencia más implacable es una solución». De ahí el odio que se desata en las redes, los llamados incendiarios y la incitación a linchar comunistas que inundaron las redes previo, durante y después del domingo 11 de julio; desde los perfiles «anticastristas» que viralizaron el hastag SOSCuba y que publicitan como «rupturista» y «novedosa» la consigna de Yotuel.

Con el Patria y Vida se pretende encender la fe en el fin de los conflictos entre cubanos, como si se tratara de un borrón y cuenta nueva, del The end de la historia y de las ideologías en la Mayor de las Antillas. Se vocifera un discurso único desde una ultra-Cuba, en el exilio, virtual y fragmentada; se intenta suplantar el coro nuestro y representar a todos los que habitamos en el archipiélago. Se posicionan en un «humanismo», un «partido de los derechos humanos» que presentan como algo superior, sobre los partidos y sobre las diferencias de clases. Para ilusionar e entusiasmar a los acribillados por el bloqueo y la postmodernidad, amaestrados por las imperialistas industrias culturales a través de sus manufacturadas «estrellas».

Así como Franco, mediante la Ley de Responsabilidades Políticas institucionalizó como fechas universales, para todos los españoles, las que marcaron el triunfo de los golpistas; Yotuel, a golpe de posts y de likes, intenta instaurar el 11 de julio como el «Día del Patria y Vida». Para ello, cuenta con el respaldo de agrupaciones filofascistas y de la ultraderecha, asentadas en Europa y en La Florida. Y con las transnacionales de la desinformación que lo venden como el líder de la oposición en Cuba.

La elección de Yotuel es bien rentable y funcional. Como es la hora de los influencers, nada mejor que un colonizado con la máscara de los a dominar. Ignorante de la historia de su país y que asume la política como un emprendimiento. Al que poco le importa reunirse con el partido que sea, sea derechista o fascista. Quien apuesta lo mismo por el autonomismo que por el anexionismo, si de vender su marca se trata. Desconocedor de las complejidades de la política, y que por tanto se dejará maniobrar por los que sí saben manipular a las masas. Para el MC devenido activistas, la libertad y la democracia es la posibilidad de elegir a este u otro partido, como cambiar los canales en la Televisión. Eso, como ha confesado en varias entrevistas, lo aprendió en Europa. Al final, lo de unos y de los otros, la movida de los «famosos» y la de los políticos», es estar en el plató de la TV, en la vox pópuli y en el top trending. Haciendo mucho ruido, recurriendo a la falacia y al simulacro, victimizándose y apuntando en sus adversarios sus propios errores.

Es lo que ha aprendido con políticos como su nueva socia Isabel Díaz Ayuso, la que en plena campaña por la Comunidad de Madrid conquistó titulares y portadas con su polémica frase: «Cuando te llaman fascista estás en el lado bueno de la historia».

Con la Ayuso se reunió Yotuel el pasado 2 de agosto, horas después de su encuentro con congresistas cubanoamericanos y con el nuevo Cesar de la Casa Blanca. En el breve encuentro con la prensa el rapero repitió su vacuo discurso, plagados de falacias y frases hechas, y una vez más se autotituló la voz del mayoritariamente independentista pueblo cubano. Dos semanas antes y en la misma Casa de Correos de Madrid, la más mediática opositora del actual presidente español había recibido al guarimbero y líder de Voluntad Popular Leopoldo López; «para analizar la situación de Venezuela y Cuba», así como el «crecimiento del autoritarismo en Hispanoamérica», según un comunicado del Ejecutivo regional. «Que ningún país vuelva a caer en una dictadura ante la inacción cómplice del resto. Que la ruina y el hambre no nos sean indiferentes», tuitó por aquellos días la Ayuso; en vez de ocuparse de los pobres que tiene más cerca, en La Cañada Real de Madrid.

Como señaló Pablo Iglesias, «el PP de Madrid es trumpista, asume la mentira como arma política» y «Lo que llaman libertad es volver a los privilegios». «Quieren seguir destruyendo lo público para convertir a Madrid en algo distinto a la democracia. El PP no se puede ir de rositas. Vox es una escisión del Partido Popular», recordó el entonces candidato de Unidas Podemos a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. A juicios de Iglesias, Díaz Ayuso parecía «más la candidata de la ultraderecha que Rocío Monasterio».

Para las pasadas elecciones del 4M, fundamentó el escritor Juan José Torres Núñez, la Ayuso vendió un discurso vacío hablando del peligro y del miedo al «social-comunismo» y de «la necesidad de luchar contra el comunismo por medio de la libertad. Para infundir miedo a los votantes, ante la nueva «zarpa inicua del cruel bolchevismo» que representaba Unidas Podemos. Su retórica resultó muy familiar a la de los periódicos de la Guerra Civil española del día en que Franco, con su «excelsa Santa Cruzada», entró en Madrid, a finales de marzo de 1939.

