Detrás del embarazo no deseado

Las cifras nos muestran una subida progresiva de la IVE en los últimos diez años que sin ser ni llamativa ni alarmante, si evidencian, una vez más, la necesidad de hacer efectivas las medidas preventivas.

Por Francisca García | 12/10/2024

Tras conocerse el incremento del número de abortos, todos los focos se han puesto en la subida de la IVE y ninguna luz enfoca a lo que realmente nos resulta más preocupante: el incremento de los embarazos no deseados, que suele ser la antesala de una interrupción de la gestación.

Y es que el embarazo imprevisto no deseado es lo que conduce a la mujer a vivir un conflicto interior innecesario, complejo y es precisamente esta circunstancia la que se desoye sistemáticamente. No se pone la atención en las causas que procuran esta situación, ni se asumen responsabilidades por la ausencia de políticas preventivas y específicas que explícitamente la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e IVE (Ley de SSR e IVE) demanda en su articulado.

Las causas que procuran este conflicto innecesario son multifactoriales y entre ellas destacan la falta de educación sexual en todos los niveles educativos, lo que sin duda afecta inevitablemente a las mujeres más jóvenes, y la ausencia de una formación explícita en valores igualitarios que tengan como base el respeto y el placer mutuo.

Por otra parte, la anticoncepción sigue siendo no accesible para determinados sectores de la población o bien se produce una demora injustificable en el acceso, al tiempo que no se facilita el acceso a la píldora de urgencia. Esa ausencia de universalidad contraceptiva viene acompañada de mitos y prejuicios en torno a diversos métodos que casi desde ninguna instancia administrativa o política se esfuerzan en combatir.

Las cifras nos muestran una subida progresiva de la IVE en los últimos diez años que sin ser ni llamativa ni alarmante, si evidencian, una vez más, la necesidad de hacer efectivas las medidas preventivas referidas, especialmente aquellas que concretamente tengan como principales destinatarias a jóvenes e inmigrantes.

El informe del Ministerio destaca que la accesibilidad va mejorando año tras año, de hecho, el 75% de las mujeres abortan antes de la semana 8 y más del 95% antes de las catorce semanas de gestación. Sin embargo, desde ACAI nos preguntamos de manera cada vez más insistente haciendo extensiva nuestra pregunta, si esa accesibilidad va acompañada de calidad.

Según los datos del Ministerio, hay seis comunidades autónomas que se sitúan como los territorios en los que la IVE realizada en centros públicos avanza de manera constante, sin embargo, esta asimilación se hace en base a un único método, la técnica farmacológica.

“Las IVE farmacológicas son ya mayoritarias en algunas comunidades como Cantabria (96,50%), Navarra (76%), Baleares (74%), La Rioja (68%), Galicia (59,6%) y Cataluña (55,74%)”

Es decir, tal y como hemos venido advirtiendo, la asimilación de la IVE directamente por los centros públicos se basa en la expansión del método farmacológico en detrimento de la IVE instrumental, desoyendo de nuevo el mandado de la Ley de SSR e IVE que establece que los centros IVE, independientemente de su naturaleza pública, concertada o privada deben ofrecer todos los métodos de aborto por profesionales formados en todas las técnicas, para que sea la mujer la que libremente, tras haber sido informada, elija el método más acorde con sus circunstancias personales y médicas.

Pues bien, ni se están formando a los/as profesionales en todas las técnicas, ni se están ofreciendo todos los métodos en un mismo espacio médico, ni se está, por tanto, posibilitando que la mujer elija libremente si interrumpe o no su embarazo con la técnica de su elección.

Para nosotras/os esta circunstancia merma directamente la calidad, la seguridad e impide a la mujer ejercer su derecho libremente. Dicen que la asimilación de la IVE farmacológica por parte de los centros públicos es un primer paso para instaurar posteriormente la IVE instrumental, sin embargo, tras más de trece años de implantación en la mayoría de las comunidades mencionadas sin que se produzca cambio alguno, no podemos sino reafirmarnos en nuestra incredulidad.

Lejos de reflexionar sobre el daño que supone la pérdida de un método, el instrumental, elegido por más del 85% de las mujeres cuando la elección es libre, 1 se aplaude que se realice directamente en los centros públicos de estas comunidades en estas condiciones de inequidad; cuando lo que debería cuestionarse es ¿por qué no se forman a los/as profesionales en todos los métodos IVE?, ¿por qué no se ponen los intereses de las mujeres en el centro de esta prestación por encima de los intereses profesionales?

Redundando en esta dirección, estamos observando como en la mayoría de las comunidades autónomas en las que se está regulando un registro de objetores, éste es un registro “a la carta” que prima de nuevo los intereses profesionales, ya que se permite objetar a la semana de gestación, a las causas e incluso al método. Un registro de “condiciones” que ya se ha regulado en comunidades como Canarias, Cantabria, Cataluña, Navarra o Murcia.

Sería labor del Ministerio, como así establece la Ley, establecer las pautas para que esos registros de objetores además de procurar la accesibilidad no supusieran una pérdida de derechos para las mujeres, no supusieran un deterioro de la prestación ni una merma de la seguridad; sin embargo, y a expensas de conocer las directrices definitivas, no parece que desde Sanidad se vayan a considerar tales circunstancias.

Continuamente se cuestiona la labor de los centros médicos acreditados para la IVE por su naturaleza concertada, se ha convertido en un lugar común recurrente sin entender que nuestra labor, desde hace más de treinta años, nos ha situado dentro del sistema público al servicio de las mujeres. Sin embargo, para nosotras/os silenciar esa experiencia, expulsar del sistema público a los centros acreditados es ahondar en la pérdida de derechos y de la calidad debida en la prestación sanitaria de aborto provocado en nuestro país ¿es esa la situación más deseable? Tal vez convendría abandonar las premisas y prejuicios previos y centrarnos en las circunstancias reales de las mujeres.


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