«Tras su derrota al final de la Guerra Fría, rehacen el nuevo socialismo bolivariano: ALBA, con el objetivo de convertir todo el continente en una gran Cuba como la de Fidel, pero ya no dependiente de la Unión Soviética, sino de poderes tan fiables y democráticos como Irán y tentáculos en los grupos terroristas y agitadores del mundo entero, con una línea de negocio consolidada: el narcotráfico», afirmó Ayuso en un artículo publicado en ABC. Para la política, el Foro de São Paulo, las protestas de Chile, Ecuador, Colombia (a las que llama revueltas vandálicas) y el Black Lives Matter, son «sucursales de la misma corporación totalitaria».

Este furibundo anticomunismo, indistingue a los herederos de las huestes franquistas, aliados de causas de las agrupaciones más derechistas de la contrarrevolución cubana.

En la cabecera de la marcha de Madrid, sosteniendo un cartel con el lema Patria y Vida se vio al contrarevolucionario cubano Sayde Chaling-Chong García, cuyo anticomunismo lo llevó a ingresar en el partido de Abascal en 2018. Se dio a conocer como uno de los tres «militantes de raza negra» de Vox, y tuvo su momento de gloria cuando a finales del 2019 denunció lo que era un secreto a voces: en el su partido hay procesados por delitos de odio y exmiembros de partidos fascistas. Se refería específicamente a Mónica Lora, ex dirigente de Plataforma per Catalunya (fundado por el supremacista catalán Josep Anglada), procesada por delito de odio contra los inmigrantes por la campaña que llevó a cabo el partido de Josep Anglada en 2011, y a Jordi de la Fuente, antiguo militante del partido neonazi Movimiento Social Republicano (MSR). Trapos sucios que enarboló cuando se le cortaron sus aspiraciones de ser parte de la cabeza de Vox en Barcelona. El percusionista y admirador de Donald Trump, finalmente expulsado de la xenófoba y racista formación, fue uno de los impulsores de la manifestación del 25 de julio, como líder del colectivo Patria y Vida y Presidente de la Alianza Iberoamericana Europea Contra el Comunismo (AIECC).

El Secretario General de la AIECC, Lázaro Mirelis y también líder del movimiento Acciones por la Democracia y secretario de Comunicaciones de Somos+, estuvo entre los principales organizadores y promotores de la manifestación protagonizada por Yotuel. Había compartido días antes frente al Congreso de los Diputados voz y cámara con los líderes de Vox Rocío Monasterio y Javier Ortega Smith. Contradictoriamente, siendo inmigrante y gay, está afiliado a Vox, abiertamente homófobo y cuyos líderes han sido tendencias en las redes por sus posturas antinmigrantes. Mireles y Chaling-Chong han sido los organizadores de varias concentraciones contrarrevolucionarias y de numerosas provocaciones frente a representaciones de la Cuba Soberana en la «madre patria de Yotuel».

El bien cercano amigo de Mirelis y coequipero en Somos+, Eliecer Avila, se reunió con Manasterio hace unos años. La consideró «la esperanza de los que queremos vivir (en Cuba) en la verdad y la libertad». Entiéndase, restaurar la Cuba de antes de 1959, el «sueño cubano» de Yotuel, según compartió en una directa con el «polítuber» radicado en los EE.UU., a quien el dueño de Chacleta Record llamó «Maestro». «¡Qué ilusión me da hablar contigo! – expresó el alumno. Al final de aquella trasmisión se incorporó el ciberactivista Carlitos Madrid, a quien se lo captaron junto a Leopoldo López en la marcha del 25 de julio. En aquella ocasión el también vocero de Yotuel, demandó una Cuba pluripartidista, con partidos fascistas incluidos.

Sin embargo, es difícil imaginar a estos «demócratas», en esa copia de España o de Miami que pretenden instaurar aquí, tolerando a los partidos de izquierda, o comunistas, a los que criminalizan constantemente. Todos, los nostálgicos del franquismo y sus asociados, apoyaron la retirada del nombre «Che Guevara» de una calle y un parque en Zaragoza. «Váyase a vivir a Cuba», fue la respuesta del alcalde de Zaragoza a Alberto Cubero, secretario general del Partido Comunista Español en Aragón quien criticó la moción de los partidos derechistas.

Entre los que se manifestaron alegres por la decisión estuvo el escritor anticomunista Jacobo Machover, autor del denigrante libro La cara oculta del Che y otro apologista del Patria y Vida. Machover, junto a la Asociación Europea Cuba Libre, manifestó su respaldo al atentado terrorista a la sede de la embajada de Cuba en París.

El dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht lo advirtió a inicios del golpe fascistas en España: «Uno puede detener el golpe, si sabe cuándo cae y hacia dónde y por qué, y para qué cae». Con saber de los orígenes, intereses y posturas de los socios «fachos» de Yotuel, aliados de clases de los odiadores de Miami, podemos avizorarlo: el «golpe blando» caería sobre los cubanos humildes, para restaurar la dictadura del mercado.

Con tales socios, empujando al «sueño cubano de Yotuel», ¿qué esperar?, ¿qué Patria y buena vida, para quiénes?

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